Nicolás Pisano, Creador del Renacimiento

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NICOLÁS PISANO, CREADOR DEL RENACIMIENTO El tema de esta conferencia nos lleva al siglo de mayor significación en la historia cultural de Italia, ya que en él se cumple la culminación de las energías medievales al mismo tiempo que se ponen los fundamentos de una nueva civilización y una nueva cultura. Ningún siglo, en efecto, más rico en fermentos y anticipaciones, más saturado de cultura que el siglo XIII italiano; ningún más lleno de personalidades y de geniales realizaciones. Es el siglo en que las comunas italianas, en lucha con el papado y el imperio –los dos poderes integradores de la Cristiandad medieval-­‐, van a alcanzar su libertad e independencia, levantando el sueño de una democracia más audaz que la democracia contemporánea; el siglo en que Italia va a llenar con sus factorías mercantiles y sus agencias bancarias todo el orbe conocido, poniendo las bases de su poderío económico y condicionando el surgimiento de una nueva clase social, la burguesía, llamada a cambiar las pautas y los ideales de vida de la sociedad europea; el siglo en que Italia verá erigir sobre su suelo, con el sello que ya traduce la búsqueda del equilibrio y la armonía, sus grandes catedrales y sus palacios cívicos. Es el siglo en que se mece la cuna de la poesía italiana con el “Cántico al Sol” de San Francisco y las laudes de los “flagellanti” y Jacopone da Tode; el siglo en que brota aquel primer renacimiento laico en el mediodía gibelino de la corte de los Hohenstaufen; el siglo que verá nacer a Dante, primer gran guía del humanismo renacentista, y a Giotto, el padre de la pintura moderna. El siglo, en fin, en que Italia dará al papado un Inocencio III, a la teología un Santo Tomás de Aquino y al cristianismo un Poverello de Asís. Es, pues, en medio de esta época en que las luces del crepúsculo medieval se confunden con las del alba renacentista, donde debemos situar la personalidad poderosa, el gran genio creador de Nicolás Pisano. Por razones de tiempo, tenemos que hacer a un lado, a pesar de su importancia, los problemas que plantea la parábola biográfica de Nicola, a partir ya de la determinación del lugar de su nacimiento en conexión con su primera formación artística. Nuestro interés va a recaer de modo exclusivo en la obra que su genio realiza y desde la cual señala el futuro de la escultura de Italia. Porque efectivamente nunca antes de Nicolás Pisano había asumido la realidad poética con tan clara conciencia el sentimiento de la individualidad y de la dignidad humana –Nicola sabe lo que afirma y lo que niega-­‐ que ha de estar más tarde en la raíz del arte de Dante y de Giotto. Y es precisamente esta proeza de afirmar una nueva medida del hombre, de afirmar un humanismo que supera por completo la tradición medieval, lo que justifica el título que he dado a esta conferencia: “Nicolás Pisano, Creador del Renacimiento”. La primera gran obra de Nicola, la que asegura su popularidad y su éxito ante sus contemporáneos y muestra ya su madurez espiritual y la plenitud de su arte, es el púlpito que en 1260 lleva a cabo en el Bautisterio de Pisa. Con esta obra, el escultor rompe con las corrientes estilísticas de la época, al poner sus ojos en los venerables modelos de la antigüedad clásica, al arrancarles el secreto de sus valores figurativos y al nutrir con ellos su inspiración formal, llamada a renovar de golpe el arte de su tiempo. El nuevo estilo surgía del estudio del pasado, fundido sin embargo con el estudio de la naturaleza; porque era en la fusión de ambos elementos, el clásico y el naturalista, donde se determinaba el nuevo espíritu de las formas escultóricas. Pocos acontecimientos más memorables y concluyentes de la historia del arte italiano que el Púlpito del Bautisterio de Pisa. En sí mismo es una síntesis de ideas que define un programa estilístico y cultural, mostrando al mismo tiempo la vigorosa estructura mental del maestro y la amplitud de su visión apoyada en lo concreto. Una tradición olvidada surgía así, renovada milagrosamente, en los mármoles historiados del púlpito pisano. Los personajes se revestían de la majestad clásica, adoptaban los aspectos y gestos de los modelos antiguos, expresando una superior dignidad moral. Diríase que el escultor se proponía celebrar con ímpetu oratorio la grandeza de los acontecimientos divinos. Sin embargo –como lo ha observado Carlo Enzi-­‐, en el Púlpito del Bautisterio de Pisa, la personalidad del escultor se encuentra velada bajo el manto de su sabiduría; una seguridad orgullosa apacigua su ardor de búsqueda; su humanidad se congela en la épica monotonía de un lenguaje formal sin oscilaciones de gusto, imperturbado y solemne. Sólo seis años más tarde, Nicolás Pisano va a comenzar el Púlpito de Siena, obra que, a nuestro parecer, acusa el más perfecto conocimiento y las más altas capacidades técnicas y expresivas del escultor. En este púlpito la total actitud espiritual del artista aparece profundamente renovada; su mundo interior se enciende de pasión y amplía sus propios horizontes en el campo de la meditación religiosa y del conocimiento del alma humana. El volumetrismo geométrico de Pisa se replasma en formas llenas de temblor y ansiedad donde circulan la luz y las sombras. Temas idénticos fueron tratados en ambos púlpitos. Ello hace posible una confrontación para observar con cuánta mayor riqueza de interés, con qué renovado ímpetu patético, con cuánta más íntima participación ha reafrontado el artista tales temas en el púlpito sienés. Escenas como las de la Natividad, la Adoración de los Magos o la Crucifixión señalan la distancia estilística, expresiva y espiritual que separa a ambas obras a sólo seis años una de otra. ¿Qué ha llevado a Nicola a esta profunda transfiguración? Guión de Conferencia: 1. Trascendencia y significación del siglo XIII en Italia: ningún siglo más rico en fermentos y anticipaciones, más remozado de espiritualidad, más saturado de cultura. Ejemplos significativos: obra llevada a cabo por las Comunas: remoción política y social; edificación de grandes catedrales y palacios cívicos; surgimiento de la poesía italiana y obra musical; Renacimiento Hohenstaufen; siglo de Inocencio III, Tomás de Aquino y Francisco de Asís. 2. Situación de Nicolás Pisano (1207-­‐1278). Problema de su oriundez y de su primera formación artística: investigaciones de Milanesi. Datos para su formación: sarcófagos del Campo Santo de Pisa; viajes a través de toda Italia por encargos de arquitectura y escultura (Federico II, Carlos de Anjou, Padua, Pisa, Florencia, Siena, Perugia): interés por los monumentos de la Antigüedad clásica. 3. Obra. Interés del análisis en función de justificar su importancia en el destino de la escultura italiana y el título conferido al escultor de precursor primero del Renacimiento. Subrayamos dos notas con respecto a lo anterior: 1. estudios tanto del pasado clásico como de la naturaleza, y 2. (más importante) realidad poética que asume con plena conciencia el sentimiento de individualidad y de dignidad humana, raíz de la cultura renacentista. Dos obras importa entonces considerar: Púlpito del Bautisterio de Pisa y Púlpito de la Catedral de Siena. 4. Púlpito del Bautisterio de Pisa: primera gran obra que asegura su popularidad y su éxito ante sus contemporáneos. Lo realiza en 1260. Pocos acontecimientos, en efecto, más memorables y concluyentes en la historia del arte italiano. El Púlpito es en sí mismo una síntesis de las ideas que define un programa estilístico y cultural: muestra al mismo tiempo la vigorosa estructura mental de Nicolás y la amplitud de su visión apoyada en lo concreto. El escultor rompe, en esta obra, con las corrientes artísticas de su época al arrancar a los venerables modelos de la Antigüedad clásica el secreto de sus valores figurativos y al nutrir con ellos su inspiración formal. En los mármoles historiados del púlpito pisano, los personajes se revisten de la majestad clásica, adoptan los aspectos y gestos de los modelos antiguos, expresando una superior dignidad moral. Diríase que el escultor se propone celebrar con ímpetu oratorio la grandeza de los acontecimientos divinos. –Sin embargo, en este púlpito “la personalidad de escultor se encuentra velada bajo el manto de su sabiduría; una seguridad orgullosa apacigua su ardor de búsqueda; su humanidad se congela en la épica monotonía de un lenguaje formal sin oscilaciones de gusto, imperturbado y solemne”. 5. Púlpito de la Catedral de Siena: sólo seis años más tarde, Nicolás Pisano va a comenzar el Púlpito de Siena, obra que acusa el más perfecto conocimiento y las más altas capacidades técnicas y expresivas del escultor. –En este púlpito la total actitud espiritual del artista aparece profundamente renovada; su mundo interior se enciende de pasión y amplía sus propios horizontes en el campo de la meditación religiosa y del conocimiento del alma humana. –El volumetrismo geométrico de Pisa se replasma ahora en formas llenas de temblor y ansiedad, donde circulan la luz y la sombra. –Temas idénticos fueron tratados en ambos púlpitos, lo que hace posible la confrontación para observar con cuánta mayor riqueza de interés, con qué renovado ímpetu patético, con cuánta más íntima participación ha reafrontado el artista tales temas en el púlpito sienés. –Escenas como las de la Natividad, la Adoración de los Magos o la Crucifixión señalan la distancia estilística, expresiva y espiritual que separa ambas obras. –¿Qué ha llevado a Nicolás Pisano a esta profunda transfiguración? Las incidencias formales del estilo gótico muestran su insuficiencia para explicar tal remoción espiritual. Como Enzi ha dicho: “Las verdaderas razones pertenecen a aquél género de acontecimientos augustos y misteriosos que suelen operarse en la zona más entrañable del yo, y en las cuales no hay crítico cuyos ojos sean capaces de penetrar. Frente a su manifestación externa, sólo es dable reconocer los signos reveladores de una naturaleza favorecida con la gracia, los mensajes de las más fecundas y felices estaciones del espíritu”. –En efecto, en el púlpito sienés, el timbre poético de los episodios no es dado ya, como en Pisa, por la grandeza abstracta de los personajes, por su carácter heroico, por su predominio sobre la escena. Es la intensidad con que cada uno de ellos participa en la acción y por la recíproca relación de los diversos sentimientos evocados, fundidos en la unidad de una voluntad única. Así los temas iconográficos reconquistan una móvil y sugestiva frescura, testimoniando aquel nuevo espiritualismo que la seráfica santidad del Poverello había sabido suscitar en el corazón de la Italia del siglo XIII. 6. En el Púlpito de Siena hay que ver con máxima evidencia al Nicolás Pisano, creador de un lenguaje que se eleva por primera vez para reafirmar en la universalidad de la cultura medieval, los destinos de una latinidad resurgente, italiana en su forma y en su espíritu. Alfonso Rubio y Rubio 
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