Aceptación pública del pecado

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IGLESIA DE DIOS
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publicado por la Iglesia de Dios Universal bajo la dirección de Herbert W. Armstrong
(1892 – 1986).
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Publicación ID: 0104APP
Personalmente con…
Herbert W. Armstrong
Aceptación pública del pecado
A
COMIENZOS DE 1927, cuando empecé el estudio de la Biblia que llevó a mi
conversión, mi esposa y yo solíamos visitar diferentes iglesias en busca de la
verdad.
Cierto domingo por la mañana asistimos a los servicios religiosos en una iglesia bautista.
Allí estaban anunciando el final de un concurso, cuyo ganador recibiría una bella edición
de la Biblia. La pregunta del concurso era: ¿Cuál es el más universal de los pecados?
La respuesta ganadora fue: "La ingratitud"
Realmente es un pecado muy frecuente. Otro (y uno de los más antiguos) es el abuso
sexual.
Satanás ha hecho de este pecado algo más universal de lo que muchos creen. Está
inconforme con que Dios haya dotado a los humanos de sexualidad. Por lo tanto, influye
en la humanidad y hace que los pecados sexuales sean de los más universales y
destructivos que hay.
Durante la mayor parte de la llamada "era eclesiástica" (para la Iglesia Católica) y de la
era victoriana (para Inglaterra y los Estados Unidos), el tema de la sexualidad era un tabú,
algo de lo que rara vez se hablaba. Satanás logró que la sexualidad se considerara algo
muy vergonzoso.
Con el cambio del siglo las cosas variaron, en gran parte debido a Sigmund Freud,
fundador del psicoanálisis. Antes de la primera guerra mundial era ilegal en los Estados
Unidos publicar, vender o aun prestar un libro que tratara del tema sexual. Después de la
guerra las barreras legales contra la información sexual se derrumbaron y descendió
sobre el público una avalancha de libros, folletos y artículos sobre la sexualidad. Pero en
todos ellos faltaba una dimensión de vital importancia.
Para mediados del siglo 20, la "nueva moral" estaba produciendo cambios radicales en la
actitud del público. Hoy el tema sexual se trata abiertamente, y la promiscuidad sexual ha
ganado la aceptación del público. Hay países donde apenas el dos por ciento de las
novias llegan vírgenes al matrimonio. Existen sitios donde hay casi tantos divorcios como
matrimonios. La vida de familia se está descomponiendo, aunque una sociedad estable
necesita por base la estabilidad del núcleo familiar.
Muchas parejas no desean tener hijos, y el aborto está ganando amplia aceptación.
Dios creó la sexualidad no sólo para perpetuar la humanidad sino también para dar
felicidad, deleite y gozo dentro del amor puro y sano entre esposo y esposa, como un
medio para unir fuertemente a la pareja casada. Pero de acuerdo con las actitudes
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modernas, el cordón que supuestamente unía a la pareja ha resultado ser el que la
separa.
No obstante la amplia aceptación que han logrado los pecados individuales y nacionales,
Dios condena la homosexualidad. Por este pecado destruyó a todos los habitantes de
Sodoma y Gomorra. El primer capítulo de Romanos dice que los homosexuales no
entrarán en el reino de Dios. Sin embargo, muchos pretenden borrar la palabra
homosexual, por las connotaciones de pecado que tiene, y la remplazan con otras
expresiones, como el "tercer sexo". Hoy se habla mucho sobre el derecho a las
"preferencias sexuales".
Y mientras el alcohol hace estragos y miles de personas mueren víctimas de conductores
ebrios, la televisión y la prensa fomentan el consumo del alcohol mediante la publicidad
comercial pagada.
Nosotros mismos, por el pecado, nos acarreamos males como el alcoholismo, el SIDA,
herpes y otras enfermedades venéreas, y luego pretendemos evadir las consecuencias
de esos pecados buscando mediante la ciencia médica un remedio que nos permita
seguir pecando.
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