tos de Compostela, y de cuarzo ahumado, alguna vez en ríño

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Calderón.—LA.
S A L COMÚN.
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tos de Compostela, y de cuarzo ahumado, a l g u n a vez en ríñones de sílex verde, como los cita Kilian (1), de la provincia de
Granada (2), el aragonito, la dolomia, son los compañeros del
cloruro de sodio en todas las regiones de estos apuntamientos
de roca eruptiva en nuestro país, y, al parecer, en no pocas
análogas fuera de él. El azufre, los betunes y el petróleo también se asocian á la sal común, particularmente en las salzas
ó volcanes fangosos de América y aun de España, como acontece en Morón y en la provincia de Álava, dando una prueba
á nuestro juicio de g r a n valor, de que el ofitismo y los volcanes barrosos no son más que dos formas de un mismo fenómeno, según trataremos de demostrar en un trabajo especial.
De todos modos es un hecho cierto, aunque m u y oscuro y
harto poco estudiado, la frecuente asociación de la materia
•orgánica y de los productos que de ella derivan con los yacimientos clorurados, no siendo raro que los depósitos de sal
gema den frecuentemente salida á exhalaciones de carburos
de hidrógeno, en ocasiones capaces de servir para el alumbrado de los fosos en que se explotan, cual ocurre en Szlatina,
en Hungría. En Stassfurt y sobre todo en Wieliczk'a, hay una
variedad denominada spisa, en este segundo p u n t o , notable
por contener vesículas que encierran gases condensados bajo
una fuerte presión, que son hidrógeno carbonado, óxido de
•carbono y ácido carbónico. Cuando se disuelve la sal, estos gases se escapan violentamente, produciendo detonaciones, por lo
cual se llama á esta variedad decrepitante. Es curioso el hecho
de que el gas inflamable desprendido en la salina de Gottesgabe (principado del Rhin), sirve para el caldeado de la m i s ma, y en China hay salinas en que se utiliza dicho gas para la
evaporación de la salmuera.
El bromo (3), el iodo y hasta el cobre (Salzburgo), se mezclan también al cloruro de sodio algunas veces, dando lugar
á variedades.
Componen otro grupo las sales que uniéndose, no ya como
(1) Valléis üplioniques de Portugal.—«Bull.
de la Soo. Géol. de France», t. x, 1882.
(2) Posición de algunas ofitas en elN. de la provincia de Granada.—«Bol. de la Com.
•del Mapa geol.», t. x n , 1885.
(3) Terriel ha llamado la atención sobre la enorme cantidad de b r o m u r o s q u e cont i e n e u a l g u n a s sales asfálticas, c o n t r i b u y e n d o á su salazón. El cloruro de magnesio
•es notable en este respecto.
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