ARGELIA. ca sin abandonar este punto de descanso hasta el 10 de

Anuncio
ARGELIA.
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Argel, defiende también los puntos próximos; pero
como los fugitivos querían penetrar en la ciudad, hizo
el dey cerrar las puertas para decidirles asi á emprender nuevo combate.
En el mismo dia el ejército francés se situó delante de Argel y comenzó eí ataque de la plaza: de noche
quedó abierta la trinchera delante del castillo del Emperador, y los trabajos del sitio ocuparon cinco dias:
en el cuarto se fijaron las baterías, el fuego se rompió
á las tres de la mañana, y á las diez ya no se oia el
del enemigo, los muros del fuerte estaban casi demolidos , y ya comenzaban, pues, á ser batidos en brecha , cuando una espantosa esplosion acompañada de
una densa nube de humo y de polvo y seguida de una
horrible lluvia de cenizas, piedras y despojos humanos anunció que ya no existia, pues desesperados los
turcos de poderla defender por mas tiempo, le habían
aplicado poniendo fuego á la pólvora.
Las tropas francesas se apoderaron inmediatamente de las ruinas, fortificándose en ellas, y se ocuparon
de la construcción de dos baterías destinadas una y
otra al ataque de la Kasbah.
No obstante la ciudad hallábase llena de congoja y
confusión: el pueblo, que temia el asalto, pedia á voz
en grito que se capitulase: Husseim-Bajá envió, pues,
un plenipotenciario para ofrecer con el reembolso de
los gastos de la guerra unas escusas que ya no eran
admisibles. La respuesta del general en gefe tuvo por
objeto manifestar que la base de toda negociación debía ser la ocupación inmediata de la ciudad por los
franceses. [Husseim-Bajá, viendo que se desmoronaba
su reinado, consintió en una capitulación, mediante la
cual entregaba á la armada francesa el Kasbah con todos los demás fuertes que dependían de Argel, y la
ciudad misma, con tal que le fuese reservada la libre
posesión de sus riquezas personales, asi como la facultad de retirarse con su familia al parage que le conviniera fijar fuera del territorio de la regencia.
En el 5 de julio los franceses tomaron posesión de
Argel; á su entrada la ciudad distaba mucho de ofrecer el aspecto triste y desolado de una población vencida. Las tiendas se hallaban cerradas, pero, sentados
los mercaderes delante de sus puertas, parecían aguardar el instante de abrirlas. Veíanse por do quiera algunos grupos de moros y de turcos, cuyas miradas
distraídas anunciaban mas indiferencia que temor.
Algunas musulmanas con el velo echado se dejaban
entrever á favor de las angostas lumbreras de sus h a bitaciones : mas osadas las judias, asomábanse á las
azoteas de sus casas, sin que al parecer les sorprendiese el nuevo espectáculo que á sus ojos se ofrecía.
Los soldados franceses menos impasibles tendían por
todas partes sus miradas ávidas y curiosas, y todo escitaba su admiración en una ciudad donde su presencia á nadie admiraba al parecer. La resignación ante
los decretos de la Providencia, tan profundamente
grabada en el espíritu de los musulmanes, el convencimiento del poder de la Francia, que debia hacer
creer en su generosidad, eran otras tantas causas que
escitaban la confianza ; asi es, que no tardó en establecerse , y si después se ha debilitado, la falta consistió en los que han gobernado con tan poco tino una
población tan fácil de conducir.
La conquista de Argel, poniendo fin á la vergon(•I) Ya hemos visto que este fuerte fué edificado sobre
la misma posición en que Carlos V colocó su cuartel ge- zosa piratería que la Europa habia consentido resignaneral cuando su infortunada espedicion contra Argel-^en da durante trescientos años, valió á la Francia mil
quinientas piezas de artillería, con municiones para
el pais recibió el nombre de Sultan-Calasi.
Viage ilustrado.
TOMO I. 13
x
ca sin abandonar este punto de descanso hasta el 10
de junio.
Dos días después, a las cuatro de la mañana, presentáronse á la vista de las costas de África; el 13 hallábase la flota fondeada en la doble rada que forma
el promontorio de Sidi-Feruch, á cinco leguas al Oeste de Argel, y el 14 , al despuntar el dia, comenzó
el desembarque. El enemigo cometió en esta circunstancia una falta grave, que ocasionó su ruina asegurando el éxito de la espedicion: en la confianza de poder batir á la armada francesa y de apoderarse de
cuanto en ella habia, la dejó desembarcar sin inquietarla ; hasta desarmó algunas baterías de la costa,
conduciendo las piezas á su campo, situado en la llanura de Staoueli, entre Argel y Sidi-Feruch, á mas
de media legua del mar.
El 15 la armada habia desembarcado completamente ; el campo de Sidi-Feruch presentaba entonces el aspecto de una ciudad; inmensos almacenes se
elevaban por todas partes; las distribuciones eran r e gulares ; el agua se hallaba en abundancia; no faltaban maderas para los fuegos del vivac; por último, el
estado sanitario de las tropas era satisfactorio y el calor soportable.
La intención del general en gefe era de no avanzar hasta que el campo quedase establecido y efectuado el material del desembarque: también era preciso
construir un camino; habíase establecido ya hasta la
posición ocupada por los generales Berlhezene y Loverdo, debiendo ser continuado á medida que el ejército fuese adelantando hacia Argel.
Sin embargo, el enemigo que diariamente recibia
refuerzos, atribuía á temor la inacción aparente del
ejército francés. Lleno de confianza se puso en movimiento el 19 á los primeros albores del dia, y vino á
atacar las líneas francesas. Rechazado por todas partes á pesar de su vigorosa acometida, fué perseguido
hasta su mismo campo, que abandonó, cayendo en
poder de los vencedores. Las tiendas de los gefes eran
de una magnificencia notable, sobre todo la de Ibrahim,
yerno de Husseim-Bajá, que mandaba la armada con
el título de agá; tenia mas de 20 metros de largo y se
hallaba dividida en varias cámaras, adornadas de tapices y matizadas de preciosos colores.
El ejército permaneció hasta el 24 sin ser inquietado en la posición de Staoueli, de la cual habia lanzado al enemigo: el general hasta llegó á recibir de los
árabes algunas promesas de sumisión que ciertamente
distaron mucho de ser realizadas, pues á pesar de todo se dio un nuevo ataque general el 24; pero los acometedores no salieron mejor librados que la primera
vez; se desbandaron y solo se detuvieron á dos leguas
delante de Argel. En este combate, que recibió el
nombre de Sidi-Kalez, es donde fué herido mortalmente uno de los hijos de Mr. Bourmont, ministro de
la Guerra.
Los argelinos, después de la derrota del 24 se retiraron á una posición ventajosa, donde permanecieron
durante cuatro dias: atacados durante toda la noche
del quinto, fueron arrollados, perdieron toda la artillería y solo tuvieron tiempo para llegar hasta los muros del castillo del Emperador (1), que dominando á
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VIAGE ILUSTRADO.
alimentarlas por espacio de tres años, un tesoro de
30.000,000 de francos y una inmensa cantidad de
mercaderías de toda especie.
Después de lomada la ciudad, el ejército se reconcentró alrededor, levantando atrincheramientos sobre
las posiciones mas importantes para ponerse al abrigo
del ataque de los árabes y de los kabayles á las órdenes del bey de Titteri, que aun hacían correrías y merodeos por aquellas inmediaciones
Al apoderarse de Argel, la Francia sucedió de hecho al poder del dey. El reconocimiento de sus dere-
personalmente una espedicion á Blidach, aunque sin
producir los mejores resultados. A su regreso de esta
espedicion fué cuando recibió la investidura de mariscal de Francia.
Sin embargo, como la noticia de los acontecimientos de julio habia llegado á Argel el 11 de agosto
Mr. de Bourmont sintió la necesidad de concentrar todas sus fuerzas; se apresuró por tanto á decretar el
regreso de las fuerzas de que se habia desprendido
confiándolas al mando de su hijo y del general Damremont, como ya queda indicado. Esta evacuación v la
Lna razzia.
•cftos dio lugar á un gran número de espediciones que
estendicron progresivamente su dominación en la Argelia tal como se halla en el dia.
El general engefe, después de haber dirigido sus
primeros cuidados á la administración de la conquista,
se ocupó de estender la dominación francesa á las provincias de Constanlantina y de Oran: á este efecto encargó al general Damremont el ir á lomar posesión de
liona con una brigada, y envió á uno de sus hijos á recibir la sumisión del bev de Oran, habiendo dirigido
inacción del general desde esta época, hizo aumentar
de tal modo la insolencia de los árabes, que el ejército fué, por decirlo asi, bloqueado en sus líneas, sin
atreverse á separarse de ellas. El 2 de setiembre el
general Clausel, nombrado para sucesor del mariscal
de Bourmont, llegó ó la rada de Argel: el dia mismo
de su llegada entró en la capital déla regencia, y al
siguiente Mr. de Bourmont se embarcó en un pequeño
bric austríaco con dos de sus hijos: el mayor habia
pasado á Francia para conducir las banderas tomadas
ARGELIA.
%a
Una espedicion sofcíC Bonn,- nial concebida, y cual enemigo, y el menor había muerto encampana.
El general Clausel se ocupo desde luego de resta- yos resultados fueron deplorables, acabo de perder aU
blecer la disciplina del ejército, que se había relajado general en el espíritu del ejército.
Casi siempre ocupado en rechazar al enemigo,
desde los últimos acontecimientos, y después se dedicó á establecer las bases principales para el gobierno poco tiempo tuvo Mr.-Berthezene para dedicarse a la
de la conquista. Sin embargo , el bey de Tillen in- administración interior de la colonia: débensele, no
quietaba sin cesar los puestos avanzados y asesinaban obstante, algunos establecimientos útiles, y entre ellos
sus merodeadores á los soldados que podían pillar. magníficos cuarteles situados fuera de la ciudad , mas
Para dar término á tales sucesos, el general resolvió allá del arrabal de Bab-Azoun, un matadero en la
atacar al enemigo hasta en sus montañas: una columna puerta del mismo nombre, la plaza del gobierno de
de 8,000 hombres con dos baterías montadas, partió Argel, la reparación de la escollera que forma el puerde Argel el 19 de noviembre bajo las órdenes perso- to , reuniendo la marina á la ciudad , etc.
Desde el mes de mayo de 1831, Casimiro Perrier,
nales del seneral en gefe: atravesó el Miticlja, se apoderó de Blidach, que el enemigo defendió débilmente, presidente del consejo de ministros, queriendo.reseratravesó el pequeño Atlas, después de un sangriento varse una amplia influencia en la dirección de los necombate en las gargantas de Teniah, y llegó delante gocios de África, hizo tomar al gobierno la resolución
de Medeah, cuyos habitantes abrieron las puertas al de separar en Argel la autoridad civil de la militar,
ejército francés. Enla mañana siguienteel bey, que ha- mediante la creación de un intendente civil indepenbía huido ablegarlas columnas francesas,abandonado diente del general en gefe. La aplicación de este nuede los suyos, y temiendo caer en manos de los árabes vo sistema no se efectuó, sin embargo, hasta algunos
del desierto, quiso mejor entregarse álos europeos, pol- meses después. Las funciones separadas del gobierno
lo cual se entregó prisionero con todos sus genízaros. militar y de la administración civil se confiaron al geUn nuevo bey fué instalado por la diligencia del neral Savarv, duque de Rovigo, ministro de Policía
general en gefe, que dos dias después por falta de ví- en tiempo del imperio, y á Mr. Pichón, consejero de
veres y municiones efectuó su retirada, dejando una Estado, que habia desempeñado ya varias é importanguarnición en Medeah, aunque permaneció muy poco tes misiones diolomáticas,
tiempo.
El general Clausel tenia grandes proyectos acerca
de la colonia de Argel: mediante un reconocimiento
de vasallage y un tributo anual garantido por el bey
de Túnez, pensaba ceder las dos beylías de Constantina y Oran á dos príncipes de la familia de este soberano. Ya se había firmado un tratado con los enviados de Túnez, habíanse designado los dos beyes de
Oran y de Constantina, y ya el general Damremont
habia tomado posesión de Oran, cuando el general
Clausel fué llamado á Francia.
La corta administración de este general se distinguió por la organización de diferentes servicios públicos, tales como la justicia, la aduana, el establecimiento de la Quinta Modelo, la creación de los zuavos y cazadores argelinos, la instalación de la guardia
nacional argeliana, conocida con el nombre de milicia
africana, etc.
El 20 de febrero de 1831 Mr. Clausel abandonó
Abd-el-Kader.—Pág. 246.
la colonia, llevando tras de sí el sentimiento del ejército, y sobre todo de la población europea de Argel,
Esta separación de las dos autoridades duró muy
que ya escedia de tres mil almas.
El general Berthezene, sucesor del general Clau- poco tiempo, porque un decreto del 12 de mayo de
sel, habia mandado una división durante la campaña 1832 abrogó la del mes de diciembre anterior, restade 1830. A su arribo, el ejército de África, del cual bleciendo la unidad gubernamental en la colonia.
El nuevo general llegó á Argel con la resolución
vanos regimientos habían sido llamados sucesivamente
a Francia, tomó el nombre de división de ocupación. bien formada de no dejar mas que una parte de las
El mando de Mr. Berthezene fué desastroso para la tropas en la ciudad, y diseminar el resto en los puncolonia. En un reconocimiento que intentó sobre Me- ¡ tos principales del Jos'h y del Sahel; dispuso por tanto
deah, se vio rechazado por los árabes y los kabilas, i la formación de diferentes campos; se ocupó también
de abrir carreteras que no existían, uniendo los camque le pusieron 300 hombres fuera de combate.
Algunos dias después, habiendo incorporado el pos entre sí y estendiéndose desde Argel á los puntos
enemigo todas sus fuerzas en número de 10,000 hom- mas importantes; en Kouba y en Delhy-Ibrahim, fuebres , se encaminó á atacar vigorosamente las avanza- ron construidas dos poblaciones para recibir algunos
dos uaiicesas, auciantanaose fiasla una legua de Ar- centenares de colonos alemanes.
gel , y comenzó una lucha bastante obstinada, que no
Sin embargo, una espedicion sangrienta contra
sostuvo sin dificultad la división, reducida por las en- una de las tribus de la Mitidja volvió á encender la
fermedades á 5,000 hombres á lo sumo. Felizmente guerra: hacia fines de setiembre, las hostilidades tolos árabes por falta de víveres y de municiones fueron maron un carácter grave, y la guerra santa se proclaabandonando el campo, hasta que un ataque general mó en Colea. La insurrección, aunque parecía muy
determinó su retirada.
formidable en un principio, quedó, no obstante pronMage ilustrado.
Toaoi. 13 x x
246
VIAGE ILUSTRADO.
tamente reprimida, y la tranquilidad se restableció en dad había quedado en poder de u „,„
Constantma, llamado Ibrahim: sitiado porW-Aissa
las inmediaciones de Argel.
Al Este de la regencia, el emperador de Marrue- lugarteniente de Achmet, bey actual de la provincia
cos, obligado á renunciar á sus pretensiones sobre la y reducido al último estremo, de concierto Ibrahim
provincia Ae Oran, y especialmente sobre el distrito con aquellos moradores, pidió auxilio á los franceses
de Tlemcem, que codiciaba particularmente, quiso al El duque de Rovigo acogió favorablemente á los enmenos ejercer una influencia oculta en los asuntos de viados de Ibrahim é hizo partir con ellos á su regreso
esta porción de la Argelia: se puso al efecto en rela- para informarse del verdadero estado de los negocios'
ción con el joven Abd-el-Kader, que comenzaba á al capitán José, mas conocido con el nombre de Jousdarse á conocer, y que por su juventud parece que souf. Este militar, cuyo origen es incierto, lo mismo
debia ser mas dócil que los demás gefes: existia por que su historia, parece ser italiano de nacimiento. Haotra parte entre el monarca y el joven emir una espe- llábase en 1830 al servicio del bey de Túnez, cuando
cie de parentesco, puesto que ambos se decían des- por una intriga amorosa se vio precisado á fugarse de
cendientes del Profeta. Abd-el-Kader, como hombre su pais de adopción, arrojándose en brazos de los
franceses, ocupados en el sitio de Argel: ha sido nomhábil, aceptó el patronato que se le había ofrecido,
brado mariscal de campo, después de la batalla de
reservándose emplearlo en su propio engrandeci- Isly, en cuyo buen éxito tuvo una parte no escasa.
miento.
Digamos algunas palabras acerca de este hombre,
Bajo la relación, pues, de este oficial, el general
que ha sabido erigirse en África un poder rival de la en gefe dirigió sobre Bona la polcra llamata la FortuFrancia.
na , con algunas municiones, y nombró al capitán de
Abd-el-Kader (El-Hadji, nombre que se da á los artillería Armandy para auxiliar á los habitantes y
musulmanes que hacen su peregrinación á la Meca), prolongar la defensa de la ciudad hasta el punto en
Oulid-Mahiddin pertenece á una antiquísima familia que fuese posible enviar socorros mas directos.
Mr. Armandy había apenas llegado á Bona (29 de
de marabutes, que hace ascender su origen á los califas Fatimitas; nació en la Guedna, de Sidi-Mahid- febrero de 1833), cuando Ben-Aissa se apoderó de la
din , en las inmediaciones de Mascara, sobre el terri- ciudad, cuyas puertas le fueron abiertas por sus partorio de los Achems. Esta Guedna era una especie de tidarios, y el capitán francés solo tuvo tiempo de r e seminario, en que los marabutes, sus antepasados, fugiarse en la polcra. Aun faltaba tomar la ciudadela,
reunían á los jóvenes para instruirlos en las letras, la y Ben-Aissa amenazaba dar el asalto, si no le era enteología y la jurisprudencia. Abd-el-Kader se educó, tregada: entonces fué cuando Mr. Armandy, auxiliatan bien como un árabe puede serlo, por su padre, do por Joussouf y seguido por un corto destacamento
que reconoció en él una naturaleza inteligente y v i - de marinos, que le habia dado el comandante de la
goleta la Beamaise, se introdujo en el fuerte, no obsgorosa.
Todavía muy joven , comprendía todos los pasages tante la oposición de una parte de la guarnición , é
del Corán, siendo mas luminosas sus esplicaciones que hizo flotar sobre sus muros el pabellón francés. Benlas de los comentadores mas hábiles: también se en- Aissa , habiendo perdido toda esperanza de un nuevo
tregó con celo al estudio de la elocuencia y de la his- triunfo, se retiró después de haber saqueado la ciutoria , siendo actualmente el hombro mas ilustrado de dad, y obligado á sus habitantes á seguirle. Después
su pais, ventaja inmensa entre los árabes, y que co- de este acto de energía y de sangre fria, que aseguró
noce perfectamente la historia de su nación, y los pun- á la Francia la posesión de Bona, el capitán Armandy
fué provisionalmente nombrado comandante superior
tos que la nuestra tiene de común con la suya. Tamde esta ciudad, y recibió tropas en los primeros días
poco descuidó los ejercicios corporales, en los cuales de abril. Poco tiempo después, el general Moncksobresale, y pasa generalmente por el mas hábil caba- d'Uzer, ya conocido en el ejército de África, donde
llero de Berbería.
habia mandado una brigada en 1830, pasó á tomar el
Abd-el-Kader es en estremo valiente, y sin em- mando de la provincia.
bargo , su talento parece mas organizador que militar.
Después de estos hechos de armas, atacado el duEl viejo Mahiddin, padre de Abd-el-Kader, era
sumamente venerado de los árabes: las tribus próxi- que de Rovigo por una enfermedad cruel, obtuvo limas á Mascara quisieron en 1832 reconocerle por gefe cencia para regresará Francia. El general Avizard, el
supremo; pero, pretestando su edad avanzada, rehusó mas antiguo de los mariscales de campo del ejército
este honor, ofreciendo en su lugar á su joven hijo , que de África, tomó el mando. Durante su breve adminiscon él fué agraciado, aunque apenas tenia veinte y tración fué instituido el Consulado árabe, útil creacinco años. Poco tiempo después, la ciudad de Masca- ción que debía dar á los europeos, con respecto á sus
ra, que desde la espulsion de los turcos se gobernaba relaciones con las tribus, una regularidad y una esen república, reconoció por emir á Abd-el-Kader, que tension de que hasta entonces habian carecido. El pridesde entonces tuvo una conocida ventaja sobre sus mer gefe de esta institución fué el capitán deLamoriciere, cuyo nombre debía unirse mas tarde á los
rivales.
En el mes de mayo del mismo año, algunos milla- mas célebres liechos de armas del ejército francés.
En los primeros dias de abril, el general Yoirol
res de árabes, acaudillados por el viejo Mahiddin y
su hijo se dirigieron á atacar á Oran. Por mas que este llegó á Argel como comandante inspector de las troataque haya quedado frustrado, Abd-el-Kader se hizo pas , y debia ejercer las funciones de gobernador hasta
distinguir por su sangre fría-, y aumentó considerable- reemplazar al duque de Rovigo, que murió en París
en los primeros dias de junio. Teniendo pocas tropas a
mente la confianza de los suyos.
Las hostilidades continuaron sin interrupción hasta su disposición, el nuevo general solo pensó en conserfines de año, época en que el general Boyer fué sus- var lo que ya poseia, y en mantener amistosas relaciones con los árabes y los kabilas , y puede decirse que
tituido en el mando por el general Desmichels.
Desde la desastrosa espedicion de Bona, esta ciu- bajo su gobierno es cuando estas posesiones atncanas
ARGELIA.
disfrutaron la mayor tranquilidad, habiendo sido emoleado este tiempo de calma en perfeccionar los diferentes establecimientos y mejorar los caminos.
En Bona, el general Monck-d'Uzer, siguiendo
las mismas doctrinas, supo hacerse temer y respetar
de los árabes, haciendo reinar la seguridad en su provincia , de la cual un nuevo punto, Bugia, fué ocupado por los franceses después de una resistencia
enérgica por parte de los kabayles.
En Oran, el general Desmichels, luchando incesantemente contra Abd-el-Kader, que parecia encontrar nueva fuerza en sus derrotas, hacia ocupar á Mostaganem y Arceu, puntos amenazados por el emir.
Sin embargo, después de un combate decisivo, que
se dio el 6 de enero de 1834 bajo los muros de
Oran, los dos partidos, igualmente abrumados por las
fatigas de la guerra, prefirieron transigir, y se firmó
un tratado muy ventajoso para Abd-el-Kader, que de
este modo consiguió una importancia que nunca h u biera conseguido por sus armas.
En el mes de agosto de 1833 habia pasado al África
una comisión de pares y diputados, encargada por el
gobierno de examinar el pais y de ilustrar la Francia
kccrca de las ventajas ó inconvenientes de su conquista. Después de una permanencia de mas de dos meses
en África, la comisión, de regreso á París, sometió su
trabajo ú una nueva comisión presidida por Mr. Decazes, y que en un largo informe decidió, mediante una
mayoría de diez y siete votos contra dos, que la Argelia debia ser conservada.
Después de este informe y de esta deliberación,
apareció un decreto fechado en el mes de julio del año
siguiente, mediante el cual se instituía sobre nuevas
bases la alta administración de la regencia de Argel,
á la que se dio el nombre significativo de Posesiones
francesas en el Norte de África. La comandancia general y la administración fueron confiadas á un gobernador general, que debia ejercer sus funciones bajo
las órdenes del ministro de la Guerra, siendo auxiliado por un oficial general para el mando de las tropas,
otro para mandar la marina, ademas de un procurador general, un intendente militar y un director de
hacienda. Estos diversos funcionarios formaban un
consejo bajo la presidencia del gobernador, á que debían asistir los gefes de los servicios especiales, civiles
v militares, cuando fuesen objeto de discusión.
El conde de Erlon, con investidura de gobernador general, y los demás funcionarios nombrados en
virtud del decreto de organización, llegaron á Argel
hacia fines de setiembre de 1834. El general Voirol,
después de haber rehusado el mando de las tropas que
se le habia ofrecido, lo entregó al general Rafatel, y
salió de Argel en el mes de diciembre. Su partida fué
un verdadero triunfo; todos los gefes de las tribus se
reunieron para despedirle y ofrecerle en nombre de
sus administrados armas del pais: la población casi
entera le acompañó hasta el puerto, espresando bien á
las claras cuánto sentía su ausencia: por último, una
medalla de oro le fué ofrecida por los colonos, como
un testimonio del reconocimiento de la colonia.
Los tres actos mas notables de la administración
Q
el conde de Erlon fueron el establecimiento del régimen municipal en la regencia, la división del término
Q
e Argel en concejos y la creación de un colegio en
e
sta ciudad.
Los acontecimientos políticos fueron poco importantes en la provincia de Bona y en la de Argel, por
241
mas que fuesen continuadas las hostilidades con los
hadjutas; no sucedió lo mismo en la beylia de Oran,
donde el poder de Abd-el-Kader recibía diariamente
nuevo incremento.
Poco satisfecho del tratado concluido por el general Desmichels, el gobernador le habia llamado á Argel . dándole por sucesor al general Trezel, que debia
oponerse á todas las pretensiones del emir; pero por
una contradicción singular, mientras que daba instrucciones enérgicas respecto á la provincia de Oran,
sorprendido él mismo por el judío Durand, agente de
Abd-el-Kader, dejaba á este último pasar impunemente el Schelyf (para el árabe era el Rubicon), é
instalar en Milianah un bey á su devoción.
Sin embargo, como una parte de los duares y de
los esmelas se habían decidido á separarse del emir,
acudieron á ponerse bajo la protección del general
Trezel, que escribió á Abd-el-Kader que debia r e nunciar á todo derecho de soberanía sobre estas dos
tribus; el árabe respondió con altivez que su religión
no le permitía dejar á los musulmanes bajo la dominación francesa, y que lio cesaría de perseguir á las tribus rebeldes, aunque estuviesen encerradas dentro de
los muros de Oran. Asi, declarada la guerra por una
y otra parte, ya no se pensó mas que en combatir;
pero por esta vez la fortuna fué contraria á las armas
francesas: la jornada desastrosa de la Macta (28 de
junio de 1835) costó al ejército 300 hombres muertos,
200 heridos y la mayor parte de su material. La conducta del general Trezel, en medio de estas penosas
circunstancias, fué noble y digna: en sus partes y en
su orden del dia no intentó encubrir la estension del
mal ni hacerlo recaer sobre las tropas; aceptó la responsabilidad y se mostró resignado á aceptar todas las
consecuencias.
A la noticia de la derrota de la Macta, el conde
de Erlon separó al general Trezel, dándole orden de
entregar el mando al general Arlanges.
Completamente subyugado por el astuto agente del
emir, el gobernador aun tenia la esperanza de restablecer la paz; Abd-el-Kader por su parte , casi embarazado con su victoria, se mostraba bastante dispuesto á negociar. Pero en breve cambió la escena; el
conde de Erlon fué llamado á la metrópoli, y la elección de su sucesor hizo saber á los árabes que la Francia estaba decidida á no reconocer en la regencia otra
soberanía que la suya.
El mariscal Clausel llegó el 10 de agosto de 1835
á la ciudad de Argel, que el conde de Erlon habia
abandonado dos dias antes. Una de las primeras diligencias del nuevo gobernador debia ser la de vengar
la afrenta de la Macta; pero á causa de la aparición
del cólera se suspendió la remesa de los refuerzos que
esperaba, por lo cual la proyectada espedicion se d i lató hasta el mes de noviembre.
En esta época el gobernador se volvía á Oran con
el duque de Orleans, que quiso compartir los trabajos
del ejército, y allí reunió las tropas destinadas á hacer
la campaña.
En 23 de noviembre el cuerpo espedicionario, cuya fuerza ascendía á 11,000 hombres, divididos en
cuatro brigadas, se puso en marcha, y después de
varias refriegas con el enemigo, llegó el 6 de diciembre á Mascara, que la población musulmana habia
abandonado completamente.
y
Dos dias después quedó decidido que la ciudad
seria evacuada é incendiada ; y en efecto, en la ma-
248
VIAGE ILUSTRADO.
fiana del 9, después de haber puesto fuego por todas
partes, el ejército volvió á emprender el camino de
Oran, seguido de la población judía , que desde entonces Rabia quedado sin asilo, y el 18 entraron en
sus atrincheramientos.
De regreso á Oran, habiendo resuelto el mariscal
una nueva espedicion sobre Tlemcem, se ocupó sin
levantar mano de los indispensables preparativos, que
no se interrumpieron á pesar de algunos conatos de
transacción con Abd-cl-Kader, y entró en campaña el
8 deenero de 1836. El 13 el ejercito ocupó la ciudad,
que era el objeto de la espedicion. Sorprendido de la
magnífica posición de Tlemcem, el gobernador se decidió á dejar en este punto una guarnición, compuesta
de voluntarios, bajo las órdenes del capitán de ingenieros Cavaignac. La ocupación de esta plaza imponía
la obligación de asegurar las comunicaciones con Oran,
y por tanto el general en gefe creyó que debia establecerlas por la embocadura del Tafna y la isleta do
Rachgoum, puesto que solo hay 10 loguas de camino
por tierra, pudiendo hacerse el resto por mar.
alia del Atlas una nueva espedicion, después de I
cual partió para Francia, á fin de defender los inlcre
ses de la colonia en la cámara de los diputados- e |
general Rápate! quedo encargado interinamente de
mando En la misma época fué separado el Renera
Lucer y reemplazado por el coronel Duverger, q ¿¿
acompañó á Joussouf-Bey. El establecimiento del campo de Drean , via recta del camino de Constantina, se
efectuó casi inmediatamente.
Al abandonar á Oran, el mariscal habia dado órdenes al general Arlanges para ir á establecer un campo en la embocadura del Tafna, á fin de abrir comunicaciones con Tlemcem: la espedicion tuvo efectopero fué desastrosa, y el ejército estrechamente bloqueado en su campo se halló fuertemente comprometido.
Cuando fué conocida en París la posición de las
tropas en Tafna „se espidieron las órdenes oportunas á
fin de que la división de Oran recibiese sobre la marcha un refuerzo de tres regimientos El general Bugeaud, designado para tomar el mando de estas tro-
Yisla ilc Un aduar.
Este camino, pues, fué el que siguió el ejército,á pas, desembarcó el 6 de junio en Tafna , y entró en
su regreso, y á pesar de dos brillantes ventajas obte- campaña después de haber provisto abundantemente
nidas sobre los árabes, debió renunciar la comunica- el campo de víveres y municiones. La rehabilitación
ción con Rachgoum y entró en Tlemcem, si bien el de Tlemcem, y una victoria completa, obtenida el 6
mariscal no había conseguido el objeto que se propo- de julio á las márgenes del Fig, sobre Abd-el-Kader
nía , y que distó mucho de hacer que se reconociese la y los suyos, señalaron esta gloriosa espedicion , que
autoridad francesa en el pais, no por eso persistió me- estuvo á punto de derrocar el poder del emir. El 18
nos en dejar una guarnición en elMechonar (ciudade- i y el 19 del mismo mes entró el ejército en Oran, y el
la de la ciudad). Después de haber puesto esta plaza en 1 general Bugeaud sin haber traslimitado su misión, que
estado de defensa, abundantemente provista y confia- jera puramente militar, y después de haber dejado el
da al denuedo é inteligencia del capitán Cavaignac, el mando de la provincia al general l'Etang, se embarcó
ejército recobró el 7 de febrero el camino de Oran, para Argel y de alli para Francia , donde le esperaba
á donde llegó el 12, después de una refriega bastante el grado de teniente general.
reñida con los árabes, mandados por Abd-el-Kader
Pasaremos en silencio los acontecimientos, por otra
en persona. Durante su permanencia en Tlemcem, el parte de corto interés, que sucedieron en los demás
mariscal agració al comandante Joussouf con el título puntos de la regencia, hasta el regreso del mariscar,
de bey de Constantina, cuyo nombramiento fué el orí- cuya presencia imprimió nueva actividad á las operagen de los acontecimientos que terminaron de una ma- ciones militares.
nera tan desastrosa en el año 1836.
Siendo la espedicion de Constantina una conseAl volver á Argel, el gobernador emprendió mas cuencia de la aprobación concedida, aunque cierta
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