ARGELIA. mente con repugnancia por parte del ministro al nombramiento de Joussouf, el gobernador se ocupó de los preparativos necesarios; pero todo parecía conspirar contra este proyecto, concebido con demasiada ligereza y puesto en ejecución durante una estación poco adecuada, con medios incompletos y bajo la fé de un hombre intrépido y fiel; pero que", sin embargo, no merecia tan entera confianza. No reproduciremos los tristes detalles de esta fatal espedicion; nos contentaremos con recordar á nuestros lectores que en su retirada tal vez debió el ejército su salvación á la bizarría y habilidad del comandante Changarnier y á la intrepidez de los bravos del 2.° ligero. En el 1.° de diciembre las columnas espedicionarias regresaron á Bona, y aunque en campaña su pérdida no habia pasado de 500 nombres entre muertos y heridos, en breve perecieron en tanto número en los hospitales, que la pérdida total puede fijarse en 2,000 hombres. 249 zó en Oran al general de l'Elang é hizo ocupar de una manera permanente el valle de Misergino y el campo de la Higuera: estos dos puntos restablecieron la seguridad en las cercanías de Oran, y sobre todo fueron útiles á los duares y á los esmelas. El mariscal Clausel habia abandonado á Argel en el mes de enero de 1837, con la esperanza de regresar muy en breve, y no obstante fué reemplazado enfebrero por el general Damremont, que solo llegó á Argel a principios de abril. En tanto que el nuevo gobernador tomaba posesión de su destino, el general Bugeaud llegaba á Oran con una autoridad definida harto vagamente ; pero de hecho con independencia de la del general Damremont. La misión de Mr. Bugeaud era la de combatir al emir á todo trance, ó bien firmar con él una paz definitiva y conveniente: se estrenó con un manifiesto en que, dirigiéndose á los árabes, se proponía atemorizarlos, jurando una guerra eslerminadora; pero apenas se ha- Cavaignac. El campo de Ghelma quedó ocupado por el coronel Duvivier con dos batallones. Apenas entró en Argel el mariscal, tuvo que ocuparse de la provincia de Oran, donde los negocios distaban mucho de presentar un estado satisfactorio. Algunas negociaciones celebradas con la casa de Duran ciertamente permitieron avituallar la división; p e ro esto era en perjuicio de los franceses, porque las provisiones que los Duran suministraban á las tropas eslrangeras eran cedidas por Abd-el-Kader, que se proporcionaba asi, mediante el cambio, las municiones de guerra que necesitaba. El Mechuar fué rehabilitado de la misma suerte. En tal estado de cosas el general Brosard reempla- bia estendido, cuando entabló negociaciones con Abdel-Kader por mediación del inevitable Duran, y el tratado de Tafna fué el resultado de tales negociaciones. Este tratado fué calamitoso: el establecer una autoridad en torno de la cual se podian agrupar los árabes , vino á ser para los franceses un manantial de embarazos y de desastres, y amagó comprometer la soberanía de la Francia en África. Hé aquí los principales artículos: Artículo 1.° El emir Abd-el-Kader reconoce la soberanía de la Francia en África (el emir rehusó obstinadamente la cláusula del tributo que por sí sola establecía vasallage). Art. 2." La Francia se reserva en la provincia de 5S0 V1AGE ILUSTRADO. Oran: Mostaganem, Mazagran y sus territorios; Oran, Arzeu, mas un territorio limitado al Este por Macta y la laguna de donde sale; al Sur por una línea que, partiendo de esta laguna, pasa por la margen meridional del lago Sebea, y se prolonga hasta el rio Salado (Ouet-el-Malehh), en la dirección del Sidi-Said y de este rio al mar; por manera que todo el territorio comprendido en este perímetro sea territorio francés. En la provincia de Argel: Argel, el Sahel, elMitidja, limitado al Este hasta el Ouet-Kaddara, y lo restante ; al Sur por la primera saliente del Atlas Menor, hasta Chilla (afluente del Mazafran), incluyendo Glidah y su territorio ; al Oeste por el Chiffa, hasta el recodo de Mazafran; y desde allí, mediante una línea recta, hasta el mar , incluyendo Goleah y su territorio; por manera que todo el terreno comprendido en este perímetro sea territorio francés. Art. 3.° El emir administrará la provincia de Oran, la de Titteri, que no está comprendida al Oeste en el límite indicado en el artículo 2.° No podrá penetrar en ninguna otra parte de la regencia. Art. 9.° La Francia cede al emir: Rachgoum, Tlemcem, el Mechouar y los cañones que antiguamente estaban en esta ciudadela, etc., etc. El general dio conocimiento del tratado á los oficiales generales y gefes del ejército que parecieron aprobarlo, y el 1.° de junio se avistó con Abd-elKader. Este habia tenido la habilidad de atraer hasta el medio de los suyos al general francés, seguido de una débil escolta, asi parecía á los ojos de los árabes como que iba áimplorarla sumisión; pero Mr. Bugeaud, por su continente altivo y su conducta digna y enérgica , en breve estableció el ceremonial bajo el pie de igualdad. En la provincia de Bona, como las negociaciones con el bey de Constantina hubiesen fracasado, quedó resuelta una nueva espedicion, y el gobierno que hubiera querido poder evitar esta guerra honrosamente, ya decidido á proseguirla con energía, nada omitió para afianzar su buen resultado. Desde los primeros dias de agosto el general Dam remont se estableció en Mecjed-Amar, delante de Guelma, con intención de hacer de este punto su base de operaciones: hacia fines de setiembre todo el personal y todo el material de la espedicion hallábanse alli reunido. El cuerpo espedicionario estaba dividido en cuatro brigadas, bajo las órdenes del duque de Nemours, del general Trezel, del general Bullere y del coronel Comves; la artillería estaba al mando del general Yallée y los ingenieros al del general Fleury. El 1.° de octubre el ejército se puso en movimiento y llegó el 6 á la vista de Constantina. De la misma suerte que en 1836, Ben-Aissa defendia la ciudad, y Achmet-Bey sostenía la campaña con su caballería El mismo dia del arribo quedó hecho el reconocimiento de la plaza y determinada la situación de las baterías, y el 12 se abrió la brecha. El gefe del ejército, deseoso de evitar la efusión de sangre, requirió á los sitiados para que se rindiesen, haciéndoles ver cuan peligrosa era su situación. «Los franceses, respondieron, no serán dueños de Constantina hasta después de haber muerto el último de sus defensores.» A esta respuesta el general en gefe esclamó: «Ciertamente son nombres que tienen denuedo y corazoíí: pues bien, si los vencemos mayor será nuestra gloria.» Pocos momentos después, al dirigirse hacia la batería de Nemours, una bala de cañón , despedida desde la plaza, le dejo sin vida; el general Perregaux, al inclinara sobre el para socorrerle, recibió una bala en la frente y cayo mortalmente herido sobre el cuerpo del que habia sido su gefe y su amigo. Habiendo tomado el mando el general Yallée, como le pertenecía de derecho , por sus buenas disposiciones se hizo dueño de la ciudad, que fué tomada por asalto el 13. El coronel Comves, aunque herido mortalmente en la brecha, tuvo aun bastante valor para cerciorarse del buen éxito y acudir á dar cuenta al duque de Nemours, que mandaba el ataque. Mas afortunado el coronel Lamoriciere, aunque sufrió la esplosion de una mina, pudo salvarse de la muerte, si bien por algunos instantes se habia llegado á temer por su vida. Achmet-Bey, seguido de algunos centenares de caballeros, huyó hacia el desierto, y en los quince dias que sucedieron á la toma de Constantina muchas tribus hicieron su sumisión á la Francia. Después de haber atendido á la administración y á la defensa de la ciudad, cuyo mando confió al general Bernelle , el general en gefe se puso en camino el 29 de octubre con el resto del ejército y llegó sin obstáculo á Bona, donde recibió su nombramiento para desempeñar las funciones de gobernador de Argelia. Poco tiempo después el bastón de mariscal de campo le recompensó del glorioso hecho de armas, al cual habia enlazado su nombre. Un nuevo método de organización administrativa se introdujo en la provincia de Constantina, y muchas autoridades subalternas, nombradas por los franceses, se difundieron por todo el pais; con ayuda de estos funcionarios, elegidos entre las notabilidades indígenas, los franceses tuvieron á su disposición fuerzas agresivas y represivas para subyugar sus enemigos, proteger sus aliados y afianzar su dominación, que se hizo mas fácil mediante el empleo de la fuerza suficiente al mando de sus gefes respectivos. El año de 1838 trascurrió sin otros acontecimientos importantes que la ocupación de Storah, que ofrece un punto de desembarco mucho mas próximo en Constantina que lo está Bona. Una ciudad francesa con el nombre de Philippeville se construyó bien pronto en las inmediaciones de la ciudad mora. Hacia la parte de Argel y de Oran surgieron algunas dificultades para la interpretación del tratado de Tafna: pudiórase esperar, no obstante, que fuesen orilladas por la convención suplementaria del 4 de julio de 1838 , firmada por el agente de Abd-el-Kader en Argel, aunque este último rehusó ratificarla. Desde entonces fué fácil prever que la paz no era mas que una tregua, y mas de un síntoma hacia ya presagiar un próximo rompimiento. La administración de la colonia se aprovecho de ella, no obstante, para ocuparse de hacer progresar sus diferentes establecimientos. Una parte del año 1839 se fué deslizando sin rompimiento de las hostilidades. En el mes de mayo la ciudad de Gigeli fué ocupada: la formación de un establecimiento definitivo en esta plaza se justificaba tanto por la necesidad de ocupar los franceses ó sus aliados todos los puertos importantes en la estension de la regencia, y ademas sostener la ocupación de Djemilah y la consolidación del poder en el califato de Metjanah. Sin embargo, Abd-el-Kader, después de haber reducido la ciudad de Ain-Madi y haberse cerciorado de la asistencia, ó al menos de las simpatías del em- ARGELIA. 25* oerador de Marruecos, envió sus emisarios á la pro- tina continuó disfrutando de una tranquilidad que no vincia de Constantina, á fin de suscitar en ella ene- llegaron á turbar, ni los emisarios de Ábd-el-Kader, migos para la Francia. Las intrigas de los agentes del ni el mismo emir. emir en esta parte de las posesiones francesas hacían El general Bugeaud llegó á principios de 1841 pasentir cada vez mas ]p precisión de fortificarla contra ra reemplazar al mariscal Vallée: desde su llegada á las invasiones que la amenazaban: el general Galbois África se apresuró á concentrar sus tropas en la prose dirigió en consecuencia á Setif, en donde estable- vincia de Argel, mediante la evacuación de varios ció un puesto. puntos poco importantes. Se habia contado con su enerEn el mes de setiembre se verificó la espedicion gía y su carácter emprendedor para obtener un prósdel Biban ó de las Puertas de Hierro; tenia por obje- pero é inmediato resultado , quiso realizar las esperanto reconocer toda la parte de la provincia de Constan- zas que en él se fundaban, y para que sus golpes sotina , que se estiende desde esta capital al Biban, y bre Abd-el-Kader fuesen mas seguros , resolvió arredesde el Biban al Oued-Kaddara, pasando por el batarle todo lo que constituía su defensa y reducirle á fuerte de Hamza/El cuerpo expedicionario, separado solo sus recursos, arruinando la influencia que ejercía en dos divisiones, mandadas la una por el duque en ciertas tribus, sobre todo en la provincia de Oran, de Orleans, la otra por el general Galbois, y ambas á de donde ^pesantemente sacaba nuevos recursos para las órdenes del mariscal Vallée, se reunieron en Mi- continuar la guerra. lianah, de cuyo punto salieron el 18, dirigiéndose por El año de 1841 comenzó felizmente por una vicDemilah á Setif. Después de haber atravesado esta úl- toria, mediante, la cual se apoderó de Ben-Thamy, catima plaza, separáronse las dos divisiones: la primera, lifato de Abd-el-Kader, una columna de 4,000 homa las órdenes del general Galbois, quedó en la provin- bres , salida de Oran á las órdenes del comandante de cia de Constantina; la segunda, de 3,000 hombres, la plaza (noche del 12 al 13 de enero). Al llegar la mandada por elgobernadory por el príncipe reala sus primavera, después de haber avituallado á Medeah y órdenes, se encaminó hacia el Biban, Milianah, el gobernador general se puso á la cabeza El 28 al medio dia comenzó el paso de aquellas de una espedicion que partió de Mostaganem, diritemibles rocas, que los turcos nunca habían atravesa- giéndose á Tekedemp, de cuya población se apoderó do sin pagar tributo, y á donde jamás habían llegado después de una obstinada lucha, aunque los árabes la las legiones romanas: cuatro horas bastaron apenas pa- prendieron fuego antes de abandonar la plaza. Este ra esta difícil operación. Después de haber dejado en primer suceso, que conmovió el poder de Abd-ellos flancos de aquellas inmensas murallas que elevó la Kader, le sugirió sentimientos mas apacibles que en naturaleza á mas de 100 pies esta sencilla inscripción: otras ocasiones: rescatáronse muchos prisioneros, y ¡Ejército francés, 1839! la columna salió al valle de Mr. Dupuchut, obispo de Argel, pudo conseguir un Hamza, y emprendió su marcha sin ser vivamente hos- cange que devolvió la libertad á 138 franceses. tigada hacia Argel, á donde llegó el 2 de noviembre, La columna espedicionaria, sin dejar mas que ruidespués de haberse reunido en el dia anterior con las nas en el lugar donde se hallaba la fortaleza de Teketropas que la esperaban en el campo de Fondouk. demp, se dirigió á Mascara, entró en la ciudad sin Abd-el-Kader aun no había declarado la guerra; resistencia y la halló completamente desierta. Dejó allí pero claramente se dejaban ver sus malas disposicio- una guarnición y entró en Mostaganem después de hanes. Ya en los primeros dias de octubre, los hadjutas ber sostenido una reñida lucha en el desfiladero de ñaman ejercido razziasen las tribus aliadas de Fran- Akb-el-Kredda. Al mismo tiempo el general Baracia y habían sucedido varios encuentros. Por último guay d' Hilliers, enviado al Bajo Chelif, obligaba al después de repetidos actos de hostilidad, dejando el emir á quemar sus plazas fuertes de Boyhar y Thagas, emir a un lado toda simulación, proclamó la guerra dando un severo castigo á la tribu de los oulad-ourach, santa: los establecimientos franceses fueron atacados que era hostil al ejército francés. Estos sucesos no queen toda la línea, y no obstante el denuedo de las tro- daron sin fruto, pues al cabo de algunos meses varias pas, obligados los colonos á evacuar sus posesiones, se tribus se separaron de la devoción de Abd-el-Kader, dirigieron á Argel para buscar asilo: los corredores pidiendo á los aliados de Francia protección contra ei del enemigo penetraron en algunos puntos de impor- emir. tancia y las tribus aliadas se refugiaron al campo. Se había hecho en Mascara el competente núA la primera noticia de la agresión de los árabes y mero de provisiones, á fin de que en ella pudiera pade los acontecimientos desgraciados que á ella se hasar el invierno una división: tenia esto por objeto imbían seguido ' t o d a s l a s medidas necesarias se tomaron pedir á los hachemes entregarse al cultivo y conseguir en * rancia para poner al gobernador general en el de este modo que tan poderosa tribu, base y origen estado de emprender cuanto antes la ofensiva. Se es- del poder de Abd-el-Kader se sometiese, determipidieron ordenes con la mayor rapidez para equipar nando asi la sumisión de todas las demás. A18 leguas on numero «maderable de tropas y acelerar su mar- al Sur de Mascara se elevaba el fuerte de Saida, que £ Ln? e m b a r t l u e ; ?si es que en breve pudo el ejérpor su posición era muy importante para Abd-el-Kader J cito rechazar al enemigo por todas partes - y le servia para contener el país de la Yakoubia, que estabadescontento de su yugo. Este fuerte fué tomado S c m artl ron l a n ' r í t d e mo °mrP d?, n o scon él los príncipes de la y arruinado, el pueblo de la Guedna, cuna de la fade s S E , % ™ S >« Predecesores en milia del emir, sufrió la misma suerte, y al instante Mazagram en Teniah y en otros veinte lugares Me- seis tribus acudieron á establecer alianza con el ejérdeah Mdianah, Cherchel fueron ocupados sucesiva- cito francés-, al cual han servido después de constanmente,jio obstante la resistencia enérgica del emir v tes auxiliares en los ataques dirigidos contra la gran ie sus bien organizadas tropas. Sin embargo, aúneme tribu de los hachemes. ° a guerra quedó encendida por todas partel en la S Habiendo hecho el enemigo una irrupción contra >mc.a de Argel, de Titteri y de Oran, la de Constanlos abados de la Yakoubia que la guarnición de Mas* VIAGE ILUSTRADO. cara, harto insignificante para defenderlos, se vio obligada á abandonarlos á sus propias fuerzas, el gobernador general sintió la necesidad de establecer en esta plaza tropas suficientes para dominar el pais. Por consiguiente, el general Lamoriciere recibió orden de ir á'instalarsé con su división, y lo ha conseguido después de sostener un encuentro en la garganta de Bodj, con Ben-Thamy, califato de Abd-el-Kader. Asi colocado en el centro del pais enemigo, fácilmente pudo eslenderse en todos sentidos, y después de mucha? espediciones, siempre coronadas de buen éxito, consiguió pacificar la comarca y atraer hacia sí todas las poblaciones. Las tribus de faina, asi como el aga de mfestadas en el discurso que habia pronunciado el rev en la apertura de las cámaras, el gobernador general continuo su obra. Desde principios de 1842 el general Lamoriciere y el gobernador mismo dispersaban y perseguían á los árabes en todas las direcciones: el fuerte de Sebdu, única plaza de la segunda línea que todavía quedaba al emir, cayó en poder de sus contrarios que recibieron ademas la sumisión de 18 tribus. Al mismo tiempo las propiedades de los árabes emigrados se hallaban sometidas á una nueva arganizacion. Entretanto, la decisión tomada por la cámara de los diputados, adoptando por último los proyectos del gobierno acerca del África, vino á prestar nueva acti- Grupo de soldados árabes. Ghozel, ya no contenidas por el temor, levantaron el estandarte de la rebelión contra Abd-el-Kader, y nombraron por su gefe al marabú Abdalla-Oald-SidiChigr, que en una entrevista solemne con el gefe de la columna francesa y el general Mustafá, proclamó caducado el poder del emir. En el ano que acababa de trascurrir el pais habia ciado un gran paso hacia su pacificación; pero mucho «altaba todavía para obtener el resultado apetecido. Animado por las intenciones y por las esperanzas ma- vidadá lasoperaciones. Al llegar la primavera el general Bugeaud castigó á los beni-menacer, tribu kabila de las cercanías de Cherchel, y obtuvo la sumisión de mas de 20 tribus. Dirigióse en seguida hacia el Chelif, y envolviendo en un movimiento concéntrico las montañas que servían de refugio á las tribus no sometidas , libró á la llanura de Argel, mediante esta inmensa razzia, de las incursiones de los montañeses, afianzando las comunicaciones entre Medeah, Mjlianah y Cherchel. El general Lamoriciere por su parte acá- ARGELIA. 1 aba de hacer una brillante espedicion, y por último, Abd-el-Kader se vio obligado á penetrar nuevamente en el desierto. . . . pe vuelta ya las columnas espedicionanas, se han ocupado de trabajos mas pacíficos. Se emprendió la construcción del camino que media entre Medeah y Blidah; también se emprendió la escavacion del foso de Mitidja. Al mismo tiempo se arreglaban los contingentes que habian suministrado los aliados. El mes de setiembre se inauguró con una grande concentración de tropas en Mascara y en Mostaganem, pues se trataba de dar un golpe decisivo á Abd-elKader, que habia sufrido ademas la defección de algunas tribus, y después de haber atacado en vano las columnas del general Lamoriciere, combatió durante dos dias las del general Changarnier; pero habiendo previsto que se trataba de circundarle, arrojándose sobre los desfiladeros del Atlas Menor, se dirigió hacia el desierto sobre Taggurt. lif, vio correr hacia él las poblaciones, invadió el agalik de Braz é intentó un ataque sobre Cherchel: por todas las partes del Oeste recobraban las hostilidades un nuevo vigor. Pero los generales de Bar y Changar, nier se dirigieron al instante al encuentro del emirmientras que el duque de Aumale , por numerosas ventajas obtenidas sobre sus aliados, indemnizaba á los franceses de las pérdidas que les habian ocasionado las razzias de Abd-el-Kader. El gobernador se puso personalmente a la persecución del emir, castigó á las tribus culpables de defección, dispersó á los kabilas, y últimamente hizo que el emir- buscase su refugio en las montañas: razzias incesantes vinieron en seguida á confirmar este suceso, acarreando la definitiva sumisión de un gran número de tribus. Pero de todas estas operaciones, ejecutadas con audacia y habilidad, ninguna tuvo un resultado tan importante como la toma de la Smalah de Abd-el-Kader. La Smalah era una población nómada, compuesta Un árabe escuchando. El invierno habia llegado ya; pero Abd-el-Kader se habia establecido en las montañas del Vagrenseris, desde donde dominaba todo el pais comprendido entre Chelif y la Mina, y contenia por el terror á las tribus de las inmediaciones afectas al partido de los franceses ; era de temer que una permanencia mas dilatada en el pais le devolviese su anterior prestigio, por lo cual era forzoso alejarle á toda costa. Una campaña de invierno se ha organizado antes de mucho : el r e sultado de las operaciones correspondió perfectamente a las miras del general en gefe, y en 22 dias casi toda la cordillera del Vagrenseris hasta el Yed-Rihon, el valle todo de Chelif, muchas tribus en masa, y la mayor parte de los Hitas se hallaron al dominio del general Changarnier, que no tardó en fomentar una espedicion contra las poblaciones inmediatas á Tenes, que aun no habian sido hostigadas por el ejército. El año de 1843 pareció comenzar bajo enojosos auspicios: Abd-el-Kader penetró en el valle del Che- de la familia del emir y de las de los principales personages que seguían su causa, constituyendo un conjunto de 12 ó 15,000 personas, cuya guardia se hallaba confiada á las bizarras tropas del emir. Encargado por el general en gefe de apoderarse de ella, el duque de Aumale se encaminó hacia TJssek-U-Rekai, en donde acampaba. La encontró en Taguin (16 de mayo) y al punto se precipitó sobre esta población, formada de tiendas, solamente con 500 caballos y auxiliado por Joussouf, coronel de los saphis, y el t e niente coronel Morris. Al cabo de dos horas todo lo que podia huir se puso en fuga, internando los rebaños en los desiertos, y 3,600 prisioneros quedaron en poder de los franceses, asi como las tiendas de Abdel-Kader, su correspondencia, su tesoro, cuatro banderas , un cañón, dos cureñas y un gran número de objetos preciosos. El general Lamoriciere cortó la r e tirada á los fugitivos ó hizo nuevamente numerosos prisioneros y consiguió un botín considerable. Un nue- VÍASE ILUSTRADO. vo encuentro con los despojos déla Smalah se efectuó el 22 do junio, y nuevamente la fortuna fué contraria á los .árabes. Terminaremos aqui la narrarán de las operaciones del ejército francés en la Argelia. Después de la toma de Argel varias veces se ha suscitado la cuestión de si esta conquista era ó no para la Francia una carga pesada, y si la metrópoli podia, en un tiempo mas ó menos inmediato, obtener algunas ventajas: preciso es añadir que esta cuestión, tratada en las cámaras, no poco ha contribuido para complicar la situación de los franceses en la Argelia. Se ha hecho valer contra la conservación «le Argel el gasto de hombres y dinero que esta posesión ha costado ya á la Francia; se ha pretendido que en caso de guerra continental tendría necesidad esta potencia de esplotar todos los recursos, viéndose por consiguiente en la imprescindible necesidad de abandonar el África; se ha dicho, por otra parte, que en caso de guerra con la Gran Bretaña, bloqueado el ejército francés de la parte del mar por las tropas'enemigas y asaltado de la parte de tierra por los árabes, no podría menos que rendirse á discreción. Pero veamos de disipar á una las diversas dificultades que se suscitaron, y por de pronto resolveremos la primera, apelando á la historia. La provincia de África era, sin contradicción, una délas mas ricas y mas florecientes del imperio romano. ¿Y es de creer que Roma haya establecido su dominación en solo doce años? No ciertamente. Un siglo y aun mas, tesoros y armadas enteras, nada se omitió para realizar esta conquista, que fué mas tarde y por espacio de cinco siglos el mas bello florón de la corona imperial. Lleguemos á los tiempos modernos y preguntemos á los ingleses cuánto les han costado sus establecimientos de las Indias. Mas los romanos de otros tiempos, se dirá, mas los ingleses de nuestros dias no tuvieron que luchar con poblaciones fanáticas que considerasen la guerra contra sus enemigos como un acto de religión, y pudieron por tanto prever el término de la obstinada pelea. Admitido que estos dos pueblos se hallasen bajo este concepto en condiciones mas favorables que la Francia; pero no exageremos el fanatismo musulmán como lo hacen muchos. Gracias al poco conocimiento del pais, los franceses han conseguido levantar en contra suya razas enteras, que por ser diferentes en sus costumbres, lenguaje, intereses y sectas, se hallaban en perpetua lucha bajo la dominación de los beyes. En verdad que no conviene á la Francia emplear como medios de gobierno los mismos que empleaban los turcos; pero pudiera granjearse la voluntad de las poblaciones musulmanas por la dulzura y los buenos procedimientos. Recordemos ante todo que en ellos el fanatismo es el fundamento de la religión, y si vieran la fortaleza á la par de la justicia y la severidad para reprimir los díscolos y turbulentos, pronto todas estas poblaciones aceptarán la dominación de los europeos como impuesta por la voluntad de Dios. Bonaparte, con 23,000 hombres, á lo sumo, consiguió la conservación de! Egipto, á pesar de los turcos y los ingleses. Al Oeste de la regencia, la mala política de Francia ha despertado una nueva ambición que ha creido poderle disputar el imperio de esta parte del África, pero en la provincia de Constantino nada de esto ha sucedido en efecto: Achmet cayó en desgracia; era musulmán, y sin embargo, ni un solo alfange se desnudó para dar- le apoyo, y en toda la estension del pais la autoridad de los tranceses se vio establecida y respetada ;(Vier ran tomarse en cuenta como consecuencia del fanatismo religioso los merodeos de los hadjutas y de algunas otras tribus? ¿Y por ventura, los mismos hechos no se presentan en la Siria y en Arabia cuando las caravanas de los verdaderos creyentes, al dirigirse á la Meca, no pueden atravesar aquellas regiones si no es pagando un tributo, caminando con escolta, que no siempre contiene la rapacidad de los beduinos? Seguramente se ha necesitado todo el vigor de MehemetAlí para poner coto á estos escesos, que nuevamente han comenzado desde que él ha desaparecido de la escena política. Examinaremos ahora el caso de guerra continental. Nadie puede poner en duda que los combates sostenidos desde hace quince años en África hayan sido una buena escuela para el ejército, pues no en la vida ociosa de las guarniciones se hubiera formado esa valiente falange de jóvenes generales, que son la gloria y la esperanza del pais, y aunque la Argelia no ofreciese otra ventaja, ciertamente no es esta de escaso interés ; pero examinemos la cuestión bajo otro punto do vista. ¿Acaso es insignificante el sostener en Argelia un ejército intrépido y aguerrido que , trasportado en algunos dias por mar hasta el punto vulnerable del enemigo, pueda entretenerle con rmen éxito? Pregúntesele al Austria si, el ejército de África, al llegar á las costas de la Lombardía, no le causaría mas recelos que otro ejército de igual fuerza á las márgenes del Rhin ó al pie de los Alpes. Pregúntese á la Rusia si verá sin inquietud que el ejército de África desembarcase á orillas del Bosforo. Ba ocupación argelina disminuye los recursos de la metrópoli. ¿Pero cuál sería la fuerza de la Francia para que su salvación dependiese de algunos millares de hombres que custodian sus posesiones africanas? . Dícese generalmente que el Mediterráneo debe ser un lago francés. ¿Será preciso para justificar esta palabra que abandone la Francia 200 leguas de costa, que por un lado miran á Gibrallar y España por Oran y sus puertos, y por otro á Malta é Italia por Bona? Admitamos la hipótesis de una guerra con la Inglaterra , la España sería en tal caso aliada de Francia ó su enemiga, en cualquiera de ellos dueña asi de toda esta porción de mar que baña las costas de África y de España, tendría á raya las fuerzas inglesas. Añadamos ademas que el abandono de Argel, suponiendo que debilitase directamente á la Francia, aumentaría la fuerza de sus rivales. No existe nación ni pueblo en Argelia; diez razas diferentes se distribuyen su vasto territorio, en donde ninguna domina: el África , por otra parte, tal como nos lo enseña la historia, ha estado siempre sometida á \ü dominación de los estrangeros ; cartagineses, romanos, vándalos, griegos, árabes y turcos la han poseído alternativamente. Abandonada por los franceses, las débiles fuerzas del sultán serán insuficientes para conservarla; vendrá por tanto á servir de presa á algún nuevo Barbaroja que restablecerá la piratería, o lo que es mas.probable aun, caerá en poder de los ingleses. Argel parece que ha sido otorgado por la Iroví dencia para indemnizar de todas sus pérdidas y para hacer recobrar á los franceses el rango que habían perdido: solo Argel puede ponerlos en posición de luchar con la Inglaterra, su irreconciliable enemiga, que