La carne y el espíritu

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Sermones sobre la Epístola a los Gálatas
por Pedro Puigvert
Sermón 12 - LA CARNE Y EL ESPÍRITU (I) /GÁ. 5:16-26
El apóstol entra directamente a referirse a la conducta del cristiano. En muchas lenguas el término
camino es una referencia a la vida moral y religiosa. Ya les había recordado a los gálatas que
recibieron el Espíritu cuando creyeron en el evangelio, pues bien, ahora les señala que su presencia
entre ellos se ve atestiguada también por su modo de vida. Andar en el Espíritu significa que la
conducta del cristiano debe ser dirigida por el Espíritu. La consecuencia de este andar será el no
satisfacer los deseos de la carne. Cuando alguien dice que tiene el Espíritu o que es salvo, en
realidad las palabras sirven de muy poco, lo que realmente importa es que su conducta testifique que
es verdad. La oposición entre pneuma y sarx recibe un tratamiento más detallado en Ro. 8:5-12
donde se enfatiza el hecho de que la carne conduce a la muerte, mientras que el Espíritu es la
garantía y el principio de la vida resucitada. El conflicto entre ambos a lo largo de la experiencia
cristiana tiene que ver con la tensión escatológica que, mientras el creyente viva dentro de un cuerpo
mortal, es inseparable de su vida en Cristo. La carne es el poder que se opone a Dios y esclaviza al
individuo. ¿En qué sentido esta lucha de deseos sirve para no hacer lo que quisiéramos? Si el
creyente sucumbe a la carne queda esclavizado por ella, pero si obedece la exigencia del Espíritu
queda liberado y puede responder de forma positiva y dispuesta a caminar en el Espíritu. Ser guiado
por el Espíritu equivale a caminar por el Espíritu, a tener capacidad para rechazar el deseo de la
carne, y al mismo tiempo trae liberación del deseo de la carne, de la esclavitud de la ley y del poder
del pecado.
1. Las obras de la carne (vv. 19-21)
En contraste con el fruto del Espíritu, las obras de la carne son muchas y aunque el catálogo
es amplio, aquí sólo hay una muestra de lo que la naturaleza humana corrompida por el
pecado es capaz de producir, porque el apóstol añade "y cosas semejantes a éstas".
Debemos entender el término "carne" como la naturaleza caída y depravada del ser humano
o lo que en otros textos se llama "el hombre natural" o el "viejo hombre". Aunque algunos de
estos pecados se realizan con el cuerpo hay otros que son específicamente espirituales. Por
tanto, "carne" es un término que engloba todo esto. De acuerdo con la naturaleza de cada
pecado podemos clasificarlos en varios grupos:
1.1. Pecados sexuales:
Son tres: el primero (adulterio) fornicación. En el original hay solamente una palabra:
porneia (fornicación) que incluye el adulterio. En su origen significa la relación con
pornai (prostitutas) y de ahí deriva el término pornografía. Este término se emplea en
la Biblia en un sentido amplio para referirse a las irregularidades sexuales prohibidas
por diversas causas (Mt. 5:32,19:9, Hch. 15:20,29, 21:25. 1 Co. 5:1). Pablo advierte en
otras cartas sobre este pecado (1 Co. 6:18, 1 Ts. 4:3). Era tan frecuente en la
sociedad grecorromana que no se la consideraba como algo reprensible a no ser que
hubiera excesos. En algunas iglesias antiguas tuvieron problemas para dejar de ser
tolerantes en esto, pero no hay datos que fuera un problema grave en Galacia. El
segundo pecado es la inmundicia o impureza, el cual tiene un sentido más amplio que
el anterior porque incluye el abuso del sexo, aunque también se aplica a diversas
clases de mal moral. El término indica impureza física y ritual, pero lo relevante es su
sentido ético, la tendencia a extender su influencia corruptora. El tercer pecado es la
lascivia que implica la ausencia de moderación con alarde sin dejarse intimidar por la
vergüenza o el miedo. Se trata, pues, de un pecado ostentoso de impudicia e
insolencia descaradas, sin importarle el respeto a uno mismo, los derechos y los
sentimientos de los demás o la decencia pública. Comprobamos que hay una escalada
en esta tríada de obras.
1.2. Pecados espirituales.
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Sermones sobre la Epístola a los Gálatas
por Pedro Puigvert
Empieza por la idolatría, es decir, el culto a los ídolos, y no sólo de imágenes
esculpidas, sino de cualquier sustituto del verdadero Dios. En Col. 3:5 se describe la
avaricia como una forma de idolatría, porque el elemento envidiado se convierte en
objeto de culto. En 1 Co. 10:14 la participación en una fiesta que se celebre en un
templo pagano equivale a caer en la idolatría. Sigue con la hechicería. El griego
emplea la palabra fármaka (drogas) para dañar a otros, como en la magia negra. El
término es neutro, ya que se usa para la distribución de drogas con fines médicos,
como su derivado en castellano "farmacia". Pero tenía connotaciones negativas: el uso
de drogas para envenenar y también para la brujería como es el caso. En tercer lugar
las enemistades u hostilidades, ya sea entre individuos o entre comunidades por
motivos políticos, raciales o religiosos. Incluye no sólo los actos, sino también los
sentimientos y las intenciones hostiles. Esta obra de la carne puede neutralizarse con
el primer fruto del Espíritu: el amor. En cuarto lugar los pleitos o disputas. Los griegos
la personificaban en Éride, la diosa cuya influencia maligna provoca la guerra y la
destrucción. Se encuentra en el lado opuesto de la paz. En quinto lugar, los celos, un
término que puede no ser un pecado cuando se trata del celo por alguna causa noble
(Cf. 1:14) y así lo tenemos en algunos pasajes de ambos testamentos. Sólo por el
contexto podemos saber si la palabra debe tomarse en sentido positivo o negativo. En
este caso, al ir en una lista de pecados se refiere a los celos egoístas que a veces van
acompañados de disputas. En sexto lugar, las iras, en plural que podemos traducir por
arrebatos de cólera. En ocasiones puede tener un sentido más o menos positivo, pero
siempre hay el peligro del descontrol». Por eso Pablo lo usa siempre para referirse a
algo que los cristianos deben renunciar. En séptimo lugar, las contiendas o rivalidades
que siempre es algo malo que debe evitarse. Es un derivado de jornalero en el sentido
de mercenario con ambición egoísta y tiene el significado de un espíritu de disputa. En
octavo lugar las disensiones o divisiones con referencia a los que introducen
enseñanzas falsas que dividen, como el legalismo judaizante. En noveno lugar, las
herejías o sectarismos. En Hch. se aplica a los partidos judíos y Pablo se refiere una
vez a las facciones de la iglesia de Corinto o espíritu partidista, la misma idea que
aquí. En décimo lugar envidias, un término afín a celos con la diferencia de que tiene
sólo el sentido negativo y significa que es alguien resentido que no puede soportar la
prosperidad ajena. Homicidios no está en el original.
1.3 Pecados corporales.
El primero son las borracheras y significa el uso excesivo de las bebidas alcohólicas y
se trata de un vicio peligroso porque disminuye el control racional y moral sobre las
palabras y las acciones. En 1 Co. 5:11 y 6:10 está estrechamente relacionada con el
robo y la difamación. En 1 Ts. 5:7 debilita la vigilancia necesaria para salvarse en
momentos de crisis; es enemigo de la sobriedad y conduce a la disipación (Ef. 5:18).
El segundo son las orgías y siempre que aparece en el NT está asociada a la
borrachera (Ro. 13:13,1 P. 4:3). Entre los griegos la orgía era deificada y sus ritos se
realizaban de forma periódica con toda la capacidad propia de invención de la mente
griega.
Conclusión. Se nos ha dado una lista no exhaustiva de pecados que nos hace pensar que se
manifestaban entre los gálatas. Algunas de estas obras se dan en la iglesia como residuos de la vieja
naturaleza, pero su práctica pone al descubierto que no se es creyente.
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