April 17, 2016 Vol 1 No 5 Teach the Ignorant “Sergio, come outside, it’s time!” I was 15 years old and I knew what time it was. It was the same thing every year: abuelo Guillermo insisted I work with him as he planted the kernels for his crop of maize. I would have much rather been at the Nintendo console in the land of Hyrule trying to save the Princess Zelda, but poor Viejo, he wanted so much for me to learn this tradition that he even used his rarely used English with me. Maybe the part I most disliked was the stinky manure that we had to work into the soil. Eight wheelbarrows full, first off of abuelo’s old pick- up truck, then spread into the 20’ x 20’ spot that was reserved for his beloved maize. Having worked the dung well into the soil, we laid out the plot with his usual precision: nine rows hoed and two to three kernels, from last year’s crop, stored with care, planted 1” to 1 ¼” deep, no more no less, at intervals 12” to 15” apart. If you didn’t do it right, you re-did it, so you did it right the first time! By Sunday afternoon, while applying the cornfield’s first water, I heard for the umpteenth time about how we’d thin the first stalks if more than one seed germinated. Teaching the ignorant (we prefer the untaught) is something we all do just in the way we live our lives, by the example we are to others and by the priorities we set for ourselves. But we are called to take an even more active role in sharing our knowledge in all the facets of our lives. Ever worked with a person, who was in a position of power over you who refused to share their wisdom and insight on the trade, profession or craft you both shared? That your role is to serve as a gopher. We are called to help each other grow, to teach and be taught by others. Ask any tradesperson. They can learn a lot in the apprentice schools, but the real learning comes from real work, in the field experience under the tutelage of an experienced journeyman craftsman. The handing down of knowledge is the foundation of human growth and it is vital for the continued spreading of the Good News. We need to know and to believe that Jesus Christ became a real human being, died a real death for our sins and conquered death for Himself and for us with his Resurrection. My goodness, we profess it every Sunday! Now we are called to go tell those who aren’t aware of it. Out in the real world! There may be times when it will be stinky, but necessary for growth; other times when you feel like just throwing a handful of seeds and see what will happen and still other occasions when you just want to continue the quest to save Zelda and leave the crops to others. Nope. Christ called you and me and every one of us to go out and teach about Him and His Good News and how our Church offers great support in reaching Him. “Memo,” I called to my son in early May, “Come on outside now. It’s time! You can play ‘Call to Duty’ later. Let’s plant some corn.” Work of Mercy in Action I was working in sales support in our company and one day, a sales rep position opened up. Two of us from the department applied for the job and the other person got it. Because I worked closely with the sales reps I knew the reports and processes involved in the role while the one with the new job did not. Recalling the words of Scripture to love our neighbor, I happily assisted her in learning these aspects. She was very appreciative of the unstinting support I gave her and of the fact that I did not begrudge her the new job. And it also contributed to a harmonious work environment. For our Reflection: “To repeat continually ‘for his mercy endures forever,’ as the psalm does, seems to break through the dimensions of space and time, inserting everything into the eternal mystery of love. It is as if to say that not only in history, but for all eternity man will always be under the merciful gaze of the Father” Pope Francis in Misericordiae Vultus, no. 7 Abril 17, 2016 Vol 1 Num 5 Enseñar al Que No Sabe “Sergio, sal, ya es hora!” Yo tenía 15 años y sabía hora de qué era. Cada año era lo mismo: el abuelo Guillermo insistía a que lo ayudara a plantar las semillas para la cosecha de maíz. Yo prefería jugar Nintendo en la tierra de Hyrule y tratar de salvar a la Princesa Zelda, pero pobre viejo. El abuelo, quería que yo aprendiera su tradición de conocimientos, hasta me hablaba en ingles el cual usaba muy raramente. Lo que no me gustaba era el olor tan desagradable del estiércol que trabajábamos en la tierra. Ocho carretillas llenas, primero lo bajábamos de la camioneta, y lo esparcíamos en el área de 20’ x 20’ reservada para su amado maíz. Después de esparcir el abono bien en la tierra, trazábamos la parcela con la usual precisión: nueve hileras con el azadón y de dos a tres semillas, de la cosecha del año pasado, cuidadas con amor, plantar de 1” a 1 ¼” de hondo, ni más ni menos, en intervalos de 12” a 15” aparte. Si no lo hacías bien, lo tenías que volver a hacer, ¡así que tenías que hacerlo bien desde el principio! Ya para el domingo en la tarde, al empezar a regar con agua, escuchaba por enésima vez sobre como disminuiríamos los primeros tallos si no más de una semilla germinaba. Enseñar al ignorante (suena mejor al que no sabe) es algo que todos hacemos en la forma en como vivimos, dando el ejemplo a otros y con las prioridades que nos hemos marcado. Pero estamos llamados a tomar un papel más importante, compartir nuestro conocimiento en todas la facetas de nuestra vida. ¿Le ha tocado trabajar con alguien con una posición más alta que usted que se reúsa a compartir su conocimiento e intuición en el comercio, profesión o arte que ambos comparten? Su función es actuar como una ardilla. Estamos llamados a ayudarnos a crecer, a enseñar y aprender de otros. Le puede preguntar a una persona con un oficio. Se aprende mucho en las escuelas, pero se aprende más al trabajar, en el área de experiencia bajo el tutelaje de un trabajador experimentado. El transmitir conocimiento es fundamental para el crecimiento humano y es vital para continuar anunciando la Buena Nueva. Nosotros necesitamos saber y creer que Jesucristo fue un ser humano, murió por nuestros pecados y venció a la muerte para Él y nosotros con su resurrección. ¡Cielos, lo profesamos cada domingo! Nosotros estamos llamados a decírselo al que no lo sabe. ¡Afuera en el mundo! Abra ocasiones cuando no será fácil, pero es necesario para nuestro crecimiento; otras veces aventará las semillas para ver que pasa y habrán ocasiones cuando solo quiere jugar y salvar a Zelda y dejar que otros siembren. No, Cristo me llamó a mi y a usted, a todos a salir y proclamarlo a Él y la Buena Nueva y nuestra iglesia nos ayuda a alcanzarlo. “Memo,” llamé a mi hijo al comenzar Mayo, “!Sal afuera. Ya es hora! Puedes jugar ‘Call to Duty’ después. Vamos a plantar el maíz.” Misericordia en acción Trabajaba en una compañía en soporte de ventas y un día, había una vacante para representante de ventas. Dos personas del departamento aplicamos y la otra persona se llevó la posición. Como yo tenía experiencia con los representantes de ventas conocía los reportes y el proceso implicado para la posición, la persona con el trabajo nuevo no. Recordé lo que dicen las Escrituras, amarás a tus semejantes, con agrado la asistí a aprender estos aspectos. Ella agradeció mucho mi ayuda y el echo de que yo no la envidiaba por su trabajo. Esto contribuyó a la armonía en nuestro ambiente de trabajo. Para Reflexionar: Repetir continuamente “Eterna es su misericordia”, como lo hace el Salmo, parece un intento por romper el círculo del espacio y del tiempo para introducirlo todo en el misterio eterno del amor. Es como si se quisiera decir que no sólo en la historia, sino por toda la eternidad el hombre estará siempre bajo la mirada misericordiosa del Padre. Papa Francisco en Misericordiae Vultus, num. 7