Hospital de los Honrados Viejos del Salvador (Úbeda) Declarado Monumento 03/06/1931 En el siglo XVI tanto la Corona como la iniciativa privada propiciaron la fundación y construcción de numerosos establecimientos hospitalarios o benéficos para afrontar, aunque insuficientemente, los graves problemas de pobreza y marginación social. En la ciudad de Úbeda llegaron a funcionar en el Renacimiento más de una docena de estas instituciones, de las que, sólo de algunas de ellas, nos han llegado sus edificios. En las décadas centrales del siglo XVI tenemos constancia documental que Andrés de Vandelvira intervino en dos importantes fundaciones asistenciales: en el Hospital de los Honrados Viejos del Salvador y en el Hospital del Santísimo Sacramente o de Pedro Almíndez Chirino. De este último nada queda de su arquitectura, pero sabemos que en agosto de 1552 el cantero Gonzalo Martínez de Alarcos se obligaba a labrar los sillares de las jambas de sus portadas, teniendo en cuenta las condiciones redactadas por Andrés de Vandelvira, según V. M. Ruiz Fuentes. Los Honrados Viejos del Salvador, hospital fundado a mediados del siglo XIV por una Hermandad de composición plural a instancias del obispo Narváez, para amparar a cristianos viejos desvalidos, remozaron radicalmente su inmueble de tal forma que básicamente lo que nos ha llegado pertenece al Renacimiento. El benefactor de la Institución fue el famoso secretario del emperador Carlos V, el ubetense Francisco de los Cobos, el cual les asignó una renta anual de 100 ducados por el solar que le habían cedido para la construcción de su Capilla funeraria de El Salvador. Emplazado próximo a la cabecera de la Sacra Capilla, de su antigua configuración permanecen en pie dos arquerías de su patio, la capilla y la portada. En 1548 Andrés de Vandelvira dio las condiciones para hacer el “quarto de la iglesia del ospital”, dato publicado por D. Fernando Chueca Goitia. Una serie de documentos, dados a conocer por V. M. Ruiz Fuentes, nos permiten conocer algo más del proceso constructivo. La ejecución material corrió a cargo del cantero Antón Ruiz, fiado además por Vandelvira, quedando acabada de obra en 1551 y con una sencilla traza rectangular, que 1563 el carpintero Juan Navarro cubrió con un techo de madera con bellos canecillos de proa de barco con angelotes, según proyecto también de Andrés de Vandelvira. De las dobles pandas del patio, la que se alza delante de la capilla se debe al cantero Diego de Escalona, que, en 1552, dio planos y condiciones, aunque suponemos que las obras debieron realizarse bajo la supervisión de Vandelvira. La otra, en línea con la fachada, se concluyó en 1581 siguiendo modelos de S. Serlio. La portada, fechada en 1567, fue labrada con arreglo a los planos y condiciones de Andrés de Vandelvira por los canteros Diego de Alcaraz, Martín López de Alcaraz y Pedro Hernández de Cantabrana. Alineada con la meridional de la Sacra Capilla, es de factura más sencilla y seria como corresponde a la Institución; se articula en dos cuerpos, el bajo con columnas dóricas sobre altos basamentos cobijan el arco de medio punto de entrada, tras el entablamento el segundo cuerpo se traza siguiendo una típica composición serliana, arco de medio punto a modo de hornacina para cobijar el Santo titular y a los lados ventanales adintelados, quedando todo enmarcado por columnas jónicas sobre las que apea un segundo entablamento. Sobre el tejado y -desplazada de la portadase alza una sencilla espadaña rematada en frontón triangular con un relieve de Dios Padre.