La prensa satírica como arma política en el XIX

Anuncio
Celso Almuiña Fernandez
[email protected].
Universidad de Valladolid
La prensa satírica como arma política en el XIX "La prensa satírica como arma
política en el XIX
Si tenemos en cuenta la escasa penetración social de la prensa en la España del XIX, salvo hacia
finales de la centuria, no es de extrañar que para tratar de aumentar las tiradas haya que intentar conquistar
a nuevos segmentos sociales, para ello es consecuente que se recurra a lo que podemos denominar como
prensa especializada. Una de las primeras ‘especializaciones’, para tratar de llegar a las capas sociales más
bajas a la vez que más numerosas, es a través de la prensa satírica, progresivamente acompañada de
ilustraciones (grabados).
Dentro del capítulo de lo que se puede denominar como prensa humorística la verdad es que
existen varios subgéneros: Desde el humor blanco - la sonrisa por la sonrisa- hasta la sátira más acerada e
inmisericorde, en medio encontramos un amplio caleidoscopio: sátira fina, inteligente, chabacana, grosera;
social, política, personal y un largo etcétera. Toda una amplia panoplia de matices, dentro de un tipo de
periodismo muy difícil de manejar, para el cual se necesita chispa, agudeza mental; pero también sentido de
la medida y de la oportunidad.
Cuando la sátira o la simple prensa humorística se acompañan de buenos e inteligentes ilustradores
la combinación puede resultar tremendamente efectiva para la creación/destrucción de corrientes de
opinión y/o mitificación/desmitificación de personajes concretos. Un tipo de periodismo con grandes
potencialidades y, por ende, muy peligroso dada su capacidad de penetración, especialmente cuando los
sujetos receptores son universos ingenuos y totalmente receptivos ante la crítica especialmente del
poderoso. Consciente de ello, ya Narváez (1848) había dado orden tajante a los censores que especialmente
con la prensa satírica, ítem más si iba redactada en verso y acompañada de grabados (caricaturas), fuesen
totalmente restrictivos y no dejasen pasar ni la más mínima crítica personal.
Esta capacidad de penetración, generalmente destructiva, los legisladores la detectan desde muy
pronto. La Ley adicional de prensa del 22 de febrero de 1822 ya pone también la mirada censora en los
‘dibujos, pinturas o grabados’, que puedan acompañar a la prensa en general y en especial a la satírica; la
cual va a ser la primera que recurra a los elementos iconográficos como acompañamiento y luego incluso
con elemento principal del mensaje periodístico.
Decíamos que dentro de la prensa satírica podíamos establecer varias modalidades en función del
objeto de la sátira, pero también atendiendo a la técnica empleada. En cuanto a la técnica obviamente está
ligada al lento desarrollo de las técnicas de impresión a lo largo del XIX, pero también a la existencia de
grandes caricatos; entre los cuales vamos a encontrar a grandes y agudos dibujantes.
Dentro del ancho campo, muy difícil de delimitar con precisión, de la prensa humorístico- satírica aparecen
infinidad de títulos; lo cual, aparte de pluralidad, es un aprueba fehaciente tanto de su escasa difusión como
de su limitada resistencia. De acuerdo con nuestra finalidad de auscultar la incidencia de la sátira en el
campo político, especialmente en momentos críticos (inestables), nos vamos a fijar preferentemente, entre
otros, en los semanarios más representativos de cada etapa: El Zurriago (Trienio Liberal), Fray Gerundio
(Años 30), Gil Blas (Isabel II), La Gorda- La Flaca (Sexenio), Madrid Cómico (Restauración) y Gedeón (98).
--------------
Descargar