-1- NOTAS PARA LA COMPRENSIÓN DEL PASAJE DE PENTECOSTÉS (Hch 2,1-13) Contexto: Un autor de los primeros siglos del cristianismo, al que conocemos como Lucas, nos dejó una Buena Noticia en dos libros. En el primero (el evangelio de Lucas), el protagonista es Jesús; en el segundo (Hechos de los Apóstoles), el protagonista es el Espíritu, porque es él quien consolida la comunidad cristiana y pone en marcha la evangelización. El pasaje sobre el que hoy reflexionamos se sitúa en el libro de Hechos de los Apóstoles, y puede ayudarnos a meditar en el acontecimiento que celebramos el próximo domingo: la venida del Espíritu Santo sobre la Iglesia. Texto: Vamos a comenzar fijándonos en el escenario en el que tiene lugar la acción. El autor menciona dos circunstancias significativas: era el día de Pentecostés y los discípulos estaban reunidos. + La fiesta de Pentecostés se celebraba cincuenta días después de Pascua y en un pasado remoto los agricultores celebraban la fiesta de la cosecha de los cereales. En ella ofrecían a los dioses las primicias de los frutos de la tierra. Con el tiempo la fiesta campesina se transformó en una fiesta religiosa, en la que se recordaba la alianza que Yavé había establecido con el pueblo en el Sinaí. Era una fiesta de peregrinación y Jerusalén se llenaba de peregrinos llegados desde distintos lugares del Imperio. + Otro aspecto importante que hemos señalado en el escenario del pasaje es el hecho de que los discípulos estén reunidos. Esta reunión indica que vamos a asistir a una experiencia comunitaria. Comunidad, Espíritu y misión son tres aspectos que están muy presentes en todo el libro de Hechos de los Apóstoles. Son las tres palabras que resumen toda la teología lucana y que va a dar sentido, coherencia y unidad al libro. En el Pentecostés cristiano, Dios establece una alianza definitiva con el nuevo pueblo de Israel. Una alianza que queda sellada en nuestros corazones por el Espíritu. El episodio narrado tiene dos cuadros : el primero es la venida del Espíritu sobre el grupo de creyentes, y ocurre dentro del cenáculo. El segundo cuadro describe las consecuencias de la venida del Espíritu sobre la comunidad y acontece en el exterior, ante gentes venidas de todo el mundo. + El primero de los cuadros es la venida del Espíritu sobre toda la comunidad reunida. Se describe como viento, lenguas de fuego, ruido… Todos ellos son elementos que recuerdan manifestaciones especiales de Dios en el Antiguo Testamento (por ejemplo, Is 30,27; Ez 1,4; 3,12; Éx 19,18). Editorial Verbo Divino Rocío Gª Garcimartín -2- Tras los signos, enormemente evocadores, emerge la realidad: “Todos quedaron llenos del Espíritu Santo” (Hch 2,4). Los discípulos han quedado transformados por el Espíritu de Dios, recreados por su luz, por su amor, por su fuerza. + El segundo cuadro describe las consecuencias de la venida del Espíritu sobre la comunidad, y tiene lugar fuera del cenáculo. Una de ellas es que los presentes "les oían hablar en su propia lengua". Esto es, los que habían recibido el Espíritu se expresan como lo hacían los antiguos profetas (Nm 11) o como lo harán los cristianos, empujados por el Espíritu, en los primeros tiempos de la Iglesia (Hch 10,46). ¿Qué es lo importante de esta manifestación? Hablar en otras lenguas es hacerse entender por todos los pueblos. Si en el episodio de Babel (Gn 11,1-9) las diferentes lenguas dividen a los hombres y mujeres, Pentecostés parece darnos a entender que todas las personas pueden oír la Buena Nueva de Jesús. Es como si la confusión de Babel, que provocó la dispersión de los pueblos, desapareciera, y todos los hombres y mujeres pudieran reunirse de nuevo en una misma familia. Pero hacerse entender por todos tiene un fin muy importante: la comunicación del mensaje de salvación a todos los pueblos: "todos los oímos proclamar en nuestras lenguas las grandezas de Dios" (Hch 2,11). El proyecto salvador de Dios ya no es sólo para los judíos, sino que no conoce fronteras: es entendido por todos, en su lengua y desde su cultura. La segunda de las consecuencias es que el Espíritu constituye al grupo de discípulos en testigos del Resucitado ante todos los pueblos, representados en los oyentes (Hch 2,9-11). El grupo de discípulos se hacen misioneros al recibir el don del Espíritu, y comienzan a anunciar con valentía el significado de la vida, muerte y resurrección de Jesús para todos los hombres. Fijémonos que otra de las consecuencias es no dejar indiferente a nadie. Entre los oyentes, unos sorprenden o se desconciertan y se preguntan por el significado de lo que está ocurriendo, otros se burlan: "están borrachos" (Hch 2,12); entre los apóstoles, les lanza a proclamar las grandezas de Dios. Es importante notar que el pasaje tiene una clara intención teológica, como acabamos de exponer. Dicho de otra forma: Lucas nos ha relatado una hermosa catequesis, donde lo importante es el mensaje: comienza una nueva etapa de la acción de Dios en la historia, y es la etapa definitiva, la última edad del mundo, el tiempo escatológico de la salvación. El protagonista de este tiempo es el Espíritu que está en estrecha relación con Jesús glorificado (Hch 2,33). Un Espíritu que se derrama sobre la comunidad y que la convierte en misionera, en difusora del mensaje de salvación hasta los confines de la tierra. Para terminar señalemos también que en el libro de los Hechos de los Apóstoles existen varios pentecostés. Si seguimos leyendo esta segunda parte de la obra lucana nos encontraremos con otras manifestaciones del Espíritu Santo, que vuelve a derramarse en la comunidad cristiana: después de la primera persecución de la Iglesia (Hch 4,31). Cuando los cristianos se extiendan por “Judea y Samaría” acontecerá un nuevo Pentecostés (Hch 8,5-25), lo mismo que cuando Cornelio fue bautizado (Hch 10,44-45). El Espíritu Santo, que acompaña a los discípulos, va confirmando su predicación y no deja de hacerse presente. Hoy el Espíritu sigue derramándose en la Iglesia y envolviendo a todos los que lo aguardamos con el corazón ardiendo por la escucha de la Palabra de Dios y la oración. Editorial Verbo Divino Rocío Gª Garcimartín