Un día de mi vida sin electricidad. Alejandro Pulido. 1°D ESO, IES

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El siguiente texto corresponde a una de las actividades planteadas en la ficha
de trabajo del programa Agenda 21 Escolar. Se trata de redactar un cuento que
nos hará reflexionar sobre la dependencia que tenemos diariamente de la
energía en general y particularmente de la energía eléctrica.
Tras la reflexión se trata de llevar a cabo acciones o modificar hábitos para
reducir nuestro consumo de energía.
Un día sin electricidad
29/2/2009
Es sábado, y me fui a preparar el desayuno después de subir las persianas.
Cuando iba a coger la leche me percaté de que la nevera no hacía su ruido
particular. La abrí y no había luz. Pensé que estaría rota o algo... Cogí un
cuenco, eché la leche y el cola-cao y abrí el microondas para calentarla.
Pero no funcionó. Me tuve que tomar la leche fría, con lo poco que me
gusta…
Quise pensar que también estaba roto, pero seguramente no era eso, así que
di al botón de la tele, y efectivamente no se encendió. No había electricidad.
Desperté a mi madre y le conté lo que ocurría. Me dijo que a lo mejor habían
saltado los plomos y se volvió a dormir. Los fui a revisar y estaban en buen
estado. Además hacía un sol espléndido a sí que descarté que fuera culpa de
una tormenta.
Cuando mi padre, mi madre y mi hermana se despertaron, yo me fui a casa
de un vecino que es muy amigo mío y le pregunté que si pasaba lo mismo en
su casa. Él se acababa de levantar y no tenía ni idea, entonces intentó
encender una luz y nada… Le di las gracias y me volví para casa. Mis padres
estaban escuchando las noticias por una radio a pilas y estaban diciendo que
por primera vez en la historia no había electricidad en todo el mundo. Por una
parte me sentí mal y por otra bien. No iba a poder ver la tele ni coger el
ordenador, pero iba a estar todo el día en la calle con mis amigos, que es lo
que más me gusta. Y también por un día las fábricas que contaminan el
medio ambiente iban a dejar de emitir gases.
Como no podía usar el móvil llamé a mis amigos uno a uno, tirando
piedrecitas a la ventana… Tardé bastante pero mereció la pena. El día se
pasó rapidísimo. Sólo estuvimos en la calle o en algún parque, simplemente
hablando y jugando, con la bici, con el balón de fútbol... Y me lo pasé mucho
mejor que con una Wii o una PSP.
Por la noche estuvimos iluminados por la bonita luz de la luna, mejor que
cualquier farola de ciudad, y la verdad es que se veía bastante bien, así que
decidimos comentarle al alcalde que no hacía falta tanta luz artificial.
“Un día de mi vida sin electricidad” Programa Agenda 21 Escolar 2008-2009
Autor/a: Alejandro Pulido Sánchez-Barroso. 1º D IES Vela Zanetti de Aranda de Duero (Burgos)
No se veían rótulos enormes de tiendas ni luces en las casas, y eso le daba
un toque tranquilo a la ciudad. Pensé que en todos los países estarían así,
sin luz, y me acordé de Madrid, mi ciudad natal. Ahí, con todos los
rascacielos y enormes bloques de viviendas, no debía de haber ningún lugar
donde se viera la luz de la luna bañando los parques, sus flores y árboles con
su luz blanquecina. Y eso era un paisaje precioso…
Fue pasando el tiempo pero no nos queríamos separar, así que yo propuse
que todos nos fuéramos a dormir juntos, aunque éramos más de veinte
personas. Mis padres iban a quedarse a dormir en casa de unos amigos
suyos, y mi hermana también. Les dije a mis amigos que a lo mejor en mi
casa nos podíamos quedar, pero tenía que preguntarlo y, en caso de que me
dejaran, algunos tendrían que dormir en colchonetas o en el suelo, pero no
creo que durmiéramos mucho esa noche… Ellos aceptaron y,
automáticamente metí mi mano en el bolsillo para coger el móvil. Pero me
acordé de que hoy no era un día normal. Así que fuimos andando a la casa
donde estaban mis padres y tuve que usar el mismo método que antes: tirar
piedrecitas a la ventana, porque como no había electricidad los telefonillos
no funcionaban. Se asomó mi padre y le pregunté que si podían quedarse
todos... Tras pensarlo un rato me dejó, pero con la condición de no romper
nada. Le dije que no se preocupara y nos fuimos. Primero, a casa de tres
amigos, para coger linternas y luego a mi casa. Nada más entrar encendimos
las linternas y fuimos al salón. Empezamos a hablar y acabamos haciendo
preguntitas… Nos lo estábamos pasando genial, pero a las cinco de la
madrugada el cansancio de estar todo el día en la calle empezó a hacer
efecto. Organizamos el salón para poder dormir todos más o menos a gusto.
Entre colchonetas, manteles y sofás, sólo tuvieron que dormir en el suelo
Clara y Jimena, que les tocó la calavera en el sorteo con papelitos que
hicimos.
1/30/2009
Nos levantamos a las dos. Recogimos todo y hablamos un rato sobre qué
pasaría si el mundo siguiera sin electricidad. Algunos dijeron que los
hospitales no podrían funcionar; no se podría operar ni hacer radiografías. Yo
opiné sobre los semáforos. Sin ellos todas las ciudades serían un caos y
moriría mucha gente en accidentes de tráfico, y si los hospitales no pueden
hacer su trabajo…
Algunos creían que ya habría electricidad y otros no. Yo creía que no, pero al
dar al botón de la tele se encendió. Todos nos alegramos mucho y quedamos
todos a las cinco y media en la glorieta.
Alejandro Pulido Sánchez-Barroso
1º D ESO, IES Vela Zanetti
“Un día de mi vida sin electricidad” Programa Agenda 21 Escolar 2008-2009
Autor/a: Alejandro Pulido Sánchez-Barroso. 1º D IES Vela Zanetti de Aranda de Duero (Burgos)
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