LA INDEPENDENCIA DE AMÉRICA LATINA CAUSAS DE LA INDEPENDENCIA El desarrollo económico y la madurez política alcanzada por los territorios americanos y por la clase criolla: durante el siglo XVIII la economía americana se desarrolla, aumenta la producción de plata, se extienden las plantaciones de azúcar, crece el comercio con Europa y aumenta la importación de negros esclavos en el continente. Los beneficiarios de ese crecimiento son los comerciantes de la metrópolis, pero también la clase criolla americana, clases medias de europeos y de sus descendientes afincados en América. Como llevan varias generaciones viviendo en el nuevo mundo se sienten distintos a sus compatriotas del otro lado del Atlántico, se consideran “americanos” y no aceptan a los recién llegados de Europa, escasos en número pero ocupando los más altos puestos en la administración. Además de sentirse distintos a “los europeos”, se sienten distintos a los indios, mulatos, mestizos, y naturalmente a los negros esclavos. Tampoco aceptan el llamado “pacto colonial” que les obliga a comerciar sólo con la metrópolis, que no les permite comerciar libremente con otros países, y que pone restricciones a su desarrollo y a su acceso al gobierno y el ejército. Todo esto ocurre en el siglo de la Ilustración, es decir, de la fe en el pensamiento científico, crítico y racional. Porque entre los criollos americanos también hay ilustrados que están al día de todo lo que ocurre en Europa. Durante la segunda mitad del siglo XVIII la clase criolla adoptó una postura esencialmente reformista y enemiga del conservadurismo de las instituciones regidas por las minorías españolas. La crisis política de la metrópoli consecuencia de la invasión francesa: el vacío de poder producido en España en 1808 es aprovechado por las clases criollas americanas para imponer un autogobierno, aunque asumiendo el poder transitoriamente en nombre de Fernando VII. Influencia de las ideas liberales de la Revolución francesa. El ejemplo de la independencia de EE.UU.: la independencia de las “trece colonias” británicas de la costa este del Atlántico en 1783 fue un espejo en el que las clases criollas fijaron su mirada como modelo a seguir. o En América Latina, el primer país en independizarse fue Haití, tras una revuelta protagonizada por los esclavos negros en contra de sus dominantes franceses; iniciada en 1791, concluyó con éxito en 1803. PROCESO DE EMANCIPACIÓN Durante la guerra de independencia española, se constituyen a lo largo de todo el territorio americano diferentes Juntas, a imitación de lo que ocurría también en España. Dichas Juntas – la de Bogotá, Caracas, Buenos Aires y Santiago de Chile- asumen todo el poder y no reconocen a la Junta Suprema de España, aunque proclaman su lealtad a Fernando VII. La Junta de Buenos Aires, sin embargo, proclama una independencia total. En 1814-1815, acabada la guerra napoleónica, Fernando VII puede intentar recuperar por las armas las colonias rebeldes. En este periodo de “reconquista” española se envían a 10.000 soldados al mando del general Morillo. De 1816 a 1824 tienen lugar las diferentes guerras de independencia. Se trataba ahora ya, ante la presencia de numerosas fuerzas españolas en el continente, de movilizar auténticos ejércitos que pudiesen vencer, con las armas, a los realistas, es decir, a los españoles. En este proceso hay dos centros de irradiación: Venezuela, donde actúa Simón Bolívar, y el Río de la Plata, donde actúa José de San Martín. Simón Bolívar establece su centro de operaciones en el interior de Venezuela. Tras varias derrotas frente al general Morillo, Bolívar recibe apoyo económico y material desde EE.UU. y económico y de mercenarios por parte de Inglaterra. En atrevidas campañas militares atraviesa los Andes y vence a los españoles en Carabobo (1821), victoria que le abre las puertas de Bogotá y de Caracas. En 1819 el “Congreso de Angostura” (hoy Ciudad Bolívar) establece las bases constitucionales de un gran país, que se llamaría Colombia, que incluía todo el virreinato de Nueva Granada, y al que luego se incorporaría, después de la batalla de Pichincha (1822), el Ecuador (territorio que se constituyó en Estado independiente en 1830) En el cono sur del continente, las Provincias Unidas de la Plata proclamaron su independencia en 1816 y costearon un poderoso ejército que, al mando de San Martín, atravesó los Andes y junto con las fuerzas chilenas de O´Higgins se enfrentó con las españolas, venciendo en Chacabuco (1817) y Maipú (1818) y consiguiendo liberar Chile. Desde allí, y con la “escuadra libertadora”, San Martín desembarcó al norte de Lima a fines de 1820, y consiguió proclamar la independencia del Perú en 1821. Quedaban aún tropas españolas en el Alto Perú, último centro de resistencia realista. La última derrota española fue la batalla de Ayacucho de diciembre de 1824. El año siguiente se proclamaría la independencia del “Alto Perú”, denominado Bolivia, y que recibe una constitución redactada por el propio libertador. En México el movimiento independentista había sido prácticamente sofocado en 1819. Para sofocar definitivamente las pocas partidas rebeldes aún existentes es enviado desde España el coronel Agustín de Itúrbide. Cuando en 1820 se inicia en España el “Trienio Liberal” (se estudiará en el tema siguiente), Itúrbide teme que los liberales españoles actúen en contra de él y decide llegar a un acuerdo con las elites criollas independentistas. El acuerdo se basaba en tres puntos: México independiente gobernado bajo una Monarquía constitucional, mismos derechos y privilegios tanto para peninsulares como para criollos y que la Iglesia católica mantuviese el monopolio religioso y sus privilegios. Tras conocer la independencia de México, los territorios centroamericanos proclamaron su independencia en 1821. Itúrbide envió un ejército, con el apoyo de criollos mexicanos, incorporando toda Centroamérica a México, aunque sólo un año más tarde se proclamó de nuevo la independencia de las Provincias Unidas de Centro-América. La independencia de Brasil fue un caso peculiar. Tras la invasión de Portugal por parte de las tropas napoleónicas en 1808, la familia real portuguesa trasladó su Corte hasta Río. Tras la retirada francesa el rey Joao VI prefirió seguir en Brasil a regresar a Portugal. En diciembre de 1821 las Cortes portuguesas exigen la vuelta de la familia real y la disolución de la Regencia. En 1822 el rey Joao Vi regresa a Portugal, pero deja en Brasil a su hijo, el infante don Pedro. Al exigirle también a él su vuelta, éste decide proclamarse Emperador constitucional de Brasil. Con las guerras de independencia estallaron también las tensiones raciales, regionales y sociales. Los mestizos y mulatos consiguieron ascender socialmente como consecuencia de su actuación en la guerra. Los negros se convirtieron en trabajadores asalariados libres. Los indígenas apenas intervinieron en las guerras (y cuando lo hicieron, como en México, fue a favor de los realistas españoles) y siguieron en la misma situación en la que vivían en la época colonial. Los únicos cambios que se producen en la clase dominante son la sustitución de los españoles por criollos en los cargos de la administración, y la incorporación de los oficiales del ejército a la clase alta, como defensores de los nuevos gobiernos. Los grandes propietarios rurales, los hacendados, salen fortalecidos de la contienda como aliados de los militares. También salen beneficiados, en principio, los comerciantes, que se apresuran a hacer que sus países firmen tratados comerciales con Gran Bretaña, y consigan préstamos. Los nuevos países adoptarán la forma de repúblicas parlamentarias –a excepción de México y Brasil, como hemos visto- con división de poderes y legislación liberal, aunque bajo el control de los militares y con el apoyo de la burguesía y de Inglaterra, a quien le interesaba que se mantuviese ese régimen político para poder tener libertad de comercio con las antiguas colonias españolas.