Áurea Barriga Martín Lecturas PAU Página 1 San Manuel Bueno

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San Manuel Bueno, mártir, Miguel de Unamuno
Fue escrita en 1930 y publicada en 1931 en “La novela de hoy”; esta novela es la culminación del arte narrativo de
Unamuno, eso implica que aparezcan ciertos recursos formales y temáticos utilizados anteriormente por el autor o
seleccionados de sus obras. Una de las fuentes más importantes es El vicario, de Ciges Aparicio y otra El santo, del
escritor italiano Antonio Fogazzaro. El santo y San Manuel desarrollan un problema semejante; los paralelismos
entre los personajes y sus nombres son notables, así como el existente entre los nombres de los pueblos, el
escenario (el lago) y ciertos episodios. No se debe olvidar la influencia de las ideas de Rousseau y de Kierkegaard.
En la génesis de la obra influyó también la visita que realizó Unamuno al lago de Sanabria (Zamora) en junio de 1930.
Vio el lago, el monte, el monasterio y conoció la creencia existente en el pueblo de San Martín de Castañeda de la
villa sumergida en su lago encantador. El argumento se puede sintetizar: La narradora, Ángela Carballino, relata la
historia de don Manuel Bueno, cura párroco de Valverde de Lucerna. Algunos indicios llevan a pensar a Ángela que
su actividad desbordante encubre algo desconocido para ella. Lázaro, hermano de Ángela, regresa al pueblo con
ideas progresistas y anticlericales que chocan con la doctrina predicada por el párroco. Poco a poco van dialogando
hasta que don Manuel le confiesa su secreto a Lázaro: no tiene fe, no puede creer en la eternidad y finge ante sus
fieles para que continúen creyendo. Lázaro confía el secreto a Ángela, finge convertirse y colabora con don Manuel
hasta su muerte. Ángela termina su narración cuestionándose acerca del destino de quienes mueren “creyendo no
creer”.
Los temas más importantes son tres: el problema de la fe, el de la verdad y el del destino del hombre. La fe: don
Manuel vive frustrado por no poder creer en una vida que perpetúe nuestra existencia. Lázaro se convence de la
necesidad de salvar al pueblo por encima de sus ideas ateístas. Ambos coinciden en la necesidad de preservar la fe
de los demás. La verdad trágica y la felicidad ilusoria: don Manuel y Lázaro optan por la segunda, determinada por
el convencimiento de que la mentira vital hará al pueblo más feliz que la verdad. El destino del hombre: asunto
complicado porque se presenta desde la perspectiva de Ángela, la narradora, y del autor (Unamuno). La primera
considera que murieron “creyendo no creer” y Unamuno ratifica al final la opción de la narradora.
Sobre los personajes, ya aseguró Gregorio Marañón que no eran de carne y hueso sino almas porque no aparecen
descripciones físicas. Don Manuel presenta evidentes analogías con la figura de Cristo (el nombre, su voz que se
califica de “divina”, las palabras que no pronuncia porque son la muestra de aquello en lo que no cree y que sí
fueron pronunciadas por Cristo…) también se compara al protagonista con el paisaje (su cabeza y la Peña del Buitre,
el sacerdote se asimila con el lago porque emprende la tarea de sorprendentes curaciones…)Ángela desempeña muy
diversas funciones, es narradora , mensajera (porque transmite el mensaje del santo), es confesante de don Manuel,
después confesora, testigo de su vida y sus acciones y primero hija espiritual y después madre que recoge los
desvelos del sacerdote. Lázaro desempeña al principio la función de antagonista (por su postura anticlerical) pero de
forma progresiva se convierte en discípulo amado de don Manuel. Blasillo, el bobo, reproduce de forma
caricaturesca ciertos rasgos de don Manuel y, cuando muere, muere él también.
El espacio: Valverde de Lucerna es el trasunto literario del lago de Sanabria y del pueblo de San Martín de
Castañeda, el autor conoció la leyenda local de la villa sumergida y las versiones escritas de los cantares de gesta
franceses al respecto. El autor crea un espacio simbólico para confeccionar la estructura visible de su novela y
concebir un proceso de interiorización que conduzca a la realidad íntima de sus principales personajes. Don Manuel
y Lázaro tienen su propia “villa sumergida”, su secreto de no creer, que se ha interpretado como la plena conciencia
de la intrahistoria.
Estructura: La externa está dividida en veinticinco secuencias, de diversa extensión. La interna agrupa en dos partes
todas ellas, los veinticuatro primeros son la narración de Ángela y el último es una especie de epílogo del autor. La
novela presenta un recurso procedente del Quijote, el manuscrito encontrado. Unamuno asegura que el relato
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apareció entre los papeles del protagonista de la novela. Además, Ángela (siguiendo las pautas del narrador del
Lazarillo) asegura escribir la historia porque le ha sido solicitada. Se corresponde con la estructura de un libro de
memorias que comienza con un “ahora” y termina con el mismo adverbio de tiempo (estructura circular, porque se
inicia en un presente al que se regresa). Por lo tanto, el principio y el final están dominados por el tiempo presente
mientras que en el cuerpo del relato predomina el pretérito imperfecto, tiempo de la narración (gracias a este
tiempo, la narradora nos introduce en un modo de vida intrahistórico). Junto a la narración es fundamental el
diálogo como vehículo de ideas y medio para exteriorizar los conflictos y dramas íntimos; recurre incluso al diálogo
dentro del diálogo, como cuando Lázaro habla con su hermana Ángela y reproduce una conversación con don
Manuel. Ángela narra desde diferentes perspectivas: un tono confesional al principio, otro testimonial (porque narra
lo visto, lo oído y lo sentido), un tono participativo porque ella forma parte de esa realidad que nos cuenta. Ángela
nos hace dudar de todo, nos conduce a un juego entre realidad y ficción cuyos límites no están claros. Esta
diversidad de perspectivas, esta buscada confusión de sueño y vigilia engarza con la mejor tradición literaria del siglo
de oro y anuncia algunos de los rasgos más significativos de la novela moderna.
Unamuno parte del realismo en su producción narrativa inicial para llegar a un grado de experimentación realmente
audaz que se observa en esta obra porque se distancia como narrador. Técnicas como la soltura en la construcción,
la parquedad descriptiva y la importancia concedida a diálogos y monólogos inserta al autor en el contexto de la
mejor narrativa del siglo XX.
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