2015-2016. Textos Sócrates

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Texto 1. La voz del dios y la ironía
"…Voy a mostraros de dónde ha salido esta falsa opinión sobre mí… Tras oír yo estas palabras
reflexionaba así: "¿Qué dice realmente el dios…? Yo tengo conciencia de que no soy sabio, ni
poco ni mucho. ¿Qué es lo que realmente dice al afirmar que yo soy muy sabio? Sin duda, no
miente; no le es lícito." Y durante mucho tiempo estuve yo confuso sobre lo que en verdad
quería decir. Más tarde, a regañadientes me incliné a una investigación del oráculo del modo
siguiente. Me dirigí a uno de los que parecían ser sabios, en la idea de que, si en alguna parte
era posible, allí refutaría el vaticinio…: "Éste es más sabio que yo y tú decías que lo era yo."
Ahora bien, al examinar a éste -pues no necesito citarlo con su nombre, era un político aquel
con el que estuve indagando y dialogando- experimenté lo siguiente, atenienses: me pareció
que otras muchas personas creían que ese hombre era sabio y, especialmente, lo creía él
mismo, pero que no lo era. A continuación intentaba yo demostrarle que él creía ser sabio, pero
que no lo era. A consecuencia de ello, me gané la enemistad de él y de muchos de los
presentes. Al retirarme de allí razonaba a solas que yo era más sabio que aquel hombre. Es
probable que ni uno ni otro sepamos nada que tenga valor, pero este hombre cree saber algo y
no lo sabe, en cambio yo, así como, en efecto, no sé, tampoco creo saber. Parece, pues, que al
menos soy más sabio que él en esta misma pequeñez, en que lo que no sé tampoco creo
saberlo. A continuación me encaminé hacia otro de los que parecían ser más sabios que aquél y
saqué la misma impresión, y también allí me gané la enemistad de él y de muchos de los
presentes." (Platón, Apología de Sócrates).
1. ¿Qué le ha dicho “el dios” a Sócrates? ¿Quién es “el dios”? Busca información sobre el
oráculo de Delfos.
2. ¿A quién interroga Sócrates para esclarecer el sentido de las palabras de “el dios”?
¿Quién crees que pudo haber educado a ese a quien Sócrates interroga? ¿Qué intenta
Sócrates con el interrogado? ¿Practica con él la ironía? ¿Por qué se gana su enemistad
y la de los presentes?
3. ¿A qué conclusión llega Sócrates sobre el interrogado y sobre él mismo? ¿Estás de
acuerdo con su conclusión? ¿En qué sentido se cumple el vaticinio del oráculo?
4. “El conocimiento negativo no es la negación del conocimiento”. Explica el sentido de
esta afirmación en relación con el texto.
Texto 2. La ironía, la definición y la metáfora del pez torpedo
- Sócrates: Por tanto, excelente amigo, no creas tú tampoco que, mientras se está aún
investigando qué es la virtud en su conjunto, vas tú, contestando por medio de partes de ella, a
ponerle a nadie en claro la virtud, o cualquier otra cosa con este mismo tipo de definición, sino
que de nuevo habrá que hacer la misma pregunta: ¿Qué es esa virtud de la que así hablas en tu
definición? ¿O te parece que no tiene valor lo que estoy diciendo?
- Menón: Me parece que tienes razón.
- Sócrates: Responde entonces otra vez desde el principio: ¿Qué afirmas que es la virtud, tú y
tu amigo?
- Menón: Mira, Sócrates, ya había yo oído antes de conocerte que tú no haces otra cosa que
confundirte tú y confundir a los demás; y ahora, según a mí me parece, me estás hechizando y
embrujando y encantando por completo, con lo que estoy ya lleno de confusión. Y del todo me
parece, si se puede también bromear un poco, que eres parecidísimo, tanto en la figura como
en lo demás, al torpedo, ese ancho pez marino. Y en efecto, este pez, a quienquiera que se le
acerca y le toca, lo hace entorpecerse, y una cosa así me parece que ahora me has hecho tú;
porque verdaderamente yo, tanto de alma como de cuerpo, estoy entorpecido, y no sé qué
contestarte. Y, sin embargo, mil veces sobre la virtud he pronunciado muchos discursos y
delante de mucha gente, y muy bien, según a mí me parecía; pero ahora ni siquiera qué es
puedo en absoluto decir. Y me parece que haces bien en no querer embarcarte ni viajar fuera
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de aquí; porque si siendo extranjero en otro país hicieras tales cosas, quizá te detuvieran por
mago." (Platón, Menón).
1. ¿Qué censura Sócrates a Menón en su primera intervención? ¿Cuál es su mayor
empeño?
2. ¿Cómo es posible que Menón haya pronunciado tantos discursos sobre la virtud, si no
sabe qué es la virtud? ¿Crees que tiene esto algo que ver con el movimiento sofístico?
3. Explica la metáfora del pez torpedo.
4. Platón ha utilizado otra metáfora para referirse a Sócrates: habla de él como de un
tábano. Si el pez torpedo aturde, el tábano despierta al que duerme. ¿Por qué crees
que conviene a Sócrates esa metáfora?
Texto 3. La mayéutica
El oficio de partear tal como yo lo desempeño, se parece en todo lo demás al de las matronas,
pero difiere en que yo lo ejerzo sobre los hombres y no sobre las mujeres, y en que asisten al
alumbramiento, no los cuerpos, sino las almas. La gran ventaja es que me pone en estado de
discernir con seguridad, si lo que el alma de un joven siente es un fantasma, una quimera o un
fruto real. Por otra parte, yo tengo de común con las parteras que soy estéril en punto a
sabiduría, y en cuanto a lo que muchos me han echado en cara diciendo que interrogo a los
demás y que no respondo a ninguna de las cuestiones que se me proponen, porque yo nada sé,
este cargo no carece de fundamento. Pero he aquí por qué obro de esta manera. El dios me
impone el deber de ayudar a los demás a parir y, al mismo tiempo, no permite que yo mismo
produzca nada. Ésta es la causa de que no esté versado en la sabiduría y de que no pueda
alabarme en ningún descubrimiento que sea una producción de mi alma. En compensación, los
que conversan conmigo, si bien algunos de ellos se muestran muy ignorantes al principio,
hacen maravillosos progresos a medida que me tratan, y todos se sorprenden de este
resultado, y es porque el dios quiere fecundarlos. Y se ve claramente que ellos nada han
aprendido de mí, y que han encontrado en sí mismos los numerosos y bellos conocimientos que
han adquirido, no habiendo hecho yo otra cosa que contribuir con el dios a hacerles concebir.
(Platón, Teeteto).
1. Explica el contenido de este texto y ponlo en relación con el primero.
2. En el empeño de Sócrates de afirmar que él no sabe late una crítica a los sofistas. ¿Por
qué crees que es así?
Texto 4. El intelectualismo moral
Si, pues -repliqué (Sócrates)-, lo agradable es bueno, nadie, sabiendo o pensando que otra
acción es mejor que la que él realiza y que es posible, querrá hacer lo que lleva a cabo, siendo
así que puede obrar mejor, y dejarse vencer es pura ignorancia, mientras que vencerse es
saber…
¿Qué otra conclusión sacas de ello, sino que nadie tiende por propio gusto y voluntad hacia lo
que es malo o lo que él cree malo con preferencia a lo bueno y, finalmente, que si es
inevitablemente preciso escoger entre dos males, nadie va a preferir el mayor cuando le sea
posible quedarse con el menor? (Platón, Protágoras).
1. ¿Cómo argumenta Sócrates para llegar a la conclusión de que nadie obra mal a
sabiendas? ¿Te parece que su razonamiento es sólido o encuentras alguna debilidad
en él? ¿Estás de acuerdo con la conclusión a la que llega? ¿Qué consecuencias se
siguen de ella?
Texto 5. El intelectualismo moral
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Sócrates: ¿Hay unos que desean las cosas malas y otros que desean las cosas buenas? ¿No te
parece, distinguido amigo, que todos desean las cosas buenas?
Menón: No, no me lo parece.
Sócrates.: ¿Hay, entonces, quienes desean las cosas malas?
Menón: Sí.
Sócrates: ¿Pero dices que pensando que las cosas malas son buenas o que, incluso conociendo
que son malas, sin embargo, las desean?
Menón: Me parece que en los dos sentidos.
Sócrates: ¿A qué llamas desear? ¿A que algo llegue a ser de uno?
Menón: A que llegue a serlo, ¿a qué si no?
Sócrates: ¿Pero pensando que las cosas malas benefician a aquel a quien le llegan o sabiendo
que las cosas malas perjudican a aquel a quien se dan?
Menón: Hay quienes piensan que las cosas malas benefician, y hay quienes saben que
perjudican.
Sócrates: ¿Te parece que saben que son malas las cosa malas quienes creen que las cosas
malas benefician?
Menón: No, eso no me lo parece en absoluto.
Sócrates: Luego es claro que esos no desean las cosas malas, esos que las desconocen como
tales, sino que desean las que piensan que son buenas, aunque ellas son malas. Así que los que
las desconocen y creen que son buenas, es evidente que desean las cosas buenas, ¿verdad?
Menón: Probablemente es así.
Sócrates: Pues ¿qué? ¿Es que los que desean las cosas malas, como dices, pensando que las
cosas malas perjudican a aquel a quien llegan, saben seguro que serán perjudicados por ellas?
Menón: Necesariamente.
Sócrates: ¿Pero es que no creen que los que son perjudicados son desdichados en la medida
misma en que son perjudicados?
Menón: También esto es necesario.
Sócrates: ¿Y es que a los desdichados no les va mal?
Menón: Yo creo que sí.
Sócrates: ¿Hay, entonces, alguien que quiera ser desdichado y quiera que le vaya mal?
Menón: No lo creo, Sócrates.
Sócrates: Luego no quiere nadie las cosas malas, Menón, a no ser que quiera ser él mismo
malo. Pues ¿qué otra cosa es ser desdichado, sino desear las cosas malas y conseguirlas?
(Platón, Menón).
1. ¿Cómo argumenta Sócrates en esta ocasión? ¿Te parece que su razonamiento es
sólido o encuentras alguna debilidad en él?
Texto 6. La filosofía y la vida virtuosa
“Y si, además, me dijerais: «Ahora, Sócrates, no vamos a hacer caso a Anito, sino que te
dejamos libre, a condición, sin embargo, de que no gastes ya más tiempo en esta búsqueda y
de que no filosofes, y si eres sorprendido haciendo aún esto, morirás»; si, en efecto, como dije,
me dejarais libre con esta condición, yo os diría: «Yo, atenienses, os aprecio y os quiero, pero
voy a obedecer al dios más que a vosotros y, mientras aliente y sea capaz, es seguro que no
dejaré de filosofar, de exhortaros y de hacer manifestaciones al que de vosotros vaya
encontrando, diciéndole lo que acostumbro: "Mi buen amigo, siendo ateniense, de la ciudad
más grande y más prestigiada en sabiduría y poder, no te avergüenzas de preocuparte de cómo
tendrás las mayores riquezas y la mayor fama y los mayores honores, y, en cambio no te
preocupas ni te interesas por la inteligencia, la verdad y por cómo tu alma va a ser lo mejor
posible?".» Y si alguno de vosotros discute y dice que se preocupa, no pienso dejarlo al
momento y marcharme, sino que le voy a interrogar, a examinar y a refutar, y, si me parece
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que no ha adquirido la virtud y dice que sí, le reprocharé que tiene en menos lo digno de más y
tiene en mucho lo que vale poco. Haré esto con el que me encuentre, joven o viejo, forastero o
ciudadano, y más con los ciudadanos por cuanto más próximos estáis a mí por origen. Pues,
esto lo manda el dios, sabedlo bien, y yo creo que todavía no os ha surgido mayor bien en la
ciudad que mi servicio al dios. En efecto, voy por todas partes sin hacer otra cosa que intentar
persuadiros, a jóvenes y viejos, a no ocuparos ni de los cuerpos ni de los bienes antes que del
alma ni con tanto afán, a fin de que ésta sea lo mejor posible, diciéndoos: «No sale de las
riquezas la virtud para los hombres, sino de la virtud, las riquezas y todos los otros bienes,
tanto los privados como los públicos. Si corrompo a los jóvenes al decir tales palabras, éstas
serían dañinas. Pero si alguien afirma que yo digo otras cosas, no dice verdad.» A esto yo
añadiría: «Atenienses, haced caso o no a Anito, dejadme o no en libertad, en la idea de que no
voy a hacer otra cosa, aunque hubiera de morir muchas veces.» (Platón, Apología de Sócrates).
1. ¿De qué se preocupan, según Sócrates, la mayoría de sus conciudadanos? ¿Qué
relación guardan los servicios prestados por los sofistas con esas preocupaciones y
esos intereses?
2. ¿Qué clase de virtud “enseñan” los sofistas? ¿Se trata, según Sócrates, de la verdadera
virtud?
3. ¿En qué consiste, según Sócrates, la vida verdaderamente virtuosa? ¿Crees que, para
Sócrates, hay otra forma de vida que merezca la pena?
Texto 7. El deber
SÓCRATES.- Entonces, a partir de lo acordado hay que examinar si es justo, o no lo es, el que yo
intente salir de aquí sin soltarme los atenienses. Y si nos pare justo, intentémoslo, pero si no,
dejémoslo. En cuanto a las consideraciones de que hablas sobre el gasto de dinero, la
reputación y la crianza de los hijos, es de temer, Critón, que éstas, en realidad, sean reflexiones
adecuadas a estos que condenan a muerte y harían resucitar, si pudieran, sin el menor sentido,
es decir, a la mayoría. Puesto que el razonamiento lo exige así, nosotros no tenemos otra cosa
que hacer, sino examinar, como antes decía, si nosotros, unos sacando de la cárcel y otro
saliendo, vamos a actuar justamente pagando dinero y favores a los que me saquen, o bien
vamos a obrar injustamente haciendo todas estas cosas. Y si resulta que vamos a realizar actos
injustos, no es necesario considerar si, al quedarnos aquí sin emprender acción alguna,
tenemos que morir o sufrir cualquier otro daño, antes que obrar injustamente.
CRITÓN.- Me parece acertado lo que dices, Sócrates, mira qué debemos hacer.
SÓCRATES.- Examinémoslo en común, amigo, y si tienes algo que objetar mientras yo hablo,
objétalo y yo te haré caso. Pero si no, mi buen Critón, deja ya de decirme una y otra vez la
misma frase, que tengo que salir de aquí contra la voluntad de los atenienses, porque yo doy
mucha importancia a tomar esta decisión tras haberte persuadido y no contra tu voluntad;
mira si te parece que está bien planteada la base del razonamiento e intenta responder, a lo
que yo pregunte, lo que tú creas más exactamente.
CRITÓN.- Lo intentaré.
SÓCRATES.- ¿Afirmamos que en ningún caso hay que hacer el mal voluntariamente, o que en
unos casos sí y e notros no, o bien que de ningún modo es bueno y honrado hacer el mal, tal
como hemos convenido muchas veces anteriormente? Eso es también lo que acabamos de
decir. ¿Acaso todas nuestras ideas comunes de antes se han desvanecido en estos pocos días y,
desde hace tiempo, Critón, hombres ya viejos, dialogamos uno con otro, seriamente sin darnos
cuenta de que en nada nos distinguimos de los niños? O, más bien, es totalmente como
nosotros decíamos entonces, lo afirme o lo niegue la mayoría; y, aunque tengamos que sufrir
cosas aún más penosas que las presentes, o bien más agradables, ¿cometer injusticia no es, en
todo caso, malo y vergonzoso para el que la comete? ¿Lo afirmamos o no?
CRITÓN.- Lo afirmamos.
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SOCRÁTES.- Luego de ningún modo se debe cometer injusticia.
CRITÓN.- Sin duda.
SOCRÁTES.- Por tanto, tampoco si se recibe injusticia se debe responder con la injusticia, como
cree la mayoría, puesto que de ningún modo se debe cometer injusticia. (Platón, Critón).
1. Explica el contenido del texto.
2. Reflexiona sobre si existe el deber moral de respetar las leyes aun cuando se las pueda
considerar injustas o el precio sea la muerte.
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