Cómo fue la construcción y ampliación de “Europa”

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Una nueva geopolítica
Cómo fue la construcción
y ampliación de “Europa”
La caída del Muro de Berlín,
elemento fundamental
en la recomposición de
los equilibrios mundiales,
marca también un punto
de inflexión en la construcción
europea. Pero la ampliación
acentúa la contradicción entre
los objetivos proclamados
de la Europa política
y la realidad explosiva de
un gran mercado competitivo.
Una construcción geopolítica
60 I EL ATLAS
DE
LE MONDE DIPLOMATIQUE
oncluida la Segunda Guerra Mundial, la mayor parte
de los Estados de Europa
Occidental se integró en las
organizaciones intergubernamentales de
la Guerra Fría, no exclusivamente europeas: la Organización Europea de Cooperación Económica (OECE), a cargo del
Plan Marshall (1947) y la Organización
del Tratado del Atlántico Norte (OTAN,
1948). La “otra Europa” (a excepción de
la disidente Yugoslavia) respondió con el
establecimiento del Consejo de Asistencia
Mutua Económica (CAME), en 1949, y el
Pacto de Varsovia, en 1955. Los proyectos de comunidad política europea y de
Comunidad Europea de Defensa (CED)
quedaron sepultados desde la muerte de
Stalin (1953). Europa Occidental siguió
siendo en sí misma políticamente débil, y
el embrión de seis miembros de la Europa
comunitaria, que vio la luz con el Tratado
C
de Roma (1957), tuvo un fundamento básicamente económico: Comunidad Europea
del Carbón y del Acero (CECA), Euratom
y Comunidad Económica Europea (CEE).
Sus promotores buscaron el surgimiento de
una Europa política a partir de la integración
económica, pero fueron frenados los persistentes conflictos entre los Estados y las
concepciones atlantistas defendidas principalmente por el Reino Unido. En 1960, el
Gobierno británico impulsó la constitución
de la Asociación Europea de Libre Comercio (AELE) en oposición a la CEE, y procuró luego incorporarla a ella para producir un cambio en su concepción teórica.
EN BUSCA DE LEGITIMIDAD
La CEE, convertida en Unión Europea
(UE) por el Tratado de Maastricht (1993),
fue dotada de instituciones comunes (Consejo de Ministros, Comisión, Parlamento,
Tribunal de Justicia). La mayor parte de
sus miembros se habían adherido desde
1979 al Sistema Monetario Europeo
(SME), basado en el European Currency
Unit (ECU), unidad de cuenta común. Pero
hasta el Acta Única Europea (AUE) de
1986, las políticas comunes convivieron
con un control de los movimientos de
capitales y políticas económicas y monetarias propias de cada uno de los Estados.
Durante las tres grandes olas de ampliación
anteriores a la de mayo de 2004, la CEE
procuró amortiguar sus desigualdades crecientes y modificar su imagen de “Europa
de los comerciantes”. El aumento de los
fondos estructurales presupuestados (que
apuntaron a reducir las disparidades en el
nivel de desarrollo) y la elección del Parlamento Europeo por sufragio universal a
partir de 1979 dieron muestra de ello.
La AUE de 1986 marcó el giro hacia
la libre circulación de los capitales en un
mercado europeo unificado. Después de
la caída del Muro de Berlín, el Tratado
de Maastricht estableció criterios ultra
monetaristas para la adhesión a la futura
moneda, con el fin de captar al Bundesbank, abrumado entonces por el coste de
la unificación alemana. Estados Unidos
Muertos por millares...
sacó partido de la parálisis de las diplomacias europeas frente a la crisis yugoslava
para volver a enviar fuerzas de la OTAN
al Este y asentar la contrucción europea
dentro de un marco atlantista. A finales de
1999, después de la guerra de la OTAN
(Kosovo), la UE decidió acelerar el proceso
de ampliación hacia el Este.
El gasto público y social de los Estados
miembros quedaría en adelante sujeto a
normativas de “estabilidad”, y el presupuesto europeo llegó a representar el 1,24%
del ingreso bruto de la Unión. Aunque más
pobres y dependientes de la actividad agrícola, los nuevos miembros no gozarían de
las mismas transferencias de fondos que
el sur de Europa, Irlanda o los Länder del
este de Alemania. El mecanismo principal
de financiación de las nuevas inclusiones
sería una política de atracción de capitales
extranjeros a través de la reducción de los
impuestos y las cargas sociales. El proyecto de Tratado Constitucional apuntaba
a dar legitimidad política a esta orientación
socialmente regresiva, presentándola como
la única base posible de una construcción
europea pretendidamente solidaria, cuando
en realidad se reducía cada vez más a una
competencia comercial generalizada.
La fragilidad de esta normativa destructora de las protecciones sociales y carente
de unidad política real sólo se atenuaba
con la esperanza de resultar menos mala
que las xenofobias... cuando en realidad
las alimentaba. La convicción de que es
posible una resistencia europea al actual
orden mundial de hegemonía estadounidense se topa con la realidad de los tratados y las decisiones presupuestarias de la
actual Unión.
Ya están previstas otras incorporaciones (Bulgaria y Rumanía en 2007, Croacia,
Macedonia y Turquía, con quienes se inician las conversaciones, y también, negociaciones de pre-adhesión con los otros
países de la antigua Yugoslavia). Dado
que responden a la misma lógica, éstas no
podrán sino acentuar las contradicciones
de esta construcción.
●
Una plétora de organizaciones
En Internet
g Revista “Elargissement de l’Union
européenne”: www.missioneco.org/
publications/revue-elargissement.asp
g Centro de información sobre Europa:
www.info-europe.fr/elargissement
g Europa – Actividades de la Unión
Europea: www.europa.eu.int/pol/enlarg/
index_es.htm
g Hidden Europe:
www.hiddeneurope.co.uk
EL ATLAS DE LE MONDE DIPLOMATIQUE I 61
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