sumario COMENTARIO Dermatología psicosomática: pasado y futuro EMILIANO PANCONESI Departamento de Dermatología, Universidad de Florencia, Florencia ■ Premisa Nuestra profesión, la dermatología, casi paradójicamente, muchas veces nos empuja desde la superficie del cuerpo que estamos tratando de examinar y tratar hacia zonas más internas: la psique (cerebro y mente) del paciente. Invitamos a los dermatólogos a reflexionar sobre esta materia, a la cual nos referiremos teniendo en consideración diferentes puntos de vista semánticos, que son los siguientes: 1) psicología médica en general, 2) enfermedades dependientes del estrés o influidas por el estrés (enfermedades dermatológicas) y 3) dermatología psicosomática (sus principales sinónimos son medicina psicocutánea y psidermatología). No discutiremos aquí los problemas epistemológicos que se refieren a las áreas del conocimiento que forman la base de la preparación cultural de cualquier médico, incluidos los dermatólogos, y que se recuerdan (a menudo, poco conscientemente o inconscientemente) durante una visita médica. Con una breve introducción, demostraremos que estas tres áreas están basadas en conceptos relacionados cercanamente, que prácticamente se superponen. ■ Psicología médica Se refiere a los conocimientos de psicología que cualquier médico debe tener. Los médicos utilizan este conocimiento para interactuar con los pacientes, aumentado por su capacidad individual para establecer y mantener las relaciones humanas, de la forma técnicamente mejor y más correcta. A este respecto, debemos recordar que: 1) la línea entre los problemas llamados orgánicos y mentales, generalmente es imprecisa; 2) el clínico debe diagnos- ticar un problema antes de que se halla desarrollado como enfermedad "organizada", aunque todavía exprese simplemente síntomas vagos, generalmente relacionados con episodios estresantes de la vida, personales o familiares, o del medio de trabajo; 3) cada individuo responde de forma diferente a los factores estresantes y las distintas respuestas pueden explicarse, posiblemente, en términos psicológicos, que generalmente se refieren a la biografía particular de los pacientes. ■ Teoría del estrés y psiconeuroendocrinoinmunología El estrés es el protagonista de la llamada psicología fisiológica (y fisiopatológica). Su historia científica comienza con la teoría de Hans Seyle, precedida por el concepto de Claude Bernard de 1878 del "medio interior", y por el concepto de Cannon de 1932 y 1935 de "homeostasis y estrés" y "tensión y homeostasis". Esto marca el comienzo del término "estrés", que ha tenido un gran futuro, mientras que la palabra "tensión" se olvidó prácticamente en medicina y psicología. El síndrome adaptativo general de Hans Seyle (SAG, 1946) y las enfermedades adaptativas abarcan un complejo de reacciones inespecíficas que acompañan a la acción de los distintos factores de estrés, que producen un exceso de la secreción de cortisol del eje hipotalámico-pituitario-adrenal. Este factor es muy conocido, especialmente por los estudios de Lazarus y Mason (1968) "Equilibrio hormonal global como clave de las funciones endocrinas" (título significativo) y nuestro más reciente "Psicofisiología del estrés en dermatología" (1). Se han identificado e investigado muchas vías neuropatológicas y diversos neuromensajeros y neuro- Panconesi E. Psychosomatic dermatology: past and future. International Journal of Dermatology 2000; 39: 732734 © Blackwell Science Ltd. 104 Dermatología psicosomática Tabla 1 Afecciones cutáneas que conllevan una incidencia elevada de factores psico-emocionales Hiperhidrosis Dishidrosis Pruritus sine materia Urticaria Liquen simple Dermatitis atópica Acné Rosácea Dermatitis perioral Efluvio telógeno Alopecia areata Psoriasis Dermatitis seborreica Eczema numular Liquen plano Herpes Verrugas Vitíligo péptidos, y sus relaciones con otros mecanismos biológicos, que indican que hay muchos mecanismos inmunológicos que deben aclararse actualmente. Por esto, se ha desarrollado la psiconeuroendocrinoinmunología (que hizo su debut real con la primera edición del libro de Robert Ader "Psiconeuroendocrinoinmunología") en 1981; en 1991, se publicó una segunda edición actualizada. El conocimiento en este campo se está enriqueciendo constantemente por nuevas contribuciones científicas, importantes incluso para la dermatología. En 1984 nosotros manifestamos "Se conoce hace mucho tiempo la relación que existe entre la causa y el efecto, entre los episodios psicosociales estresantes, emociones, ansiedad y decepción por una parte y enfermedad somática, en general, y cutánea, en particular, por otra". Desafortunadamente, todavía no se pueden colocar todas las piezas del rompecabezas, y, por tanto, no podemos demostrar algunos pasos y especificar todas las fases del mecanismo patogénico en cada caso individual, y/o de cada afección cutánea en particular (1). El término estrés, considerado como causa paradigmática, todavía es válido. ■ Medicina psicosomática Harold I. Kaplan, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York, en su reciente publicación (1996) "Libro de bolsillo de psiquiatría clínica" (3), se refiere brevemente a los trastornos psicosomáticos en el capítulo 17, que se titula: "Factores psicológicos que afectan a las enfermedades médicas". El término trastorno psicosomático (que incluye obviamente los trastornos dermatológicos psicosomáticos, término que preferimos a psicocutáneo o psicodermatológico, etc., sólo por consideraciones de uniformidad con otras especialidades) recibe la siguiente definición: "El término trastorno psicosomático se refiere a las enfermedades físicas causadas o agravadas por factores psicológicos. Aunque la mayoría de los trastornos físicos están influidos por el estrés, por conflictos o por ansiedad generalizada, algunos trastornos están más relacionados con esto que otros". En el DSM-IV (4), la clasificación esquemática bien conocida, adoptada en los Estados Unidos, "los trastornos psicosomáticos se incluyen en la clasificación de factores psicológicos que afectan a enfermedades médicas" que está en el grupo Q-1, entre los que se incluye en primera línea la dermatitis atópica. Como dermatólogos, debemos tener en consideración las categorías del DSM-IV. En particular: los trastornos psomatoformes (H), marcados por la preocupación con el cuerpo (la piel es muy visible), los trastornos dismórficos y los miedos a la enfermedad (es decir, tumores de piel, enfermedades de transmisión sexual (ETS), alteraciones estéticas, envejecimiento, etc.). Inmediatamente después en la lista, en la letra I, están los "trastornos facticios", es decir, dermatitis artefacta, una afección de gran interés para nuestra especialidad. En la definición anterior, el principal factor casual de los trastornos psicosomáticos es el estrés. De hecho, la teoría inespecífica (3) mantiene que cualquier estrés prolongado (y, en nuestra opinión, también no prolongado) puede producir alteraciones fisiológicas (o fisiopatológicas) que originen un trastorno físico. Cada persona tiene un órgano que es genéticamente vulnerable al estrés: algunos pacientes tienen reacciones cardíacas, otros gástricas, y otros de piel. Las personas que están crónicamente ansiosas o deprimidas son más vulnerables a los trastornos psicosomáticos. Sólo después de establecer estas premisas podemos utilizar el término simplista de "enfermedad dermatológica por estrés" para referirnos a aquellas enfermedades en las cuales, según nuestra experiencia, participan factores emocionales (psicosomáticos) al comienzo y a lo largo de la enfermedad (específicamente, las descritas en la tabla 1). Algunos pacientes que visitan al dermatólogo presentan en realidad enfermedades psiquiátricas reales, expresadas sobre la piel (tabla 2). Estos individuos eligen el dermatólogo, no desean ver a un psiquiatra, que es el especialista que necesitan realmente. Se ha demostrado que la remisión rápida (sin una preparación psicológica adecuada) a un psiquiatra es arriesgada y, posiblemente, peligrosa en estos sujetos. Se han producido casos de suicidio en estos individuos. 105 sumario Vol. 4, Núm. 2. Marzo 2001 Tabla 2 Síndromes psiquiátricos con expresión dermatológica Autolesiones dermatológicas dermatitis artefacta excoriaciones neurotóxicas Tricotilomanía ■ El Hipocondrias, las llamadas fobias venereofobia dismorfofobia bromhidroxifobia glosodinia Alucinaciones de parasitosis (síndrome de Ekbom) futuro ¿Qué deseamos en el futuro en este campo y qué nos promete el futuro? Observamos dos principales áreas de progreso en el futuro: 1) investigaciones muy interesantes y útiles de los estudios sobre neuropéptidos, junto con las líneas mencionadas antes; 2) demostración de los lazos que existen entre los resultados de la investigación sobre neuropéptidos y la investigación neuropsiquiátrica. Y en el campo de la dermatología clínica: 1) Dar importancia al conocimiento de los problemas psicosomáticos en la formación cultural de los médicos, en general (en estudios médicos), y de los dermatólogos, en particular (durante la formación interna y de postgraduados), así como desarrollar una educación médica continua; el objetivo es permitir al dermatólogo que pueda aconsejar adecuadamente a los pacientes, en función de una mayor preparación y conocimiento de las relaciones entre los problemas psicológicos y algunas enfermedades de la piel; 2) Establecimiento de instalaciones adecuadas en las instituciones públicas (hospitales, departamentos de universidad y grupos de prácticas, etc.) para que puedan hacerse varias consultas en los casos que requieren una atención más especializada que el simple consejo del dermatólogo, por ejemplo, pacientes que presenten problemas diagnósticos especiales en el campo psicológico/psiquiátrico o aquellos que necesitan prescripción de fármacos psicoactivos específicos o psicoterapia. Bibliografía 1. Panconesi E, Hautmann G. Psychophysiology of stress in dermatology: the psychobiologic pattern of p s y ch o s o m a t i c s . P s y ch o d e r m a t o logy. Dermatol Clin 1996; 14: 399421. 106 2. Panconesi E. Stress and skin diseases: psychosomatic dermatology. Clin Dermatol 1984; 2: 1-283. 3. Kaplan HI, Sadock BJ. Pocket Handbook of Clinical Psychiatry. Bal- timore: Williams & Wilkins, 1996. 4. Panconesi E, Hautmann G, Lotti T. Neuropeptides and skin: the state of the art. J Eur Acad Dermatol Venereol 1994;3: 109-115.