Poder, amor y dominio propio

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Mi amigo el Espíritu Santo
“Poder, Amor y Dominio Propio”
2 Timoteo 1: 6 “Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del
don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. 7 Porque
no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de
dominio propio.
El apóstol Pablo le escribe por segunda ocasión a uno de sus pastores que
atendía diligentemente las diferentes iglesias que habían sido plantadas durante las
visitas que Pablo hiciera a dichas ciudades.
La persecusión era feroz oficial en contra de los cristianos en aquel tiempo,
además de la persecusión de los propios judios en contra de la iglesia. Así que no era
fácil ser cristiano en aquellos tiempos, y mucho menos predicar el evangelio
abiertamente.
Así que en un ambiente de temor, posibles deserciones e incertidumbre del
futuro; Timoteo tenía que pastorear a la iglesia. Y es justo en ese ambiente que recibe
las palabras precisas del Espíritu Santo inspirando al apóstol Pablo en esa carta: Te
aconsejo, le dijo; “que avives el fuego de Dios que está en ti”.
Así que escucha esta noche tu también el Consejo del Espíritu de Dios para tu
vida en el contexto y ambiente que nos ha tocado vivir en este siglo XXI. En un
contexto de enorme violencia, de una creciente inseguridad, de muchos religiosos
contradictores a la obra del Espíritu, de desastres naturales, de presiones sociales por
no someternos a sus formas de vida y pensamiento; escucha lo que nos dice el
Espíritu: Yo te aconsejo que AVIVES el fuego del don de Dios que está en ti,
Si, el don del Espíritu no se ha ido jamás, allí está, dentro de ti. Posiblemente
muy apagado ante tanta sosobra, temor, aflicciones e incertidumbre; pero allí está,
dentro de ti.
Lo que te toca hacer a ti, dice el Espíritu, es AVIVAR el don que ha sido puesto
dentro de ti. No dejes que se apague el don del Espíritu de Dios en ti. Mira bien que
es lo que el Espíritu de Dios ha puesto dentro de ti:
a) Espíritu de Poder
b) Espíritu de Amor
c) Espíritu de Dominio Propio
Cuando permitimos que la llama del Espíritu se apague en nuestras vidas,
entonces estaremos funcionando en nuestro propio poder, nuestras emociones y sin
ningún dominio propio.
Creo que esta es la vida de la iglesia para muchos cristianos. Sin Poder, sin
Amor, sin Dominio propio.
La iglesia vive momentos críticos: Los milagros solo son vistos en pocas
congregaciones, y dichas congregaciones y pastores son criticados por los otros
líderes sin poder diciendo que todo ello es falso o peor aún diciendo que es obra del
diablo.
El amor desaparecido; lejos de sufrir el agravio los cristianos actuales
Por Rubén Álvarez- Alcance Izcalli
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prefieren contender y pelear; en lugar de vendar la cojera de otros la critican hasta que
logran expulsarlo de la gracia de Dios en Cristo Jesús; pero ellos mismos tampoco
tienen dominio propio y caen con cualquier tipo de tentación.
¿Por qué la iglesia vive tiempos tan críticos? Porque han dejado al Espíritu de
Dios para someterse a sus propias ideas religiosas. El Consejo del Espíritu es claro:
¡AVIVA! El fuego del don de Dios que está en ti. Aviva el fuego del Espíritu en ti.
DESARROLLO
1. Espíritu de PODER
Una iglesia débil ante los grandes problemas de este mundo es el resultado de
no buscar al Espíritu de Dios.
Dios ha puesto dentro de ti el don de Su Espíritu Santo: Espíritu de PODER.
Jesús dijo: “Recibirán Poder cuando haya venido sobre ustedes el Espíritu Santo”
Dice la escritura de Jesús: Hechos 10: 37 “Vosotros
sabéis lo que
se divulgó por toda Judea, comenzando desde Galilea, después
del bautismo que predicó Juan, 38 cómo Dios ungió con el
Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste
anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el
diablo, porque Dios estaba con él.
Si Jesús anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el
diablo, es porque fue ungido con Poder del Espíritu. El don de Dios estaba en Él, y
nunca permitió que este don se apagara.
Cuando la iglesia no tiene la capacidad de hacer bienes, de sanar a los
enfermos, de liberar a los oprimidos, de enfrentarse a las fuerzas del maligno y
vencerlas; el consejo es este: ¡AVIVA EL FUEGO DEL ESPÍRITU!
Tu y yo necesitamos más Poder de Dios. A diario puedes ver la obra del diablo
por todas partes, mucho dolor hay en el mundo entero y nuestro país no es la
excepción. Necesitamos Poder de Dios si queremos deshacer las obras del enemigo
como Jesús dijo que era Su misión en la tierra.
La Iglesia primitiva, en medio de grandes amenazas, recibieron PODER del
Espíritu de Dios para predicar, para hacer milagros, para liberar a las personas de sus
cadenas.
Ahora bien, escucha lo que dice Dios: El Poder ya está en ti, pero hay que
avivarlo.
2. Espíritu de AMOR
Pero el don del Espíritu no solo es PODER, sin también AMOR. No se trata de
tu forma particular de amar, como muchos dicen: Es que yo amo a mi manera; sino
que es el mismo Amor del Padre derramado en ti por el Espíritu Santo.
Sí, el amor que es capaz de perdonar, de reconciliar, de pasar por alto los
agravios. El amor que todo lo sufre, que todo lo cree, que todo lo soporta.
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De la misma forma en que Jesús amó al mundo entero es necesario que
nosotros nos amemos y les amemos. Una mujer sorprendida en adulterio fue llevada
por los religiosos del tiempo de Jesús para que fuera apedreada tal como la ley lo
indicaba. El trato de Jesús fue muy diferente: El que esté libre de culpa lance la
primera piedra, les dijo. Pronto se fueron todos, su conciencia les acusaba de pecado.
Jesús, el único que podría juzgarla por no tener pecado en Él, le dijo: Tampoco yo te
condeno, vete y no peques más.
Hoy día en las iglesias levantan el dedo acusador para señalar a la gente que
ha hecho algo indebido ante sus ojos. Se olvidan que nuestro ministerio es el de la
Reconciliación con Dios por medio del sacrificio de Jesucristo, y no el del juicio
conforme a la ley. El amor de Dios reposando en ti debe ser AVIVADO, si es que
quieres tener misericordia de la gente.
3. Espíritu de DOMINIO PROPIO
El dominio propio es la capacidad de controlarse a uno mismo ante cualquier
tentación o emoción negativa.
Dice la escritura: Proverbios 25: 28 que “Como ciudad sin defensa y
sin murallas es quien no sabe dominarse.”
Quiero que se trasladen a los tiempos en que esto fue escrito. La principal
defensa de una ciudad en aquellos tiempos eran sus muros, de otra forma serían
presa fácil de cualquier conquistador o ejército ladrón que solo buscaban botines.
Pues bien, una persona que no tiene dominio propio es como una ciudad sin
defensa y sin murallas; cualquier enemigo puede tomar control de él o ella.
Evidentemente hablamos de tentaciones de la carne, también del enemigo;
pero sobre todo las propias emociones. Hay cristianos que no pueden controlar su
enojo y le dan rienda suelta. Dios le dijo a Jonás: ¿Haces bien en enojarte tanto?,
pero alguien dirá: Pero es que así es mi carácter, ¿qué puedo hacer? Avivar el fuego
del don de Dios que está en ti. Dios te ha dado: “DOMINIO PROPIO” Es un regalo de
Dios para ti, pero debe ser avivado.
Por ello ven a tanto cristiano que sucumbe ante la tristeza, el miedo, los
nervios, el enojo, la frustración, la pereza, etc.
Si tu necesitas dominio propio escucha el consejo: ¡AVIVA el fuego del Espíritu
de Dios en ti!
4. Aviva el fuego
Así que ya en ti hay poder de Dios, amor de Dios y dominio propio; pero debe
ser avivado, no apagado.
¿Cómo avivarlo?
Creo que lo sabes muy bien: Gálatas 6: 7 “No os
engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre
sembrare, eso también segará. 8 Porque el que siembra para su carne,
de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del
Espíritu segará vida eterna. 9 No nos cansemos, pues, de hacer bien;
porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.
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Quien dedica su tiempo y energías a las cosas de la carne pues su resultado
será corrupción. El don del Espíritu que ha recibido se apagará lentamente hasta que
sea como uno más del mundo, aunque se diga cristiano.
Pero quien dedica su tiempo y energías para buscar a Dios, para tener
Comunión con Él; pues tendrá un resultado muy diferente: Pronto verá el don de Dios
en Él ardiendo fuertemente.
Muchos cristianos critican cuando una persona es ministrada por el Espíritu de
Dios. Dicen: ¿Para qué los lloros, los gritos, caerse, reír, brincar, etc? Pero no tienen
idea que la obra del Espíritu que se manifiesta exteriormente de esa forma, está
operando en el hombre interior avivando el fuego de Su don.
Un hombre o una mujer con Poder del Espíritu, obrando en el Amor del Padre y
con pleno Dominio Propio es una hombre o una mujer AVIVADOS.
¿Quién necesita Avivamiento? Pues quien se está muriendo, quien se está
apagando. Yo te digo otra vez: AVIVA EL FUEGO DEL DON DE DIOS EN TI
Por Rubén Álvarez- Alcance Izcalli