REFLEXION SANTA MISA 8 DE AGOSTO SANTO DOMINGO Textos

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REFLEXION SANTA MISA
8 DE AGOSTO
SANTO DOMINGO
Textos de la Palabra:
Núm 19, 1-13
Sal. 94, 1-2. 6-9
Mt. 16, 13-23
1 – Saber.
 Uno puede constatar en la vida propia y también en la de los demás, cómo en nuestros procesos de fe, hemos tenido la gracia
de poder recibir las enseñanzas catequéticas y doctrinales sobre la persona de Jesús.
 Y en esos proceso, los iniciales, nuestra catequesis en la niñez, no recuerdo que se me inculcara, que eso que estaba
aprendiendo, era para la mi vida de cristiano, y no solo para tomar la comunión o pasar la confirmación como se decía.
 Y muchos han quedado en esa formación inicial, con esa vivencia, con todo lo que ello significa, el seguir creciendo en la fe,
en la formación permanente, como en estos tiempos se nos refiere con motivo del año de la fe.
 Es la realidad que nos pinta el evangelio: la gente responde cualquier cosa, sobre quién es Jesús.
“El Año de la Fe ofrecerá así a todos los creyentes una buena oportunidad para profundizar los principales documentos del
Concilio Vaticano II y el estudio del Catecismo de la Iglesia Católica y de esa manera crecer en el conocimiento de los
contenidos de la fe para poder dar razones de lo que se cree. Así la acción evangelizadora y misionera provocará, no sólo el
encuentro personal con Cristo, sino también, a través de la enseñanza y la catequesis permanente, un conocimiento de los
contenidos de la fe en Él para dar testimonio de ello con la propia vida”. (CEA – Lineas Past. 2012-2014)
2 – Obrar.
 El conocer las verdades sobre nuestra fe, es conocer más a Jesús, en el encuentro personal con Él, como nos refiere el texto
de los obispos, para dar testimonio de Él con la propia vida.
 El saber, en la vida cristiana, reclama encarnación, es decir, una traducción en hechos concretos, en los actos de la vida de
creyentes, no sólo para dar respuestas de sobre cuestiones teológicas, sino testimoniales.
 En el evangelio de este día, contemplamos la figura de Pedro. De tener un diez en el saber la identidad de la persona de
Jesús, con la respuesta hasta teológica podemos decir a la pregunta del Maestro, pasa al cero, al no entender que esa verdad
será planificación en la vida de Jesús y en algún momento también en la suya.
 En las cosas de la fe no nos servirá de mucho saber tanto, sino lo traducimos en vida. El saber nos debe llevar a tener los
mismos sentimientos de Jesús, atravesados por la materia fundante de toda vida cristiana que es la Pascua en Jesús y en la
vida propia.
3 – Coherencia.
 Decimos, y así debería ser, que el obrar sigue al ser. No siempre es así. En las cuestiones de la vida de fe, muchas cosas
sabemos, pero de ahí a que obremos en consecuencia, se abren interrogantes.
 El saber, alimenta nuestro ser, fundamenta mi existencia, quién es Jesús para mí, no sólo en el orden del saber, sino en la
realidad existencial de mi ser hijos de Dios.
 El saber, en la realidad de la fe, decíamos requiere encarnación. Y Jesús en el evangelio nos remite a nuestra mente, centro
del saber, que debe traducirse en una configuración con la fuente de donde mana todo: tener los mis pensamientos de Dios.
 Y aquí tenemos que dar el paso, de una conversión de mentalidad, pues de lo contrario, podemos saber mucho de religión
como nos suelen decir, pero la vida denuncia que todo ello está en el orden conceptual, pero no vivencial. Y esto es
fundamental.
 Cuántas veces nos encontramos con bautizados, que han tenido su catequesis inicial, y posiblemente algo de formación
permanente, que dicen: y eso dice la Iglesia, pero yo opino que…. Hay algunas cuestiones que tendrían que cambiar en la
iglesia (y estamos hablando a veces hasta de cuestiones determinantes como por ejemplo el celibato)….
 La falta de coherencia entre lo que pensamos, decimos y vivimos como hijos de Dios, nos pone en estado de misión
permanente, a la hora se seguir educando en la fe para la vida. No “lavarle la cabeza” a nadie. Si llevarlo a que haga de las
verdades de fe, convicciones, que los transforme, nos transforme, en mente y corazón, en verdaderos testigos. Peligro: tener
un Pedro agazapado en nuestras vidas: creemos algunas cosas, otras no, las cuestionamos, no las vivimos, tampoco las
testimoniamos, etc. La historia de la Iglesia, lamentablemente, tiene muchos que asumieron esta actitud. Pero también otros,
que dieron la vida por Aquel a quién habían conocido y sabían quién era verdaderamente.
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