al darse cuenta de que Coínta se había ido, lloraba desolada diciendo: “ Hija ingrata, marcharse sin despedirse de los padres ”» (P.O., T. 15, ad 8-9. Summ., p. 127). La M. Juana Pérez Laborda, Priora de la comunidad, recibió, juntamente con la comunidad de religiosas de la Compañía de María de Tudela, a Coínta el día 18 de octubre de 189349. Ésta se despidió de sus tíos y se dedicó durante unos días a la tarea propia del postulantado, que consiste, esencialmente, en el conocimiento de la postulante por parte de las religiosas y en el conocimiento que la postulante debe tener de la Orden antes de comenzar el noviciado50. La Orden de la Compañía de María Nuestra Señora y su Fundadora, Santa Juana de Lestonnac ASÍ NOS TRABAJA DIOS Aunque Coínta conocía ya a las religiosas y éstas la conocían también, en los días que precedieron a su toma de hábito, se le presentó a la Compañía de María y a su Fundadora. La vida de la Fundadora, Santa Juana de Lestonnac, la historia de la Orden que la recibía y la de la Casa que la acogía, iban a disponerla a reconocer su carisma y a situarse ante él. 49 En el libro de entradas que se encuentra en AODN Tdl. dice así: « El 18 de Octubre de ·1893 ingresó la H. Olegaria Castiella. Dio de regalo un palio. El mismo día, H. Coínta Jáuregui. Trajo ropa y dos onzas de regalo dote: 32. 000 reales ». 50 En la fórmula de recepción de religiosas de Nuestra Señora de las reglas y constituciones (1638) se encuentran los interrogatorios que se hacen a la postulante, así como el empleo del tiempo en los días que preceden a su entrada en el noviciado. Se consideran más idóneas para la Compañía de María las jóvenes inclinadas a la devoción y al Servicio de Nuestra Señora, a la humildad, a la obediencia y caridad y a las virtudes interiores más que a la austeridad. Las afectas a la Compañía de Jesús, que tienen buen espíritu y juicio natural, son dulces, apacibles, alegres, tratables, modestas y respetuosas, no testarudas ni melancólicas; a las que tienen, por lo menos, fuerzas y salud normal; proceden, si es posible, de casa honrada para dar más credibilidad a nuestras funciones y ser mejor preparadas para la gloria de Dios. 132