Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón

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Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón. Salmo 37:4 NVI
aría Elena tenía un gran deseo. En
M
realidad, tenía dos deseos. Uno le
parecía muy difícil que se cumpliera. Pero
a veces lo más difícil se cumple. ¡Lee y
verás!
María Elena era huérfana y vivía en un
orfanato. Su gran deseo era que alguien
la adoptara. Ella quería tener una familia,
como sus compañeras en la escuela. Pero
le parecía imposible. Pensaba que no había nadie que quisiera adoptarla.
Su otro deseo era de tener una Biblia propia. Un día que había salido del orfanato a
hacer un mandado, vio a un grupo de gente
en la plaza. Había un hombre que hablaba
y ella quiso escuchar lo que decía.
MARÍA ELENA RECIBE A CRISTO
María Elena nunca antes había oído el mensaje de salvación. El hombre hablaba de Jesús y su amor por nosotros. Ella
quedó muy interesada en escuchar cada palabra. Cuando el
hombre hizo la invitación para los que quisieran entregar su
vida a Jesús y recibirlo como su Salvador, María Elena fue
la primera en responder.
Una gran alegría llenó el corazón de María Elena cuando
entregó su vida a Jesucristo. Ella era huérfana, pero ahora
tenía un Padre en el cielo que la amaba. Fue saltando por la
calle para cumplir el mandado. En la mano llevaba un librito
que le había regalado el hombre que le habló de Jesús.
Evangelio según San Juan decía en la portada. El hombre le
había dicho que lo leyera todos los días.
EL DESEO DE TENER UNA BIBLIA PROPIA
Al poco tiempo llegó al orfanato el hombre que María Elena
había visto en la plaza. Él vendía biblias y libros cristianos. Ella
le dijo que todos los días leía el librito que le había regalado, y
que sentía paz y gozo en su corazón.
Entre las biblias que el hombre les mostró a las niñas había
una que le gustó mucho a María Elena. Desde ese día ella no
pensaba en otra cosa que obtener una de esas biblias. Pero,
¿de dónde sacaría dinero para comprarla?
María Elena empezó a hacer trabajos para ahorrar dinero y
así comprar la Biblia. En las noches, antes de dormir, oraba a
su Padre celestial y le contaba sus dos deseos: quería ser
adoptada en una familia y quería tener una Biblia propia.
LA PAREJA QUE QUERÍA ADOPTAR
Un día, una de las otras niñas del orfanato vino corriendo a contarle a María Elena la última noticia, de que había
llegado una pareja que quería adoptar una niña.
–¡Ojalá me escojan a mí! –exclamó la
niña, y se fue para avisar a las otras niñas.
¡Cómo quisiera que alguien me adopte!
pensó María Elena. Pero como estaba
ocupada trabajando en plan de ahorro para
comprar una Biblia, no se alistó para ir a ver a
los visitantes. Pensaba que no la escogerían.
Todas las niñas se cambiaron de ropa, se
peinaron, y se alistaron lo mejor posible para
impresionar a la pareja que quería adoptar
una niña. Todas… menos María Elena.
Después de entrevistar a las niñas, la
directora y los visitantes fueron a la oficina.
María Elena estaba barriendo afuera de la
puerta y escuchó que los visitantes preguntaron si no había otras niñas además de las
que habían visto.
–Sí, hay otra niña que ustedes no vieron. Es una niña
buena pero no piensa en otra cosa que la Biblia. Creo que
ustedes no quisieran adoptarla –respondió la directora.
Los ojos de María Elena se llenaron de lágrimas porque
ella tenía muchos deseos de que alguien la adoptara. Le
dolió mucho oír lo que dijo la directora.
Luego María Elena oyó la respuesta de la señora visitante:
–A pesar de lo que usted dice, señora directora, quisiéramos ver a esa niña. Quizá ella sea la niña que buscamos.
SE CUMPLIERON SUS DESEOS
De veras, así resultó. La directora llamó a María Elena.
Los visitantes, que eran el señor Maldonado y su esposa,
después de conversar con la niña decidieron adoptarla.
¡Qué alegría para ella!
Se cumplió el deseo que a María Elena le había parecido
imposible. Lo mejor de todo era que los señores Maldonado
amaban al Señor Jesús de todo corazón.
A los pocos días, María Elena se subió al automóvil de los
Maldonado. En una maleta llevaba su ropa y en la mano tenía
un hermoso regalo que le habían dado sus nuevos padres:
¡una Biblia exactamente como la que había deseado tener!
Se cumplieron sus dos grandes deseos. En las páginas
de la nueva Biblia de María Elena, en el Salmo 37, había un
versículo que la señora Maldonado había subrayado. La niña
recién adoptada abrió su Biblia y lo leyó:
«Deléitate en el SEÑOR, y él te concederá los deseos de
tu corazón.»
De nuevo los ojos de María Elena se llenaron de lágrimas;
pero eran lágrimas de gozo. ¡Se habían cumplido sus deseos!
Dios conoce también los deseos de tu corazón. ¡Confía en Él!
«La Perlita» con Tía Margarita  342 9/2016 Biblia/adopción  misperlitas.wordpress.com  ©2016 hermanamargarita.com
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