LA CULPA Y SU RESPONSABILIDAD

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LA CULPA Y SU RESPONSABILIDAD
La culpa tiene singular importancia para los servidores del sector público y para
los contratistas con el Estado por el contenido del Art. 212 de la Constitución de
la República que regula las funciones exclusivas de la Contraloría, entre ellas
“determinar responsabilidades civiles culposas”. La responsabilidad civil
constituye el nacimiento de una obligación de pagar por parte del funcionario
por un perjuicio o daño causado por él al actuar con culpa en el descargo de
las atribuciones de la función que ostenta.
Según el Art. 29 del Código Civil, hay tres especies de culpa, a saber: culpa
grave, que equivale al dolo en lo civil, culpa leve y culpa levísima, cuando se
produce un perjuicio cuando en los actos jurídicos no se actúa con el criterio de
un buen padre de familia. Lo culposo no distingue cual especie de culpa se
aplica.
Según el Código Orgánico Integral Penal, en su Art. 27, actúa con culpa la
persona que infringe el deber objetivo de cuidado, que personalmente le
corresponde, produciendo un resultado dañoso.
El Art. 52 de la Ley Orgánica de la Contraloría General del Estado dispone que
la responsabilidad civil culposa nace de una acción u omisión culposa aunque
no intencional de un servidor público o de un tercero, autor o beneficiario, de
un acto administrativo emitido, sin tomar en cuenta aquellas cautelas,
precautelas o precauciones para evitar resultados perjudiciales a los bienes y
recursos públicos. La responsabilidad civil culposa genera una obligación
jurídica indemnizatoria del perjuicio económico ocasionado a las instituciones
del Estado, calculado a la fecha en que este se produjo, que nace sin
convención, proveniente de un acto o hecho culpable de un servidor público o
de un tercero, cometido sin la intención de dañar, que se regula por las normas
del cuasidelito del Código Civil.- Procesalmente en la instancia administrativa o
judicial debe probarse por quien afirma la culpa en la emisión o
perfeccionamiento de un acto o hecho administrativo que los mismos fueron
producto de acciones que denoten impericia, imprudencia, imprevisión,
improvisación o negligencia,
Según las definiciones que preceden para que se genere una obligación
indemnizatoria se requieren los siguientes elementos: que civilmente sea
responsable, que la responsabilidad le sea imputable y un perjuicio o daño a un
tercero ocasionado por la culpa del agente. Los dos últimos elementos deben
tener una relación de causalidad, de causa a efecto, entre el perjuicio y la
culpa, que la culpa sea la causante del perjuicio.
En el ámbito de los auditores de la Contraloría la relación de causalidad, o sea
culpa y perjuicio, debe ser probada en la instancia administrativa para que se
genere la obligación indemnizatoria, y alegar y probar la culpa en la instancia
judicial, obligación procesal que no se cumple nunca, incumplimiento que no
acarrea ninguna consecuencia por las autoridades de la Contraloría.
Revisadas las resoluciones de la Contraloría que generan una obligación
indemnizatoria en ninguna de ellas se prueba la culpa. Se limitan a formular
glosas por irregularidades glosas reguladas por la Ley de Hacienda del siglo
XIX, y revividas hoy día.
Revisadas las sentencias dictadas por los Tribunales Distritales de lo
Contencioso Administrativo y de la Sala de lo Contencioso de la Corte Nacional
de Justicia, no se obliga a los Auditores a presentar prueba de la culpa ni exigir
a los auditores que prueben la culpa, resolviendo sobre glosas y no sobre la
culpa que causa un perjuicio a los entes públicos.
Así se administra la justicia administrativa por parte de los Auditores de la
Contraloría y la justicia de los jueces de la sala de la Corte Nacional de Justicia
sin dar cumplimiento a normas procesales de cumplimiento obligatorio.
En la instancia administrativa y judicial se limitan los jueces a resolver sobre
glosas formuladas, no sobre la culpa causante de un perjuicio.
Muy atentamente
Dr. Luis Hidalgo López
Presidente LEXIS S.A.
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