REFLEXIONES VOCACIONALES NOVIEMBRE SEMANA DEL 22-25 POSTER Puedes perdonar ¿Qué esperas para hacerlo? Martes 22 de noviembre. “El mal perdedor” En aquel pueblo la gente era solidaria y se llevaba muy bien, sin más problemas que los que produce el roce diario, como en cualquier familia. Los pastores se reunían en el campo y pasaban momentos muy agradables, las horas se hacían menos largas. Un día, jugado a las cartas, uno de ellos no supo perder. Se enfadó como nunca en la vida, y en su interior prometió vengarse. Otras veces, por razones parecidas, le había pasado lo mismo, pero nunca fue tan fuerte ni le duró tanto. Unos días más tarde, maduras ya las mieses, y solamente para recordar que no olvidaba y que el rencor seguía ató una rama encendida al rabo del perro del ganador. El perro nervioso y aterrorizado, corrió por campos, prados y sembrados incendiándolo todo a su paso. En pocos minutos, todo el término del pueblo ardía en llamas. La gente dejo lo que estaba haciendo para salvar lo salvable. Esfuerzo inútil. Todo había ardido Enterados de la verdadera causa de aquel fuego, se encresparon ánimos, el pueblo se dividió en dos bandos, y hubo allí mismo una horrible batalla campal. Desde entonces el pueblo quedó más pobre, más desconfiado, más agresivo, más triste. Hasta los niños en la escuela han hecho bandos y se pelean a menudo. Los perros de los pastores siguen jugando entre ellos. Aplicación: El rencor presente en uno provoca desequilibrio en la vida y lleva a realizar cosas de las cuales nos podemos arrepentir y no solo afecta a una persona, sino que puede llegar a crear división en las personas que nos rodean… para vivir una vocación estable y en camino correcto debemos estar equilibrados y darnos la oportunidad de desahogarnos para perdonar… no esperemos a que sea tarde para hacerlo. Máxima: “El perdón cae como lluvia suave desde el cielo a la tierra. Es dos veces bendito; bendice al que lo da y al que lo recibe”. Miércoles 23 de noviembre. “Desierto ancho, mente estrecha, corazón mezquino” Aquellos dos siempre habían sido enemigos en el pueblo. Por motivos distintos ambos habían ido a parar a la cárcel. Y, sin acuerdo mutuo, ambos coincidieron también en escapar de allí. Se encontraron al buscar u lugar para esconderse hasta que llegara la noche. El desierto que debían atravesar era inmenso. Si querían sobrevivir, irremediablemente debían aliarse los dos. Aun antes de ponerse de acuerdo sobre lo que convenía hacer, habían reñido áspera y violentamente. Comenzaron la dura marcha sin decirse una sola palabra durante kilómetros y kilómetros. Se odiaban tanto como se necesitaban. Más que buscar puntos de coincidencia y de encuentro para hacer más llevadera la escapada, alimentaban cada vez más odio el uno hacia el otro. Después de muchos kilómetros, ya a mediodía del día siguiente, a uno de ellos llegó a pesarle tanto el silencio como el desierto, no pudo más y, casi temblando, se atrevió a decir: <<Este calor ya se me hace insoportable>> El otro que ni siquiera se había enterado, respondió con un tono y un gesto ofensivo: <<¡Pues anda que tú>>. Aplicación: -El tener rencor dentro de nuestra persona corta la comunicación e impide que tengamos la oportunidad de encontrar riqueza en las otras personas que están en nuestro alrededor. -En nuestra búsqueda de vocación tenemos que dejar a tras las dificultades con otros y abrirnos a la escucha de todos. Máxima: “Perdonar es el valor de los valientes. Solamente aquel que es bastante fuerte para perdonar una ofensa, sabe amar”. Jueves 24 de noviembre “La montaña orgullosa” Esto ocurrió hace mucho tiempo. Hubo un planeta pequeñito, muy joven, completamente liso, al que le salió una montañita que creció hasta 520 metros. Así estuvo un millón de años. Con el tiempo comenzaron a surgir en la llanura otras montañitas que también crecieron. La primera irritada por la pérdida de su dominio, hizo esfuerzos y creció 380 metros más y, a medida que transcurría el tiempo, creció algunos metros en proporción a su orgullo. Por fin, comprobó que en sus cumbres ya no había vida a causa del frío y de los fuertes vientos; las otras montañitas se cubrían de árboles donde anidaban mil clases de pájaros y eran acariciadas por suaves brisas. ¡Qué envidia! Finalmente, no lo pudo aguantar y estalló convertida en fiero y volcán, envenenó el aire, mató toda vida, desoló sus propias laderas, secó y arruinó a todas las montañas. Pasada la furia loca, vio su obra y… apagándose se arrepintió. Entonces de sus laderas brotaron lágrimas en forma de fuentes purísimas a cuyas aguas regresaron de nuevo los pájaros y con ellos las semillas. Cuando se disiparon las cenizas, volvió a brillar el sol. Como su tierra era nueva, salida de las entrañas del planeta y rica en minerales y gérmenes de vida, pronto se hizo hermosa, muy verde y adornada de nubes que le dieron sombra y caricias. Su vida contagió a las otras tierras y siempre vivió erosionándose calladamente, humildemente, convirtiéndose en un frondoso valle de ríos y bosques que aún hoy se pude reconocer. Aplicación: El arrepentirnos y llegar al perdón nos dan la posibilidad de volver a encontrar el camino y refrescar nuestra vida, además que nos permiten contagiar con nuestro nuevo yo a otras personas que están a nuestro alrededor. Máxima: “El perdonar es divino y alivia el espíritu; al igual llena de paz nuestro entorno”. Viernes 25 de noviembre “Heracles y Atenea” Heracles iba caminando a lo largo de un estrecho sendero, cuando observó en el suelo u objeto que se parecía a una manzana. Quiso aplastarlo, pero el objeto duplicó su volumen. En vista de ello, Heracles lo pisó más violentamente aún y lo golpeó con su bastón. Entonces, el objeto, hinchándose más, obstruyó el camino. El héroe arrojó su bastón y se quedó allí, muy extrañado. En esos instantes compareció la diosa atenea (que era muy sabia) y le dijo: Detente, hermano. Este objeto que te asombra es el espíritu de la querrella y de disputa: si se le deja tranquilo se queda tal cual era al principio; si se le combate, se hincha cada vez más. Aplicación: Cuando algo se alimenta crece y eso pasa con el rencor, el odio cuando lo alimentamos en nuestra persona, a veces se vuelve tan grande que no nos permite caminar en nuestra vocación, no tengamos miedo, seamos valientes para perdonar, no esperemos a que las cosas estén como pensamos que deben de estar, no sea que luego sea demasiado tarde. Máxima: “Perdonar nos acerca más al camino del amor”