Carta de George Orwell sobre la creación de “1984” En 1944, tres años antes de escribir 1984 y cinco años antes de publicarla, George Orwell escribió a mano una carta detallando la tesis de su gran novela. La carta, que advierte sobre el incremento de países totalitarios que dirán “que dos más son cinco”, aparece en la obra George Orwell: A Life in Letters (George Orwell: la vida en cartas), editada por Peter Davidson y publicada por Liveright. Se incluye además el consejo de Orwell a Arthur Koestler sobre cómo hacer la crítica de un libro. A Noel Willmett 18 de mayo 1944 10ª Mortimer Crescent NW6 ! Estimado Sr Willmett, Muchas gracias por su carta. Me pregunta si los totalitarismos, liderazgos, etc. están de verdad en ascenso aunque parece ser que no es así en este país ni en los Estados Unidos. Debo decir que yo creo, más bien me temo, que considerando el mundo globalmente estas cosas van en aumento. Hitler, sin duda, desaparecerá pronto, pero a costa del fortalecimiento de (a) Stalin, (b) los millonarios Anglo-Americanos y (c) toda clase de pequeños “fuhrers” como de Gaulle. Todos los movimientos nacionales en todos los sitios, incluso aquellos que se originaron en la resistencia a la dominación germana, parecen tomar formas no democráticas, agruparse alrededor de algún “fuhrer” superhombre (Hitler, Stalin, Salazar, Franco, Gandhi, De Valera son todos variados ejemplos) y adoptar la teoría de que el fin justifica los medios. En todas partes el movimiento mundial parece apuntar en la dirección de economías centralizadas que puede ser que “funcionen” en un sentido económico, pero no están organizadas democráticamente y tienden a establecer un sistema de castas. A esto se unen los horrores de los nacionalismos emocionales y una tendencia a no creer en la existencia de la verdad objetiva, porque todos los hechos han de ajustarse a las palabras y profecías de algún “fuhrer” infalible. La historia, en cierto sentido, ha dejado ya de existir; por ejemplo, no hay una historia de nuestro tiempo como tal que se acepte universalmente, y las ciencias exactas se ponen en peligro tan pronto como las necesidades militares dejan de mantener a la gente en su sitio. Hitler puede decir que los judíos empezaron la guerra, y si él sobrevive eso se convertirá en la historia oficial. No puede decir que dos más dos son cinco porque, según la balística, digamos, tiene que ser cuatro. Pero si llega a hacerse realidad el mundo que me yo temo, un mundo de dos o tres grandes superestados incapaces de conquistarse los unos a los otros, dos y dos podrían llegar a ser cinco si el “fuhrer” así lo desea. Esa es, por lo que yo puedo ver, la dirección en la que nos estamos moviendo, aunque, por supuesto, el proceso es reversible. Por lo que respecta a la inmunidad comparativa de Gran Bretaña y los Estados Unidos, no importa lo que digan los pacifistas etc., no nos hemos convertido en un totalitarismo todavía, y esto constituye un síntoma muy esperanzador. Creo profundamente, como explico en mi libro The Lion and the Unicorn (El león y el unicornio), en el pueblo inglés y en su capacidad para centralizar su economía sin destruir la libertad al hacerlo. Pero se debe recordar que Gran Bretaña y los Estados Unidos no han sido probados, no conocen la derrota ni el sufrimiento serio, y hay síntomas malos en contraste con los buenos. Para empezar está la indiferencia general por el decaimiento de la democracia. ¿Se da usted cuenta, por ejemplo, de que nadie en Inglaterra de menos de 26 años tiene voto y de que, por lo que se ve, a la gran masa de gente de esa edad esto le importa un comino? En segundo lugar, está el hecho de que los intelectuales son más totalitarios en perspectiva que la gente común. En conjunto, la intelectualidad inglesa se opuesto a Hitler, pero sólo a costa de aceptar a Stalin. La mayoría de ellos están perfectamente preparados para métodos dictatoriales, policía secreta, falsificación sistemática de la historia, etc., siempre y cuando sientan que se hace de “nuestro” lado. En realidad la aseveración de que no tenemos un movimiento fascista en Inglaterra significa en gran medida que los jóvenes, en este momento, buscan su “fuhrer” en otro sitio. No puede uno estar seguro de que eso no vaya a cambiar, como no se puede asegurar que la gente común no vaya a pensar como los intelectuales de aquí a diez años. Espero que no sea así, incluso confío en que no sea así, pero si se diera sería a costa de una lucha. Si se proclama sencillamente que todo es por el bien y no se señalan los síntomas siniestros se está ayudando a que el totalitarismo esté cada vez más cerca. También me pregunta que si yo creo que hay una tendencia mundial hacia el fascismo por qué apoyo la guerra. Se trata de una elección de males, me imagino que casi todas las guerras son eso. Sé lo suficiente del imperialismo británico como para que no me guste, pero lo apoyaría contra el nacismo o el imperialismo japonés, como mal menor. Igualmente apoyaría a la URSS contra Alemania porque creo que la URSS no puede escapar totalmente de su pasado y retener lo suficiente de las ideas originales de la Revolución para convertirla en un fenómeno más esperanzador que la Alemania nazi. Creo, y lo he pensado desde que empezó la guerra en 1936 más o menos, que nuestra causa es la mejor, pero tenemos que seguir haciendo que sea la mejor, lo que implica la crítica constante. ! Atentamente Geo. Orwell ! Traducción de Juan Vazquez Prieto