Literatura breve

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Museo del oro, Colombia
Literatura
Dossier
Literatura breve
Por Fernando Santos
34. UTN. La tela de la araña
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Dossier
Q
uienes se topan por primera vez
con algunas “breves”obras literarias
suelen preguntarse: ¿pero... eso es
una poesía?, ¿esto es un cuento? Y
tienen sus motivos. Podemos hallar
formas literarias breves en la Biblia,
en las canciones, la poesía, los cuentos, las fábulas, tradiciones y leyendas de todas las épocas y lugares; en
los fragmentos de la poesía de Safo
que se ha conservado hasta nuestros
días, en los Pequeños poemas en prosa
de Charles Baudelaire, en los cuentos breves de Franz Kafka, en la literatura fractal, en los epigramas y en
la poesía visual. La brevedad en la
escritura ha seducido al hombre desde la antigüedad y continúa haciéndolo hoy, en tiempos de vertiginosa
e inabarcable información. Podríamos decir que esa totalidad –imposible de alcanzar y comprender- se
encuentra contenida en estos fragmentos literarios, como si estuviera
allí a la espera de ser descubierta.
Los cuentos breves –los que tienen
menos de 2000 palabras– tienen cierta proximidad (debido a su extensión) con otras formas literarias con
las cuales, además, suelen mezclarse. Un texto con esas características
puede crearnos cierta duda acerca
del género al cual pertenece. Las
preguntas, en este caso, serán: ¿es
un cuento corto?, ¿se trata de una
crónica?, ¿un poema en prosa?, ¿una
viñeta?, ¿o será –pienso- que un género literario nunca es algo puro? En
lo que existe coincidencia es que, en
el cuento corto, debe existir la “naturaleza narrativa” del relato (aunque tanto personajes como acción
se hallen a menudo sólo sugeridos).
Caso contrario, podemos hablar de
“minitexto”, pero no de un “minicuento”. Si a esto le sumamos una
interrelación paródica con otros géneros como estrategia, nos encontramos con un nuevo tipo de narración
breve: los minicuentos escritos en el
último siglo.
Según Lauro Zavala (1), se pueden
distinguir tres tipos de cuentos breves:
1) Los cuentos cortos (de 1000 a 2000
palabras). En estas obras mínimas
–según Irving Howe– “la circunstancia eclipsa al personaje, el destino
se impone sobre la individualidad,
y una situación extrema sirve como
emblema de lo universal”. Se trata-
ría de la reacción ante un momento de súbita tensión, así se refiriese
a un incidente repentino, despojado de su contexto, o cuando en lo
narrado se concentrara toda una
vida, condensada en una imagen
paradigmática. Pueden presentarse, además, como un monólogo
interior de tono lírico, o como una
estructura alegórica cuya belleza
superficial puede imponerse al
placer de su interpretación. Entre
los más conocidos, pueden citarse los Pequeños cuentos misóginos
de Patricia Highsmith, Un lugar
limpio y bien iluminado de Ernest
Hemingway, Amargura para tres
sonámbulos de Gabriel García Márquez y El ramo azul de Octavio Paz.
Un poema de
Giuseppe
Ungaretti
(1888-1970)
Soldados
(Bosco di Courton,
julio de 1918)
Se está como
de otoño
sobre los árboles
las hojas
2) Los cuentos muy cortos (de 200
a 1000 palabras). Les corresponderían las mismas categorías que
para el cuento corto, pero con la
intensificación del tiempo, como si
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en estas microhistorias o narraciones instantáneas hubiese mucho
que contar en forma muy urgente,
con finales enigmáticos o abruptos, requiriendo la participación
del lector para completar la historia. En este grupo encontramos El
silencio de las sirenas de Franz Kafka y las Historias de cronopios y de
famas de Julio Cortázar.
Un haiku de
Matsuo Basho
(1644-1694)
Un viejo estanque;
se zambulle una rana,
ruido de agua
3) Los cuentos ultracortos (de 1 a
1000 palabras). Aquí nos hallamos
más cerca de los epigramas que de
la narración genuina. Estos fragmentos narrativos basan su fuerza
artística tanto en la ambigüedad
semántica como en lo intertextual
(alusión o cita). En tanto, los personajes parecen haber desaparecido. Estos textos tienden a ser de
naturaleza fantástica, con un final
entre el misterio y la sorpresa. Y
nuevamente el lector, desde su
propio contexto de lectura, tiene
que construir un sentido que será
conferido al texto. Encontramos
ejemplos de este tipo de cuentos
en Memoria del fuego de Eduardo
Galeano, La oveja negra y demás
fábulas de Augusto Monterroso,
Casa de Geishas y Botánica del caos
de Ana María Shua, El Hacedor
de Jorge Luis Borges, y en la selección que éste hiciera junto a
Adolfo Bioy Casares: Cuentos breves y extraordinarios. En los casos
más extremos, nos encontramos
con una multitud de significados,
debido a la variación de interpretación de cada lector, desde su
propio contexto cultural. La escritora Clara Obligado señala que
los relatos mínimos se asemejan
al haiku: “Son vértigo, seducción,
vislumbre; el lector debe rematar su
efecto, entrar en un proceso delicado
de lectura desentrañadora y reiterada”. Y si bien uno podría suponer
que toda obra literaria tiene para
decir mucho más de lo que parece
a primera vista, es en estos textos
que eso se hace más notorio –y su
sencillez, como en el haiku, puede
resultar engañosa-. El cuento de
Sergio Golwarz que se titula Dios
dice, tan sólo: “Dios”. Y la reciente
selección de varios autores titulada “Cuenta regresiva” (que publica
la revista AXXON nº 180), cierra
con En el principio era el vacío de
Joao Ventura, en el que directamente no hay texto. Sobre el haiku
de Matsuo Basho (ver cuadro), Octavio Paz nos dice: “Nos enfrentamos a una casi prosaica enunciación
de hechos: el estanque, el salto de la
rana, el chasquido del agua. Nada
menos “poético”: palabras comunes
y un hecho insignificante. Basho nos
ha dado simples apuntes, como si
nos mostrase con el dedo dos o tres
realidades inconexas que, de algún
modo, tienen un “sentido” que nos
toca a nosotros descubrir”.
Lo que conviene volver a señalar a
esta altura es la dificultad para distinguir –en innumerables ocasionesentre las diferentes formas de textos
breves. La ambigüedad puede deberse a una transgresión –buscada o
no- de los géneros instituidos. Algunos autores –incluso- han señalado
que puede depender de la manera
de leerlos. Textos de naturaleza lírica (cuentos poéticos, poemas en prosa) suelen incluirse indistintamente
en antologías de poesía o de cuento.
Suele ocurrir con textos de libros
como La oveja negra y demás fábulas
de Augusto Monterroso, Bestiario de
Juan José Arreola, y ¿Águila o sol? de
Octavio Paz. Una frontera igual de
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borrosa presentan algunos textos de
Alejandra Pizarnik y de Oliverio Girondo. Además debemos mencionar
la hibridación que se produce entre
ese tipo de textos y el ensayo, la crónica u otros géneros no literarios,
en el caso del cuento muy corto, encontramos que presenta proximidad
con el poema en prosa, la parábola,
la fábula o la viñeta.
Hoy suele cultivarse el ensayo
muy breve, cuyos cultores más cercanos son Octavio Paz y Jorge Luis
Borges. En El imperio de los signos,
Roland Barthes nos presenta crónicas de viaje en forma de viñetas, a
la vez que un acercamiento a distintos aspectos de la cultura japonesa.
Lauro Zavala señala algunos casos
de libros de cuentos de tono lírico,
en los que se incluyen viñetas muy
breves, es decir “textos que describen
derivan de una estructura psicológica
que, si el escritor conoce su oficio, habrá descrito previamente... En los relatos de ciencia ficción se describen hechos de ciencia ficción; en las novelas
se describen mundos”.
una situación sin ofrecer el contexto al
que pertenece”. Sería el caso de algu-
los tiempos cada vez más congestionados que nos aguardan, la necesidad de
literatura deberá apuntar a la máxima
concentración de la poesía y del pensamiento”. Quedará para otra ocasión
nos cuentos ultracortos del libro de
Elena Poniatowska De noche vienes.
Por último, a los géneros mencionados de escritura breve, pueden
agregarse otros con los que el minicuento suele mezclarse (y transformar por medio de la parodia) muy
frecuentemente: aforismo, mito, fábula, artículo, reseña, parábola y alegoría, por citar sólo algunos. Según
Anderson Imbert, en el cuento tradicional todas estas formas están insertas en la narración, mientras que
en el minicuento –por ser tan breveson el cuento. Mientras este último
utiliza distintas formas para narrar,
el minicuento puede tener distintas
formas. Philip K. Dick ha escrito: “La
diferencia entre un relato corto y una
novela reside en los siguiente: un relato corto puede tratar de un crimen; una
novela trata del criminal, y los hechos
La cuestión de la brevedad en la
actividad literaria y su auge (tan
visible, por cierto, en las revistas y
concursos) en nuestros días, ¿podría
estar relacionada con la falta de tiempo, en nuestra vida cotidiana, para
el ocio y el placer de la lectura?, ¿o
con la velocidad en el intercambio de
información a través de las computadoras?, ¿o con el carácter fragmentario y la escritura hipertextual de los
medios electrónicos? ¿Tienen alguna
incidencia Internet, la cultura del videoclip, el cortometraje, el comic o la
publicidad, en los gustos literarios de
hoy? Italo Calvino ha expresado: “En
El cuento
“El dinosaurio”
de Augusto
Monterroso
(1921-2003)
la respuesta a estos interrogantes.
Dejemos, por ahora, al placer por la
lectura y a la búsqueda infinita de
sentidos, la última palabra.
Cuando despertó,
Textos citados:
El cuento ultracorto: hacia un nuevo canon literario, Lauro Zavala (Profesor e
Investigador Titular en la Universidad
Autónoma Metropolitana, Campus Xochimilco, México, D.F.)
El minicuento, ese (des)generado, Violeta
Rojo (Profesora e Investigadora de Literatura en la Universidad Simón Bolívar, Caracas, Venezuela.)
el dinosaurio
todavía estaba allí.
(1) En El cuento ultracorto: hacia un nuevo canon literario
La tela de la araña. UTN. 37
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