LA ÉPOCA DEL ROMPIMIENTO Contexto internacional La

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LA ÉPOCA DEL ROMPIMIENTO
(1780 – 1824)
JOSÉ IGNACIO LÓPEZ SORIA
Contexto internacional
Europa occidental en el siglo XVIII, atraviesa el proceso del capitalismo mercantil.
Acelerado desarrollo de la industria, revolución tecnológica, crecimiento demográfico,
concentración de la población en las ciudades, aumento de la demanda urbana sobre
productos alimenticios, roturación de nuevas tierras para el cultivo, formación de grandes
haciendas mecanizadas, extensión de los sistemas financieros, ampliación del comercio,
etc.
La burguesía industrial-comercial urbana es un grupo social que maneja en su propio
beneficio la estructura económica. Un grupo social complejo, compuesto por nobles, alto
clero y comerciantes monopolistas. Otro grupo social, la burguesía industrial, pugna por
sustituir al anterior en el control del poder político.
Los conflictos entre la burguesía industrial-comercial urbana y la aristocracia de la tierra y
los comerciantes monopolistas, llenan las últimas décadas del siglo XVIII y primeras del
siglo XIX. Es el “ciclo de las revoluciones burguesas” que comienzan con la Revolución
francesa (1789) y termina con los movimientos revolucionarios de 1848.
El ascenso de la burguesía al control político en Europa occidental ocurre
simultáneamente a la decadencia del poder de los Borbones, al intento napoleónico por
hacer de Francia la nación hegemónica y al triunfo definitivo de Inglaterra sobre el resto
de Europa. Es cierto que la Francia de Napoleón consigue, durante algunos años, la
hegemonía en Europa, pero muy pronto logra Inglaterra, a través de alianzas y
coaliciones primero y de la guerra después, restablecer el “equilibrio europeo” bajo su
tutela.
La metrópoli y las colonias
España y sus dominios lejos de quedar al margen de estos conflictos, constituyeron parte
integrante de ellos. La llegada de los Borbones al trono español (1700) coincide con un
indetenible proceso de decadencia de la metrópoli y progresivo deterioro de las relaciones
coloniales. La agresividad de las burguesías extranjeras (inglesa, francesa y holandesa
principalmente). Interesaba a estas burguesías, empeñadas en extender su influencia
económica a las colonias españolas, quebrar el sistema comercial monopolista que
España mantenía con sus “dominios de ultramar”.
La relativa apertura del comercio con las colonias trajo como consecuencia importantes
cambios: reagrupación de los comerciantes monopolistas, apertura de vías de terrestres
al tráfico comercial, surgimiento de Buenos Aires como centro de comercio y producción
artesanal, nacimiento de nuevas compañías de navegación, aumento del contrabando,
disminución de las ganancias de los comerciantes limeños, formación de burguesías
comerciales urbanas en las más importantes ciudades de las colinas, etc.
Se van concediendo sucesivas libertades que culminan en el Reglamento de Comercio
Libre (1778) dado por Carlos III. 13 puertos españoles y 22 americanos quedan abiertos al
tráfico mercantil. La tónica ideológica del documento es claramente liberal. Con la libertad
de comercio comienza la decadencia definitiva de los comerciantes monopolistas
radicados en Lima, alrededor del Tribunal del Consulado, y en Sevilla y Cádiz, alrededor
de la Casa de Contratación.
El enorme territorio del virreinato peruano sufrió, a lo largo del siglo XVIII, varias
desmembraciones. En 1717 se crea el Virreinato de Nueva Granada y en 1776 el de Río
de la Plata.
La creación de nuevas audiencias (Caracas y Cusco) y de nuevas capitanías generales
(Cuba, Venezuela, Guatemala y Chile) siguió desmembrando el territorio y termino de
arrebatar a Lima la hegemonía de que hasta entonces había gozado. La intendencia es
una demarcación que agrupa, bajo las órdenes de un intendente, a una determinada
unidad geográfica y económica. El intendente reúne funciones administrativas, judiciales,
religiosas, políticas y económicas. En el Perú se crean (1784) siete intendencias: Trujillo,
Tarma, Lima, Huancayo, Huamanga, Cusco y Arequipa. El régimen de intendencias
permitió un mejor funcionamiento del aparato administrativo, y una más efectiva
centralización del poder. Recaudar los tributos y fiscalizar el tráfico comercial eran, sin
duda, las principales tareas de estos funcionarios reales.
Economía y sociedad
Las modificaciones en la estructura socioeconómica occidental (paso del capitalismo
mercantil a capitalismo industrial; auge de la burguesía industrial-comercial,
especialmente inglesa) y sus expresiones jurídico-políticas (régimen democrático) e
ideológicas (liberalismo) no sólo generan el clima de la transición sino que desencadenan
fuerzas que el “antiguo régimen” no puede ya contener.
Las fuerzas desencadenadas se expresan en el Perú de manera muy variada. En la
llamada “república de indios” se suceden durante todo el siglo XVIII movimientos sociales
o rebeliones contra la extorsión que sufren los indígenas de manos de corregidores,
doctrineros, visitadores y oficiales reales en general.
La rebelión de Túpac Amaru (1780) exigen justicia para indios, mestizos, criollos
postergados y gentes de “castas”; piden el mejoramiento de las condiciones de trabajo en
minas y obrajes; reclaman el cambio de corregidores por alcaldes mayores; abogan por la
modificación de la administración de justicia planteando la creación de una audiencia real
en Cusco. La represión no se hizo esperar; Túpac Amaru y algunos de sus familiares
fueron descuartizados públicamente, los jefes indígenas perseguidos de por vida, el
idioma quechua abolido, prohibido el uso de indumentaria incaica y vetada la lectura de
los Comentarios Reales de Garcilaso.
La elite criolla, cuyos intereses se concentraban en la actividad comercial, en el laboreo
de minas y en la agricultura, ejercía una verdadera dominación sobre el resto de la
población. Interesaba a este grupo social estar bien con la corona española para poder
tener acceso a los puestos de control de la burocracia colonial. Pero la elite criolla no es
homogénea en todo el virreinato. Los criollos de Lima, ejercían desde la capital el control
sobre el negocio de minas y sobre el tráfico mercantil. Esta situación de privilegio se
constituyo en fuente de conflictos entre la elite criolla de Lima y la de provincias. Alrededor
de esos conflictos se va tejiendo el clima propicio para la emancipación.
El juego de los intereses
Los intereses de la comunidad indígena y de las gentes de “castas” (negros, mulatos, etc.)
quedaron al margen de los conflictos por la independencia. Ni realistas ni patriotas
estaban interesados en que en sus pleitos se entremezclasen las viajas apetencias de
justicia social de la población explotada del Perú.
La elite criolla de provincias, relacionada con la minería, la agricultura y el comercio
regional y local, apoyo mayoritariamente la independencia pensando que la separación de
España traería como consecuencia la eliminación del control de los funcionarios reales y
la supresión de los privilegios de la elite limeña. El sector ligado a la agricultura, viejos
afanes señorialistas, buscaban liberarse del control ejercido por la Corona para
reimplantar las formas feudales de explotación de la tierra y del régimen laboral. Se
constituyeron el más fuerte apoyo del sector conservador de los ideólogos.
Entre los criollos urbanos, emparentados con la administración colonial o habían
usufructuado del monopolio comercial constituyen el más fuerte grupo “realista” o
“fidelista”.
La más alta elite criolla urbana, aliada a la burocracia colonial, se enfrenta al resto de los
criollos. Muestra evidente de este enfrentamiento es la pugna ideológica que comienza
con el Mercurio Peruano, se extiende a la universidad, resucita en los días de las Cortes
de Cádiz y llega hasta los primeros años de la república. Los afanes autonomistas de
algunos criollos urbanos se ensamblan, a pesar de la diferencia de intereses, con las
tendencias señorialistas de los hacendados de provincias. Los intereses inmediatos de
ambos están cifrados en la autonomía con respecto a la Corona. Pero sus reales
intereses son contrapuestos. Buscan los segundos reimplantar sin limitaciones el régimen
feudal, mientras que los primeros se esfuerzan – en relación con el capitalismo industrial y
competitivo en surgimiento- en posibilitar para el Perú un desarrollo del tipo capitalista.
A este juego de intereses, en el que están ya brotando las contradicciones fundamentales
de la sociedad republicana (feudalismo-capitalismo, conservadores-liberales, clase
dominante-clases dominadas) se suman las apetencias de las burguesías occidentales.
Expresiones ideológicas
Podemos distinguir tres momentos en este proceso: el Mercurio Peruano (1791 – 1794),
las ideologías de la época del liberalismo constitucionalista (1808-1814) y los
planteamientos doctrinarios de los días de la restauración del absolutismo (1814-1821).
El periódico titulado Mercurio Peruano deseo manifestar de estudiar la realidad peruana y
con la intención de defender los intereses de la capa criolla al os cambios económicos y
políticos de signo literal.
El segundo momento comienza en 1808, con la invasión de España por los ejércitos
napoleónicos, y termina en 1814, al volver Fernando VII al otro español. Las diversas
circunscripciones territoriales de España y las colonias se declaran autónomas para
protegerse de la intrusión de Napoleón y “preservar su trono” para el “deseado”
Fernando.la formación de juntas provinciales, de la junta central y, finalmente, de las
Cortes de Cádiz, con representantes de todos los dominios del rey español, es la más
clara muestra política de este autonomismo liberal y constitucionalista. Se proclama
entonces la “libertad de imprenta” y se aprueba la Constitución de Cádiz (1812).
El tercer momento, ya más claramente separatista, Fernando VII recupera el trono
español, restaura el régimen absolutista y echa por tierra las conquistas liberales. Juan
Pablo Vizcardo y Guzmán postula en su célebre Carta dirigida a los españoles
americanos que el dominio absoluto de las tierras de América esté en manos de los
descendientes de los conquistadores. En esta misma línea reivindicacionista de los
derechos de los criollos frente a la Corona se encuentra en planteamiento de José de la
Riva Agüero en 28 causas para separarse de España. Se trata de emancipar a los criollos
comerciantes, mineros, hacendados, artesanos e intelectuales que no gozaban de los
privilegios del sistema colonial.
Las guerras separatistas y la formulación del estado
Se montan las guerras separatistas que conducen a la proclamación de la independencia
el 28 de julio de 1821. El Perú debe su independencia desde el punto de vista militar, a la
intervención de los ejércitos del norte (Bolívar) y del sur (San Martín). Pero el clima interior
de inestabilidad venía siendo preparado por pequeñas escaramuzas y levantamientos
protagonizados por peruanos.
Chocaban, sin embargo, todas ellas con la astucia y rigidez de Abascal, hombre dispuesto
a defender los intereses de la Corona y su sucesor, Joaquín de la Pezuela. El “ejército de
los Andes”, a órdenes de San Martín, atraviesa las serranías y derrota a los realistas en
Chacabuco (1817). Los ejércitos del rey consiguen vencer a los soldados de San Martín
en Cancha Rayada (1818) pero pronto el jefe reorganiza a sus hombres y cosecha un
aplastante triunfo en Maipú. Chile he quedado definitivamente liberado.
El ataque al Perú comienza con la escaramuza de Brown en 1816. En 1819 la escuadra
patriota, dirigida por Cochrane, enrumba hacia el Callao. Las correrías de Cochrane y la
acción de los comisionados de San Martín preparan los ánimos proclamas se encargan
de minar la fidelidad de los criollos peruanos, sembrar el descontento e invitar a la
deserción entre los ejércitos del rey. El cambio de signo de la política española,
restauración del régimen laboral y proclamación de la constitución (1820), coadyuvo al
desenlace de los acontecimientos.
Van y vienen los comisionados entre el cuartel general del ejército libertador y el palacio
de los virreyes. Se suceden las conferencias entre los dos bandos en busca de un arreglo
pacífico. Arenales se interna en las serranías, dispuesto a dar batalla a los soldados del
rey acantonados en la sierra central. San Martín recorre la costa lanzando proclamas e
invitando a los pueblos a levantarse. Pezuela está bloqueado. Las deserciones en el
campo realista siguen en aumento. La Serna depone a Pezuela y se hace proclamar
virrey en Aznapuquio. La disensión ha llegado hasta el centro mismo del poder colonial.
Poco es lo que queda por hacer. Las armas terminaran por decidir la victoria del lado de
los ejércitos libertadores. El flamante virrey se queda en la sierra en espera de refuerzos
de la metrópoli. San Martín entra en Lima y proclama la independencia el 28 de julio de
1821. Bajo el mando del general argentino, se crea el protectorado como gobierno
provisorio hasta que quede totalmente derrotado el ejército realista y puedan reunirse los
peruanos para decidir por si mismo la forma de gobierno. Falta aún dos tareas básicas:
derrotar a los realistas y establecer un gobierno definitivo en el Perú.
Guayaquil había proclamado su independencia en 1820. Los dos libertadores (Bolívar y
San Martín) re reúnen en Guayaquil para decidir la continuación de la guerra, establecer
formas de gobierno y definir los límites entre el Perú y Colombia. Bolívar insiste en la
anexión de Guayaquil a Colombia, en la necesidad de pasar al Perú para derrotar
definitivamente a los españoles y en la implantación de sistemas democráticos de
gobiernos unidos en una federación. San Martín, consciente de la incompatibilidad entre
sus posiciones y las de Bolívar, abandona las conversaciones y regresa al Perú. Ya en
Lima convoca al congreso y dejar el mando en mandos peruanos. El congreso elige como
presidente al jefe de los liberales, Luna Pizarro, y como secretarios a Sánchez Carrión y
Francisco Javier Mariátegui. Queda también elegida una junta gubernativa (La Mar,
Salazar y Baquíjano y Alvarado) y se aprueba el documento titulado “Bases de la
constitución política” (diciembre de 1822).
La primera carta constitucional del Perú es de signo marcadamente liberal. En ella quedan
asentados el principio de la soberanía que reside en la nación, la democracia
representativa, el catolicismo como religión oficial, el voto directo, la libertad de residencia
y de prensa, la inviolabilidad del domicilio y de la correspondencia, la igualdad de todos
ante la ley, etc. Se establece la división de poderes. El senado estaría compuesto por
delegados de las provincias y se encargaría de vigilar la observancia de las leyes y de la
constitución, nombrar al ejecutivo, designar empleados públicos religiosos y civiles y
convocar al congreso extraordinario. Diríase que los intereses de la burguesía industrial
quedaban bien resguardados.
El motín de Balconcillo, protagonizado por Riva Agüero, es el primer acto de una cadena
de golpes militares. Riva agüero se propone continuar la guerra. Los congresistas
aprovechan su salida a campaña para deponerlo y encargar a Tagle el mando supremo.
La anarquía anunciaba la guerra civil.
Bolívar sabía que sin Perú independiente no había Colombia libre. Su intervención en el
Perú se ven favorecidas por las luchas intestinas entre el congreso y los militares. El
congreso le concede la suprema autoridad militar. Naturalmente las exigencias de la
guerra lo requirieron pronto. En febrero de 1824 es ya Bolívar supremo dictador.
El choque se produce el 6 de agosto de 1824 en las pampas de Junín. La victoria lograda
en Junín es el comienzo del fin para los ejércitos del rey. Bolívar regresa a Lima mientras
Sucre prepara la batalla definitiva en las sierras. Los ejércitos se encuentran en los
campos de Ayacucho el 9 de diciembre de 1824. El triunfo patriota es total. En la
capitulación se establecen los siguientes acuerdos: los soldados realistas pueden
embarcarse rumbo a España a costal del Perú, los prisioneros serian intercambiado, tanto
militares como civiles españoles pueden permanecer en el Perú comprometiéndose a
respetar las leyes, los españoles que permanezcan en el Perú serán considerados
peruanos y los militares podrán conservar sus grados en el ejército libertador.
Estaba definitivamente quebrado el dominio de España sobre el Perú. La república se
construye de acuerdo al esquema tradicional: aristocracia dueña de la tierra y autonoma,
burguesía comercial reducida pero nutrida de privilegios, sector intelectual escasamente
conocedor de nuestra realidad, militares ávidos de poder, y una enorme masa de indios,
mestizos, negros y mulatos sin status ciudadano.
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