199º aniversario de la creacion del primer gobierno patrio 25 de

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199º aniversario de la creacion del primer gobierno patrio 25 de mayo de 1810: el chispazo eterno
Lunes, 25 de Mayo de 2009
Libertad, igualdad, fraternidad, valores de independencia y raíz nacional se conjugaron en
aquel día lluvioso en que la revolución se imprimió en la memoria del país. Historiadores
consultados por Hoy rescataron el legado que dejó el histórico suceso para nuestros días
Libertad, igualdad, fraternidad, valores de independencia y raíz nacional se conjugaron en
aquel día lluvioso en que la revolución se imprimió en la memoria del país. Historiadores
consultados por Hoy rescataron el legado que dejó el histórico suceso para nuestros días
Al relato todos lo conocemos. Es de las primeras lecciones de historia que tuvimos en la
escuela. Es más, sin tener aún conciencia de lo que la fecha significaba, las maestras ya nos
vestían de época y recreábamos su versión de lo sucedido para el acto escolar. Pero a casi
200 años de distancia, es bueno repasar, en dimensión certera, la importancia histórica que
tuvo el 25 de mayo de 1810 para el país.
¿Cuál fue? Nada más y nada menos que el forjamiento de nuestra Nación, que ahora camina
hacia la celebración del Bicentenario de su creación. “La enseñanza principal del 25 de mayo
es que el éxito acompaña a aquello que se hace con convicción e inteligencia”, resaltó en una
charla con Hoy el historiador Pacho O’Donnell. La Revolución de Mayo significó el proceso
histórico que permitió la conformación del primer gobierno patrio. Atrás quedaba la colonia:
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después de años de dominación, en tierras criollas se fueron gestando intenciones
independentistas que confluyeron en aquel día lluvioso, iluminado por un sentimiento de
libertad y de necesidad de crear el propio destino del pueblo.
Tal como explica el historiador Natalio Botana en su libro La libertad política y su historia, el
proceso revolucionario comenzó en 1806 y 1807, momento en que Buenos Aires rompía los
moldes burocráticos establecidos para reclutar milicias y rechazaba de manera armada a los
invasores ingleses. La ciudadanía se armó espontáneamente, y el Cabildo destituyó al virrey
Sobremonte e instaló a Santiago de Liniers.
“La composición de la Primera Junta es un ejemplo de astucia política: la integraban poderes
fundamentales de entonces y de ahora. Militares, como Saavedra y Azcuénaga; comerciantes
ricos, como Mathew y Larrea; la Iglesia, con el sacerdote Alberti; y jóvenes progresistas e
independientes, como Belgrano y Castelli. También, el prefecto secretario Juan José Paso; y
además quien estuvo en el Congreso de Tucumán de 1816 y era un mensajero de Gran
Bretaña, Mariano Moreno. Esta estrategia tuvo por causa que no tenga momentos de derrota,
como sí ocurrió con las otras Juntas de Sudamérica, como la chilena”, describió en igual
sentido O’Donnell.
La interrelación de voluntad de poder con el azar de las circunstancias hizo que en en el aire de
aquellos días sobrevolara el afán de búsqueda de libertad, que se tradujera en instituciones y
pueda plasmarse en costumbres. Así llegó el 25 de mayo de 1810.
Ema Cibotti, historiadora e integrante de la fundación Mujeres en Igualdad, destacó ante la
consulta de Hoy que “mirando la Revolución de Mayo desde 2009, asombra no sólo 1810, sino
todo el proceso de la revolución, porque nunca retrocedió en Buenos Aires como sí pasó en el
resto de las Juntas de Sudamérica, desde Santiago de Chile hasta Caracas. Fueron cayendo
una a una, y en 1816, cuatro años después, ya no quedaba ninguna, todas volvieron a manos
de los realistas”.
“Hay tres cosas para destacar -argumentó la historiadora en tal sentido-: en primer lugar, la
tenacidad y la capacidad de resistencia; en segundo lugar, la claridad para no defender el
pasado colonial, es una revolución que no se achica nunca, proyecta ideas a futuro, porque
están convencidos de sus acciones y de llevar adelante los postulados de igualdad, fraternidad,
y libertad. Y en tercer lugar, las palabras de Bernardo de Monteagudo en La Gazeta de Buenos
Aires, que explica la revolución y destaca, por sobre todos los valores, el valor primordial que
es la seguridad. Dice que sin ese derecho humano universal, los demás postulados no tienen
vigencia: la seguridad, si es individual, es colectiva, ése es el mayor legado y que es totalmente
actual”.
Cabildo Abierto, pero poco
concurrido
Es bueno tener en cuenta que no todo lo sucedido en aquella época fue del color rosa con que
la distancia histórica tiñó la mayoría de los relatos sobre los hechos. El Cabildo Abierto del 22
de mayo reunió a menos de quinientos vecinos y Buenos Aires tenía, en ese momento, casi
40.000 habitantes. Es decir que sólo el 1% de la población participó de aquella trascendental
reunión en la que se asentaron las bases conceptuales y jurídicas que fundamentarían el
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relevo del virrey y su reemplazo por una junta asentida por el pueblo. Es probable entonces, tal
como apuntó el historiador Felix Luna en sus escritos sobre la fecha patria, que la asamblea
reunida frente al Cabildo en la mañana del 25 de mayo no haya tenido un rating muy superior:
1.000 o 1.500 vecinos, como máximo.
En diálogo con Hoy, el historiador de Ensenada Carlos Asnaghi apuntó a que “la Revolución de
Mayo fue una decisión de hombres de élite, pero de raíz popular, no de pueblo entero”. Sin
embargo, la escasez de participación popular no restó al 25 de mayo la enorme importancia
que tuvo, por varios motivos. “La decisión fue la de pisar fuerte en la propia tierra, decidir el
futuro de la Nación. Pasar de la inacción y la imposibilidad de crecer en la que estábamos
sumergidos a esforzarnos para labrar nuestro propio destino”, dijo Asnaghi.
El hecho de deponer a un representante del rey y reemplazarlo por un cuerpo colegiado fue
algo insólito, atrevido, y trascendental. Más aún, en 1810, el derrocamiento del virrey era el
resultado de un tranquilo y racional debate entre unos pocos vecinos, “la parte más sana y
principal” de la capital del virreinato.
La historiadora María Rodriguez Aguilar también resaltó, en su opinión vertida a Hoy, que “los
distintos sectores con intereses diversos acordaron sobre un bien común para reformular la
situación de gobierno. Para ello, usaron a las instituciones civilizadas democráticas, como el
Cabildo, resignificando las instituciones antiguas para tener una nueva mirada sobre la
sociedad apoyada en instituciones con vigencia”, opinó.
Lo importante que ocurrió el 25 de Mayo fue la presencia activa de los militares criollos en el
proceso político. Y lo más notable fue que tanto en la reunión abierta del 22 como en el
compromiso adquirido el 25 de por los componentes de la Junta, se dejó claramente sentada la
necesidad de convocar a los representantes del pueblo de las restantes ciudades del virreinato
para que homologaran lo decidido por el de Buenos Aires. “Dejaron abierta la revolución a la
consulta: confiaron en la posibilidad de éxito del proyecto político, atendiendo a la posibilidad
de consulta de los distintos integrantes de la sociedad”, subrayó Rodriguez Aguilar.
Se reconoció, también, la necesidad de que un paso tan trascendente quede avalado por el
pueblo del virreinato. Y en este reconocimiento venía implícita la idea de federalismo y también
la noción de la integridad del virreinato.
Diario Hoy
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