El código mediocre

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El código mediocre
Written by William Baer
No hay nada peor que la blasfemia. Y la Iglesia no ha sabido siempre lidiar con ataques
frontales contra sus doctrinas , especialmente en tiempos modernos y en sociedades
democráticas. Eso ha quedado bien claro con el devenir del Código Da Vinci.
A primera vista parece un golpe de suerte que el film de Ron Howard —la tan esperada versión
del libro de Dan Brown— sea un resonante fracaso de taquilla y un bodrio intragable para la
mayoría de los que pagaron buen dinero para verlo. Sin embargo el traspié de esta producción
puede hacernos pasar por alto otra vez el problema de la blasfemia en la sociedad
contemporánea.
Pero primero comentemos la película. Aun si pasamos por alto la insidiosa colección de
herejías que componen el argumento, la adaptación para el cine de Howard falla en todos los
niveles. Es una película de suspenso aburrida que progresa al paso de un arado y con
interminables discursos. Estas larguísimas explicaciones son sazonadas frecuentemente con
intersecciones "históricas" que aparecen espásticamente en contraste y que, no sólo son
simplonas, sino también ayudan a confundir totalmente al espectador. Excepto por las
premisas fundamentales del relato –que Jesús fue un simple hombre sin divinidad alguna y que
se casó con María Magdalena, a quien pensaba hacer directora de su iglesia y que la egoísta y
malvada Iglesia Católica maliciosamente divinizó a Cristo para suprimir la verdad- es difícil ver
cómo alguien que no hubiera leído el novelón pudiera seguir su confusa y casi cómica
exposición de veinte siglos de historia cristiana.
Otro problema es que los ya débilmente dibujados personajes de Dan Brown se diluyen aun
más en la película para convertirse en meros peones que explican el argumento. El personaje
principal, Robert Langdon un profesor de "simbología" de Harvard, no tiene pasado, ni familia,
ni intereses de ninguna clase excepto los anagramas y el "sacro femenino". Tom Hanks lo
representa con la plomiza eficiencia de un zombie pero no pasa de ser Tom Hanks el actor
porque el personaje simplemente no está allí. Mientras se esfuerza por resolver el "código" y un
asesinato ocurrido en el Louvre, el argumento lo junta con Sophie Neveu (Audrey Tatou) quien
—se nos informa— es la "criptógrafa" de la Policía de París. Ninguno de los dos es capaz de
encender el fuego romántico. Tatou (cuyo acento en inglés es frecuentemente incomprensible)
no revela para nada el encanto que mostrara en la previa y super-adulada Amelie (2001).
Finalmente tenemos a Sir Ian McKellen en la exquisita representación de un jamón, el profesor,
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colega de Langdon. Esto es una prueba más de que los actores maduros del escenario teatral
inglés son ahora obligados a venir a Hollywood, a sobreactuar y ganar mucho dinero.
Estos actores estan anclados a un argumento espantoso adaptado del original por Akiva
Goldsman, quien previamente escribió otro film de Howard "A Beautiful Mind", una obra que
engañó a su audiencia adrede y mal representó al John Nash real. También es autor del más
reciente "Cinderella Man", donde se las arregló para no esterilizar completamente la vida del
boxeador católico Jim Braddock, pero sin embargo distorsionó maliciosamente el carácter del
campeón de peso pesado Max Baer (que no es pariente mío a pesar de tener el mismo
apellido).
Si bien Howard es uno de los más favorecidos y mejor conectados directores de Hollywood; ha
presentado un film que peca de pretencioso, siendo tambien confuso y aburrido; no viene mal
recordar el poco promocionado "National Treasure" otra película que se ocupa de códigos y
conspiraciones. Si, es cierto que la línea argumental no es muy seria. La idea es que Benjamín
Franklin y otros padres de la patria en los Estados Unidos adquirieron de alguna manera el
tesoro escondido del rey Salomón, dejando las instrucciones para encontrarlo en la Declaración
de Independencia. Sin embargo el film que protagonizan Nicholas Cage y Diane Kruger es
entretenido y divertido a pesar de sus sinsentidos históricos, más o menos en la línea de
"Raiders of the Lost Ark".
El Código Da Vinci, sin embargo, no tiene nada de divertido ni de histórico y a pesar de sus
deficiencias de presentación y la confusión general que presenta, no falla en repetir una y otra
vez que Jesucristo fué solamente un hombre, que el cristianismo es un cuento y que el maligno
engaño es la obra de la Iglesia Católica.
Dan Brown ha insistido siempre que estas afirmaciones son verdad y su novela incluye una
sección de llena de errores que él mismo titula "Hechos Establecidos." Los innumerables
errores del libro, muchos de los cuales también aparecen en el film, han sido expuestos en tres
libros muy útiles (en inglés) "The Da Vinci Hoax" (Ignatius Press), "The Da Vinci Deception"
(Assumption Press) y "De-coding Da Vinci" (OSV Press). Brown es un compositor de canciones
fracasado y maestro de liceo que ya había escrito tres novelones de baja calidad cuando
decidió dedicarse a la blasfemia. El Código "Da Vinci" es tan rutinario y falto de argumento
como las novelas anteriores de Brown (contiene numerosas inconsistencias y convoluciones en
el argumento). Pero eso no impidió que se convirtiera en una de las novelas más exitosas de
todos los tiempos, generando para el autor más de 250 millones de dólares en regalías
literarias. Como Arrio en el siglo IV este detractor de la divinidad de Jesús fue criado como
católico y ha aprendido que la blasfemia paga jugosos dividendos.
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¿Es peligroso este libro? ¿Puede ser que alguien crea los sinsentidos contenidos en el libro y
la película? Muchos comentaristas católicos han dicho con un aire de superioridad que el
Código Da Vinci es simplemente demasiado estúpido para que alguien se lo crea. Sin embargo
esto no es así en realidad. Cantidades de personas piensan ahora que Santa María Magdalena
fue la esposa y heredera de Jesucristo, que la Iglesia Católica es una estafa muy elaborada y
que el Opus Dei tiene miembros que son asesinos profesionales. Aunque es inevitable que
haya herejes— que el tiempo se lleva eventualmente— las ideas que ellos siembran quedan
con nosotros.
En 1965 otro best-seller blasfemo, la obra "The Passover Plot" escrita por el estudioso bíblico
Hugh J. Schofield, especulaba que Yeshúa (Jesús) fue un patriota judío que creía ser el Mesías
y que su muerte y resurrección podía ser usada para acabar con la dominación romana en
Palestina. Así que Jesús (según anota Schonfield sin proveer ninguna prueba o
documentación) urdió "actuar" su propia muerte y resurrección. Uno de los otros pocos
conspiradores drogó el vino al pie de la Cruz para que Jesús quedara inconsciente. De esa
manera Jesús planeaba sobrevivir su crucifixión pero algo salió mal y uno de los centuriones
traspasó a Jesús con su lanza y Jesús finalmente sucumbe. Luego de esta "explicación" se
desestiman las mas de cien referencias a la resurrección en el Nuevo Testamento como
simplemente invenciones de la Iglesia o exageraciones ¿Quien pudiera creer semejante
idiotez? Bueno, John Lennon, fue uno de los que admitió haber leído el libro y declaró "Mi
visión del cristianismo está directamente influído por el libro "The Passover Plot" por Hugh J.
Schonfield." El impacto de las ideas de Lennon en su generación es innegable. Los nombres
de Arrio, Schonfield y Brown pueden diluírse en los laberintos de la historia pero lo pernicioso
de sus ideas continúa dañando las vidas de la gente.
¿Es ingenuo esperar que la Iglesia pueda encontrar maneras de repeler estos ataques
incesantes a Jesús? Quizás sí. Esperemos y trabajemos para que suceda como hace dieciséis
siglos cuando la Iglesia despertó un día para encontrar el error arrianista extendido por el
mundo. Fue entonces que un hombre de fe, San Atanasio, salió al cruce de los herejes.
William Baer es graduado de U.S.C. Cinema donde recibió el premio Jack Nicholson para
libretistas. Ha enseñado el currículo de escritores de cine. Enseña inglés y cine en la
Universidad de Evansville, Indiana y contribuye frecuentemente en la revista "Creative
Screenwriting."
Traducido por Carlos Caso-Rosendi.
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Publicado originalmente en el mensuario católico Crisis
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