MÓDULO 1: EL ENFADO: CON QUIÉN Y POR QUÉ ME ENFADO El enfado: Con quién y por qué me enfado TEMA 1 EL ENFADO: ¿BUENO O MALO? 2 El enfado: Con quién y por qué me enfado 1. EL ENFADO: ¿BUENO O MALO? El enfado es una emoción que tiene diferentes grados de expresión, puede ir desde una irritación leve hasta llegar a entrar en cólera. Que nos enfademos más o menos depende de muchos factores, el principal factor está en nosotros mismos, en nuestro temperamento, si tenemos un temperamento fuerte o tenemos un temperamento más tranquilo. También existen otros factores que no dependen tanto de nosotros, pero si influye en cómo nos afecta aquellas cosas que pasan en nuestro entorno que no nos gusta o que no aceptamos. Es importante saber quién gestiona a quién, es decir, si somos nosotros los que gestionamos nuestra emoción de enfado o bien el enfado gestiona nuestra vida. El enfado es previo a la rabia y a la ira. Es muy sencillo que un enfado se nos vaya de las manos y se convierta en rabia o ira y estallemos violentamente. La ira también es conocida como “rabia”, “furia” o “cólera”. La ira hace que nos defendamos de aquello que nos hace daño y que atenta a nuestro bienestar. La ira mal regulada puede producir efectos muy negativos en la persona que la siente y en su entorno más cercano. Es decir, la ira activa los mecanismos de autodefensa y ello conlleva la activación de comportamientos agresivos, que pueden generar violencia. 3 El enfado: Con quién y por qué me enfado Efectos negativos de la ira: No te deja pensar de manera eficaz y esto repercute en la respuesta conductual posterior, es decir, en lo que la ira te puede llevar a hacer o decir. Afecta a las relaciones interpersonales, llevándolas a veces incluso a la ruptura. Aunque pueda sorprendernos, nos enfadamos con mayor frecuencia con las personas más allegadas a nosotros. Afecta a las relaciones laborales, produciendo descontento, dispersión de equipos de trabajo e incluso a la pérdida del mismo. Perjudica a la salud, la ira está relacionada con problemas cardiovasculares y de tensión arterial, por eso se recomienda a las personas propensas a infartos que aprendan a regular la ira, a gestionar el enfado. La ira y el enfado son emociones diferentes, muy relacionadas entre sí, pero diferentes. La ira o la rabia está asociada a la pérdida automática del control de uno mismo, una persona rabiosa o iracunda es rehén de su propio comportamiento, el cual le domina. La rabia y la ira nos deforman, nos aleja de nosotros mismos y de los demás. 4 El enfado: Con quién y por qué me enfado El enfado no es ni bueno ni malo, es una emoción natural y tiene una razón de ser y de existir. Como todas las demás emociones, nos avisa que hay algo que no está bien, nos da información sobre nosotros mismos, puede ser que haya una necesidad que no esté satisfecha y que es importante para nosotros satisfacerla, o bien nos muestra un desequilibrio referente a una persona o situación que no nos gusta. Realmente las personas somos libres para decidir enfadarnos o no enfadarnos, así como cuánto tiempo queremos estar enfadados. Muchos tenemos la firme creencia de que los demás nos hacen enfadar o bien que determinadas situaciones nos hacen enfadar, pero esto no es así, pero estamos acostumbrados a escuchar y decir comentarios tipo: “Mi hijo me hace enfadar”. ¨No me hagas enfadar”. “Mi hija me saca de mis casillas”. “La forma de hablar de mi jefe me enfada”. Pero realmente no son ellos los que nos hacen enfadar, sino que somos nosotros mismos los que nos enfadamos, los que elegimos enfadarnos ante tal persona o situación. Enfadarnos es un hecho y está vinculado a un estado emocional, pero seguir enfadados es opcional, tú puedes elegir seguir enfadado (juzgándote a ti, o a la otra persona y a la situación), o puedes elegir observar y tomar conciencia de que te has enfadado y buscar una solución para solventarlo. Enfadarnos es completamente lícito y normal, lo que tenemos que hacer es buscar la forma de expresar ese enfado en la que lo podamos expresar sin hacernos daño a nosotros mismos ni a los demás. 5 El enfado: Con quién y por qué me enfado Cuando nos enfadamos tenemos 3 tipos de respuestas: 1. Responder agresivamente: Respondemos agresivamente cuando el enfado se convierte en rabia o ira. Aquí se incluyen, los gritos, los insultos, las malas formas de contestar, la violencia (pegar, etc.). Esta forma de expresar el enfado o mejor dicho la ira, siempre acaba empeorando la situación. Esta forma de reaccionar puede hacer que la otra persona entre en miedo o se sienta cohibida, por lo que acabe haciéndole daño e incluso dañando la relación. Y lo peor de todo es que va a conseguir el efecto contrario al deseado: No cubrir la necesidad insatisfecha y alejarse más de la situación deseada o de la persona. 2. Responder pasivamente: Expresar el enfado hacia dentro, o mejor dicho, no expresarlo. La respuesta pasiva es también una respuesta agresiva de forma indirecta. De una forma u otra el no expresar nuestro enfado puede llevar, a medio plazo, a que tengamos una reacción incontrolada ante cualquier situación insospechada. A esto es lo que muchas veces decimos “la gota que colma el vaso”. Además, este tipo de respuesta produce serios problemas de salud, ya que muchas patologías o enfermedades no son más que el resultado de nuestras emociones mal gestionadas. 3. Responder asertivamente: Es responder correctamente, una vez regulado el enfado. Para ello es importante tomar conciencia de la emoción de enfado y saber qué necesidad insatisfecha ha producido ese enfado, o que es lo que incomoda en esa situación o produce desequilibrio. 6 El enfado: Con quién y por qué me enfado Esta es la respuesta ideal ya que hace que no entremos en ira o en rabia; sino que tomemos conciencia de que cosas nos incomodan y de cuáles son nuestras necesidades insatisfechas. Y una vez que tomamos conciencia de ello, la puedes expresar de forma asertiva, tal y como explicamos en el módulo de Resolución de Conflictos. 7