En los manantiales y lagos salados, el cloruro de sodio viene

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Calderón.—LA SAL COMÚN.
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En los manantiales y lagos salados, el cloruro de sodio viene
mezclado casi siempre con sulfato de sosa y cloruros de calcio
y de magnesio, como hemos dicho precedentemente. En tanto
que el disolvente se halla en cantidad excesiva, estas diversas
^ales permanecen en.el a g u a sin descomponerse mutuamente;
mas luego que llega á cierto grado de concentración, entran
•en reacción el sulfato sódico y el cloruro calcico, produciendo
cloruro sódico, que queda disuelto, mientras que se posa casi
todo el sulfato de cal. Este arrastra en su precipitación al sul­
fato de sosa restante, á pesar de su solubilidad, formando esa
sal doble que en mineralogía se llama glauberita ó polihalita.
Estos mismos cuerpos, u n a vez depositados, reaccionan entre
sí, dando origen á nuevas especies.
' La anhidrita es uno de los minerales que deben su existen-cia á la actividad química del cloruro de sodio. Hoppe-Seyler (1) h a comprobado que el yeso se deshidrata totalmente
cuando se le calienta en u n vaso cerrado con u n a disolución
saturada de sal m a r i n a , transformación que es probable se
verifique en frío, aunque de u n modo lento, en la naturaleza.
Así se explicaría la estructura del yeso comprobada por G-. Rose
•en la anhidrita de Lüneberg, Stassfurt y otros puntos, que
muestran evidentemente cómo semejante deshidratación es
u n fenómeno ordinario. Por otra parte, este último mineral se
e n c u e n t r a , por regla g e n e r a l , asociado á la sal gema, y a u n
en los casos en que no lo está, casi siempre puede suponerse
•que aquella haya emigrado después.
No es aventurado atribuir á la sal común, así como al clo­
ruro de magnesio, virtud para contribuir á la formación de
varios silicatos, descomponiendo el de alúmina ó combinán­
dose con la sílice hidratada. Mezclando y calcinando estos
-cuerpos, se produce artificialmente dicha reacción con des­
prendimiento de ácido clorhídrico, sobre todo si se la favorece
con la intervención del vapor de agua.
Ciertamente faltan todavía muchos datos respecto á la quí­
mica geológica, á quien correspondería dilucidar todas estas
•cuestiones; pero es indudable que numerosas reacciones, que
nosotros logramos rápidamente en los laboratorios con la ayu-
<1) Ann. d. Chem. niid. PJtar'm., t.
LXXXII,
píg. 318.
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