MANUAL DEL MISIONERO

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MANUAL DEL MISIONERO - 1 -
MANUAL DEL MISIONERO
LA MISIÓN
1. ¿Qué son las misiones?
Es el trabajo que se realiza durante la Semana Santa. “Misión” quiere decir “envío”,
porque es un trabajo cuya iniciativa es de Dios; Él es quien llama, envía y con nuestro
compromiso y dedicación nos da a conocer el MENSAJE que como enviados hemos de dar
a las comunidades y personas concretas que encontraremos en la misión.
2. El objetivo fundamental de la misión
Es anunciar y propagar la BUENA NOTICIA, es decir, el Reino de Dios. Somos pues,
testigos y comunicadores del amor de Dios a todas las personas (niños, jóvenes y
adultos) y de su plan de salvación, teniendo como principal fundamento el evangelio de
Jesucristo, en cada lugar a donde somos enviados.
¿Cómo lo hacemos?:
Con nuestra propia presencia y convivencia amistosa.
Con la atención a múltiples necesidades corporales, espirituales y sociales de la
gente.
Con la reflexión evangélica de temas fundamentales de la vida cristiana (temas
formativos).
Con la animación de las celebraciones propias de la Semana Santa: Misterio
Pascual: Pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.
Con la animación de colaboradores que inicien o continúen su servicio al Pueblo de
Dios, en sus comunidades concretas (catequistas, programas de verano, grupos
juveniles, círculos bíblicos, etc.).
3. Nuestra forma de actuar
ES EL AMOR Y EL SERVICIO. El amor y el servicio debe ser el compromiso del misioner@.
Sus expresiones deben ser la amabilidad, la sencillez del espíritu de familia, la presencia
cercana y siempre educativa del misioner@ en medio el pueblo, la alegría, el trabajo
incansable, la creatividad, la unión con Dios, el optimismo, la preferencia por los niños,
adolescentes y jóvenes, alrededor de los cuales se debe mover a todo el pueblo.
4. Preparación
Es necesario tener en cuenta los siguientes principios:
Nadie puede dar lo que no tiene. De aquí la importancia de la preparación.
Hemos de hacer lo que nos corresponde a nosotros, que Dios hará lo suyo. La
gracia no suple la naturaleza.
4.1. El misioner@ debe tener una preparación remota
Las cualidades básicas requeridas para la misión no se improvisan, es necesario por
ejemplo:
Hacernos como los niños, para trabajar con los niños.
Involucrarnos en la convivencia con los jóvenes, compartiendo, escuchando,
dialogando, integrándose, etc.
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Tener deseos de aprender y de formarse en lo necesario para la misión.
Conocer lo básico y fundamental de la fe cristiana.
Esforzarnos en el amor por los demás, saber dialogar.
4.2. El misioner@ debe tener una preparación próxima
Por ejemplo:
Preparar y dominar los temas.
Elaborar materiales para los temas.
Tenemos una actitud de disponibilidad para las tareas y destinatarios que nos van
a ser encomendados.
Participamos en las reuniones de preparación e integración.
Aprendemos dinámicas, juegos, cantos…, todo aquello que pueda ser útil para la
misión.
Convivimos fraternalmente con los compañeros de la misión, nos apoyamos unos a
otros.
Recopilamos materiales y recursos para la misión (material didáctico, etc.).
Oramos y rezamos desde ahora por los compañeros de misión, la gente que nos
será encomendada y por la misión misma.
4.3. El misioner@ debe tener una preparación inmediata, ya en el lugar.
Por ejemplo:
Integrarse al equipo.
Momentos de oración.
Momentos de evaluación del día.
Análisis de la situación.
Integración a la comunidad y sus atenciones (valorar lo que la gente nos ofrece).
Arreglo de los locales o lugares de reunión.
Amor y aceptación de los compañeros de equipo y a los destinatarios concretos.
Asignación de actividades a cada uno, es decir, tener una coordinación general.
EL PERFIL DEL MISIONER@
1. Centrado en la misión
El misioner@ es consciente de que ha sido enviado por Dios, a través de la comunidad. Y
desde esa conciencia, vive la misión de mensajero de Buenas Noticias.
Sabe que ante todo, lo primero es la misión, es decir, la extensión del Reino de
Dios: lleva un mensaje de amor.
No se busca a sí mismo ni hace las cosas para lucirse y hacerse notar, al contrario,
trata de impulsar a la gente misma del lugar para darle confianza.
Sabe que ante todo, la misión es una semana de servicio.
2. Amable y respetuoso
El misioner@ se distingue por el trato amable y respetuoso con todas las personas:
Evita las amistades “especiales”, es decir, la misión no es un tiempo para entablar
relaciones tendientes al noviazgo.
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En el caso de que exista una pareja de misioner@s novios, aunque de por sí
deberían ser puestos en diversos equipos, son discretos en sus muestras de afecto
durante el tiempo que dure la misión.
Cuida su lenguaje, sobre todo evitando malas palabras, no porque sean malas en
sí, sino sobre todo para dar ejemplo de que nos podemos comunicar con los
demás sin necesidad de ellas.
Respeta la libertad de cada persona, su cultura, las etapas de su desarrollo y
valora la persona misma, sin distinción, los anima y sabe felicitar en sus
cualidades y talentos.
3. Ubicado y abierto
Siendo el misioner@ un enviado de Dios, debe dejarse guiar por el Espíritu y
encomendar, cada día a él su trabajo:
Está siempre abierto a aprender antes que a enseñar y no considera que ya lo
sabe todo.
Se sabe acoplar a la realidad de la gente que acompañará durante la misión. En
otras palabras, el misioner@ se sabe situar en el pensamiento, los sentimientos,
la manera de actuar, el vocabulario y manera de hablar de la gente del lugar, por
eso debe saber ver, escuchar, observar, para así poder intervenir debidamente.
Sabe que todo el material formativo que lleva o que ha preparado debe
readaptarse a las circunstancias y personas del lugar.
4. Promueve y fomenta
El misioner@ promueve el crecimiento de la comunidad y de las personas, por eso,
involucra a los demás, antes que querer realizar todo él solo (en el vía crucis, lavatorio
de los pies…).
Fomenta los ministerios y servicios eclesiales o parroquiales entre los fieles
(grupos juveniles, catequesis, caliveranos, etc.).
5. Educador integral
El misioner@ entiende que la misión cristiana, aunque es predominantemente religiosa
en esos días, busca siempre la educación integral de la persona y de la sociedad.
Aprovecha toda ocasión en la que puede ayudar en algún área de la educación de las
personas.
Lleva optimismo, alegría, deseo de progresar en todo, de profundizar en la fe, de
corresponsabilidad con la Iglesia y la comunidad misma.
6. Con espíritu de fraternidad y equipo
El misioner@ todo lo planea y programa dentro de un único trabajo de equipo:
Participa en todas las reuniones en que debe intervenir el equipo entero: reuniones
de oración, planeación, evaluación, convivencia, colaboración, etc.
Aún en las tareas asignadas a otros, está siempre atento y a disposición por si
algo se solicita en el momento.
7. Fomenta la comunión social y eclesial
El misioner@ realiza su trabajo en coordinación con el párroco del lugar.
Fomenta la formación de una verdadera comunidad eclesial, la fraternidad, la
ayuda mutua, la celebración comunitaria de fe, etc.
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No se permite críticas ni indiscreciones, ni toma partido en las divisiones sociales o
familiares, escuchando siempre a todos los interesados.
Fomenta la convivencia social, buscando la armonía entre los vecinos y le hace
tomar conciencia de que la unidad es necesaria para poder resolver los problemas
sociales.
8. Dispuesto a los retos
El misioner@ debe estar consciente de que la misión plantea siempre una experiencia
que, muchas veces requiere sacrificio, por lo que éste es conciente y va preparado a
vivir si es necesario, durante esa semana, la austeridad, cansancio, sed, hambre, calor o
frío, entre otras cosas.
En cuanto a las comidas, va dispuesto a comer lo que le ofrecen donde está
hospedado, si el alimento está en buen estado y esto aunque no sea muy de su
agrado. Sin embargo, otra cosa es cuando se trata de problemas de salud.
Los retos también se encuentran en los ritmos de trabajo de esa semana de
misión, por lo que se ha de pensar en el estado de salud propio, antes de adquirir
un compromiso misionero.
9. El misioner@ debe estar presentable
El vestido tiene en cuenta el clima y circunstancias del lugar, sin embargo, es
necesario evitar los “extravaguismos”. Evítese cualquier cosa que llame demasiado
la atención.
10. Prudente
El misioner@ es prudente, ante los peligros morales y físicos.
Avisa siempre a su equipo de misión a dónde va y nunca se aleja del lugar de
trabajo sin aviso previo y consentimiento del equipo que siempre debe saber en
qué y dónde le toca trabajar.
Se ajusta a los horarios señalados en la programación (para comer, trabajar,
dormir, levantarse por la mañana, etc.).
Evita meterse en problemas o riñas.
11. Sereno y equilibrado en su estado de ánimo
El misioner@ se sabe dominar, al máximo de lo posible, en sus impulsos.
Se sabe controlar en sus los momentos de conflicto, que algunas veces se pueden
generar entre los mismos compañeros o de otro tipo.
No hace un drama ante los errores o defectos, siendo siempre optimista y busca
siempre el lado positivo de las cosas.
Evita los berrinches de todo tipo.
12. Dialogante
El misioner@ acepta las correcciones, las quejas, las propuestas e iniciativas, las
diferentes opiniones de los compañeros y la gente.
En todo problema interrelacional escucha las dos partes e invita a todos al perdón
y la fraternidad.
En relación con las sectas u otras religiones es prudente y respetuoso.
Se interesa por los problemas de la gente, es sensible a su realidad y los escucha.
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13. Preparado
Sabiendo que nadie puede dar lo que no tiene, el misioner@ se prepara debidamente
y con la anticipación necesaria para desarrollar el trabajo y realizar lo que se le ha
encomendado.
14. Orante
El misioner@ busca sus momentos para estar con Dios, además de los que se tienen en
grupo.
Se sabe necesitado de Dios, quien lo envía, a él ofrece y encomienda su trabajo.
Ora por sus compañeros y por la gente que tiene encomendada por esa semana.
15. Coherente
El misioner@ es el primero en dar ejemplo de lo que exige o predica.
Sabe obedecer y respetar las normas del grupo y de la misión, tiene orden,
disciplina y sobre todo está abierto a la palabra de Dios.
REQUISITOS ELEMENTALES PARA LA MISIÓN
Decirle SÍ a Dios y a su proyecto amor.
Disponer de tu tiempo personal sabiendo que otros se beneficiarán de tu
generosidad.
Recordar siempre que la misión comienza antes de las misiones.
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