MARTES 22 DE MARZO DEL 2011 8 Revuelta en el mundo árabe 3 El frente del este libio G adafi ha amenazado con convertir el Mediterráneo en un infierno. Su dedo acusador apunta ahora no solo a los rebeldes sublevados y a todo aquel que viva en zonas controladas por el Consejo de Transición Nacional, sino también a los países de su entorno, convertidos así en terreno de batalla y en objetivo potencial de su imprevisible reacción. A esta lista de amenazas se añaden recientes declaraciones avisando a los europeos de que se olvidasen de su ayuda para frenar la inmigración, anunciando que abriría los arsenales a todo aquel que quisiera armarse para defenderle o insinuando que estaba dispuesto a aliarse con Al Qaeda para atacar objetivos occidentales. La actitud desafiante de Gadafi no debería sorprender. Siempre ha utilizado la lucha contra el terrorismo o la contención de la inmigración irregular como moneda de cambio Análisis Eduard Soler INVESTIGADOR PRINCIPAL. CIDOB Turbulencias en las dos orillas del Mediterráneo Los gobiernos árabes se mueven entre el rechazo a Gadafi y la alergia a la intervención de occidentales en Libia en sus relaciones con Europa. Cuando los líderes europeos aceptaron reintegrarle en la comunidad internacional, se les prometió cooperación en aquello que más les inquietaba. Ahora que los europeos son protagonistas en lo político y en lo militar en la operación Odisea al amanecer, Gadafi les amenaza con el peor de los escenarios y se adentra en la batalla del miedo. Pero no solo los europeos tienen Páginas 2 a 10 888 motivos para inquietarse, al otro lado del Mediterráneo también temen las sacudidas de esta crisis. Y especialmente en dos países fronterizos, Túnez y Egipto, inmersos en sendas transiciones democráticas. El primero celebrará elecciones constituyentes el 24 de julio, el segundo acaba de someter a referendo su reforma constitucional. Es evidente que un conflicto en sus fronteras, la circulación descontrolada de armamento o una nueva crisis de refugiados no son el mejor telón de fondo para asentar una transición política o recuperar la actividad económica. Los gobiernos árabes, en términos generales, se están moviendo entre la convicción de que Gadafi es un elemento peligroso a quien no se le puede permitir que continúe esta espiral destructiva y la alergia que les provoca una intervención con claro protagonismo occidental. De ahí que se alternen declaraciones contradictorias del secretario general La suerte cambia de signo Los bombardeos de la coalición permiten a las tropas rebeldes recuperar el terreno perdido y avanzar hacia Ajdabiya H Insurrectos y fuerzas aliadas se coordinan en el campo de batalla AFP / PATRICK BAZ BEATRIZ Mesa BENGASI Enviada especial La operación Odisea al amanecer «está consiguiendo lo que hubiera sido imposible para el Ejército revolucionario: recuperar terreno en tan solo dos días», decía ayer el joven rebelde y traductor Ramadan Sihan, quien, tras la muerte de uno de sus hermanos por disparos de las fuerzas leales al régimen, decidió empuñar un fusil y defender la libertad para el pueblo libio. Como sus camaradas, que han entrado en las últimas semanas en el campo de batalla casi a pecho descubierto, armados simplemente con fusiles de asalto, unidades antiaéreas y un puñado de tanques anticuados para enfrentarse a los vehículos blindados, los carros de combate y los aviones del dictador libio. Su modesto arsenal sigue siendo el mismo, pero la intervención, por tercer día consecutivo, de las fuerzas de la coalición internacional ha hecho que la suerte en el campo de batalla cambiara de signo. Ayer, las avanzadillas rebeldes saludaban el sobrevuelo de los aviones aliados con gritos de júbilo e invocaciones a Dios. Y es que tras la retirada forzada de los soldados y mercenarios progubernamentales de los alrededores de Bengasi, feudo de los insurrectos, las llamadas tropas de la Revolución del 17 de Febrero se han lanzado en masa en dirección sur para intentar reconquistar la localidad de Adjabiya, a unos 200 kilómetros de la capital liberada, que hace una semana sucum- de la Liga Árabe mientras que países individuales participan, diplomática o militarmente, en la implementación de la resolución 1973. Turquía, otro país clave en la región, se ha quedado al margen y ha apostado por una solución negociada, pero lamenta que Gadafi no le haya escuchado y confía que pronto cesen las hostilidades. La estabilidad en el Mediterráneo siempre ha sido frágil y ahora no pasa por su mejor momento. Una intervención internacional en un conflicto abierto como el de Libia nunca es fácil y entraña riesgos. No obstante ¿cuál era la alternativa? Solo una: dejar que las tropas de Gadafi entraran, casa por casa, en Bengasi y el resto de zonas controladas por los rebeldes. Además de un sinfín de víctimas inocentes y una oleada de desplazados, se habría lanzado el mensaje de que todo vale para acallar a una población que se levanta para pedir un cambio de régimen. H nuestras fuerzas, para que no sean golpeadas por los bombardeos», aseguró Ahmed el Hasi, portavoz revolucionario en Bengasi. Cómo se materializa esa coordinación –y sobre todo qué medios se utilizan para ello– es una incógnita que Hasi no quiso (o no pudo) desvelar. Los teléfonos móviles funcionan con tremendas dificultades y ni siquiera se pueden comunicar con fluidez entre sí las unidades de soldados y civiles que conforman las fuerzas insurrectas. La última cifra oficial de «mártires» –en el argot de los rebeldes, muertos como producto de esta revolución inconclusa– es de más de 8.000. «Y yo diría que son más. Es muy difícil calcular exactamente el número de las víctimas mortales, pero casi a diario han estado entrando heridos en nuestros hospitales y muchos de ellos han muerto aquí», explicó a EL PERIÓDICO la doctora Salwa Abala, que no ahorra vituperios para Gadafi. «Ese hombre ha considerado el país como su granja y a nosotros nos ha tratado como animales. Mataba cuando le venía en gana. Su mente es muy perniciosa. Seguirá matando», añadió. Lejos de rendirse 33 Ataque devastador 8 Curiosos inspeccionan el escenario de un bombardeo aliado en el oeste de Bengasi. ENTUSIASMO Los ataques aliados «están logrando lo que hubiera sido imposible para los revolucionarios», dice un joven rebelde bió ante el empuje del aparato bélico del dictador. Con la moral fortalecida por los bombardeos aliados, los insurrectos engrasaron sus misiles Grad, se pusieron al mando de las baterías y se enfrentaron a los soldados leales a Gadafi, que respondieron con fuego de artillería. Todavía, al cierre de esta edición, los combates continuaban en Ajdabiya, incomunicada con el exterior, sin agua ni tampoco electricidad. «Los rebeldes acabarán controlando esta noche la ciudad», manifestó uno de los portavoces del Conse- jo Nacional de Libia, Mohn Fanush. «Este pueblo esta dispuesto a morir hasta acabar con el asesino de Gadafi», proclamó. Se desconoce cuál es el grado real de coordinación entre las tropas rebeldes y las fuerzas de la coalición. Según los mandos militares insurrectos, se intercambia información para localizar a los leales a Gadafi y evitar ataques a los rebeldes. «Existe una conexión entre nosotros; en primer lugar, para señalar las posiciones de las tropas de Gadafi, y en segundo, para indicar la posición de Lo cierto es que las tropas de Gadafi están muy lejos de rendirse y a pesar del segundo anuncio de un alto el fuego el domingo, continuaron con más embestidas. Pero los libios respiran con alivio viendo cómo las tropas internacionales debilitan considerablemente las fuerzas progubernamentales. En solo dos días han conseguido reducir notablemente la capacidad aérea y terrestre de las fuerzas leales al régimen, que siguen empleándose a fondo. Al mismo tiempo, existe preocupación porque el derramamiento de sangre aún no ha acabado, y por la presencia de francotiradores de Gadafi en Bengasi, donde en las últimas horas abrieron fuego de forma indiscriminada y mataron a una docena de rebeldes. «Esta noche volverán a atacar», auguró el portavoz del Consejo. H