OBSESIONES Y ADICCIONES DEL SIGLO XXI Vivir “atrapado” por Internet, la adicción a las compras, la obsesión por las dietas o por la alimentación sana, podrían ser las nuevas enfermedades de las sociedades desarrolladas. Descubre las tres más populares de los últimos tiempos Sentir ansiedad al no conectarse a Internet, encender la computadora a altas horas de la noche y perder la noción del tiempo; tener obsesión por consumir comida sana, por hacer dieta o por conseguir un cuerpo perfecto y musculoso; problemas con compras compulsivas que superan las posibilidades económicas. Todos ellos son algunos patrones de comportamiento de las sociedades desarrolladas que pueden convertirse en adicciones. A continuación, un repaso por las tres más diagnosticadas de la última década. En busca del cuerpo perfecto El deseo por tener un cuerpo escultural, igual al de los modelos de la televisión, puede llegar a convertirse en una verdadera adicción. Aunque los trastornos alimentarios, como la anorexia y la bulimia, son cada vez más frecuentes, hay otro tipo de conductas relacionadas con la alimentación que también son habituales. La nueva tendencia es comer sano pero de una manera obsesiva. Cuando esto ocurre se está frente a un trastorno al que los especialistas denominan ortorexia. Este trastorno consiste en la necesidad de consumir sólo comida biológicamente pura y evitar todos los alimentos que puedan resultar tóxicos. Sin embargo, aquí la obsesión se extiende más allá de la alimentación. Quienes padecen ortorexia huyen de todo lo que consideran impuro, como los pesticidas, los transgénicos, los aditivos, los alimentos manipulados, incluso, los congelados. Se convierten en fanáticos consumidores de alimentos de cultivo ecológico y probióticos. El problema radica en que estas personas centran su vida en la comida y la convierten en una especie de ritual que les ayuda a mantenerse puros. Otra conducta adictiva relacionada con la alimentación es el “dieting”, definida como la obsesión por hacer dieta. En la actualidad, el control del peso es un tema prioritario, sobre todo, entre las mujeres. Casi el 50% se pone a dieta cuando el verano está próximo y, la mayoría, sin ningún tipo de control médico. Igual que la ortorexia, esta conducta afecta más a mujeres jóvenes que, preocupadas por su peso, realizan una dieta tras otra - del yogur, de la piña, etc., a menudo excéntricas, sin ningún tipo de rigor científico que las certifique, sólo siguen las directrices de la persona famosa de moda. Pero no sólo la alimentación conoce de obsesiones. Cuando tanto el hombre como la mujer buscan un cuerpo perfecto, con un aspecto atlético y musculoso pero de manera extralimitada, están cayendo en un nuevo trastorno: la vigorexia. A menudo, los afectados sufren baja autoestima y una distorsión de la imagen corporal. Se dedican muchas horas al ejercicio físico y se pone especial atención en la alimentación, que suele ser hiperprotéica para fomentar el desarrollo de la masa muscular. También es habitual el consumo de suplementos alimenticios y anabolizantes. De esta manera, el entrenamiento físico y la dieta se convierten en uno de los ejes de la propia vida. Adictos a las compras Si de forma habitual se ocultan al entorno familiar las compras realizadas o hay sensación de haber adquirido de manera impulsiva un objeto que no es necesario, se puede estar ante un trastorno asociado. Los problemas de autocontrol sobre la necesidad de adquirir algo, ya sea objetos, ropa o algún otro bien, de poco o mucho valor económico, son las principales causas de este trastorno. En la actualidad, la constante incitación al tener, al poseer, ha moldeado la mente humana, haciendo que nuevos intereses y necesidades cobren vida en sus días. Este problema de adicción a las compras afecta más a las mujeres, aunque también se registra entre los hombres. La diferencia estriba en los productos que se adquieren, ya que mientras ellas optan por la ropa y las joyas, ellos prefieren la tecnología. También hay diferencias generacionales: al parecer, las jóvenes son cada vez más consumistas. Ofertas, rebajas, outlets y, por supuesto, la publicidad. En las sociedades desarrolladas, el hecho de comprar se ha vuelto una finalidad en sí misma. El afán consumista presente en este siglo puede llegar a desencadenar una verdadera adicción que convierte el placer en sufrimiento: la obsesión lleva a efectuar compras que superan las posibilidades económicas. ¿Adictos a Internet? Ésta sin duda es la adicción más marcada de los últimos tiempos. Grandes y chicos hacen uso y abuso de la computadora con conexión a Internet, como de la telefonía móvil con aplicaciones de las redes sociales, llegando incluso a depender de estos aparatos más de lo que uno se pueda imaginar. ¿Pero podría hablarse de adicción? No hay duda de que cualquier conducta normal placentera puede ser susceptible de convertirse en adicción si se establece con ella una relación que termina por perjudicar al individuo. Como muestran los resultados de una encuesta realizada a 2.000 usuarios, el 24% se conectaba más de seis horas diarias. Además, la mitad afirmó sentir ansiedad y enfado si por razones técnicas les era imposible consultar el correo electrónico. Si bien la tecnología ha facilitado la vida a más de una persona, entre sus desventajas se encuentra el uso indebido que se hace de ella, despertando muchas veces síntomas de ansiedad, malestar y nerviosismo si algo falla o impide su uso. Además del mal uso, el excesivo también puede manifestar diferentes síntomas físicos en la persona, como cansancio, fatiga ocular, problemas musculares, inestabilidad emocional, confusión y sedentarismo; generadores de estrés. También pueden darse cambios en el comportamiento social, como disminución del grupo de amigos, conflictos familiares, escolares o laborales. La preocupación por la adicción a las nuevas tecnologías, en especial videojuegos e Internet, es un tema de plena actualidad. Y la importancia de tomar conciencia frente a esta obsesión radica en sus consecuencias, ya que pueden afectar las emociones, la toma de decisiones y el autocontrol de la persona. Fuente: Nuevo diario