Conoce medidas de mejora de la Seguridad Vial Conducción bajo

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www.alcoholinformate.org.mx
Conoce medidas de mejora de la Seguridad Vial Conducción bajo los
efectos del alcohol
FUENTE.
Banco Interamericano de Desarrollo
http://www.iadb.org
ESTADOS UNIDOS
En la región hay países donde se estudia la seguridad vial, y no existen estadísticas que reflejen el
consumo de alcohol por los conductores. La falta de datos puede provenir de la inexistencia de una
institución que se encargue específicamente de tramitar los resultados de los controles de
alcoholemia que se realizan en las vías o simplemente por la inexistencia de controles para verificar
las tasas de alcohol en sangre. Es cierto que los controles no son la única fuente de información,
puesto que en el estudio de los siniestros de tráfico por parte de las Aseguradoras, se puede señalar
también el posible consumo de alcohol por parte de los conductores, así como en los hospitales.
En caso de existir datos en la región o en el país, datos que reflejen la existencia de personas que
conducen sus vehículos bajo los efectos del alcohol, y con niveles en sangre superiores a los
permitidos en la zona por las autoridades, deben considerar que el alcohol es un fluido que se
absorbe rápidamente en el torrente sanguíneo a través de las paredes del estómago e intestinos,
que luego se extiende por el sistema vascular llegando rápidamente a los nervios centrales del
cerebro, en donde provoca efectos sobre las funciones de percepción, cognitivas, de memoria y
motrices, todas críticas para una conducción segura.
Implicaciones en la seguridad vial:
La mezcla del alcohol y la conducción es una de las causas principales de los siniestros en las
carreteras, porque merma las capacidades de algunas funciones vitales del ser humano y sus
efectos se pueden constatar en el manejo de vehículos. En algunos países como Estados Unidos, la
preocupación ante el combo de alcohol y conducción es tal, que se incluye dentro de los indicadores
de salud y de esperanza de vida.
Es necesario conocer la magnitud de este problema en la zona en la que se quiere intervenir. El
estudio de las tasas de alcoholemia con las que suele conducir la población de una región o país,
proporciona las herramientas de decisión necesarias para el establecimiento de medidas dirigidas a
reducir el consumo de alcohol y estupefacientes por parte de los conductores. A partir de estas
estadísticas, es posible conocer el alcance del problema, y con ello, planificar la mejor estrategia
con la que se podría hacer variar la conducta de los conductores para reducir la siniestralidad,
debida al consumo de alcohol y estupefacientes. En la mayor parte de los países de América Latina
y el Caribe, las deficiencias en los sistemas de recopilación de siniestros hacen que no se disponga
de datos completos y fiables sobre las implicaciones del consumo de alcohol en los siniestros; los
últimos informes de la Organización Mundial de la Salud, fijan estos valores en intervalos entre el
38% de las víctimas mortales imputables al consumo de alcohol, en Uruguay, el 21% en Chile, el
12% de Nicaragua y el 11% de Perú.
La tendencia sobre los positivos en los controles de alcoholemia depende mucho del país de que se
trate, así como la zona geográfica, el tipo de urbanización, la estructura de la vía y las condiciones
de la misma, la actividad económica, la legislación y programas que existan en la zona o el país.
Estos estudios, dependiendo de dónde se realicen, se obtendrán unas tendencias diferentes.
Está probado que conducir bajo los efectos del alcohol, multiplica por nueve el riesgo de sufrir un
siniestro. Los efectos del alcohol sobre las capacidades de los conductores dependen de la cantidad
ingerida, aunque con una tasa reducida, ya se produce la pérdida de capacidades para la
conducción de vehículos, luego la única tasa segura es el 0,0. Al aumentar la tasa de alcohol, el
número de funciones que se ven afectadas aumenta, así como el grado de afección a cada una. El
estudio de las consecuencias del alcohol en la conducción es muy extenso, y se ha llegado a la
conclusión (Moskowitz and Robinson, 1988) de que el alcohol influye principalmente en nueve
categorías relacionadas con la conducción: tiempo de reacción, seguimiento, vigilancia, atención,
procesamiento de la información, visión, percepción, habilidades psicomotrices y habilidad de
conducción, incluso con un nivel en sangre de 0,1 g/l.
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