Los Dos Ganadores

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Los Dos Ganadores
Por Alejandro Lourido
Desde la reforma electoral del 97 el Uruguay ha tenido una sucesión de
elecciones internas y simultáneas para que cada partido elija su candidato único
a la presidencia así como los convencionales nacionales y departamentales que
conformarán su dirigencia en los distintos niveles de gobierno.
Ha habido elecciones reñidas, elecciones sin sentido por falta de competencia ya
sea formal como real, elecciones con un candidato, dos, tres o muchos más.
También estas elecciones han mostrado errores estratégicos, tácticos o
directamente hubo falla en el cálculo de los tiempos de cada elección. Para no
quedar en la vereda de enfrente también han ocasionado errores en las
encuestas de opinión, no tanto en quienes eran los ganadores, sino en cuanto a la
cifra de votantes que irían a sufragar voluntariamente.
Finalmente podemos señalar que el interés en participar de las internas ha ido
cayendo elección tras elección, no de manera importante pero si ha manifestado
una tendencia. En 1999 votaron 1:270.532 uruguayos, en 2004 votaron
1:065.087 y en 2009 volvieron a reducirse hasta el 1:047.941.
Para este 2014 podemos asegurar ya a 60 días de la elección interna que el
Partido Independiente tendrá a Pablo Mieres como su candidato único, el Frente
Amplio a Tabaré Vázquez y el Partido Colorado a Pedro Bordaberry. No seguro
pero como altamente probable, podríamos afirmar que el domingo 1 de junio
irán a votar alrededor de 1:000.000 de personas y que al Frente Amplio y al
Partido Nacional los votarán aproximadamente 430.000 uruguayos y uruguayas
a cada uno.
Todas estos pronósticos tienen a la mayoría de las personas involucradas en
política ya sea partidaria o como es el caso nuestro desde una posición de
analista, de acuerdo.
Dónde aparecen las dudas? Dónde están las incertidumbres? Parece claro que la
interna del Partido Nacional es el lugar elegido para ello. La incertidumbre es
total? No. Como en todas las carreras electorales hay favoritos y hay desafiantes
como puede llegar a haber sorpresas. La jerga turfística nos presta claridad para
ejemplificar.
El favorito es sin dos opiniones Jorge Larrañaga. Un ex Presidente del Honorario
Directorio del Partido Nacional, dos veces ex intendente, senador por 3 períodos
y líder desde hace más de 10 años de una de las dos columnas blancas, hoy
Futuro Nacional. A veces mayoría, por momentos minoría pero poseedor de un
fuerte arraigo en el interior del Uruguay lugar de donde proviene por su natal
Paysandú. Jorge Larrañaga ha tenido en los últimos 4 años una intención de voto
estable, de más o menos la mitad en la interna de su partido. Ya ha sido
candidato a la presidencia logrando una recuperación, crecimiento y unidad de
su partido demostrado esto una vez más cuando acompañó a Luis Alberto Lacalle
Herrera en la fórmula presidencial del año 2009. Esta estabilidad lo muestra
como el favorito, en una edad madura e ideal para los uruguayos, con más
aplomo y mejor preparación.
Sabedor de que la media de los votantes nacionalistas que concurren a votar en
las internas está un poco más hacia la derecha que la media general del Partido,
inició una comunicación publicitaria dirigida a ese electorado en un viaje al
centro del partido. La última elección interna lo encontró con un discurso más
hacia octubre que lo debido y eso fue aprovechado por Lacalle Herrera. Parece
haber tomado nota y no está dispuesto a cometer ese mismo error en esta
campaña. Hasta ahora podemos leer una muy buena campaña, con salidas
cuidadas, comunicación integrada, modernización de sus actos y la no
improvisación en táctica y estrategia. Tal vez su punto débil que deberá explicar
en esta campaña será no acompañar la baja de la imputabilidad, aunque esto ha
sido bien tratado ya con la comunicación de ¨mano dura¨.
El desafiante es toda una novedad para el Partido Nacional e incluso para todo
los uruguayos: Luis Lacalle Pou. Político de raza, heredero de una tradición
familiar, algo tan preciado para la colectividad blanca, de carácter fuerte, con un
liderazgo moderno, original y por momentos desconcertante siendo esto
positivo. Diputado por tres veces y ex Presidente de la Cámara de
Representantes saltó a la candidatura de un tronco mayoritario como fue en el
2009 el Herrerismo y su paraguas más amplio la UNA, por virtudes propias y
convicción personal. Con 40 años ha logrado crecer mensualmente durante casi
un año y esto lo ha llevado hasta alrededor de un 40% del electorado
nacionalista. En una decisión arriesgada, pero finalmente exitosa, inició un viaje
hacia el centro del electorado que ha cumplido dos cometidos, despegarse de una
imagen conservadora de su padre y del rechazo de un electorado centrista que lo
veía distante de sus intereses y preocupaciones. En ese viaje ha logrado integrar
un crisol inimaginable hace solo 15 o 20 meses. Javier García, Rodrigo Goñi,
Ruperto Long, Armando Castaigndebat y tantos otros de corte wilsonista y el
simbolismo final de Carlos Julio Pereyra. Por el lado más a la izquierda del
wilsonismo le encontramos dentro de sus apoyos a el ex senador frenteamplista
y ex candidato a la presidencia Jorge Saravia y si algo faltaba para completar este
cuadro inesperado, que lo saca del eje derecha-izquierda, incorporó a la ex
directora del Liceo Bauzá y dirigente frenteamplista Graciela Bianchi. Por su
flanco derecho por aquella máxima que dice que ningún dirigente blanco o
colorado se pasa para el otro partido (aunque si lo hacen sus votantes), la fuerte
impronta y presencia electoral de la lista 71 le ofrece una tranquilidad y
representatividad de que allí están bien cubiertos los deseos del cerno del
votante tradicional del Herrerismo, valla de contención de votos blancos propios
y captados al Partido Colorado en 1994 y en 2004.
La novedad de su candidatura, la originalidad de la no confrontación, la incógnita
de su edad si finalmente es un debe o un haber, sus alianzas intra y extra
partidarias rompen con la tradición electoral uruguaya de los movimientos
suavemente ondulados y ha logrado consolidar un espacio de mitad menor que
nos depara un resultado aún no asegurable. Una campaña que visualmente ha
sido la mejor y amplitud ideológica de propuestas le dan un bono extra para
estos 60 días. Su debilidad principal es el tiempo que le resta para el 1º de junio.
La sorpresa: pudo haber sido Sergio Abreu, pero no lo fue. Un ex ministro de
relaciones exteriores del gobierno del presidente Luis Alberto Lacalle Herrera,
reconocido por propios y ajenos en su gestión, senador desde el año 1989 ha
conformado una imagen de hombre de estado que lo llevaron a integrar fórmulas
presidenciales y ser pre candidato nacionalista en varias oportunidades. En
momentos en que el Herrerismo no encontraba su candidato que despegará a
fines del 2012 en las encuestas, Sergio Abreu pudo haber sido una opción
interesante y una elección interesante de ver. Pero en política nunca se analiza lo
que pudo ser, salvo en ámbitos académicos, sino lo que es, y esta situación de un
Larrañaga fuerte y estable y un Lacalle Pou innovador, original y trabajador le
han dejado poco espacio para su crecimiento y desde agosto del 2013 vemos a
un Sergio Abreu que no logra crecer en las encuestas y tiene tendencia a ir
perdiendo intención de voto muy lentamente. En lo que resta de campaña, estos
60 días, serán durísimos para Abreu y deberá recorrer el doble de veces los
caminos de sus dirigentes para que aquellos no caigan en la tentación del voto
útil, el de elegir entre Larrañaga y Lacalle Pou. Finalmente lo que se elige para la
gente común es el candidato único a Presidente y no percibe que se eligen
convencionales. Esta que pudo ser una estrategia de Abreu de convencionalizar
la elección fue muerta antes de nacer por los dos primeros en las encuestas,
cuando acordaron públicamente “el que gana, gana”. Tenemos entonces a un
Sergio Abreu con un valor, a hoy 1 de abril, importante para cualquiera de los
dos candidatos, para Larrañaga sería liquidar la interna y para Lacalle Pou sería
ponerla “pelo a pelo” según sus dirigentes, pero no parece que esto fuese a
suceder ya que las señales recibidas por los analistas es de que Abreu no se baja.
El esfuerzo para retener intención de voto será mayor que el que deban hacer
Larrañaga y Lacalle Pou, pero no es imposible. Su principal problema es el voto
útil.
Finalmente parece que el Partido Nacional se encamina a lo del título: dos
ganadores y de yapa un partido fortalecido. Ambos en esa disputa han logrado,
tal vez Lacalle Pou haya incidido más, hacer crecer la intención de voto general
hacia octubre. Más allá del resultado que suceda, hoy podemos asegurar que han
hecho buenas campañas electorales de cara a la interna del 1 de junio. Falta la
recta final, 60 días y siguiendo el alfabeto del turf “ahí se ven los pingos” así que
estaremos atentos a lo que suceda con cada uno.
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