Pontificia Universidad Católica de Chile Facultad de Letras Literatura Universal I Profesora: Rocío Rodríguez Ayudante: Javiera Larraín 05 de Mayo de 2009 Por un mismo fin Daissy Villagra Araya El teatro griego nace de la evolución de los antiguos cantos que se alzaban al dios Dionisos. Hombres, generalmente vestidos de animales, eran los encargados de entonar estos cantos que, cada cierto tiempo, eran interrumpidos por acotaciones del corifeo, una especie de director de orquesta en los coros griegos. Al avanzar en el tiempo, se fue incorporando un nuevo personaje que comenzó a entablar diálogos con el corifeo. Así aparece la tragedia y con él, el teatro. La tragedia fue un género que acercó la temática de la obra al espectador, de manera que este pudiera reflexionar sobre problemas que afectaban al ser humano. Así, esta forma de representación sirvió como método de enseñanza. El público se enfrenta a los acontecimientos trágicos hasta experimentar un sentimiento de purificación y sosiego de las pasiones, la catarsis (Aristóteles 1144). Dentro de éste género destacaron tres tragediógrafos, Esquilo, Sófocles y Eurípides. Estos autores pretenden entregar una enseñanza a través de la tragedia, sin embargo, no abordan ni utilizan los mismos recursos para lograr el objetivo. Esto se puede apreciar en los textos que se han conservado hasta nuestros días. Es curioso como Esquilo, en su obra Prometeo encadenado, logra traspasar las barreras de la mortalidad para presentar personajes divinos: “Prometeo, hijo de la mensajera Tetis” (3), desde el comienzo hasta el final de la obra, se enfatiza la calidad de inmortal que posee Prometeo y como debe soportar un constante sufrimiento como castigo a sus errores. Si lo que busca la tragedia griega es un carácter educacional hacia el pueblo, qué sentido puede tener que el personaje representado sea una divinidad. Su condición de inmortalidad le quita una concepción de final trágico, ¿Cuál es entonces la verdadera impresión que puede causar al espectador?. Tal 1 vez el autor quiso mostrar la labor que tuvieron los dioses en la configuración del mundo y así enfatizar el culto a ciertas divinidades. En este sentido, Zeus podría representar una imagen negativa para el pueblo, ya que Esquilo lo describe como un dios tirano y, además, como el responsable del sufrimiento de Prometeo, sin embargo, se debe destacar que Zeus no intenta quitarle el fuego a los hombres, por lo tanto, su actuar contra Prometeo no significa en ningún momento un ataque al pueblo, sino más bien, una forma de mostrar el castigo al desacato divino. Esquilo enfatiza las características de Zeus por medio de los personajes a los que encarga castigar a Prometeo, La Fuerza y El Poder. Metáforas que permiten orientar al público para evitar sublevaciones y así cumplir el rol educativo de la Tragedia. En la Electra de Sófocles, ya se pueden apreciar personajes humanos, sin embargo, siempre son personajes idealizados. Así por ejemplo, Clitemnestra es presentada como una madre que no da importancia a sus hijos, que ha exiliado a Egisto por miedo a ser asesinada, sin embargo, mantiene en su palacio a Electra y no la entrega a ningún hombre, ya sea para ahorrarse habladirías o para evitar que engendre un posible asesino. Los personajes, a pesar de su maldad, mantienen ciertos rasgos de cordura y recato. Electra sufre y cree que es un deber expiar un error del pasado, de alguna forma debe vengar la muerte de su padre. Sófocles muestra el asesinato de Clitemnestra como una situación justificada, que a su vez no debe ser castigada, ya que persigue un fin y está determinada por el destino. Así, Egisto y Electra luego del asesinato, son recibidos en el palacio sin mayores culpas. Esto es aún más curioso que el caso de Esquilo, ya que esta vez se enseña a no eludir el destino a pesar de que las consecuencias sean fatales para los involucrados, algo menos evidente que en Prometeo encadenado, ya que estos personajes son mortales y por lo tanto estaría más conectados al público. Aristóteles dice que mediante estos ejemplos se logra genera el temor y la compasión, elementos que ponen al poeta en una categoría superior al resto. (1134) El tragediógrafo Eurípides relata la misma historia de Electra, sin embargo le da un enfoque más mundano que el de la homónima de Sófocles. La forma de concebir la historia por parte de Eurípides está anclada en la actualidad de su época. Así, en su escrito hace mención a situaciones como: En cuanto al cadáver de Egisto, los ciudadanos de Argos lo ocultarán en una tumba. A tu madre la enterrarán Menéalo (que se encuentra desde hace poco en Nauplia, desde que tomo la tierra troyana) y Helena. Ésta ha llegado del palacio de Proteo en Egipto y nunca fue Troya; Zeus envío a Ilión un simulacro de Helena para ensalzar a los humanos en disensiones y muertes. (270) 2 en donde se muestra la historia que los egipcios contaban de La Guerra de Troya, historia que llegó a Grecia mediante los libros de Heródoto. Esto hace suponer que Eurípides mezcla la tradición con elementos que estaban causando novedad en Atenas. Por otro lado el autor, en comparación a Sófocles, logra humanizar mucho más a los personajes. En esta historia, Electra vive en la extrema pobreza. Esta situación transforma al personaje en un espejo de la realidad, totalmente equivalente al público que está presenciando la tragedia. Estos elementos no se presentan en ninguno de los dos autores anteriores. A esto se debe sumar la idea de venganza justificada que menciona Sófocles, como producto del destino, pero que en este caso si es castigada. Por esta concepción, Egisto es enviado al destierro. Quizás en este caso, el fin educativo va más allá de no evadir el destino o la desobediencia divina, si no que se enfoca en el castigo que el ser humano debe recibir para expurgar las culpas de sus propios actos. En conclusión, podríamos decir que todas las tragedias estudiadas tienen una función de carácter socio-educacional. Esta función irá evolucionando en la medida en que vaya cambiando la concepción de mundo de los autores y de la sociedad griega. Esta evolución toma como punto de partida una visión mucho más religiosa del mundo, pero va adquiriendo, poco a poco, matices más mundanos a lo largo de la historia. Bibliografía 3 • Aristóteles, Obras, Poética. Madrid: Aguilar, 1988. • Esquilo “Prometeo encadenado” Tragedias. Barcelona: Iberia, 1979 • Eurípides Electra; Ifigenia en Táuride; Las troyanas. Buenos Aires: Espasa-Calpe, 1945 4