Las tentaciones de Jesús David Roper usto antes que Cristo comenzara Su ministerio público, Él enfrentó al enemigo en el supremo conflicto de Su prueba.1 Apareció ante Él el mal con toda su tremenda fortaleza y su horror al descubierto. Jamás hubo tal ataque anteriormente, y jamás lo habría otra vez. Este es un estudio sobre las tentaciones de Jesús.2 Necesitamos destacar tres aspectos de las tentaciones, relacionados con los antecedentes que las rodearon. Consideraremos… 1) El lugar: El escenario era el desierto. Se eligió como campo de batalla un lugar solitario, aislado de la compasión humana.3 Este lugar estaba desprovisto de todos los adornos superficiales, y solo había en él la esencia de la tentación. Se ha dicho que Adán convirtió un huerto en desierto por pecar, pero que Jesús convirtió un desierto en huerto por resistir el pecado. 2) Los antagonistas: En primer lugar, estaba Jesús, recién bautizado, una ocasión en que Dios lo había reconocido como Su Hijo. Había salido del agua dispuesto a comenzar Su ministerio personal. Luego, estaba el diablo. En la experiencia del desierto Jesús se enfrentó cara a cara con el príncipe del aire, el dios de este siglo, el príncipe de las huestes espirituales de las tinieblas (2a Corintios 4.4; Efesios 2.2; 6.12). 3) El significado: Esta confrontación no fue casual; no sucedió «por casualidad». En Mateo 4.1 se lee: «Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo» (énfasis nuestro.) Un plan divino se estaba llevando a cabo. Tal vez nada muestra esto más claramente que el hecho de que el diablo había sido llevado a campo abierto para esta contienda. Así no es como a Satanás le gusta pelear. Él prefiere trabajar tras J 1 Gran parte del material para este sermón provino de los tres capítulos sobre las tentaciones de Jesús, de G. Campbell Morgan, The Crises of the Christ (Las crisis del Cristo) (New York: Fleming H. Revell Co., 1936), 162–99. 2 Vea más sobre las tentaciones de Jesús en la página 4 de «¡El Mesías está aquí!». 3 Marcos 1.13 nos dice que a Jesús únicamente le acompañaban «las fieras». Un examen más detenido de Mateo 4.1 –11 bastidores, a través de algún agente. Sin embargo, fue obligado a hacerle frente cara a cara a Jesús, con el fin de que se pudieran cumplir los propósitos de Dios. Un beneficio que se obtiene al estudiar las tentaciones de Jesús, proviene del hecho de que el diablo fue obligado a salir a campo abierto. Sus métodos y objetivos quedan así al descubierto. Al estudiar las tres tentaciones de Jesús, prestemos especial atención a las sutilezas de Satanás. Había estado engañando a las personas durante miles de años. Toda la experiencia acumulada durante milenios de práctica se concentraba ahora en Cristo. LA PRIMERA TENTACIÓN (4.1–4) La primera tentación que Satanás le tendió a Cristo fue una prueba física. Satanás (vers.os 1–3) … Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto,4 para ser tentado por el diablo. Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches,5 tuvo hambre. Y vino a él el tentador… (vers.os 1–3a). El objetivo de Satanás en la primera tentación, era probar la lealtad de Cristo para con Dios. Con estas palabras provocó a Jesús: «Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan» (vers.o 3b). Cuarenta días atrás, la Voz del cielo había dicho: «Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia» (Mateo 3.17). Ahora, esto es lo que el diablo, en efecto, le decía: «Si la Voz decía la verdad —si realmente eres el Hijo de Dios— ¿por qué tienes tanta hambre? ¿De qué sirve el puesto, sin el privilegio que le acompaña?». Satanás estaba insinuando que Jesús podía lograr dos objetivos al convertir las piedras en pan: Podía 4 No se nos dice dónde estaba situado este desierto. Puede que haya sido el desierto de Judea, donde Juan había sido preparado, e hizo gran parte de su obra (Mateo 3.1, 3; 11.7; Lucas 1.80; 3.1–2). Vea el mapa de la página 6 de «¿Por qué eligió Dios a María?». 5 En tiempos actuales, se ha demostrado que ciertas personas pueden pasar sin comer hasta cuarenta días, siempre y cuando tengan agua. 1 saciar una necesidad legítima (el hambre), y, al mismo tiempo, podía demostrar que era el Hijo de Dios. De haber estado en el lugar de Jesús, es probable que le hubiera respondido: «¡Déjame y te lo demostraré, diablo!». Habría llevado a cabo una transformación instantánea de roca. Soy de los que no les gusta darles la espalda a los desafíos. Tal vez usted sea igual. Cristo (vers.o 4) Cristo adivinó la estrategia de Satanás.6 «Él respondió y dijo: Escrito está…» (vers.o 4a). El arma que Jesús usó contra la tentación fue la Palabra de Dios. El salmista dijo: «En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti» (Salmos 119.11). ¡Una de las mejores defensas para no ceder a la tentación, consiste en llenar el corazón con la Palabra de Dios! El texto apropiado para hacerle frente a esta tentación provino de Deuteronomio 8.3. Jesús dijo: «No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (vers.o 4b). Subraye, en primer lugar, la palabra «hombre»: «No sólo de pan vivirá el hombre…». Los cuarenta días que Jesús estuvo en el desierto no fueron primordialmente una prueba de la deidad de Jesús, sino una prueba de Su humanidad. Su propósito no era probar que Él era Dios, sino demostrar que era Hombre perfecto que vivía en perfecta armonía con la voluntad revelada de Dios. Note, después, el contraste entre las expresiones «pan» y «toda palabra que sale de la boca de Dios». Jesús podía elegir entre el pan, o la voluntad de Dios. La voluntad de Dios era obviamente que, en esta ocasión, Él siguiera con hambre, para permanecer justo dentro del círculo de esa voluntad. Jesús había hecho frente a la primera tentación. LA SEGUNDA TENTACIÓN (4.5–7) La segunda tentación fue una prueba espiritual. Satanás (vers.os 5–6) Satanás no se rinde fácilmente. Para su siguiente 6 Uno de los más grandes beneficios al estudiar las tentaciones de Cristo, reside en tratar de analizar cada tentación: por qué era mala, y cómo la enfrentó Cristo. Hay quienes creen que las insinuaciones de Satanás eran malas sencillamente porque provenían de él, así que no les dedican más tiempo a su consideración. Nos ahorraría mucho análisis si el diablo se nos presentara vistiendo un traje rojo, con cuernos y una cola terminada en punta. Si así fuera, bien podríamos responder a su tentación, diciendo: «Es mala porque proviene de Satanás». Lamentablemente, él puede venir a nosotros como «ángel de luz» (2a Corintios 11.14). Si no entendemos por qué una tentación en particular es mala, él puede engañarnos fácilmente. 2 tentación, se preocupó por elegir el lugar. Llevó a Cristo a «la santa ciudad», Jerusalén (vers.o 5a), un lugar precioso para los judíos, y para Jesús (Salmos 48.2; 137.5; Mateo 23.37). Después, lo llevó al templo, el sitio más reverenciado de aquella ciudad. Por último, lo llevó al lugar más prominente de aquella estructura. El texto dice que «le puso sobre el pináculo del templo» (vers.o 5b). El templo no tenía un rasgo arquitectónico que pudiéramos llamar pináculo, así que probablemente esto significa que llevó a Jesús al lugar más alto del templo, que habría estado sobre el ala sur. Desde allí se podía contemplar el complejo del templo, y observar la ciudad que se extendía en la distancia. Era una posición espléndida y estratégica. Situado a la par de Jesús, en aquella elevada posición, Satanás le dijo: «Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y, en sus manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra» (vers.o 6). El diablo estaba probando la confianza de Cristo en Dios. En otras palabras, le estaba diciendo: «Tú confías en Dios, ¿no? Veamos cuánto confías en Dios. ¿Confías en Él lo suficiente para echarte abajo desde este pináculo?». Esto fue lo que, en efecto, le dijo a Jesús: «Has citado las Escrituras. Yo también conozco algo de las Escrituras. Escucha…». Y le citó el Salmo 91.11–12. El Salmo 91 es un salmo de confianza implícita en el Señor. El primer versículo dice: «El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente». ¡Qué sutil fue, y es, esta tentación! Insinúa que la confianza se expresa más perfectamente al intentar lo extraordinario, al emprender lo heroico, lo arriesgado, e incluso lo peligroso. Cristo (vers.o 7) El diablo trató de esgrimir «la espada del Espíritu» (Efesios 6.17), pero Jesús resultó ser el mejor espadachín: «Jesús le dijo: Escrito está también…» (vers.o 7a). En otras palabras: «Satanás, has citado un pasaje de la Escritura, pero un solo texto no agota lo que la Palabra dice acerca de un tema dado. Es necesario tomar en cuenta todo lo que la Biblia dice sobre ese tema». Son muchos los errores que resultan de aislar Escrituras y no considerar otros pasajes que tratan sobre el mismo tema.7 Jesús pasó después a citar de Deuteronomio 6.16: «No probarás al Señor tu Dios» (vers.o 7b; NASB). No malentendamos la respuesta de Cristo. Él no se refirió a sí mismo como a Dios, diciendo: 7 Es aconsejable que dé usted algunos ejemplos de esta clase de abuso de la Palabra. «Es malo probarme a Mí». (Tenga presente que Él estaba haciendo frente a estas tentaciones cuando estaba en Su perfecta humanidad, no en Su Deidad.) Más bien, dijo que sería malo que Él probara a Dios. Satanás decía que saltar del templo equivalía a demostrar que Jesús confiaba en Dios; Jesús decía que más bien indicaba que Él estaba probando a Dios. De hecho, estaría demostrando que no confiaba en Dios. Cuando se tiene confianza total en una persona, no vemos la necesidad de probarla. Es solamente cuando nuestra confianza en alguien flaquea, que viene a la mente la necesidad de probarla. La confianza en Dios se expresa en la seguridad que tenemos de que Él nos ayudará a hacerle frente a lo que la vida nos ponga en el camino. No se expresa por medio de pruebas artificiales que nosotros le pongamos y que Él haya de enfrentar.8 Una vez más, Jesús demostró ser un Hombre a quien solo gobernaba un único principio: Estaba resuelto a permanecer dentro de la voluntad de Dios. Había hecho frente a la segunda tentación. LA TERCERA TENTACIÓN (4.8–10) La tercera tentación era la más crucial de todas, pues se sometía a prueba la misión de Jesús, o, más exactamente, se probaba la determinación de Jesús para llevar a cabo Su misión, sin importar el costo. Como no pudo destruir al Siervo, Satanás trataría ahora de destruir Su servicio. Satanás (vers.os 8–9) Esta tentación era la más atrevida y audaz de todas. En las primeras dos tentaciones, Jesús había despojado al diablo de todos sus astutos disfraces, y había revelado los verdaderos motivos del mal. En la tercera tentación, Satanás mismo abandonó toda farsa y dejó de utilizar estratagemas secundarias. De una manera deliberada, directa y desafiante, pidió a Cristo que le rindiera homenaje. «Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto,9 y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos» (vers.o 8). Tratemos de imaginar la gloria de todos los reinos del mundo, todos los imperios, presentes y pasados: el gran Imperio Romano, Grecia, Persia, Babilonia, Asiria, Egipto, el reino de David y de Salomón; sin mencionar reinos como los de Bitinia y Siria, ¡además de todos los reinos de las tierras no exploradas! Todos estos pasaron en un instante ante los ojos de Jesús. Después Satanás dijo: «Todo esto te daré, si 8 En la paráfrasis de la Living Bible se lee: «¡También dice que no someterás a tontas pruebas al Señor tu Dios!». 9 El lugar donde tradicionalmente se considera que ocurrió esta tentación, es el monte Tabor sin embargo, las Escrituras no dicen qué monte era. postrado me adorares» (vers.o 9). Con esto se insinúa que todo esto era algo que el diablo podía dar (vea Lucas 4.6), y Jesús no lo negó. Si la oferta no hubiera sido auténtica,10 no habría habido tentación. En los tiempos de Jesús, era como hoy día: Satanás ejercía influencia sobre los reinos del mundo. Estos se habían sometido a sus caprichos; eran obedientes a sus mandamientos; habían sido llevados cautivos a su voluntad. Jesús lo llama más adelante «el príncipe de este mundo» (Juan 12.31).11 Ya he insinuado que en esta tentación se sometió a prueba la misión de Jesús. El diablo estaba insinuando que Cristo podía lograr casi el mismo fin sin padecimiento ni muerte.12 Le ofreció un atajo a un destino divino. ¡Cuánto más sencillo hubiera sido doblar la rodilla que morir! La tentación pudo haber significado para Jesús más de lo que Satanás, en su más profunda sutileza, pudo haber comprendido. Para entender cuán terrible era lo que aguardaba a Cristo, imagíneselo en el huerto de Getsemaní, con el sudor bajando por su rostro, al derramar Su corazón al Padre en oración, diciendo: «Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa» (Mateo 26.39). Imagíneselo en la cruz, clamando: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?» (27.46). No dude que esta fue una verdadera tentación. De paso, observe el valor que le daba Satanás a Cristo. Creía que Cristo valía más que todos los reinos que él había ganado. Hay quienes no creen que la muerte de Jesús sea suficiente para todos; sin embargo, el diablo sí entendía el verdadero valor de Este. Cristo (vers.o 10) En la respuesta que Jesús le dio al diablo, Él habló por primera vez en el lenguaje de Su propia autoridad. Esta autoridad había sido creada por 10 Hay quienes creen que esta tentación llevaba aparejada una mentira, creen que Satanás prometió lo que no podía dar. Tal tentación podría haber funcionado con usted o conmigo, pero ciertamente no con Jesús, que tenía un íntimo conocimiento del mundo del espíritu. 11 Pablo usó una expresión parecida en 2a Corintios 4.4. Debe entenderse que Dios es quien en última instancia tiene el mando, y que Él ha concedido a Satanás todo el poder que posee. Dios limita las actividades del diablo, pero un comentario de esto escapa al ámbito de esta lección. (Vea más reflexiones sobre este tema en los dos primeros capítulos del libro de Job.) Por el momento, basta con que los oyentes entiendan que la tercera tentación fue real. 12 Entendemos que nosotros no podríamos haber sido salvados, a menos que Jesús muriera (Hebreos 9.22; Efesios 1.7); sin embargo, el diablo estaba en efecto diciéndole a Jesús que se olvidara de los demás, y que pensara únicamente en Él (como él, Satanás, hizo). Cristo había nacido Rey, y el diablo le ofrecía coronarlo y garantizarle la adhesión de toda la humanidad. 3 las victorias ganadas en los ataques anteriores. Cristo primero le dio al tentador una tajante orden, al decirle: «Vete, Satanás» (vers.o 10a). Luego Jesús esgrimió nuevamente la espada del Espíritu, al citar de Deuteronomio 6.13: «… porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás» (vers. o 10b). Las palabras de Cristo expusieron la sutil naturaleza de esta tentación. El diablo había dicho, en efecto: «Adórame, y te haré señor de los reinos». Cristo señaló que la adoración y la servidumbre no se pueden separar. Él no podía adorar a Satanás sin llegar a ser su siervo. Satanás podía haberlo hecho un rey títere de los reinos del mundo, pero en realidad Cristo no hubiera ganado nada. Satanás hubiera mantenido el control. Nuevamente Jesús se mantuvo firmemente dentro de la voluntad de Su Padre. Estaba preparado para ir a la cruz a establecer Su reino. La respuesta de Cristo reveló que los galardones de Dios son infinitamente mejores que los de Satanás. Satanás puede hacer que sus galardones parezcan buenos, como se evidencia con la demostración visual de la gloria de los reinos del mundo. El relato que hace Lucas de la tentación tiene un detalle revelador: el diablo le mostró a Jesús los imperios «en un momento» (Lucas 4.5). Si se hubiera pasado un instante más, habría mostrado que los reinos valen poco o nada. Su gloria era la gloria del oropel,13 no la del oro. Es como Juan dijo: «… el mundo pasa, y sus deseos» (1era Juan 2.17a). CONCLUSIÓN (4.11) Después de la reprensión y respuesta de Jesús, el diablo se quedó callado, lo cual es prueba de su derrota. El versículo 11 dice: «El diablo entonces le dejó…». Hace años, T. B. Larimore predicó sobre las tentaciones de Jesús. Su relato fue tan vívido que cuando dijo: «el diablo le dejó», los oyentes soltaron un suspiro colectivo. Sin embargo, el relato de Lucas añade que «cuando el diablo hubo acabado toda tentación, se apartó de él por un tiempo» (Lucas 4.13; énfasis nuestro). A medida que nuestros estudios avancen, veremos cómo Satanás siguió tratando de tentar a Cristo: las multitudes trataron de coronarlo como Rey terrenal (Juan 6.15); la gente constantemente le pedía señales (Lucas 11.29); uno de Sus propios discípulos incluso trató de disuadirlo para que no fuera a la cruz (Mateo 16.21– 23). Sin embargo, a partir de ese momento, Jesús habló al diablo y a sus agentes como hablaría un señor a sus siervos. Había obtenido la victoria. 13 El oropel es un material brillante, barato, que se usa para la decoración en eventos especiales. Una vez que ha pasado el evento, el material se desecha. 4 Cristo salió del desierto preparado para Su ministerio. Lucas 4.14a nos dice que «Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea». También salió de las tentaciones preparado para la crucifixión. Siguió siendo el Hijo de Dios sin pecado, el «cordero sin mancha y sin contaminación» (1era Pedro 1.19). La historia de la tentación tiene muchas lecciones prácticas para nosotros. La historia recalca que para prepararnos para la tentación, necesitamos aprender, incluso memorizar, la Palabra de Dios. También demuestra la verdad de Santiago 4.7b: «resistid al diablo, y huirá de vosotros». Uno de los más preciosos mensajes es que, cuando sufrimos tentación, Jesús comprende y se compadece. El autor del libro de Hebreos dijo: Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro (Hebreos 4.15–16). Con la ayuda de Dios, nosotros también, ¡podremos tener la victoria sobre Satanás!14 NOTAS Con esta lección uso un tablero de franelógrafo, al cual voy fijando tarjetas a medida que el sermón avanza. En la página que sigue se muestra cómo luce la presentación básica cuando se termina. La columna de la izquierda representa la tentación que le tiende Satanás. La columna de la derecha representa la respuesta de Jesús. Al final de la lección, cambio las piezas que están en la parte superior del tablero, con la expresión «¡EL VENCEDOR!» apuntando a Jesús. Esta presentación visual puede hacerse también con un retroproyector. También se puede dibujar en una pizarra o en una hoja grande de papel o cartón. A los estudiantes, especialmente a los menores, les divierte la figura del diablo con cuernos y cola. Mi figura de franelógrafo se hizo para que sea flexible (usando puntillas), de modo que, al final, el diablo se pueda posicionar para que parezca derrotado, tal como en el dibujo que está en la parte inferior de la página siguiente. Por supuesto que Satanás no se nos aparece con cuernos, y una larga 14 Cuando presente este sermón, debe usted explicar que quien desee la ayuda de Dios debe tener una relación debida con Él. En primer lugar, necesita llegar a ser hijo de Dios por medio de la confianza y la obediencia (Marcos 16.16; Hechos 2.38). Luego necesita permanecer dentro de una relación debida con Él. Santiago 4.7 insinúa que para poder «[resistir] al diablo», primero debemos «[someternos] a Dios». cola terminada en punta. Si usted prefiere no usar tal caricatura para representar a Satanás, sería aconsejable que representara su presencia con alguna figura sombría de forma indefinida. Si es apropiado donde usted vive, puede llamar a esta lección «Cristo contra el diablo», y usar la analogía de una pelea de boxeo, con una introducción como la que sigue: «Para mí esta ha sido siempre una contienda parecida a una pelea de boxeo: “Cristo contra el diablo”. El diablo lanza un puñetazo, y Jesús lo bloquea y responde con un puñetazo. Luego el diablo lanza un segundo puñetazo, y así siguen. Aun los tradicionales pantalones cortos de color blanco y negro, que usan los boxeadores parecen apropiados, al representar “el bien contra el mal”. Aparte de su significado espiritual, este encuentro tiene toda la emoción de un combate por el campeonato, que realidad así es». LAS TENTACIONES DE JESÚS MATEO 4.1–11 «Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan» (vers.o 3). «Escrito está: “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”» (vers.o 4). CONFIANZA CONTRA TENTACIÓN CONFIANZA «Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está. . .» (vers.o 6). «Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios»(vers.o 7). EL REINO LOS REINOS «Todo esto te daré, si postrado me adorares» (vers.o 9). «Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás» (vers.o 10). (Al final, organice la parte superior de la persentación de esta forma.) ¡EL VENCEDOR! ©Copyright 2005, 2006 por La Verdad para Hoy TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS 5