TRABAJO DE FILOSOFIA Diana Katerine Murillo Escobar 1102 J.M. Institución Educativa Liceo De Santa Librada Neiva-Huila 2013 BIOGRAFIA I Como político inició su trayectoria en el Partido Radicale, luego en Alleanza per Torino (Olivo) y más tarde en Demócratas de Izquierda en el Parlamento Europeo, formación que abandona en2004. También es miembro de la dirección nacional de Coordinamento Omosessuale. Vattimo nació en la era de los nacionalismos, en la época del desplome de la corriente de pensamiento llamada metafísica, la era del horror ante el maquinismo irracional, los campos de concentración, y la bomba atómica. Turín, su lugar natal, es una ciudad italiana marcada por la influencia de Nietzsche, a quien había dado alojamiento y donde le sobrevino el ataque que cesó su producción filosófica. Ese contexto fue su hogar para el estudio de la filosofía, cuyos estudios luego completó en Heidelberg, cuya impronta lo introdujo a la filosofía de Gadamer, sólo bajo cuyo diálogo y honesta rebeldía tiene sentido la obra de lo que hoy son cuarenta años de infatigable trabajo filosófico. Profesor de Estética en la Universidad de Turín desde muy joven, ya en1961 publicaba El concepto de producción en Aristóteles. Con aun fuerte acento de la influencia de Gadamer, publica dos años después Ser, esencia y lenguaje en Heidegger y, continuando con sus estudios estéticos en la misma orientación, en 1967 publicó Poesía y Ontología. Varios de sus últimos textos tratan el tema de la religión, entre ellos Creer que se cree, de 1996, Después de la cristiandad, de 2002 y El futuro de la religión, ésta última del 2005. El trágico sentido de la era postmetafísica es reencontrado por Vattimo en relación estrecha con la historia de la religión católica, que pertenece sin duda a la esencia trágica de Europa. Una búsqueda afirmativa, amable con el catolicismo, señalada por su tradición y su concepción de la verdad, desemboca en un auténtico pensamiento religioso, crítico de la Iglesia, pero a su vez su deudor agradecido. Autor de amplia bibliografía, entre sus obras traducidas al español destacan: Las aventuras de la diferencia (1979), El pensamiento débil (1983), El fin de la modernidad (1985), La sociedad transparente (1989), Ética de la interpretación (1989), Creer que se cree (1996), Diálogos con Nietzsche (2002), y Nihilismo y emancipación (2003). Para Vattimo, hemos entrado en la postmodernidad, una especie de ‘babel informativa’, donde la comunicación y los medios adquieren un carácter central. La postmodernidad marca la superación de la modernidad dirigida por las concepciones unívocas de los modelos cerrados, de las grandes verdades, de fundamentos consistentes, de la historia como huella unitaria del acontecer. La postmodernidad abre el camino, según Vattimo, a la tolerancia, a la diversidad. Es el paso del pensamiento fuerte, metafísico, de las cosmovisiones filosóficas bien perfiladas, de las creencias verdaderas, al pensamiento débil, a una modalidad de nihilismo débil, a un pasar despreocupado y, por consiguiente, alejado de la acritud existencial. Para Vattimo, las ideas de la postmodernidad y del pensamiento débil están estrechamente relacionadas con el desarrollo del escenario multimedia, con la toma de posición mediática en el nuevo esquema de valores y relaciones. BIOGRAFIA II Gianni Vattimo nació en Turín en 1936. Estudió Filosofía en la universidad de su ciudad natal y, posteriormente en la de Heildelberg. Discípulo de Luigi Pareyson, Hans -Georg Gadamer y K. Löwith. En 1964 comienza la docencia de estética en la Facultad de Letras y Filosofía de la Universidad de Turín, de la que fue decano. Su actividad filosófica está claramente influencia por los planteamientos de Nietzsche y Heidegger, autor este último que ha traducido al italiano. Ha sido profesor visitante de las Universidades norteamericanas de Yale, Los Ángeles, New York University, State University of New York y Johns Hopkins University, entre otras. Es, asimismo, Doctor Honoris Causa por la UNED (España), la Universidad de Palermo y la Universidad de La Plata (Argentina), la Universidad Inca Garcilaso de la Vega y la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Perú), entre otras, así como vicepresidente de laAcademia de la Latinidade. En el 2002 recibió el premio Hannah Arendt, en el 2006 la President Medal de Georgetown University y en el 2010 impartió las prestigiosas Gifford Lectures. Colaborador de diversos periódicos, como “La Stampa”, “L’Espresso”, “L’Europeo”, “l’Unità”, “El Pais”, “Clarin”, y blogger de “Il Fatto quotidiano”. Actualmente es Profesor Emeritus de la Universidad d e Turín y diputado europeo(desde el 2009; ya lo fue anteriormente, entre el 1999 y el 2004). Es uno de los principales autores del postmodernismo y considerado el filósofo del pensiero debole (pensamiento débil). Su biografía muestra también un recorrido p or la política, primero como miembro del Partido Radicale y, posteriormente, en la Alleanza per Torino dentro de la campaña electoral del Olivo, entre los Demócratas de Izquierda en el Parlamento Europeo y, por último, en Italia dei Valori. La editorial italiana Meltemi de Roma ha empezado a publicar sus obras completas(al cuidado de Mario Cedrini, Alberto Martinengo y Santiago Zabala) que llegarán, se estima, a los 70 volúmenes. OBRAS PRINCIPALES El concepto de producción en Aristóteles / Il concetto di fare in Aristotele (1961); Turín, Giappichelli. Ser, historia y lenguaje en Heidegger / Essere, storia e linguaggio in Heidegger (1963); Turín, Filosofia. Hipótesis sobre Nietzsche / Ipotesi su Nietzsche (1967); Giappichelli, Torino Poesía y Ontología / Poesia e ontologia (1968); Milán, Mursia. Schleiermacher, filósofo de la interpretación / Schleiermacher, filosofo dell'interpretazione (1968); Milán, Mursia. Introducción a Heidegger / Introduzione ad Heidegger (1971); Laterza, Roma-Bari El sujeto y la máscara / Il soggetto e la maschera (1974); Milán, Bompiani. Las aventuras de la diferencia / Le avventure della differenza (1980); Milán, Garzanti. Más allá del sujeto / Al di là del soggetto (1981); Milán, Feltrinelli. El pensamiento débil / Il pensiero debole (1983); editado por G. Vattimo y P. A. Rovatti, Milán, Feltrinelli Introducción a Nietzsche / Introduzione a Nietzsche (1985); Laterza, RomaBari El fin de la modernidad. Nihilismo y hermenéutica en la cultura posmoderna / La fine della modernità (1985); Milán, Garzanti. Ética de la interpretación / Etica dell'interpretazione (1989); Turín, Rosenberg & Sellier. La sociedad transparente / La società trasparente (1989); Milán, Garzanti. Filosofía al presente / Filosofia al presente (1990); Milán, Garzanti. Más allá de la interpretación. El significado de la hermenéutica para la filosofía / Oltre l'interpretazione (1994); Roma-Bari, Laterza. Creer que se cree / Credere di credere (1996); Milán, Garzanti. Vocación y responsabilidad del filósofo / Vocazione e responsabilità del filosofo (2000); Génova, Il Melangolo. Diálogo con Nietzsche (1961-2000) / Dialogo con Nietzsche. Saggi 19612000 (2001); Milán, Garzanti. Después de la cristiandad. Por un cristianismo no religioso / Dopo la cristianità. Per un cristianesimo non religioso (2002); Milán, Garzanti. Nihilismo y emancipación. Ética, política y derecho / Nichilismo ed emancipazione. Etica, politica e diritto (2003); ed. por S. Zabala, Milán, Garzanti. El futuro de la religión / Il Futuro della Religione (2005); con Richard Rorty, ed. por S. Zabala, Milán, Garzanti. Verdad o fe débil. Diálogo sobre cristianismo y relativismo / Verità o fede debole. Dialogo su cristianesimo e relativismo (2006); con René Girard, edit. por P. Antonello, Massa, Transeuropa. No ser Dios. Una autobiografía a cuatro manos / Non essere Dio. Un'autobiografia a quattro mani (2006); con Piergiorgio Paterlini, Reggio Emilia, Aliberti. Ecce comu. Cómo se vuelve a ser lo que se era / Ecce comu. Come si ridiventa ciò che si era (2007); Roma, Fazi. Después de la muerte de Dios. Conversaciones sobre religión, política y cultura / After the Death of God (2007), con John D. Caputo, Columbia University Press. Adiós a la verdad / Addio alla verità (2009); Roma, Meltemi. Comunismo hermenéutico. De Heidegger a Marx / Hermeneutic Communism: From Heidegger to Marx (2011); con Santiago Zabala, Columbia University Press. Della realtà (2012); Garzanti. OPINIONES A Gianni Vattimo se le conoce como el filósofo del posmodernismo, un título que se le adjudica especialmente por uno de sus postulados, el “pensamiento débil”, ese que enuncia “la necesidad de dar libre curso a la interpretación, frente a una política monolítica y vertical; la necesidad de apoyar a los movimientos sociales trasversales, frente a la soberbia de la vanguardia artística; la recuperación de un arte popular y plural, frente a una Europa etnocéntrica; así como la imposición de una visión mundial de las culturas y del autoritarismo frente a la democracia", como perspectivas para comprender a las sociedades actuales. Como sucede con el pensamiento débil, sus cuestionamientos a conceptos tradicionales como la verdad, el sujeto, la ética, el ser, la revolución, la comunicación o el arte, están fuertemente influenciados por los argumentos de Heidegger y Nietzsche, y en general por la filosofía alemana del siglo XIX y XX. Y son, precisamente, sus libros referentes a este tema – Ser, historia y lenguaje en Heidegger, 1963; Introducción a Heidegger, 1971; El sujeto y la máscara, 1974; Introducción a Nietzsche, 1984; y Diálogo con Nietzsche. Ensayos 19612000, 2000- los que han tenido mayor acogida, le han brindado reconocimiento internacional y se han traducido a mayor número de idiomas. Guianni Vattimo (Turín, 1963) estudió filosofía en la Universidad de Turín, donde es profesor desde 1964. Sus postulados filosóficos le han permitido ser profesor visitante en prestigiosas instituciones de todo el mundo como la Universidad Yale, de Los Angeles, de Nueva York y Estatal de Nueva York, además ha recibido el título Honoris Causa de varias universidades, recientemente de la Universidad de Buenos Aires y la Universidad de Misiones en Argentina. Actualmente es vicepresidente de la Academia de Latinidade, con sede en Sao Pablo, una asociación que promueve las culturas neo latinas; además es columnista en varios periódicos italianos y extranjeros: La Stampa, Il Manifesto, La Unidad, L'Espresso, El País (España) y Clarín (Argentina), entre otros. En consonancia a su pensamiento filosófico, Vattimo se ha comprometido con la participación política. Es -y ha sido, entre 1999 y 2004- miembro del Parlamento Europeo, cargo desde donde se ha promulgado en contra de la discriminación sexual, el replanteamiento de la educación y la formación, así como la investigación y el desarrollo de los medios de comunicación, los derechos de los animales, además de la oposición al gobierno italiano de centro-derecha. Gianni Vattimo opina sobre: La izquierda Ser de izquierda –ya con muchísimas referencias internacionales perdidas–, siempre implicó tener una cosmovisión culturalista; mientras que para la derecha siempre ha sido naturalista. Todo el liberalismo, incluso, hasta el racismo, se trata de liberar la sociedad para que cada uno pueda expresar lo que es. Pero, finalmente, la izquierda tiene que corregir los puntos de partida. Si uno nació con mucho dinero se expresa como capitalista, si uno nació como pobrecito, se expresa como pobrecito. Y, para una competencia verdadera se trataría de salir de puntos de partida comparables, algo que no pasa en el naturalismo derechista. Por ejemplo, que la derecha sea racista generalmente, es natural, porque se trata de disfrutar la diferencia. Todo esto es para mí, básicamente, la mentalidad de derecha. La izquierda tiene que corregir situaciones naturales de partida, obviamente, la derecha no tiene problemas de valores, y la izquierda tiene el problema de decidir entre todos el valor de la cultura. Es decir, de oponerse a la exaltación de las diferencias naturales. >> Europa Europa es un gran fenecimiento. Es una cosa que no funciona. El problema es: ¿la destruimos o intentamos reconstruirla? Es como estar en medio de la montaña: ¿hay tiempo para volverse o tenemos que llegar a la cima? Creo que no podemos hacer otra cosa que intentar perfeccionar la UE añadiendo lo que falta, sumar a la moneda común una política económica y financiera común, y compartir los problemas, además. Todos estamos incómodos: en el Norte tienen la impresión de que nos pagan los problemas, y en el Sur pensamos que esta es una situación colonial. Intentan tratarnos como peones. Esto se ve en los sacrificios excesivos que nos imponen, con la reducción hasta del poder industrial de nuestros países. Hoy trabajamos para una madre patria que está en otra parte. >> Latinoamérica El futuro es latinoamericano. Es el único lugar donde hubo movimientos políticos significativos,dónde cambio algo la forma de hacer política. Las figuras de Cristina, de Chávez, de Lula, han sido claves en ese proceso. La novedad en la política mundial son las nuevas democracias latinoamericanas. A mi me interesa mucho su fuerza y cómo están reduciendo el poder imperalista de los Estados Unidos y de los estados europeos. La austeridad a la que nos impulsan las políticas europeas sólo tiene como contrapartida el desempelo, los contrastes duros en la sociedad y el terrorismo racial. >> El Papa Francisco I Me parece un personaje notable. Pero un Papa es siempre un Papa. Hay algo en el catecismo que se llama la “gracia de estado”. Si estudiás ingeniería, el Señor te ayuda con una gracia especial para los ingenieros. Y siendo Papa se tiene cierta gracia de estado –un poco por desgracia– para volverse un reaccionario. Pero se puede ser Papa de muchas maneras distintas. Francisco me parece que comenzó dando mucha confianza, se presenta muy bien. Tiene estilo. >> La legalización de la droga La cultura de la droga no es, una inocua curiosidad transgresiva de algún trasnochado literato del 68; esta cultura está muy en el fondo de ese cóctel moralista que inspira a los psicoterapeutas, a los asistentes sociales, a los curas y a una cierta inteligencia de izquierdas. Las cortinas de humo prohibicionistas no son las que lanzan los narcotraficantes y la mafia; para cambiar las cosas hay que vencer también la ceguera de muchos moralismos que de buena fe siguen funcionando como poderosos opiáceos, pero éstos, por desgracia, son completamente legales. >> PENSAMIENTOS Vattimo es un filósofo, pero también es un luchador por los derechos de los homosexuales. Se hicieron famosas sus columnas en el diario turinés La Stampa refiriéndose incansablemente al tema. A esta altura de los hechos considera que hoy una lucha de esa intensidad y de esas dimensiones resultaría un poco anacrónica, pero siempre encuentra la ocasión para volver a la lucha. Se mueve con aceitada agilidad por el mundo de las preguntas y respuestas, es respetuoso y sobre todo jamás pone al entrevistador en ese brete que consiste en hacerlo sentirlo incómodo —hay mil maneras para eso, cada uno practica la suya. Considera a las entrevistas parte de su trabajo, como dar clase o dictar conferencias. Y hay en su modo de responder a las preguntas no sólo cierto profesionalismo sino también cierta técnica, esto esun modo particular de mostrarse atento y expectante, abierto y solidario, dando lo mejor de sí y esforzándose porque el entrevistador se vaya a casa satisfecho. Le gusta pensar que gracias a él alguien se está ganando el pan. A lo largo de los años ha hecho de su pensamiento una mélange un poco estrambótica: habiendo militado siendo joven en el maoismo terminó siendo un comunista católico, chavista y castrista. Hace poco tuvo la suerte de poder reunirse conFidel Castro, en La Habana. Le pregunté qué le había dicho a Castro y me respondió: "Absolutamente nada, habló él, sin parar, durante una hora. Fue inolvidable". Vattimo apareció en la escena filosófica italiana en la época del desplome de la metafísica, la era del horror ante el maquinismo irracional, los campos de concentración, la guerra fría y la bomba atómica. Turín, su ciudad natal, está muy marcada por la influencia de Nietzsche, donde vivió y donde le sobrevino el ataque que lo obligó a abandonar su producción filosófica. Ese contexto fue su hogar para el estudio de la filosofía, cuyos estudios luego completó en Heidelberg, Alemania, donde estudió la filosofía de Hans-Georg Gadamer. Profesor de Estética en la Universidad de Turín desde muy joven, en 1961 publicó El concepto de producción en Aristóteles. Dos años después publicó Ser, esencia y lenguaje en Heidegger y luego Poesía y Ontología. Sus últimos textos tratan el tema de la religión: Creer que se cree (1996), Después de la cristiandad (2002) y El futuro de la religión (2005). Es crítico de la Iglesia, pero a su vez es un deudor agradecido de ella. En esta entrevista toca los cuatro temas del momento: Corea del Norte y la escalada nuclear, Israel (Estado con el que mantiene una posición crítica, que le valieron hacerse de innumerables enemigos), el Papa Francisco (argentino y de ascendencia piemontesa, como las suyas) y Hugo Chávez, de quien hasta el último momento esperaba un milagro. Vattimo, en sintonía con Lyotard, está convencido de que la modernidad ya haya hecho su tiempo y que, si el postmodernismo es la experiencia de un fin, lo es en primer lugar como experiencia del “fin de la historia”, es decir, de la concepción moderna de la historia como curso unitario y progresivo de eventos a la luz de la ecuación según la cual ‘nuevo’ es sinónimo de ‘mejor’: “la modernidad, en la hipótesis que propongo, se acaba cuando – por múltiples razones – ya no parece posible hablar de la historia como algo unitario” (“La sociedad transparente”). Razones que no son solamente de tipo intelectual o filosófico, sino también de tipo histórico-social, porque van del ocaso del colonialismo y del imperialismo, hasta el advenimiento de la sociedad compleja. En efecto, si el rescate de los pueblos sometidos ha vuelto problemática la idea de una historia centralizada y movida por el ideal europeo de humanidad, el afirmarse del pluralismo y de la sociedad de los media ha minado en la base la posibilidad misma de una historia unitaria. Como demuestra el hecho de que, si es verdad, que sólo en el mundo moderno, es decir con “la edad de Gutemberg” de la cual habla McLuhan, se han creado las condiciones para construir y transmitir una imagen unitaria y global de la historia humana, es también verdad que con la difusión de las tecnologías multimediales, se han multiplicado los centros de acopio e interpretación de los acontecimientos: “la historia ya no es más un hilo conductor unitario, actualmente es una cantidad de informaciones, de crónicas, de televisores que tenemos en casa, muchos televisores en una casa” (“Filosofia en el presente”). Vattimo está convencido que los “grandes cuentos” legitimados por la modernidad hagan parte de una forma mentis “metafísica” y “fundacionista” ya superada. De hecho, él cree que el paso de lo moderno a lo postmoderno se configure como el paso de un pensamiento “fuerte” a un pensamiento “débil”. Como ‘pensamiento fuerte’ (o metafísico) Vattimo concibe un pensamiento que habla en nombre de la verdad, de la unidad y de la totalidad, (es decir, un tipo de pensamiento ilusorio tendiente a establecer “fundaciones” absolutas del conocer y del actuar). Como ‘pensamiento débil’ (o postmetafísico) él concibe un tipo de pensamiento que rechaza las categorías fuertes y las legitimaciones omnicomprensivas, es decir, un tipo de razón que, junto a la razón-dominio de la tradición, ha renunciado a una “fundación única, última, normativa” (“El pensamiento débil”). El pensamiento débil se presenta explicitamente como una forma de nihilismo, vocablo que el filósofo de Turín considera “una palabra-clave de nuestra cultura, una especie de destino del que no podemos liberarnos sin privarnos de aspectos fundamentales de nuestra espiritualidad” (“Las medias verdades”). Con este término, que Vattimo no usa de una forma peyorativa (“como si fuese un insulto”) sino de manera positiva y propositiva, él se refiere a la circunstancia que había profetizado Nietzsche, “el hombre rueda hacia la X”, es decir, aquella específica condición de ausencia de fundamentos en la cual se encuentra el hombre postmoderno después de la caída de las certezas últimas y de las verdades estables. En consecuencia, él cree que el nihilismo no se debe combatir como un enemigo, mas debe ser asumido como nuestra única posibilidad. En efecto, a los hombres del siglo XX no les queda más que acostumbrarse a “convivir con la nada”, es decir a “existir sin neurosis en una situación donde no hay garantías ni certezas absolutas”. De aquí la tesis-programa según la cual “hoy, no es que no nos sentimos a gusto porque somos nihilistas, sino porque somos todavía muy poco nihilistas, porque no sabemos vivir hasta el fondo la experiencia de la disolución del ser” (“Filosofía en el presente”), es decir, porque tenemos todavía unas formas de nostalgia por las totalidades perdidas. El nihilismo del cual habla Vattimo no es un nihilismo resentido o nostálgico, es decir, trágico, obsesiondao por el derrumbe de lo absoluto y por el pathos del no-sentido. No es tampoco un nihilismo fuerte, tendido a edificar un nuevo absolutismo sobre los escombros de la metafísica, es decir, un nihilismo que sustituye la voluntad del hombre a la voluntad creadora de Dios. El de Vattimo es un nihilismo débil, liviano, que habiéndo vivido hasta el fondo la experiencia de la disolución del ser, no tiene ni añoranzas por las antiguas certezas ni deseo de nuevas totalidades. De aquí su carácter constitutivamente postmoderno y su consonancia con el hombre de buen temperamento del que hablaba Nietzsche en la filosofía del amanecer, describiéndolo como un individuo libre de resentimiento, privado “del tono gruñón y del emperro: las notas molestosas de los perros y de los hombres envejecidos bajo una cadena”. Según Vattimo, los inspiradores del postmodernismo son Nietzsche y Heidegger: “el acceso a las posibilidades positivas que [...] se encuentran en las condiciones postmodernas de existencia, es posible sólo si se toman en serio los resultados de la destrucción de la ontología operada por Heidegger y, antes de él, por Nietzsche. Mientras que el hombre y el ser sean concebidos metafísicamente y platónicamente en términos de estructuras estables que imponen al pensamiento y a la existencia la tarea de ‘fundarse’, de establecerse (con la lógica, con la ética) dentro del dominio de lo no-deviniente, reflejándose en una mitificación de las estructuras fuertes en todos los campos de la experiencia, no será posible para el pensamiento vivir positivamente aquella verdadera y propia edad postmetafísica que es la postmodernidad” (“El fin de la modernidad”). De Nietzsche, Vattimo hereda el anuncio de la “muerte de Dios”, es decir, la teoría de la ausencia los valores absolutos metafísicos (inclusive la idea de sujeto). De Heidegger hereda la concepción epocal del ser, es decir, la tesis según la cual “el ser no es, mas acontece”, y el convencimiento consecuente, según el cual, el acontecer del ser no es más que el abrirse lingüístico de las varias aperturas histórico-destinales, o sea de los varios horizontes concretos dentro de los cuales los entes se vuelven accesibles al hombre y el hombre a sí mismo. Esta ontología epocal comporta, según Vattimo, una temporalización radical y un debilitamiento estructural del ser: “al final, el pensamiento de Heidegger parece resumirse en el hecho de haber sustituído la idea de ser como eternidad, estabilidad, fuerza por aquella de ser como vida, maduración, nacimiento y muerte: no es lo que permanece, es de forma eminente [...] lo que deviene, que nace y muere. Asumir este nihilismo peculiar es la verdadera realizaciòn del programa indicado por el título ‘Ser y tiempo’” (“Más allá del sujeto”). El proceso de débilitamiento del ser, el fin de la metafísica y el triunfo del nihilismo son fenómenos interconectados. Sin embargo, Vattimo está convencido de que la metafísica (así como el pasado en general) no sea una especie de “costumbre perdida”, es decir, algo que esté totalmente a nuestras espaldas y con lo que no tengamos ya ninguna relación ‘destinal’. En efecto, para enfocar la actitud del pensamiento postmetafísico frente al pasado, él se refiere a la noción heideggeriana de ‘Verwindung’, término que, en virtud de los múltiples significados que involucra (curación, aceptación, resignación, vaciamiento, distorción, alivianamiento, etc.), indica el reponerse de una enfermedad (en este caso: la metafísica o el pasado) en la acceptaciòn conciente de que estamos destinados, de todas maneras, a llevar los signos de ella. Signos que se manifiestan en el hecho de que no podemos renunciar al uso de las categorías de la metafísica y del pasado, aunque distorcionándolas en sentido débil y postmetafísico, o sea, nihilístico (el nexo de aceptación/distorción que es propio de la Verwindung encuentra un caso ejemplar en la secularización, la cual, como ha mostrado Weber, es siempre un proceso de conservación/conexa). A la idea de Verwindung está ligada otra noción que Vattimo toma de Heidegger: aquella de Andeken (rememoración). La actitud rememorante frente a la metafísica no nace de un sentimiento nostálgico o reactivo, nace de la pietas hacia el pasado, es decir, del “amor por lo viviente y sus signos”. Verwindung, Andeken y pietas significan, entonces, que estamos ligados al pasado por una especie de cordón umbilical hermenéutico. Cordón que podemos atenuar o distorcionar, pero no anular. En este punto, debería resultar clara la fisonomía del hombre post-moderno, así como la concibe Vattimo. El individuo post-histórico y post-moderno es aquel que, después de pasar a través del fin de las grandes síntesis unificantes y a través de la disolución del pensamiento metafísico tradicional, logra vivir “sin neurosis” en un mundo en el cual Dios es nietzschianamente muerto, es decir, en un mundo en el cual ya no existen estructuras fijas y garantizadas, capaces de una fundación “única, última, normativa” para nuestro conocimiento y nuestra acción. En otros términos, el indivíduo postmoderno es el que, no necesitando ya “la seguridad extrema de tipo mágico que era dada por la idea de Dios”, ha aceptado el nihilismo como posibilidad ‘destinal’ y ha aprendido a vivir sin ansias en el mundo relativo de las “medias verdades”, con la conciencia de que el ideal de una certeza absoluta, de un saber totalmente fundado y de un mundo racional cumplido es sólo un mito ‘asegurante’ para una humanidad todavía primitiva y bárbara. Un mito que no es algo natural, sino cultural, es decir, adquirido y transmitido históricamente. En síntesis, el individuo postmoderno es aquel que, asumiendo hasta el fondo la condición débil del ser y de la existencia, ha aprendido a convivir con sí mismo y con su propia ‘finitud’ (es decir, ausencia de fundamento) más allá de toda nostalgia residual de los absolutos trascendentes o inmanentes de la metafísica. En los últimos años Vattimo ha ido acentuando las valencias éticas del pensamiento débil, propendiendo hacia una “superación de la filosofía en la ética” y mostrando cómo sean, sobre todo, conotaciones morales aquellas que distinguen al hombre postmoderno del hombre moderno. En particular, él ha vuelto a insistir sobre la naturaleza absolutística y violenta del pensamiento fuerte y sobre el caracter tolerante y no violento del pensamiento débil; carácter que lo torna en una especie de secularización de la ética cristiana de la caridad. Así que en “Creer que se cree” Vattimo se ha propuesto enfocar la estrecha conexión entre herencia cristiana, ontología débil y ética de la no violencia: “la herencia cristiana que regresa en el pensamiento débil es también, y sobre todo, la herencia del precepto cristiano de la caridad y de su rechazo a la violencia. Siempre, de nuevo, ‘círculos’: desde la ontología débil [...] se deriva una ética de la no violencia; sin embargo somos conducidos por la ontología débil desde sus origenes en el discurso hedeggeriano sobre los riesgos de la metafísica de la objetividad, porque actua en nosotros la herencia cristiana del rechazo de la violencia...”. Más aún, contraponiéndose a Lyotard, Vattimo ha seguido defendiendo la validez del concepto de ‘postmoderno’, poniéndolo en relación estrecha con la sociedad de los mass-media y de la comunicación generalizada. A este propósito, la concepción de Vattimo está diametralmente opuesta a aquella sostenida, a su tiempo, por Adorno y por los frankfurthenses. No solamente los media no producen una omologación general, sino, por lo contrario, “radio, televisión, periódicos se han vuelto unos elementos de una explosión y multiplicación generales de Weltanschauungen, de visiones del mundo” (La sociedad transparente”). En consecuencia y de modo cabal, el aparente caos de la sociedad postmoderna (que, lejos de ser una sociedad “transparente”, es decir, monolíticamente conciente de sí misma, es más bien un “mundo de culturas plurales”, o sea una sociedad “babelica” y “desubicada” en la cual se cruzan lenguages, razas, modos de vida diversos) constituye la mejor premisa de una forma de emancipación basada sobre ideales de pluralismo y de tolerancia, es decir, a un modelo de humanidad más abierto al dialogo y a la diferencia: a este propósito, en un artículo del 2002, Vattimo escribió muy significativamente: “ahora que Dios está muerto, queremos que vivan muchos dioses. Queremos movernos libremente, mas sin ninguna ‘redondez’ clásica, entre muchos cánones, entre muchos estilos – de ropa, de vida, de arte, de ética – viviendo como un auténtico deber ético y religioso la ‘thlipsis’, el tormento de la multiplicidad”. Vattimo, de una inicial actitud crítica derivada de Heidegger y de la Escuela de Frankfurth hacia la “tecnificación del mundo”, ha ido asumiendo (sobre todo en “La sociedad transparente”) una actitud siempre más amigable hacia la sociedad avanzada y sus aparatos tecnológicos e informáticos, hasta el punto de identificar la sociedad postmoderna con la sociedad de los media. Los media, precisa Vattimo, no son el instrumento diabólico de una inevitable esclavitud totalitaria (a la manera del ‘Gran Hermano’ de Orwell), sino la premisa en acto del posible advenimiento de una humanidad desubicada capaz de vivir en un “mundo de culturas plurales”. En otros términos, rechazando la ecuación adorniana “media=sociedad omologada” e insistiendo sobre el nexo entre media y régimen pluralístico de la sociedad “compleja”, Vattimo ha acabado afirmando, con énfasis optimística (luego retractada), que, gracias al “mundo fantasmagórico” de los media, hemos tenido una multiplicación de los centros de acopio y de interpretación de los acontecimientos, hasta el punto de que la realidad coincide, para los postmodernos, con las imágenes que estos medios distribuyen. La pérdida del centro y la erosión del principio de realidad (que actuan, en el plan tecnológico, lo que Nietzsche y Heidegger habían preconizado en el plan filosófico), implicando la destrucción de los horizontes cerrados, ponen las premisas, ya sea para un tipo de hombre que no necesita ya recuperar neuróticamente las figuras reasegurantes de la infancia, ya sea para aquella liberación de las diferencias que es propia de lo postmoderno. VIDEOS http://www.youtube.com/watch?v=MKYhKtqPrT4 http://www.youtube.com/watch?v=rZNo0FT7VSI http://www.youtube.com/watch?v=C6L6EIfKjRo WEDGRAFIA http://es.wikipedia.org/wiki/Gianni_Vattimo http://www.banrepcultural.org/blog/noticias-de-la-actividad-cultural-del-banco-de-la-repblica/gianni-vattimo-el-fil-sofo-del-posm http://www.filosofico.net/vattimospagn.htm