¿PROINVERSIÓN O ANTIINVERSIÓN? Ese es el dilema que plantea el nuevo esquema de privatización y promoción de la inversión propuesto por el Gobierno, arrinconando a Proinversión hasta reducirlo a la mínima expresión. Si queremos que algo no se haga démoselo a un Ministerio. Las políticas de los Ministerios cambian como quien se cambia de camisa (o de Ministro). La agenda política primará sobre la técnica y se dejará la cancha libre a la corrupción. Los Ministerios tienen serios problemas de gestión. ¿Cómo darles a los que tienen problemas para comprar papel y contratar obras públicas la misión de vender proyectos de inversión? ¿Acaso no sabemos que nunca un Ministerio pudo privatizar nada con éxito? Privatizar significa reducir lo que los Ministros pueden hacer. ¿Se imaginan a un Ministro aceptando que tiene que reducir su poder? Si lo que quieren es detener la inversión privada, sujetándola al tarjetazo o al cobro bajo la mesa, que nos lo digan así, con todas sus letras, sin tratarnos como si fuéramos tontos. Alfredo Bullard G.