DESPIDO POR COMPORTAMIENTO DESLEAL Y FALTA AL DEBER DE PROBIDAD. OSTENTÓ CONDICIÓN DE PATRONO MOROSO VOTO Nº 001083-2013 DE LAS 09:30 HRS DEL 20 DE SETIEMBRE DE 2013 […] “V.- SOBRE LAS FALTAS ATRIBUIDAS A LA ACCIONANTE: La demandada, mediante resolución dictada por la Dirección de Inspección, a las 15:00 horas del 26 de febrero de 2004, concluye que del procedimiento administrativo donde se confeccionaron planillas adicionales en perjuicio de la accionante, se acreditó que la investigada incurrió en una falta grave cometida contra la institución, por lo que recomendó su despido sin responsabilidad patronal (folios 37 a 57 del tomo II del expediente administrativo), acto que fue ratificado por la resolución n° GF-28421, emitida por la Gerencia División Financiera, a las 10:00 horas del 09 de agosto de 2004 (folios 172 a 177 del tomo II del expediente administrativo), por lo que lo correspondiente es analizar el informe de inspección y los elementos probatorios que llevaron a la funcionaria inspectora de la Caja, a concluir que la demandante había incurrido en falta grave al ostentar la condición de patrono moroso, por lo que se procedió a su despido. Revisados los elementos probatorios que sirvieron de base para el procedimiento administrativo que desembocó en la remoción de la actora, se observa, en relación con el permiso de funcionamiento, que la fecha de expedición de tal documento, data del 14 de mayo de 2002 la condición de patrono moroso ante la institución. Del citado estudio se desprende que se imputó el periodo que va de setiembre de 2001 a agosto de 2002, lo que se tuvo por probado porque la patente municipal y el permiso de funcionamiento del Ministerio de Salud con los que funcionaba el …, así como sus correspondientes aportes tributarios, se encontraban y realizaban a nombre de la actora (folios 24 a 33 del tomo II del expediente administrativo), de manera que esta Sala estima que los agravios de la recurrente deben ser desestimados pues, de estos se acredita que en efecto, tanto la patente municipal nº 01429 -aprobada el 18 de abril de 2001- (folio 230), como el permiso sanitario de funcionamiento nº 095-5-2002-ARLU (folio 86 del tomo II del expediente administrativo), fueron expedidos por las autoridades competentes a nombre de la actora y las personas inspectoras comprobaron su utilización en el establecimiento comercial. A mayor abundamiento, el formulario que obra a folio 92 del tomo II del expediente administrativo, muestra a la demandante como contribuyente, y aunque esto se detalla para el año 2003, lo cierto es visto con el contrato de arrendamiento suscrito por el señor …, con la Corporación Comercial …. (folios 87 a 88 y 96 a 97 del tomo II del expediente administrativo), el contrato n° 0029448 entre éste último y la empresa … (folio 108 del tomo II del expediente administrativo y 346 del legajo judicial) y otro por servicios musicales (folios 109 y 110 del tomo II del expediente judicial), que aunque datan todos ellos de fechas posteriores al periodo cobrado a la actora, dejan entrever el hecho de que el negocio, lejos de ser una actividad clandestina del esposo de la accionante como se pretendió hacer creer, se había establecido una actividad comercial-familiar, en la que participaban tanto la accionante como el señor …. Obsérvese que también las personas empleadas hicieron saber a quienes inspeccionaban el lugar, que la dueña era la recurrente, aunque la testigo …, señalara posteriormente que el señor … era el patrón. De manera que bien hizo el tribunal en catalogar de grave, el hecho de que la demandante, teniendo una experticia de más de 15 años como inspectora de leyes precisamente de seguridad social, no apercibiera a su cónyuge, de la responsabilidad de cumplir con las obligaciones patronales. No resulta lógico el argumento de que hasta que la accionada realizara las investigaciones de ley, es decir, un año después de abierto, la actora le hiciera ver a don …, sus deberes con la demandada, puesto que al tener conocimiento la accionante de que los permisos que se solicitaron para la soda express que en su momento tuvo la actora, iban a ser utilizados en el restaurante, debió haber comunicado a su esposo, sobre la importancia y deber de empadronar a las personas empleadas, por lo que se considera que hubo un comportamiento desleal, un incumplimiento con el código de ética de la institución y una falta al deber de probidad, -como se dijo-, máxime por el puesto que ostentaba la demandante. Así las cosas, no se observa que en segunda instancia se haya incurrido en yerro alguno y lo procedente es confirmar el pronunciamiento recurrido en lo que es objeto de recurso.” […]