Ecografía transrectal para el diagnóstico del estado

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manual de técnicas clínicas
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Este libro está reproducido en el sitio web de IVIS con el permiso de Grupo Asís.
IVIS agradece a Grupo Asís por su apoyo.
TÉCNICA CLÍNICA
Ecografía transrectal
para el diagnóstico
del estado reproductivo
Robert Knox, Ph. D.
Department of
Animal Sciences
University of Illinois
Urbana-Champaign
EE. UU.
La incertidumbre sobre el estado reproductivo de
las cerdas de un rebaño conduce a menudo a un
incremento en el número de días no productivos,
ya que es necesario esperar para ver cómo se desarrollan los acontecimientos. Sin embargo, la ecografía transrectal puede usarse para determinar la
situación reproductiva de la hembra instantáneamente y a lo largo del tiempo. Esta tecnología es
una herramienta diagnóstica que permite la visualización del tracto genitourinario de las cerdas, y
que los técnicos puedan tomar así decisiones de
manejo del rebaño basadas en el conocimiento
preciso de su estado reproductivo en un momento
determinado.
Cuando se realiza sobre animales individuales,
grupos o subpoblaciones representativas del rebaño, la información obtenida puede emplearse para
caracterizar la fase puberal de las cerdas de reposición, la fertilidad de las hembras destetadas, el
estado reproductivo de una cerda determinada, la
incidencia de patologías, o para conocer detalles
sobre el estado de gestación. Los resultados obte-
nidos ofrecen una elevada precisión respecto a la
fase reproductiva, ya que las estructuras visualizadas sobre los ovarios o en el útero son típicamente transitorias, apareciendo durante periodos concretos del ciclo de la cerda.
APLICACIONES
La ecografía transrectal puede emplearse en nulíparas, cerdas destetadas y hembras gestantes sin ningún efecto perjudicial sobre la reproducción. Con
esta técnica es posible establecer la clasificación
reproductiva de una hembra, basándose en la
visualización en sus ovarios de folículos pequeños
(<3 mm), medianos (3-6 mm) o grandes (>7 mm),
cuerpos lúteos o estructuras patológicas, como folículos ováricos mono o poliquísticos (>12 mm) y
quistes luteales. También permite observar el útero
y su contenido, que puede presentar fluido o ausencia de éste, fluido con embriones o fetos, o fluido
ecogénico indicativo de una infección uterina.
Los folículos pequeños o medianos se observan
normalmente en ausencia de cualquier otra
MATERIAL
El material necesario para realizar la ecografía
transrectal es el siguiente:
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Ecógrafo con sonda linear de 5-7,5 MHz
Tubo estabilizador transrectal (PVC)
Cinta adhesiva (20-50 mm de ancho)
Carrito de transporte o panel
para apoyar el ecógrafo
Guantes de látex desechables
Toallitas de papel desechables
Lubricante de alta calidad
Fuente de alimentación y cables alargadores
Grabador de vídeo o impresora (opcional)
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TÉCNICA CLÍNICA
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DESCRIPCIÓN
DE LA TÉCNICA
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El entrenamiento previo con tractos reproductores obtenidos en matadero ayuda a familiarizarse con las diferentes estructuras ováricas y uterinas que pueden encontrarse en la granja. Los tractos se sumergen en
una cubeta grande con agua y se aplica la sonda, ajustándose posteriormente brillo, contraste y potencia de la señal.
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Una vez en la explotación se fija el cuello de la sonda al tubo estabilizador con una tira de cinta adhesiva. Se colocan una o dos tiras más para
sujetar el cable de la sonda a lo largo del tubo.
La cerda se trasladará a una jaula de gestación que limite sus movimientos hacia delante, hacia atrás y hacia los lados. Normalmente no es necesario retirar el alimento o el agua antes de la ecografía transrectal. El ecógrafo se colocará detrás de la hembra, en el carrito de transporte o sobre
la jaula, apoyado en un panel.
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3
3
Tras calzarse los guantes desechables se lubrica bien la cabeza de la
sonda. Se abre la parte trasera de la jaula y se introduce como guía por
el ano del animal un dedo previamente lubricado, y después, cuidadosa
pero rápidamente, la sonda, con un movimiento rotatorio y en un ángulo
ligeramente ascendente. En el caso de que las heces o una constricción
rectal impidan el paso de la sonda, se retirará ésta y se esperará alrededor de 1 minuto a que el animal elimine o relaje los músculos del recto
antes de intentarlo de nuevo.
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Una vez dentro del recto puede profundizarse con la sonda mediante ligera presión y movimientos rotatorios de 45 grados. Dependiendo del
tamaño de la hembra, deberá introducirse entre 30 y 50 centímetros.
Generalmente, el proceso causa pocas molestias a los animales.
Una vez dentro del recto es importante ubicar la vejiga de la orina, que
sirve como una excelente referencia, ya que es fácilmente reconocible y
normalmente siempre contiene al menos algo de líquido. Una vez localizada, la sonda debe avanzar cranealmente hasta sobrepasar la mayor
parte (pero no toda) de la longitud de la vejiga. En este punto puede
comenzar la exploración de los ovarios y el útero. Se procederá a realizar
lentos barridos en un ángulo de 45 grados hasta observar estas estructuras. A menudo es necesario aumentar o disminuir continuamente el
contacto de la sonda con la pared rectal para visualizarlas correctamente, modificando la presión ejercida desde fuera del animal por el mango
del tubo estabilizador, hacia arriba o hacia abajo. Una vez se localiza una
estructura, los pequeños movimientos en arco repetidos sobre la misma
permiten una excelente visualización y ofrecen un buen detalle.
La extracción de la sonda se realizará tirando firme pero suavemente,
imprimiendo ligeros movimientos rotatorios hasta que salga del ano.
Posteriormente deberá limpiarse la vulva de heces y lubricante, para evitar infecciones del tracto genitourinario.
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estructura sobre el ovario, en nulíparas prepuberales o acíclicas y en cerdas destetadas o en anestro. Las hembras cíclicas pueden presentar únicamente folículos medianos-grandes, o bien cuerpos lúteos con folículos pequeños-medianos. En
los tipos de animales anteriores es de esperar una
pequeña cantidad o ausencia total de fluido en el
útero. Los ovarios con quistes pueden exhibir
uno o más folículos mayores de 12 mm, aparte
de otras estructuras. En los ovarios de cerdas gestantes se podrán observar cuerpos lúteos con o
sin folículos pequeños-grandes; desde el día 18 el
útero exhibe pequeñas cantidades de fluido, que
aumenta a lo largo de las siguientes dos-tres
semanas. A partir del día 22 de gestación pueden
visualizarse embriones, y fetos desde el día 30.
Los estados patológicos, como las infecciones
uterinas, se diagnostican por la presencia de fluido hiperecoico en el interior del útero, y la pseudogestación por la presencia de cuerpos lúteos
con o sin fluidos uterinos en gestación temprana,
o, en gestación tardía, por la detección de líquidos y ausencia de fetos.
La información sobre el tamaño de los folículos
puede ser de gran valor si se obtiene al mismo
tiempo que se realizan las detecciones del celo. Ya
que la mayoría de las cerdas destetadas salen en
celo y ovulan en un corto periodo de tiempo, la
ecografía resulta ideal para evaluar la eficacia de
los procedimientos de detección del estro. Una técnica inadecuada o ciertas circunstancias no desea-
bles conducen a menudo a una falta de sensibilidad en la detección del inicio del celo y en la identificación específica de las cerdas que no están en
estro. En este sentido, la ecografía transrectal
puede ayudar a mejorar la detección del celo y la
coordinación en los protocolos de inseminación
artificial basados en el intervalo destete-estro y la
duración del celo.
El manejo reproductivo proactivo comienza con
el conocimiento de las cerdas que se deben controlar. Puede tomarse la decisión de usar hormonas o exposición al verraco para inducir el celo en
hembras de reposición si se conoce la edad de
aparición de la pubertad (que puede determinarse
en función de la situación ovárica). Con la ecografía transrectal es posible caracterizar subpoblaciones de cerdas de reposición para saber qué porcentaje de ellas ciclan a intervalos de tres semanas
después de, por ejemplo, los 180 días de vida. Las
nulíparas que no logren manifestar celo a una
determinada edad pueden explorarse ecográficamente para conocer su estado ovárico e inducirles
el estro, o eliminarse del rebaño.
En situaciones de infertilidad en las que estén
implicadas cerdas destetadas que no logran salir
en estro, los técnicos pueden emplear la ecografía
como método para evaluar los cambios en las técnicas de manejo mediante observaciones repetidas
a intervalos semanales, o incluso mensuales.
Todo lo anterior permite trazar estrategias para reducir el número de días no productivos en el rebaño.
A TENER EN CUENTA
El procedimiento requiere normalmente de 2 a 5 minutos para visualizar los ovarios, el útero, el cérvix y la vejiga de una cerda.
Para evitar la transmisión de enfermedades, el equipo de ultrasonidos debe limpiarse con agua
caliente y desinfectarse entre rebaños. Acto seguido se introducirá en una bolsa desechable limpia,
que se cerrará posteriormente, y se guardará en sus cajas de transporte protectoras. Al llegar a una
nueva granja, el ecógrafo se extraerá de su embalaje y se preparará para ser introducido en las instalaciones, respetando los procedimientos de bioseguridad de la explotación.
La ecografía transrectal puede repetirse en un mismo animal varias veces al día, diariamente o a
intervalos semanales mientras no exista evidencia de hemorragia, en cuyo caso no deberá volver a
practicarse hasta, al menos, el día siguiente.
Cuando se ecografían hembras que han sido cubiertas y que se suponen gestantes, hay que tener en
cuenta que conforme progresa la gestación el útero se vuelve más pesado y cae por la fuerza de la
gravedad, alejándose del recto. En estos casos, las sondas de 5-7,5 MHz por vía transrectal sólo permiten visualizar segmentos del útero y de su contenido, por lo que puede ser necesario recurrir a la
ecografía transabdominal para ayudar en el diagnóstico del estado reproductivo.
Si se utiliza un carrito de transporte para el ecógrafo, se debe comprobar con antelación que pueda
pasar por los pasillos de la nave.
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a
b
Imágenes de estructuras del tracto genitourinario obtenidas por ecografía transrectal
a) Vejiga con orina, visualizada con una sonda
linear de 5,0 MHz, a unos 25 mm de profundidad. Obsérvense las paredes lisas de la musculatura alrededor del líquido (L).
b) Útero grávido visualizado mediante una
sonda linear de 7,5 MHz. Obsérvese la forma
irregular de las capas de musculatura uterina
alrededor de bolsas de fluido alantoideo de unos
20 mm (FA).
c) Folículos ováricos (flechas) grandes (>7
mm) y medianos (3-6 mm) de una cerda durante el estro, visualizados con una sonda linear de
7,5 MHz.
d) Cuerpos lúteos de 10-12 mm (flechas)
visualizados con una sonda linear de 7,5 MHz.
e) Folículos ováricos quísticos de 15-30 mm de
una cerda con ovarios poliquísticos, visualizados con una sonda linear de 5,0 MHz.
FA
L
c
e
d
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ADVERTENCIA
Los conocimientos técnicos veterinarios están en constante evolución. Las investigaciones recientes y la experiencia clínica, al mismo tiempo que amplían nuestros
conocimientos hacen necesarios cambios en los tratamientos y en la terapia farmacológica, por lo que se
debe ser cuidadoso en su aplicación. En consecuencia, se
recomienda a los lectores que analicen los últimos datos
aportados por los fabricantes sobre cada fármaco para
comprobar la dosis recomendada, la vía y duración de
la administración y las contraindicaciones. Es responsabilidad ineludible del veterinario clínico determinar la
dosis y el tratamiento más adecuado para cada paciente, en función de su experiencia y del conocimiento de
cada caso concreto. Ni el editor ni el autor asumen responsabilidad por los daños y/o perjuicios que pudieran
generarse a personas o propiedades como consecuencia
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© 2008 Asís Veterinaria, S.L.
Andador del Palacio de Larrinaga, local 2
50013 Zaragoza. España
Editado con la colaboración de Boehringer Ingelheim
Diseño y maquetación: Asís Veterinaria
ISBN: 978-84-612-3074-7
Depósito Legal: Z-1.615/2008
Impreso en España
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