WILLIAM WYLER

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WILLIAM WYLER
Wyler, con el nombre de nacimiento de Willi Weiller, nació en 1902 en una familia judía de
Mulhouse, ciudad de la región francesa de Alsacia. Se educó en Lausana (Suiza), y luego estudió
violín en el Conservatorio de París. Estaba emparentado con Carl Laemmle, fundador de los
estudios Universal Pictures, a través de su madre, prima de Laemmle. En 1921 se trasladó a los
Estados Unidos. Gracias a estas conexiones familiares, y sobre todo por su talento precoz, fue el
más joven director de la Universal en 1925. En 1928, se convirtió en ciudadano naturalizado
estadounidense.
Pronto demostró que era un competente artesano y un riguroso
director de escena, y a principios de los años treinta se convirtió en
uno de los mejores activos de la Universal, dirigiendo películas tan
sólidas como The Love Trap (1929), Hell's Heroes (1930), ¿Héroe
o cobarde? (1932) y Una chica angelical (1935). Más tarde fue
contratado por Samuel Goldwyn y dirigió películas de gran calidad
como Esos tres (1936), Rivales (1936), una obra maestra como
Desengaño (1936), Dead End (Callejón/Calle sin salida) (1937),
Jezabel (1938), Cumbres borrascosas (1939), La Carta (1940), The
Westerner (1940) y La loba (1941). La mítica y legendaria actriz
Bette Davis dijo en varias ocasiones que fue el único director que
supo dirigirla correcta y completamente.
Entre 1942 y 1945 Wyler se enroló en el Cuerpo Aéreo del Ejército de los Estados Unidos con el
grado de mayor y mientras la guerra estaba todavía en curso dirigió dos documentales y dos
películas de ficción. Las dos películas de ficción que Wyler rodó durante la guerra fueron de las
primeras en captar el estado de ánimo de la nación conforme se preparaba para la batalla y, cuatro
años más tarde, para la paz: la primera, La señora Miniver (1942), narra la historia de una familia
inglesa de clase media que se adaptaba a la guerra en Europa y ayudaba a preparar al público
estadounidense a la vida en tiempos de guerra (y galvanizó el apoyo a los británicos). La segunda,
Los mejores años de nuestra vida (estrenada en 1946), cuenta la historia de tres veteranos que
volvían a casa y que intentaban adaptarse a la vida civil, dramatizando los problemas de los
veteranos que regresaban con quienes se habían quedado en casa durante el conflicto. Wyler logró
con ambas películas tanto el premio de la academia al mejor director como a la mejor película.
Durante los años cincuenta y sesenta, Wyler dirigió toda una serie de películas aclamadas por la
crítica, entre las que cabe destacar Vacaciones en Roma (1953) que presentó a Audrey Hepburn al
público estadounidense y le llevó a ganar su primer Óscar; La heredera, que hizo ganar a Olivia de
Havilland su segundo Óscar y Ben-Hur, con la que consiguió todos los Óscar de la edición de
1959.En 1965, Wyler obtuvo el Premio en Memoria de Irving Thalberg a los logros de toda su
carrera. Once años más tarde, recibió el galardón a toda su carrera por parte del American Film
Institute. Además de los premios de la Academia que consiguió, diez de sus películas fueron
nominadas a la mejor película. Recibió doce nominaciones como Mejor Director, ganándolo tres
veces, mientras que tres docenas de sus actores ganaron el premio o fueron nominados a él.
La calumnia
Drama social de muy altos vuelos con un excelente trabajo de interpretación. Buena. (Fernando
Morales: Diario El País)
TÍTULO ORIGINAL:
DIRECTOR:
GUIÓN:
MÚSICA:
FOTOGRAFÍA:
REPARTO:
PRODUCTORA:
AÑO:
PREMIOS
DURACIÓN
PAÍS
GÉNERO
The Children's Hour
William Wyler
Lillian Hellman
Alex North
Franz Planer (B&W)
Audrey Hepburn
Shirley MacLaine
James Garner
Miriam Hopkins
Fay Bainter
Karen Balkin
Veronica Cartwright
Mimi Gibson
Debbie Moldow
Diane Mountford
William Mims
Sally Brophy
United Artists
1961
5 nominaciones a los Oscar,
incluyendo actriz sec.
(FayBainter) y dirección artística
107 minutos
Estados Unidos
Drama | Drama psicológico.
Remake. Homosexualidad
SINOPSIS:
Karen (Hepburn) y Martha (MacLaine) son las directoras de una exclusiva escuela para niñas.
Una alumna maliciosa y vengativa, despechada por un castigo que ha recibido, oye por
casualidad un comentario y lo utiliza, distorsionándolo, para acusar a sus profesoras de una
conducta reprobable. Los escandalosos rumores se extienden velozmente por la comunidad
escolar, con repercusiones inmediatas, devastadoras y trágicas.
CRÍTICAS
Segunda adaptación de la obra teatral de Lillian Hellman, que en 1936 Wyler había rodado
como "Esos tres", en la que el conflicto originario pudo ser abordado sin las cortapisas de la
anterior. La sórdida historia de maledicencia a que se ven sometidas dos profesoras fue
captada con tanta dignidad expresiva como contención formal. Los contornos precisos de su
dramaturgia acaban resultando insuficientes. (Fotogramas)
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Karen y Martha son dos maestras a cargo de una escuela. Al castigar a una de las alumnas, ésta,
resentida con ellas, difunde el falso rumor de que existe una relación lesbiana entre ambas
profesoras. El asunto llegará hasta los tribunales, desencadenándose una serie de acontecimientos
de trágicas consecuencias. Basada en la obra teatral de Lillian Hellman, Wiliam Wyler dirige este
drama, sobre los efectos que la mentira puede originar sobre la vida de las personas que la
padecen. Con una eficaz puesta en escena y unas excelentes interpretaciones (Audrey Hepburn y
Shirley MacLaine en el papel de profesoras injustamente calumniadas, y James Garner como
prometido de una de ellas) Wiliam Wyler aborda un tema, en su momento considerado tabú; el
director no había podido tratar con toda claridad la obra en la adaptación que hizo en 1936 con el
título de Esos tres. (Decine21.com)
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Tras un primer tratamiento de la obra de Lillian Hellman, también firmado por William Wyler, el
director se acerca a este relato con connotaciones lésbicas y mucho perfil femenino. Una historia de
personajes, de profesoras, de pasiones prohibidas y con un reparto de primera. (Antonio Albert)
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“(…) el temor a la diferencia, la culpa que provocan unos sentimientos que no acaban de
reconocerse, las duras repercusiones de una calumnia, permanecen con creciente actualidad en un
momento en que la canalización de estos asuntos puede hacer creer que sus verdaderas aristas
han desaparecido”. (Fernando Méndez-Leite, El País)
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