“Ultimos fallos en materia de representación colectiva

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“Ultimos fallos en materia de representación colectiva”. Breve análisis.Graciela Sosa
El modelo sindical argentino se caracteriza por excesivo
reglamentarismo legal basado en formas asociativas fundadas en la
profesionalidad, unidad de representación de los intereses colectivos,
concentración sindical, estructura articulada en forma piramidal, amplitud de los
fines sindicales, representación unificada en los lugares de trabajo, activo
protagonismo y alta tasa de sindicalización.
En cuanto a lo que nos convoca, dadas las novedades
jurisprudenciales de nuestro más alto Tribunal que se fueron dando desde el
2008, nos abocaremos a ellas: unidad y representación de los intereses
colectivos y concentración sindical. En efecto, si bien nuestro ordenamiento
jurídico tutela la organización sindical libre y el derecho de los trabajadores a
constituir sindicatos en número irrestricto y sin autorización previa del poder
estatal, no es menos cierto que la experiencia nos indica que existe una
arraigada concepción histórica y normativamente consolidada que rechaza toda
propuesta en que se advirtiera posibilidades ciertas de dispersión o
fraccionamiento profesional o territorial, las que son valoradas como fuerzas
centrífugas negativas.
La “unidad promocionada” fue plasmada en todo el plexo
normativo desde el Decreto 23852/45, mediante la atribución de la capacidad
exclusiva de representación del interés profesional colectivo, en aquellos
aspectos más significativos de las relaciones laborales, a través del
otorgamiento de la llamada “personería gremial”, o sea, el sindicato más
representativo.
A pesar de varias leyes que intentaron modificar esta
característica del modelo sindical, no tuvieron éxito, porque los actores sociales
no las aceptaron. Coherente con esta tendencia unificadora, se da el principio
organizativo
de
la
concentración
sindical,
agrupación
en
grandes
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organizaciones masivas de primer grado con extenso ámbito de representación
tanto personal como territorial.
Diferente es lo que ocurre en los países europeos, cuyo
movimiento sindical es de estructura pluralista, y la representación de los
trabajadores en el ámbito de las empresas se manifiesta a través del sistema
representativo de doble canal, sujetos colectivos de base, órganos informales,
que asumen la defensa de todo el personal, y simultáneamente actúan
también, las representaciones de los sindicatos reconocidos legalmente.
El
modelo
sindical
argentino
ha
estructurado
una
representación unificada, delegados de personal y comisiones internas,
elegidas por el voto de todos los trabajadores, pero para acceder a esos cargos
deben obligatoriamente ser afiliados a la asociación sindical con personería
gremial.
En los últimos años, la Suprema Corte de Justicia de la
Nación declaró la inconstitucionalidad de tres artículos de la ley 23.551 que
regulan aspectos fundamentales para la vida de las organizaciones de los
trabajadores: el 41.a que refiere a la representación en el lugar de trabajo
“Asociación de Trabajadores del Estado c/ Ministerio de Trabajo”, el art. 52 que
se refiere a la exclusividad de la tutela gremial intensa “Rossi, Adriana María c/
Estado Nacional – Armada Argentina” y el art. 31.a “Asociación de
Trabajadores del Estado c/ Municipalidad de Salta”, que dispone la
representación exclusiva ante el Estado y los empleadores de los intereses
individuales y colectivos de los trabajadores. En todos estos casos se puso de
manifiesto la contradicción constitucional del régimen sindical basado en la
concentración de derechos exclusivos en el sindicato que detenta personería
gremial.
Comenzó en el año 2008, en el primer caso mencionado,
donde nuestro máximo tribunal realizó un análisis profundo sobre la
compatibilidad de las normas internacionales del Trabajo y lo hace
especialmente con el Convenio Nº 87 sobre Libertad Sindical y Protección del
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Derecho de Sindicación de 1948, recurriendo además, a los criterios de los
órganos de control de la Organización Internacional del Trabajo.La Corte descalifica en este fallo el art. 41 inc. a de la ley
23.551. No afecta al régimen de personería gremial en su conjunto, pero fue el
comienzo del resquebramiento fuerte del sistema. En efecto, liquidó la
exclusividad en el ejercicio de un mecanismo puntual como es el de la
representación sindical en la empresa. Este tema sólo es tratado por la
disposición del art. 41. Ni el art. 31, pivote sobre el cual gira la posición
privilegiada de la asociación sindical con personería gremial, ni ninguna otra
disposición de la ley hacen referencia a esa exclusividad que de manera casi
casual enuncia el art. 41 inc.a.Y si bien en el IV Congreso de Derecho Laboral y
Relaciones del Trabajo realizado en Mendoza en el año 2012, algunas
conclusiones arribaron a que las consecuencias del fallo “ATE C/ Ministerio de
Trabajo”, habrían llegado sólo hasta el caso planteado, hoy vemos que éste
anunciaba la gravedad de los problemas que se avecinarían.
A partir de la habilitación de una asociación sindical sin
personería gremial para convocar a elecciones, el régimen de exclusividad de
la representación sindical se conmovió.
El fallo sentó las bases para un cambio de paradigma en el
modelo sindical argentino y pronunció un mandato de optimización democrática
de la actividad sindical, instando a la revisión de la norma, enderezándola con
la normativa supranacional sobre libertad sindical que tiene como instrumentos
centrales, los Convenios 87, 98 y 135 de la OIT ratificados por Argentina,
dictámenes del Comité de Libertad Sindical y de la Com. De Expertos en
Aplicación de Convenios y Recomendaciones de la OIT y del Comité de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales.
La Corte resalta la contradicción entre la opinión de la OIT
y el enunciado del art. 14 bis de la CN y la ley 23.551.3
Un año después, el fallo “Rossi, Adriana María c/Estado
Nacional s/ sumarísimo”. La Corte Suprema de Justicia de la Nación, declaró la
inconstitucionalidad del art. 52 de la ley 23.551, de Asociaciones Sindicales. La
actora, había sido objeto de una sanción disciplinaria de suspensión y del
cambio de lugar de tareas, dispuestos por su empleadora, la Armada
Argentina. Entonces Rossi, reclamó que las dos medidas fueran dejadas sin
efecto ya que no habían contado con la previa autorización judicial, la cual era
necesaria dada la tutela sindical de la que gozaba en su carácter de presidenta
de la Asociación de Profesionales de la Salud del Hospital Naval (PROSANA),
sindicato de primer grado simplemente inscripto.
La Sala II de la Cámara Nacional de Apelaciones del
Trabajo rechazó la demanda al considerar que, según el citado art. 52, si en
una misma actividad existe un sindicato con personería gremial y otro
simplemente inscripto, sólo los representantes gremiales del primero están
cubiertos por dicha tutela; en el caso, agregó, se daba esa situación dada la
presencia de la Unión del Personal Civil de las Fuerzas Armadas (PECIFA)
como entidad de primer grado con personería gremial.
Contra ese pronunciamiento, la actora interpuso un recurso extraordinario, que
fue favorablemente acogido por la Corte Suprema, la cual, tuvo por
inconstitucional el art. 52 de la ley de asociaciones sindicales.
Los argumentos del Tribunal se fundaron, en la doctrina
que había expresado en el caso Asociación Trabajadores del Estado c/
Ministerio de Trabajo y en el art. 14 bis, que establece la libertad sindical, la
que debe estar rodeada, como atributo intrínseco o inherente para el logro de
su ejercicio cabal y fecundo, de un particular marco de protección de los
representantes gremiales.
La Corte concluyó en que, al limitar a los representantes
gremiales de los sindicatos con personería gremial los alcances de la
protección prevista en su art. 52, la ley 23.551 había violentado, de manera tan
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patente como injustificada, la esfera en que el legislador puede válidamente
dispensar determinados privilegios a las asociaciones más representativas.
La diferencia atacaba la libertad de los sindicatos
simplemente inscriptos y la de sus representantes, al protegerlos de menor
forma que si se tratara de asociaciones con personería gremial, en un terreno
de la actividad sindical que también es propio de aquéllos, y en el cual no se
admiten privilegios.
Este criterio, por lo demás, era compartido por el Comité de Libertad Sindical
de la OIT.
Llegamos así al fallo del 18 de junio de 2013 “ATE
c/Municipalidad de Salta” severo cuestionamiento al modelo sindical argentino.
En 2003, ATE presentó una acción de inconstitucionalidad
contra el Decreto 005/03, mediante el cual la Municipalidad de Salta reducía los
salarios de los empleados, amparándose en las leyes de emergencia nacional
y provincial.
La Corte provincial rechazó la acción, declarando la validez
de la reducción de los salarios, pero además, entendiendo que ATE no tiene
personería gremial en el ámbito de la Municipalidad de Salta, por existir allí otro
sindicato con personería gremial.
En virtud de que el art. 31 de la ley 23.551 establece que
“Son derechos exclusivos de la asociación sindical con personería gremial: a)
Defender y representar ante el Estado y los empleadores los intereses
individuales y colectivos de los trabajadores”, se rechazó la legitimación de
ATE para representar los intereses de los trabajadores municipales.
La CSJN, declaró la inconstitucionalidad de ese artículo,
entendiendo que es contrario al art. 14 bis de la Constitución Nacional y al
Convenio 87 de la OIT (Considerando 5º).
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En efecto, la posibilidad de que no sea sólo un sindicato el
que represente los intereses colectivos de los trabajadores fortalece la
posibilidad de que éstos se organicen como estimen conveniente, y no queden
atados a las estructuras sindicales que en los hechos no los representan.
La Suprema Corte de Justicia sentenció: “… Que en, suma,
corresponde declarar la inconstitucionalidad, por un lado, del Art. 31.a de la ley
23.551, en cuanto impidió que A.T.E representara los intereses colectivos
invocados por considerárselo un derecho exclusivo de la asociación sindical
con personería gremial.
Además es muy importante en cuanto al fondo del asunto,
sobre el decreto 5/2003 de la Municipalidad de la ciudad de Salta, respecto de
las quitas salariales que impuso, señalando la imposibilidad de rebajar los
salarios de los trabajadores con fundamento en una supuesta emergencia
económica.
Una vez más, se pone en evidencia la necesidad de
reformar el modelo sindical argentino, dictando una nueva ley que garantice la
libertad y la democracia sindical.
La personería gremial le ha otorgado a las asociaciones
sindicales estabilidad y seguridad jurídica a sus actos, ha permitido reunir en
una sola representación a un conjunto indeterminado de trabajadores. Sin
embargo, el nacimiento de entidades sindicales alternativas a las más
representativas,
nacen
específicamente
cuando
se
cuestiona
la
representatividad de estas útlimas.
No cabe duda que ello deriva de falta o defectos graves en
el ejercicio de la democracia interna.Así se ha instalado que la entidad más representativa
presenta capas burocráticas que se perpetúan en el poder. Para poder
competir en una elección sindical se deben tener recursos humano y
económicos, imposibles para los trabajadores sin financiamiento y que además
no gozan de permisos gremiales.
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Los pasos del proceso electoral deben garantizar amplia
participación para todos los agrupamientos que se presenten a competir. Se
han anticipado procesos electorales con respecto a la fecha de finalización de
los mandatos. En el año 2001 el MTESS dictó la Resol. 461 que trató de
reglamentar esos procesos anticipados, obligando a notificarlos a esa autoridad
administrativa del Trabajo debidamente fundamentados.
Existe también en la Ley vigente, la posibilidad que la Junta
Electoral no sea elegida por los órganos deliberativos. Es necesario que la
misma sea elegida por estos órganos con total independencia de la com.
Directiva. Este órgano es la máxima autoridad del proceso y su elección
democrática daría mayor credibilidad al mismo.
Se debe también controlar y verificar el depósito de los
padrones. En poder de una de las listas, la oficialista, hace necesario la
necesidad de extremar las verificaciones neutrales y objetivas.
Se critica la incorporación a los padrones entre otros de
jubilados, trabajadores eventuales, empleados del sindicato admitidos como
afiliados, que pueden llegar a definir una elección, sin ser en realidad
integrantes del ámbito de representación personal del sindicato.Existen además otras disposiciones que limitan el armado
de listas, por ejemplo los diez días previstos para presentar el pedido de
oficialización de listas, a la autoridad electoral, contados a partir de la
convocatoria a elecciones, tiempo que resulta extremadamente escaso para
aquellos que quieran competir.
Y que decir de los filtros llamados avales.!! Un padrón no
depurado ***correctamente, fallecidos, etc, requerirá una cantidad de avales
mayores. La búsqueda a veces se torna una misión imposible para cualquier
oposición.
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Si bien se necesitan como sustento mínimo de la lista de
candidatos para evitar esfuerzos electorales inconducentes, debería limitarse
aún más el porcentaje del 3% exigido como máximo por la Ley Sindical, para
que no limite y ponga freno al principio democrático de participación .
Se
suma
a
ello
la
complejidad
del
sistema
de
impugnaciones que si bien da participación al M de T.E y S.S que podrá dictar
una medida destinada a detener actos definitivos como la puesta en posesión
de los cargos a aquellos que fueron elegidos, en la práctica, la morosidad, la
falta de cercanía a veces entre el lugar donde funciona el sindicato y la
autoridad. administrativa central, alejan la posibilidad de participación efectiva
en los comicios internos. Algunos autores sugieren que en estas situaciones,
sea aplicable el ampara sindical de la L.A S (art. 47) o bien se aplique el art. 1º
de la Ley 23.592.Se
presenta
aquí
otro
tema
vinculado
a
ello,
la
representación y representatividad. En efecto, la noción de representación
sindical es algo así como la traducción jurídica del concepto estadístico
tradicional de tasa de afiliación, el sindicato representaría a sus afiliados, ni
más ni menos. Facultad de actuar en nombre de otro, poder de obrar a nombre
ajeno, tomando este concepto de Derecho Civil.
De representatividad gozan los sindicatos que convocan o
movilizan mas allá de su afiliación.
Se dice que la representatividad sindical indica “la
idoneidad del sindicato para agregar consenso, o para representar los intereses
de colectividades de trabajadores más amplias que la de los afiliados, o
incluso, la relación que media entre la asociación sindical y la categoría o grupo
profesional.
Creo que la falta de un profundo ejercicio de la democracia
sindical, ha planteado en los últimos años, que se viera claramente, el peso de
la representación versus la representatividad, en el nacimiento de nuevas
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organizaciones sindicales, nacidas del desprendimiento del sindicato madre.
Entidades que por supuesto y al amparo de la Const. Nacional nacen con
simple inscripción y pelean por su personería gremial, en un sistema legal que
hasta ahora, no le permitía hacer más allá de residuales y que pone toda la
fuerza en los llamados derechos exclusivos de las “asoc. con p.gremial”.Así, vemos que la representatividad sindical no se agota, ni
mucho menos, en el porcentaje de afiliación.Estudiamos libertad sindical asimilada a los derechos
humanos, sin ella es imposible la existencia de sindicatos, pero no debe estar
escindida de la democracia sindical.
La libertad sindical, tanto individual como colectiva, pasiva
y activa no es plena, si los órganos sindicales no aseguran la participación
igualitaria interna de sus trabajadores.
Estos fallos han marcado el camino para el necesario
autoexamen.
El debate debe abrirse. La unidad sindical y la fortaleza de
la negociación colectiva son patrimonios especiales del mundo laboral
argentino.
El ejercicio de la democracia interna, ya fue consagrada en
el art. 4 de la Ley 23.551, cuando establece los derechos sindicales de los
trabajadores cuando en su inciso e) menciona el de “participar en la vida
interna de las asociaciones sindicales, elegir libremente a sus representantes,
ser elegidos y postular candidatos” y en el art. 8º que al establecer que deberán
garantizar la efectiva democracia interna indicando las garantías que deben
observarse en los estatutos, tales como la fluída comunicación entre los
órganos internos y sus afiliados además de la efectiva participación de los
mismos en la vida asociacional.
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Ha de entenderse como una forma de fortalecer la
participación, no como un intento rupturista de la unidad sindical y del particular
sistema de negociación colectiva.
Más o menos sindicatos ?. El tema pasa por el ejercicio
pleno de democracia interna.
Sintéticamente el debate deberá centrarse, entre otros
artículos en el 38 sobre retención de cuotas sindicales, art. 29 -sobre sindicatos
de empresa. ¿Qué sucede cuando los trabajadores democráticamente han
resuelto recuperar su libertad asociacional y capacidad de movilización
autónoma, deben someterse obligatoriamente a un sindicato general? Art. 30Sindicatos de oficio, profesión o categoría con intereses diferenciados, cómo
definimos a estos últimos?, art. 28 -Desplazamiento de personería, problemas
difíciles de destrabar que se evidencian en los procesos de cotejo de
afiliaciones, los temas relacionados a la representación en la empresa, arts. 40
a 46 revisión de los procedimientos de elección de delegados.
El modo de organizarse, de funcionar y de vivir de las
sociedades es necesariamente dinámico; un proceso en construcción y
reconstrucción permanente, en el que entran en cuestión, se reformulan, se
reconvierten, se extinguen y emergen instituciones, valores, creencias,
relaciones. En ciertos tramos de la historia, esas transformaciones se aceleran
y se generalizan y se va dando lo que se conoce como un cambio de época. En
las últimas décadas nos ha tocado atravesar una de esas transiciones y uno de
los epicentros de esas transformaciones ha sido, lo que se conoce como el
mundo del trabajo.
La Corte aceleró un proceso de cambio en el diseño
sindical a nivel normativo. Deben ser los actores sociales de las relaciones
laborales, los protagonistas de ese debate y del cambio. Nadie mejor que ellos
conocen los aciertos y desaciertos de la Ley 23.551 de 1998 y las necesidades
que se plantean en el nuevo escenario. Deben ser entonces ellos, los primeros
actores y no los actores de reparto.
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Ha dicho Ernesto Krotoschin con claridad meridiana, ya en
el año 1957, que el Derecho del Trabajo “ha dejado de ser un derecho que se
elabora siempre consciente y voluntariamente, en un proceso más o menos
ordenado y racional, y que muchas veces obedece a impulsos y erupciones
revolucionarias, que brotan de lo inconscientes y de lo irracional, mezclándose
en su edificación deseos, aspiraciones, sentimientos, etc, que van dirigidos a la
consecución de determinados ideales sociales o económicos y políticos, más
que a la configuración de determinados formas o sistemas jurídicos…”; y
agrega “Esta efervescencia que a veces se nota en la evolución del Derecho
del Trabajo ha hecho decir a algunos que en realidad no se trata de Derecho,
sino de política o demagogia. Error grande, ya que el derecho no siempre está
en los libros o en lo Códigos, sino que anda por las calles y se mueve y se
forma al aire libre, por asó decirlo. Todo romanista lo sabe”.-
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