LA GENTE (NO) CAMBIA… Desde muy pequeño siempre escuché decir a personas de la familia y a conocidos frases del tipo: “¡Yo soy así y no pienso cambiar nunca!”, “!Me siento bien como soy, no necesito cambiar!”, “¡Esta es mi forma de ser y siempre lo será!”, lo decían con mucha vehemencia y obstinación ante el más mínimo intento de “ataque” por parte de cualquier persona de hacerles modificar una conducta que a todas luces se veía que era equivocada o por decir lo menos, se había convertido en obsoleta ya para aquel entonces. Lo cierto es que todas esas buenas personas que vociferaban esas frases en realidad no cambiaban sus actitudes, por más que ellas mismas supiesen que estaban equivocadas, jamás darían su brazo a torcer y mucho menos demostrar “debilidad” ante quienes le criticaban tales conductas. De repente como por arte de “magia” ocurría algún acontecimiento inesperado, por lo general muy negativo , que involucraba a esas personas obstinadas y las hacía convertirse en los corderitos más dóciles del rebaño, bajaban la guardia casi a niveles de suelo y se dejaban intervenir por las mismas personas a las que antes colocaban muros gigantes de contención, con una humildad casi absurda se dejaban guiar ciegamente, hasta que pasaba el sacudón del evento negativo y al poco tiempo volvían de nuevo a sus “Estados naturales” de obstinación… Esa gente que pregonaba que “No cambiaba nunca” en realidad si lo hace y con mucha frecuencia, lo trágico es que como pueden haber notado solo lo hacían cuando las circunstancias le eren totalmente adversas, una vez superada esa adversidad temporal vuelven a su obstinación habitual. Entonces al repetirse de modo casi infinito este patrón en miles de conductas, de las más sencillas a las más complejas, en nuestros familiares y amigos cercanos , fuimos desarrollando la creencia que “No debemos cambiar nuestra conducta, por obstinada e inútil que sea, a menos que ocurra alguna desgracia” En condiciones “normales” cambiar no es necesario. Un ejemplo que se me viene a la mente de inmediato es el de los fumadores, nadie “puede dejar de fumar” voluntariamente, sencillamente porque no, y se inventan mil cosas para refutar a quienes le piden a sus amigos o familiares que dejen de hacerlo, pero una vez que llegan los infartos, los padecimientos crónicos derivados del acto, los sustos, entonces allí se vuelve posible el cambio… La pregunta que me hago es: ¿Tenemos que esperar siempre al peor momento para darle cabida a algún cambio en nuestras vidas? La respuesta es obvia, claro que no. Pero, entonces ¿Por qué siguen esas personas actuando de igual modo, una y otra vez? Y por supuesto que es porque tienen arraigado en sus sistemas de creencias un montón de programaciones y conductas que les hacen más daño que bien, pero no saben cómo acceder a ello para modificarlo y van por la vida en piloto automático, preguntándose todos los días el por qué no tienen la vida que desean. Y no lo tienen por la sencilla razón que no han sabido cambiar cuando debieron hacerlo y viven el hoy que programaron ayer. En nuestras charlas, hemos visto casi con precisión milimétrica, como cuando les preguntamos a las personas qué es lo que más desean en la vida, la gran mayoría dice, Dinero, salud y ser felices. En realidad esa tres cosas llenarían la vida de cualquier persona. Pero cuando les preguntamos a las personas o les damos algún tipo de guía para lograr esas tres sencillas cosas, empiezan los “peros”, por la sencilla razón que para obtener esos tres tesoros, deben cambiar, y allí empiezan los problemas. Sacar a las personas de su zona de comodidad es una tarea de magnitud. ¿Quieres salud? SI, ¿Entonces cómo fumas? Porque me hace sentir bien… Mientras algo tan dañino como fumar haga sentir bien a alguien jamás habrá cambio posible. Lograr aquello que se desea en la vida es una cuestión de honestidad para con nosotros mismos, primero al definir (honestamente) qué es lo que de verdad deseamos en la vida, sin estar apegados a ninguna creencia heredada, solo siendo sinceros con nosotros mismos. Luego, es una cuestión de coherencia, si quiero salud, pues obligatoriamente debo dejar de fumar y de hacer cosas que voluntariamente me contaminen. Cambiar cuando hay que hacerlo. Si uno está claro con lo que en verdad honestamente desea y actúa en concordancia el Universo nos pondrá de inmediato en sintonía con esa nueva forma de actuar. Por supuesto que la llave mágica de todo esto es la forma en como pensemos, si pensamos mal, actuaremos mal y si lo hacemos correctamente actuaremos de la misma manera. Pero no se engañen, pensar bien, significa pensar bien, de manera positiva y creativa para enfrentar cada día con espíritu ganador. El Universo, (o como quieran llamarlo) no hace concesiones especiales, no tiene privilegiados, ni favoritos. Los privilegios se los otorga cada quién a sí mismo, actuando de manera acorde con aquello que piensa y siente. Querer tener una vida nueva y seguir bloqueados a cambiar es algo que no va de la mano, la inteligencia del Universo es infinita, para que nosotros queramos engañarla cambiando a medias o haciendo solo lo que nos gusta para obtener los mejores resultados, en todos los aspectos de nuestras vidas, personales, familiares, sociales, etc. Es descontento el indicador que es necesario cambiar, mucha gente dice querer tener mucho dinero y una casa grande y bella, pero viven rodeados de basura dentro de sus casas, ¿alguien cree que el Universo le va a dar la oportunidad de tener una casa nueva y bella para que luego esa persona cambie su actitud? Pues no lo creo, pero seguramente desde el día que esa misma persona cree armonía y belleza tanto manteniendo limpia y ordenada su modesta casa, como su vida, allí el Universo sabrá que esa persona está preparada para algo mejor. Así pasa con todo en la vida. Si quieres seguir siendo de los que dicen que ellos no necesitan cambiar para ser felices, hazlo. Pero si lo que deseas es ser feliz y vivir una vida plena, cambia, cambia tú y el mundo cambiará contigo… Cariños Joaquín Mota www.tuguiapositiva.com