diagnóstico de la conflictividad social - El PNUD en Colombia

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DIAGNÓSTICO DE LA
CONFLICTIVIDAD
SOCIAL
DIAGNÓSTICO DE LA
CONFLICTIVIDAD SOCIAL
ESTRATEGIA TERRITORIAL
PARA LA GESTIÓN EQUITATIVA Y SOSTENIBLE
DEL SECTOR HIDROCARBUROS
Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH)
Ministerio de Minas y Energía
Ministerio del Interior
Ecopetrol
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)
Bogotá, noviembre 2015
4
DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
PROGRAMA DE LAS NACIONES UNIDAS PARA EL
DESARROLLO-PNUD
Fabrizio Hochschild
Coordinador Residente
Arnaud Peral
Director País
Inka Mattila
Directora País adjunta
Fernando Herrera Araújo
Coordinador Área de Pobreza y Desarrollo Sostenible
Blanca Cardona
Coordinadora (e) Área de Gobernabilidad Democrática
PROYECTO: ESTRATEGIA TERRITORIAL PARA LA
GESTIÓN EQUITATIVA Y SOSTENIBLE DEL SECTOR
HIDROCARBUROS
José Ricardo Puyana
Coordinador Nacional
Camilo Duplat
Líder del equipo de prevención de conflictos y diálogo
Diego Ramírez
Profesional en prevención de conflictos y diálogo
Carlos Contreras
Profesional en prevención de conflictos y diálogo
Redacción
Nadya Aranguren
Profesional en prevención de conflictos y diálogo
Silvia Herrera
Asistente técnico de apoyo a la coordinación
AGENCIA NACIONAL DE HIDROCARBUROS-ANH
Mauricio De la Mora
Presidente
María Mercedes Rozo
Vicepresidente de Contratos Hidrocarburos
Patricia Londoño
Gerente Seguridad, Comunidades y Medio ambiente
MINISTERIO DE MINAS Y ENERGÍA
Tomás González
Ministro
Carlos Fernando Eraso
Viceministro de Energía
María Victoria Reyes
Jefe Oficina de Asuntos Ambientales y Sociales
MINISTERIO DEL INTERIOR
Juan Fernando Cristo
Ministro
Carlos Roberto Ferro
Viceministro Relaciones Políticas
Seis Ilustres
Diseño y producción gráfica
Guillermo Díez
Corrección de estilo
ISBN: 978-958-8971-01-8
Bogotá, Colombia -2016
AGRADECIMIENTOS
Agradecimiento especial al equipo de trabajo de la
Estrategia, especialmente a los enlaces territoriales
del PNUD (Basem Abed, Javier Cortés, Martha
Leal, Edward Pascuas, Rosmira Peralta, Álvaro
Riascos, Ana María Sierra , Juan Tomás Suárez,
Deisy Velandia y Violemary Villamizar); al equipo
de gestión de conocimiento del Viceministerio del
Interior, quienes aportaron insumos importantes
para su elaboración; a la Asociación Colombiana
del Petróleo (ACP), quien suministró información
de gran relevancia; y a todos aquellos que hicieron
posible este diagnóstico.
ADVERTENCIA
El uso de un lenguaje que no discrimine ni marque
diferencias entre hombres y mujeres es una de las
preocupaciones del PNUD. Sin embargo, con el
fin de evitar la sobrecarga gráfica que supondría
utilizar “o/a” para marcar la existencia de ambos
sexos, hemos optado por utilizar el clásico
masculino genérico, en el entendido de que todas
las menciones de tal género representan siempre a
todas/as, hombre y mujeres, abarcando claramente
ambos sexos. Las opiniones expresadas en este
diagnóstico son de exclusiva responsabilidad
del proyecto y no comprometen al PNUD, como
tampoco a las demás entidades que auspiciaron su
elaboración. Cualquier visión u opinión expresada
en este documento no refleja necesariamente la
posición y/o políticas del PNUD, la Agencia Nacional
de Hidrocarburos (ANH) y Ecopetrol.
Introducción
7
1. Contexto
9
1.1. El fenómeno de la conflictividad social en el sector hidrocarburos
1.2. Arauca
1.3. Caquetá
1.4. Casanare
1.5. Córdoba-Sucre
1.6. Huila-Tolima
1.7. La Guajira
1.8. Magdalena Medio
1.9. Meta
1.10. Norte de Santander
1.11. Putumayo
10
16
21
25
31
35
40
43
48
53
57
2. Conclusiones
63
Referencias
67
Lista de mapas
Mapa 1.
Mapa 2.
Mapa 3.
Mapa 4.
Mapa 5.
Mapa 6.
Mapa 7.
Mapa 8.
Mapa 9.
Mapa 10.
Arauca
Caquetá
Casanare
Córdoba - Sucre
Huila - Tolima
La Guajira
Magdalena Medio
Meta
Norte de Santander
Putumayo
17
21
26
32
36
40
44
49
54
58
Lista de gráficas
Gráfica 1.
Gráfica 2.
Gráfica 3.
Gráfica 4.
Participación del sector hidrocarburos en el PIB nacional
Bloqueos por departamento, 2015
Comparativo de bloqueos a las operaciones, por departamento,
2010- 2015
Causas de bloqueos a las operaciones, 2015
9
12
13
13
SOCIAL
Contenido
5
CONFLICIVIDAD
DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
6
DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
Lista de tablas
Tabla 1.
Tabla 2.
Tabla 3.
Tabla 4.
Tabla 5.
Tabla 6.
Tabla 7.
Tabla 8.
Tabla 9.
Tabla 10.
Tabla 11.
Tabla 12.
Tabla 13.
Clasificación de los conflictos sociales, por demanda
Bloqueos a las operaciones, 2010-2015
Relación conflicto, motivo y alcance
Información general Arauca
Información general Caquetá
Información general Casanare
Información general Córdoba-Sucre
Información general Huila-Tolima
Información general La Guajira
Información general Magdalena Medio
Información general Meta
Información general Norte de Santander
Información general Putumayo
11
12
15
17
22
26
32
36
41
44
49
54
58
7
CONFLICIVIDAD
SOCIAL
DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
INTRODUCCIÓN
En los últimos años los hidrocarburos se han posicionado como uno de los sectores económicos
con mayor relevancia en Colombia, tanto por su capacidad para atraer inversión extranjera
como por las rentas que hoy generan. Este es el resultado de una apuesta que el país viene
haciendo desde 2003 para convertir el sector extractivo en una de las locomotoras de desarrollo
nacional. Sin embargo, con un mercado más abierto y con más empresas en operación,
también ha aumentado la conflictividad social entre las comunidades, la industria petrolera y
las autoridades de los niveles nacional y local.
Desde 2011, el Gobierno Nacional viene liderando la implementación de una serie de medidas
dirigidas a atender y prevenir la creciente conflictividad social que se presenta en el sector
hidrocarburos, a través del diseño de mecanismos de atención de crisis y la generación de
escenarios preventivos y condiciones de diálogo que permitan tramitar de manera pacífica
las expectativas de las partes involucradas. Para articular estas acciones en un único marco
común se firmó el Acuerdo de Cooperación de Asistencia Técnica y Financiera 242 de 2013,
entre la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) y el Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD), con el “objetivo de apoyar a la ANH en la estructuración e implementación
de una estrategia territorial para la gestión sostenible y equitativa del sector hidrocarburos,
a través del fortalecimiento de actores, la consolidación de escenarios participativos de
planificación para el desarrollo humano, la superación de la pobreza y el cumplimiento de los
Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) en las regiones” (ANH y PNUD, 2013). En esta fase
de desarrollo de la Estrategia Territorial de Hidrocarburos fueron priorizados 10 territorios con
tradición petrolera: Arauca, Caquetá, Casanare, Córdoba - Sucre, Huila - Tolima, La Guajira,
Magdalena Medio, Norte de Santander y Putumayo.
Así mismo, se definió que uno de los componentes de este marco común de actuación sería una
estrategia para la atención y prevención de la conflictividad social en el sector hidrocarburos,
donde se recogieran y fortalecieran las iniciativas que se venían desarrollando sobre la materia,
con el liderazgo del Ministerio del Interior. Como parte del desarrollo de la estrategia de
conflictividad, se presenta el siguiente diagnóstico, que tiene el objetivo de dar cuenta de las
dinámicas y tendencias que presenta la conflictividad social en el sector y, de esta manera,
brindar insumos de carácter analítico para la definición de las líneas de acción estratégicas para
la prevención y atención de estas situaciones.
8
DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
El diagnóstico se construyó siguiendo la metodología y orientación metodológicas de la Oficina
para la Prevención y Recuperación de Crisis del PNUD en Nueva York (BCPR, por sus siglas en
inglés). Así, fue desarrollado un diagnóstico que articula un componente participativo, a través
de más de cincuenta talleres en los municipios priorizados por el Acuerdo, y un componente de
investigación cualitativa y cuantitativa surtida mediante entrevistas semiestructuradas a actores
académicos, sociales, públicos y privados con conocimiento del sector, y recolección y análisis
de información secundaria como reportes institucionales, informes, artículos investigativos,
entre otros.
Este documento se compone de una parte general, en la que se desarrolla un contexto del
sector y de la conflictividad que hoy se presenta, y una parte específica, donde se hace un
acercamiento a la conflictividad social en cada uno de los diez territorios priorizados en razón
de los fenómenos de conflictividad presentados en los últimos tres años (2013, 2014 y 2015),
y a las variables o condiciones de entorno relevantes para el análisis. Por último, a modo de
conclusión se presentan un análisis de las tendencias de conflictividad que pueden extraerse
del documento y una identificación de los factores tanto estructurales como sistémicos que de
cierta manera permiten entender el origen de la conflictividad social en el sector.
Las reformas institucionales y de ley implementadas desde el 2003, que dieron origen a la ANH
como la entidad encargada de la administración y regulación del recurso hidrocarburífero, y
que permitieron la conversión de Ecopetrol en una empresa pública por acciones con toda la
facultad de participar de la cadena de operación y transformación del petróleo crudo, unidas a
un esquema atractivo para la inversión extranjera, han hecho posible que Colombia se ubique
hoy dentro de los veinte primeros países exportadores de hidrocarburos, posicionando al
sector como uno de los principales eslabones e impulsores de la economía colombiana.
El presidente de la República, Juan Manuel Santos (2014), afirmó recientemente que desde el
2010, tanto la operación en minería como en hidrocarburos han inyectado más de 37 billones de
pesos a la economía del país. Adicionalmente, la participación del sector de hidrocarburos en el
Producto Interno Bruto (PIB) nacional pasó de representar 3,4% en el 2007 a 5,24% en el 2014.
Gráfica 1. Participación del sector hidrocarburos en el PIB nacional
3,90%
3,60% 3,40% 3,80%
4,30%
4,80%
5,60%
5,30% 5,40%
5,24%
2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014
Fuente: Departamento Nacional de Estadística (DANE).
SOCIAL
1
CONTEXTO
9
CONFLICIVIDAD
DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
10
DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
El interés del Gobierno Nacional por el desarrollo de la actividad hidrocarburífera se reiteró
en el Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018: Todos por un Nuevo País. En este se reconoce la
importancia del sector como motor de crecimiento económico, generador de empleo y
fuente fundamental de recursos que permitan financiar la inversión social, el presupuesto del
gobierno y “la construcción de un país en paz, con mayor equidad y mejor educado” (DNP, 2014,
p. 175). En lo que respecta a las metas frente al sector, cabe destacar el propósito del Gobierno
Nacional de aumentar las reservas y la producción a través de la promoción de los procesos
de exploración costa afuera, en yacimientos no convencionales y con “tecnologías de recobro
de hidrocarburos en yacimientos existentes” (DNP, 2014, p. 177). Para esto es fundamental la
coordinación con las demás entidades gubernamentales, de manera que sea posible garantizar
una operación respetuosa del medio ambiente y de las comunidades.
Además de la articulación entre entidades, un reto para la industria es la actual coyuntura de
precios bajos del petróleo: en junio de 2008 el precio internacional del barril WTI alcanzó su
máximo en dos décadas, llegando a cotizarse en 142.52 dólares. En junio de 2014, y tras dos
años de fluctuaciones, se situó en 107.23 dólares. Este fue el último pico antes del inicio del
declive. Así, poco más de un año después, en agosto de 2015 bajó la barrera de los 40 dólares
(U.S. Energy Information Administration, 2015). No obstante la caída de los precios del crudo,
su demanda en el mundo se sigue incrementando.
Este derrumbe de los precios en tan poco tiempo, y la consiguiente disminución de los ingresos
por las exportaciones de crudo, han afectado significativamente a la industria petrolera del
país y al Gobierno Nacional. Esto se debe al rol central que tiene el sector en la economía
colombiana: es la fuente del 40% de la inversión extranjera directa, del 20% de los ingresos
fiscales de la Nación y del 54% de las exportaciones (Portafolio, 2014).
A la caída en la exploración, y en parte como consecuencia, se suma la disminución en las
reservas. De acuerdo con la ANH, a diciembre de 2014 las reservas probadas de petróleo del
país alcanzaron un nivel de 2.308 millones de barriles, equivalentes a 6,4 años de producción,
lo que representa un decrecimiento de 5,6%, en comparación con las reservas del año anterior.
Este panorama es especialmente preocupante si se desea mantener la condición de país
exportador de petróleo.
1.1. El fenómeno de la conflictividad social en el sector
hidrocarburos
Aproximación teórica
El análisis de la conflictividad social alrededor de la industria de hidrocarburos debe partir de
una plena identificación de conceptos como conflicto, conflicto social y conflictividad. Para la
Organización de los Estados Americanos (OEA) y el PNUD (2013), un conflicto ocurre cuando dos
o más actores perciben que sus objetivos son incompatibles. Dichos conflictos, a su vez, pueden
ser multicausales y atravesar ciclos, niveles de radicalización y grados de violencia diferentes.
La conflictividad, a su vez, se refiere a la dinámica de los mismos conflictos en un período
determinado, producto de situaciones complejas y de conflictos que con el transcurso del
tiempo no han logrado resolverse en lo estructural, y por consiguiente se arraigan, dinamizan y
retroalimentan nuevos conflictos (OEA y PNUD, 2013).
Clasificación de los conflictos
Existen varias posibilidades metodológicas para clasificar los conflictos sociales en atención a
las perspectivas y los intereses del análisis que se espera realizar. Teniendo en cuenta que el
objetivo de hacer un diagnóstico de conflictividad es aportar insumos que permitan la toma
de decisiones de política pública dirigidas a los principales actores que interactúan en el sector
hidrocarburos, como son las comunidades, autoridades y empresas, se decidió tomar una
clasificación en atención al tipo de demandas que reivindican estos actores (ver la tabla 1).
Tabla 1. Clasificación de los conflictos sociales, por demanda
Conflictos por
demanda de
reproducción
social
Conflictos por
demandas
institucionales y
de gestión estatal
Conflictos por
demandas de
reproducción
cultural
Se refiere a los conflictos relacionados con las capacidades de una sociedad
para transformar sus condiciones a lo largo del tiempo. Están asociados, por
un lado, a las condiciones básicas de vida como la alimentación, la salud, la
educación, el empleo, etc.; y por el otro, a aquellos elementos referidos a la
calidad de vida en general, como son el bienestar, la vida digna, el
mantenimiento o mejoramiento de las condiciones económicas, acceso a
tierras, entre otros, que son una clara responsabilidad del Estado.
Son el resultado de la inconsistencia entre las demandas de la población y la
capacidad de las políticas y las instituciones del Estado para satisfacerlas.
Incluye demandas relacionadas con el mejoramiento de la gestión
administrativa, la prestación de servicios públicos a cargo del Estado, el
acceso a la justicia, la legitimidad de las autoridades públicas, la aprobación
o derogatoria de normas, el cumplimiento de acuerdos, etcétera. Estos
conflictos involucran la necesidad de cambios de la institucionalidad en dos
dimensiones: i) hacia el fortalecimiento del sector público, es decir, la
implementación de políticas públicas efectivas en temas como educación,
salud, seguridad ciudadana, entre otros, y ii) hacia el mejoramiento de la
relación entre el Estado y sus ciudadanos.
Abarca los conflictos que tienen su origen en diferentes visiones y dinámicas
de convivencia intercultural. Mantienen una estrecha relación con las
condiciones de debilidad institucional y de desigualdad económica, en la
medida en que estas situaciones son el escenario generador de la
desigualdad cultural, donde se aboga por el reconocimiento o
fortalecimiento de las identidades de los actores y el mejoramiento o
mantenimiento de ciertos niveles de calidad de vida. Incluye conflictos
ideológico-políticos, por demandas de seguridad ciudadana, uso de
recursos naturales y deterioro o calidad del medio ambiente, derechos
humanos, valores, creencias e identidades, y género.
Fuente: Cuaderno de prospectiva política: la protesta social en América
Latina (PNUD, 2012). Elaboración propia.
SOCIAL
En cuanto a los conflictos sociales, estos pueden ser entendidos como los procesos de
interacción contenciosa entre actores sociales con diversos grados de organización, que actúan
de manera colectiva para defender el mantenimiento de unas condiciones preestablecidas o
propender por un cambio en la situación que se presenta, con el fin de obtener una mejora en
las condiciones existentes. El conflicto social surge cuando un grupo social, actor o movimiento
expresa una situación de malestar colectivo de forma hostil a través de demandas y medidas
de presión violentas contra alguna instancia pública o privada a la que considera responsable
de dicha situación (PNUD, 2012b).
11
CONFLICIVIDAD
DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
Aproximación práctica
En la actualidad, la operación petrolera está marcada por una creciente conflictividad social
entre las empresas, las comunidades y las instituciones que interactúan en cada territorio con
dinámicas particulares. Si bien existen diferentes expresiones de esta conflictividad social, las
vías de hecho1, que se traducen principalmente en los bloqueos a la exploración, producción o
transporte de hidrocarburos, son el termómetro por excelencia de la situación de conflictividad
y sus efectos en la operación del sector de hidrocarburos.
A través del Sistema de Monitoreo de Incidentes Sociales2, la Asociación Colombiana del Petróleo
(ACP) ha monitoreado los bloqueos presentados a la industria desde el 2010, identificando
además sus causas y trazabilidad anual.
Tabla 2. Bloqueos a las operaciones, 2010-2015
Trimestre
2010
2011
2012
2013
2014
2015
Ene-Mar
20
52
92
123
114
159
Abr-Jun
19
30
68
161
92
125
Jul-Sep
37
47
72
124
116
110
Oct-Dic
15
42
76
95
133
79
Total
91
171
308
503
455
473
Fuente: Sistema de Monitoreo de Incidentes Sociales ACP.
Como puede verse en la tabla 2, desde el 2012 se evidencia un incremento en los bloqueos,
teniendo su punto más alto en el 2013 con 503 bloqueos en total a las operaciones. En 2015,
se presentó un total de 473 bloqueos, ubicados principalmente en los departamentos de Meta,
Santander, Casanare, Cesar, Norte de Santander y Sucre (ver la gráfica 2) (ACP, 2015b).
Gráfica 2. Bloqueos a las operaciones por departamento, 2015
144
TOTAL 473
81
69
25
24
18
13
12
9
9
5
3
3
2
1
BOYACÁ
54
TOLIMA
160
140
120
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
NARIÑO
12
1
Fuente: Sistema de Monitoreo de Incidentes Sociales ACP.
1
La Asociación Colombiana de Petróleo (ACP) define las vías de hecho como las “situaciones en las que se lleva a cabo algún tipo de acción que afecte
el normal desarrollo de las operaciones de las compañías -bloqueos de vías o prohibiciones de ingreso a los campos- que vienen con exigencias
hacia las compañías y que en algunos casos no corresponde a las compañías responder a esas exigencias”. (ACP, 2011).
2
El Sistema de Monitoreo de Incidentes Sociales incorpora información de las empresas afiliadas a la ACP y Ecopetrol.
Gráfica 3. Bloqueos a las operaciones, por departamento, 2010-2015
200
180
160
140
120
100
80
60
40
20
0
184
144
116
112
98
69
82
81
71
69
5754
47
52
54
31
2727
11
01
META
33
23
10
40
27
11 515 12
25
0
47 7 7
NORTE DE PUTUMAYO
SANTANDER
SANTANDERC ASANARE
15
1314 9
3
ARAUCA
Fuente: Sistema de Monitoreo de Incidentes Sociales ACP.
2010
2011
2012
2013
2014
2015
Respecto a la duración promedio de los bloqueos, si bien para 2014 se presenta una reducción
en el promedio de días de duración (tres días) en relación con la cifra promedio para 2013 (5,7
días), esta reducción —de acuerdo con la ACP— ha venido acompañada de un recrudecimiento
de los bloqueos (Santiago, 2014).
En cuanto a la motivación, el origen o la causa principal de los bloqueos, de acuerdo con la
clasificación que hace la ACP para su análisis, tanto en 2014 como en 2015, la principal causa
son los aspectos laborales, que sigue la tendencia que se presenta desde 2010. En orden les
siguen la contratación de bienes y servicios y los temas relacionados con aspectos sociales (ver
la gráfica 4).
Gráfica 4. Causas de los bloqueos, 20153
2%
3% 3%
TOTAL 528*
4%
Aspectos laborales
Bienes y ervicios
7%
Asp. sociales
43%
8%
Vías
Servidumbres
Otros
30%
Ambiental
Socializaciones
Fuente: ACP - Ecopetrol. Información en procesos de consolidación a 31 de Diciembre de 2015.
Existen bloqueos que tienen más de una causa. Total bloqueos: 284
3
Cont. Bs. y Svs. significa Contratación de bienes y servicios.
SOCIAL
Comparando la información registrada de bloqueos a agosto de 2015, puede verse en mayor
detalle la dinámica de bloqueos a corte de ese mes entre 2010 y 2015 en los ocho departamentos
con mayor número de vías de hecho (ver la gráfica 3).
13
CONFLICIVIDAD
DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
14
DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
Además, a partir de 2015 el Gobierno Nacional, a través del Equipo de Gestión del Conocimiento
del Viceministerio de Relaciones Políticas del Ministerio del Interior, comenzó a sistematizar
no solo las vías de hecho (bloqueos) sino también las alertas tempranas que se presentan
y se atienden en el marco del programa Convive de la Estrategia Territorial para la Gestión
Equitativa y Sostenible del Sector Hidrocarburos (ETH). Así, desde el 1 de enero hasta el 27 de
noviembre de 2015 se han atendido 156 vías de hecho y 180 alertas tempranas en los diez
territorios priorizados por la Estrategia.
Estos bloqueos a las operaciones de la industria de hidrocarburos dificultan el cumplimiento de
sus metas de producción, incrementando a su vez las cifras de producción diferida4 y el costo
en dinero de la misma. Así, en el caso concreto de Ecopetrol, durante el 2014 esta empresa dejó
de producir 64.000 barriles diarios, de los cuales 28.000 se dejaron de extraer por situaciones
relativas al entorno social como las protestas y los bloqueos (El Tiempo, 2015).
Finalmente, un elemento importante que se debe tener en cuenta cuando se estudian las
causas de la conflictividad social en el último año es la caída de los precios del petróleo: ante
una disminución de sus ingresos, las empresas se han visto obligadas a reducir los montos de
sus inversiones sociales voluntarias, a contratar menos bienes y servicios y mano de obra local,
llegando incluso a la no renovación de un número importante de trabajadores. Este escenario
no es exclusivo de unas pocas regiones, sino que se presenta en los territorios en los que la
Estrategia tiene presencia, como se detallará más adelante.
Tendencias y análisis de la conflictividad social en el sector hidrocarburos
Como se mencionó anteriormente, en el presente documento el conflicto social es entendido
como el proceso de interacción contenciosa entre actores sociales que actúan de manera
colectiva ante expectativas de la mejora o la defensa de una situación existente. Así, el conflicto
surge cuando un grupo social, actor o movimiento expresa sus situaciones de malestar colectivo
de manera hostil, a través de demandas o presiones violentas contra una instancia pública o
privada a la que considera responsable de la situación. Estos conflictos, a su vez, pueden ser
clasificados en atención a las demandas que manifiestan los actores involucrados: conflictos
por demandas de reproducción social, de reproducción cultural o institucionales y de gestión
estatal (PNUD, 2012).
En este sentido, un análisis de la conflictividad social en el sector hidrocarburos en Colombia
implica, por un lado, la observación del desarrollo de los conflictos en el tiempo, la identificación
de las variables de entorno que pueden determinar los niveles de expresión y fuerza de los
conflictos, y la descripción de los principales factores de conflictividad que se presentan en
los territorios, identificados por los mismos actores en las diferentes jornadas de trabajo
realizadas, y documentados por entidades y organizaciones interesadas en la materia. Y por
el otro, el análisis de las tendencias que pueden identificarse de la conflictividad social en el
sector y de las causas o motivaciones tanto estructurales como sistémicas que los originan y
autorrefuerzan.
De los insumos obtenidos para la elaboración de este diagnóstico, como instrumento de análisis
se realizó una identificación de los principales temas que se relacionan con los conflictos sociales
que se presentan en el sector (ver la tabla 3).
4
Vale la pena aclarar que este concepto se refiere a la diferencia entre la producción de un pozo antes y después de la ocurrencia de hechos
que impiden su normal operación durante un período determinado. Situaciones como bloqueos, vías de hecho, atentados territoristas contra
pozos u oleoductos, dificultades para evacuar el crudo en carrotanques cuando se ha superado la capacidad de almacenamiento, entre otros,
imposibilitan el acceso, la operación y el mantenimiento que requieren los pozos para sostener la producción promedio de crudo. Así, cuando
se soluciona la dificultad, es probable que el pozo no logre producir la misma cantidad de hidrocarburos que se producían antes del hecho. La
diferencia resultante se denomina producción diferida, y es crudo que no podrá recurperarse en el corto plazo.
Conflicto Socal
Motivo o Causa
Contratación de
bienes y servicios
Conflictos por
demandas de
reproducción
social
Reequilibrio de la relación entre oferta y
demanda de los bienes y servicios que contrata la
industria petrolera con las empresas y/o
asociaciones locales, en el marco de sus políticas
de proveedores (vehículos, compra de material
de construcción, comercio local de insumos,
etcétera). Otro tema importante es la demanda
de pagos oportunos por parte de las operadoras
y sus contratistas.
Empleo
Contratación de mano de obra local calificada y no
calificada; oportunidades de formación para el
empleo; aumento de salarios, beneficios o auxilios
adicionales; manejo o intermediación de cupos
laborales, despidos, rotaciones, y demás aspectos
tocantes a la relación laboral entre las operadoras,
sus contratistas y los empleados; y creación de
perfiles laborales claros y transparentes.
Tierras
Procesos de titulación y formalización de tierras
en las zonas de influencia de la operación
petrolera. Ocupación ilegal de territorios.
Solicitud de pagos de mayores indemnizaciones
por el ejercicio de servidumbres petroleras.
Inversión social y
garantía de
derechos
Conflictos por
demandas
institucionales y
de gestión estatal
Conflictos por
demandas de
reproducción
cultural
Alcance
Definición e implementación de políticas públicas
de nivel nacional y local en temas como salud,
educación, seguridad alimentaria, etcétera;
inversión en infraestructura que permita la
prestación de los servicios públicos esenciales a
cargo del Estado, garantizando el pleno ejercicio
de los derechos conferidos en la Constitución; e
inversión social manejada a través de
organizaciones locales.
Vías
Mantenimiento y/o pavimentación de las vías
utilizadas para la operación de la industria, en
especial para transporte de crudo y
maquinaria. Incumplimiento de las autoridades
respecto
a
sus
responsabilidades
o
compromisos previos adquiridos.
Regalías
Inconformismo por el nuevo esquema de
asignación de recursos por concepto de regalías a
las zonas de producción petrolera.
Consulta previa
Reconocimiento de comunidades para el proceso
de consulta previa. La no realización del
procedimiento en zonas donde debe efectuarse.
Medio ambiente
Deterioros en la calidad ambiental por la
operación petrolera (contaminación de fuentes
hídricas por vertimientos, afectación en las
siembras, efectos del material particulado,
etcétera); afectaciones a la fauna y flora por
acciones ilegales de terceros; y afectación de las
vocaciones productivas del territorio.
Otros
Cualquier otra reclamación o expectativa que no
clasifique en las anteriormente descritas.
Fuente: elaboración propia a partir de las definiciones establecidas por la ACP para el
Sistema de Monitoreo de Incidentes Sociales.
SOCIAL
Tabla 3. Relación conflicto, motivo y alcance
15
CONFLICIVIDAD
DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
16
DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
Es necesario precisar que la identificación y la definición de estas causas se realizan con el
objetivo de guiar el análisis particular y la construcción de tendencias a partir de los resultados
que se obtengan. En ningún caso se pretende encasillar las motivaciones solo a lo que allí se
identifica, pues existen causas que responden a condiciones específicas, que son estudiadas de
manera particular.
A continuación se presenta el análisis de la conflictividad enfocado en once departamentos
y una región con operación petrolera, comenzando por un breve resumen de la situación
de conflictividad en cada territorio, la narración de las principales variables de entorno
presentes y la descripción de los principales factores de conflictividad a partir de los casos más
representativos que se han presentado o se presentan hoy en día.
1.2. Arauca
Es uno de los departamentos más importantes en la historia de la producción de hidrocarburos
del país, pues con el descubrimiento del yacimiento de Caño Limón, en 1983, Colombia pasó de ser
importador a un país exportador, condición que ha logrado mantener hasta el día de hoy. La llegada
de la actividad petrolera se convirtió en la principal actividad económica, llegando a representar en
la década de los noventa del siglo XX el 66% del PIB departamental y desplazando a otros renglones
que hasta la fecha habían sido los más importantes, como la agricultura y la ganadería.
Con la expansión de la operación hidrocarburífera comenzó también la historia de conflicto
armado en el departamento, con una presencia tradicional de grupos guerrilleros como el
Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia
(FARC). A pesar de las ofensivas militares llevadas a cabo durante más de diez años, es un
departamento donde la presencia de grupos ilegales y el interés en controlar el territorio
siguen siendo predominantes, y tal vez la única zona del país donde el ELN mantiene un
posicionamiento marcado.
La dinámica del conflicto ha tenido a la actividad de hidrocarburos como uno de sus objetivos
de ataque, que van desde la extorsión a empresas y contratistas hasta ataques a oleoductos,
pozos y batallones energéticos —dispuestos para custodiar la infraestructura y la operación
petroleras—, entre otros. Este factor ha incidido en que los temas de conflictividad social
propios de la relación entre las comunidades y las empresas del sector (concernientes a una
mayor vinculación de mano de obra local por parte de las empresas petroleras, la contratación
de bienes y servicios con proveedores locales, la inversión social, etcétera) no hayan tenido
expresiones de crisis tan notorias.
DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
CONFLICIVIDAD
SOCIAL
Mapa 1. Arauca
Arauca
Arauquita
Saravena
fontul
ARAUCA
Tame
Puerto Rondón
Cavo Norte
Fuente: Instituto Geográfico Agustín Codazzi.
Tabla 4. Información general Arauca
Está ubicado en la región de los Llanos Orientales y representa el 2,1% del territorio
nacional. Se compone de siete municipios, ubicados en las zonas de piedemonte y
sabana. Es zona de frontera con Venezuela. Su capital es Arauca.
Con actividad petrolera desde finales de la década de los cincuenta. En 1983 se
descubre el yacimiento de Caño Limón, que le permite al país hacer la conversión a la
exportación de hidrocarburos.
Arauca
17
Hoy tienen presencia en el departamento dieciséis empresas petroleras: Alange
Energy, BC Exploración y Producción, Cepcolsa, Ecopetrol, Hocol, Integral Oil & Gas,
Meta Petroleum, Occidental Andina LLC, Occidental de Colombia Inc., Petróleos del
Norte, Petrolera Monterrico, Petrominerales Colombia, Stetson Oil and Gas, Tabasco
Oil Company, Telpico LLC y Vetra Exploración y Producción Colombia.
Es el tercer productor de crudo del país, con una poducción departamental de 66,009
barriles por día (ACP, 2015).
Variables de entorno
Conflicto armado: varias condiciones han hecho de Arauca una de las zonas de mayor intensidad
del conflicto armado colombiano, con presencia primordialmente de grupos guerrilleros. El ELN
incursiona con fuerza en el departamento en la década del setenta del siglo XX, en el municipio
de Saravena.
Luego del descubrimiento de Caño Limón, y el consiguiente aumento de la actividad petrolera,
este grupo guerrillero se fortaleció a través de la extorsión a las petroleras y a sus contratistas;
ubicándose principalmente en el piedemonte del departamento y en límites con Boyacá y
Casanare, aprovechando las ventajas logísticas que traía la frontera con Venezuela. En los años
ochenta incursionaron con fuerza las FARC y ocuparon varias zonas del departamento, llegando a
desplazar al ELN de varias de ellas. Esto motivó una guerra entre ambas organizaciones, superada
mediante acuerdos en la década de los años dos mil (Fundación Ideas para la Paz, 2014).
18
DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
Algunos grupos paramilitares, como las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y el Bloque
Vencedores, al mando de los hermanos Castaño, incursionan en el departamento hacia 2001,
en la zona del municipio de Tame, expandiéndose hacia Saravena, Fortul y Puerto Rondón. Sin
embargo, estos grupos no adquieren tanto poder como en otras zonas del país.
Pese a numerosas operaciones militares, Arauca sigue siendo un territorio con fuerte presencia
de las guerrillas. El ELN conserva una fuerza considerable en Arauca a través de su “Frente
de Guerra Nororiental” y de la más conocida de sus unidades, el Frente “Domingo Laín”. Este
se ubica principalmente en el piedemonte, en los municipios de Tame, Saravena y Fortul. Allí
practican un tipo de organización basado en estructuras militares semipermanentes o difusas,
milicias y organizaciones sociales de apoyo, que ejercen presión constantemente sobre las
compañías petroleras.
Por su parte, las FARC, a través del Frente 10, conservan mayoritariamente su presencia en
la zona central y oriental del departamento, en los municipios de Arauca, Arauquita y Cravo
Norte. A diferencia del ELN, su modelo de organización se basa más en estructuras militares
permanentes. Ambas organizaciones hacen uso intenso de las facilidades que les provee la
cercanía de la frontera con Venezuela (Mejía, 2014).
Tanto el ELN como las FARC realizan constantes ataques a la infraestructura petrolera, e incluso
en ocasiones realizan acciones coordinadas. El ELN entiende los ataques a la industria petrolera
como parte de sus acciones estratégicas en la lucha guerrillera. En lo corrido del año se han
registrado más de treinta ataques a los oleoductos Caño Limón Coveñas y Bicentenario (ACP,
2015). También son constantes los ataques a los batallones energéticos, así como la intimidación
y la extorsión a funcionarios y contratistas de las compañías.
Grupos étnicos y minorías: la población indígena en Arauca constituye un 2,2 % de la población
total del departamento. Pese a esta cifra aparentemente baja, su importancia es considerable
para la actividad de hidrocarburos, por distintas razones: su presencia en las zonas rurales, el
hecho de que cuentan con territorios amplios reconocidos por el Ministerio del Interior como
resguardos, y el activismo de algunas comunidades (ACNUR, 2011).
El principal grupo indígena de Arauca son los U’wa, quienes viven en el piedemonte, en especial
en Tame, desde donde se extiende su presencia hacia Boyacá y Casanare. Son particularmente
conocidos porque en 1996 amenazaron con realizar un suicidio colectivo si la Occidental de
Colombia (OXY) efectuaba actividades de exploración en sus territorios.
Esta lucha les valió reconocimiento internacional, y recibieron la visita y la ayuda de ONG y
activistas numerosos. Tres de ellos, activistas norteamericanos, fueron secuestrados y
asesinados por las FARC en 1999. La experiencia de lucha contra la OXY creó entre los U’was
una elevada capacidad de organización, movilización y comunicación que conservan hoy día
(Mejía, 2014).
En el piedemonte de Arauca también habita la etnia Guahiba o Sikuani, que se encuentra en
condiciones muy precarias. Testimonios de conocedores de la zona dan cuenta de sus graves
problemas de pobreza, alcoholismo y drogadicción, al igual que sus luchas internas por el poder
en los resguardos. Esta comunidad es difícilmente penetrable, y en ocasiones ha respondido
con violencia ante los intentos de instituciones del Estado y organismos multilaterales de
contactarles. Finalmente, en el oriente del departamento la mayoría de indígenas pertenecen
a la etnia Betoyes.
Narcotráfico y cultivos ilícitos: la actividad de cultivos ilícitos es muy limitada en Arauca. Entre
2013 y 2014 se presentó una reducción del 64% de las hectáreas cultivadas, que llegó a 25
hectáreas, que se concentran principalmente en los municipios de Arauquita, Tame, Fortul y
Saravena (UNODC, 2015). Desde principios del año 2000, y hasta 2007, los cultivos de coca
tuvieron una importancia sustancial en el desarrollo del conflicto armado en el departamento,
en cuanto componente de disputa territorial entre la guerrilla de las FARC y los grupos
paramilitares. Así mismo, a mediados de la década significaron un gran apoyo de recursos
para las FARC, que les permitió fortalecerse militarmente para mantener su disputa con el ELN.
Además, el tráfico de drogas se facilitaba por la condición de frontera del departamento, donde
siempre ha existido un importante flujo de actividades económicas ilegales con Venezuela
como contrabando de gasolina y tráfico de armas (Fundación Ideas para la Paz, 2014).
Descripción de la conflictividad alrededor del sector hidrocarburos
Conflictos por demandas de reproducción social: en el departamento de Arauca se presentan
conflictos relacionados con la demanda de empleo de mano de obra calificada y no calificada
proveniente del área de influencia directa, así como con mejoras en las prestaciones sociales
para los trabajadores de la industria. Por ejemplo, durante el primer semestre de 2015 ocurrió un
bloqueo en la estación Banadía, en Saravena, que duró más de treinta días. El hecho surgió por
la inconformidad de varios extrabajadores de Termotécnica Coindustrial S. A., cuyos contratos
fueron suspendidos desde 2013. En consecuencia, los extrabajadores reclamaban el pago de la
liquidación y de las prestaciones a las que, según ellos, tenían el derecho de recibir (Ministerio
del Interior, 2015). En segundo lugar, se encuentran las solicitudes de mayor contratación de
bienes y servicios con proveedores locales por parte de las empresas de hidrocarburos. No
obstante, estos conflictos no se expresan con la misma intensidad que en otras zonas del país.
Esto se debe, en parte, a la alta atención y magnitud que tienen los temas de conflicto armado
en el departamento y su accionar directo contra la operación petrolera.
También existen dificultades en los procesos de titulación y adjudicación de terrenos baldíos en
municipios como Arauquita y Saravena, donde la comunidad manifiesta inquietudes respecto
a la efectividad y celeridad del proceso, pues consideran que el Incoder no tiene la capacidad
para realizar estos procesos de manera eficiente, lo que afecta el acceso a servicios públicos
esenciales y a créditos por parte de los pobladores.
Conflictos por demandas institucionales y de gestión estatal: este tipo de conflictos
se presentan en el departamento con mayor intensidad y reiteración. Las condiciones
socioeconómicas de gran parte de la población, incluidos los pueblos indígenas, y la alta
recepción de población desplazada —que en el municipio de Saravena asciende a doce mil
personas— hacen que las demandas por mayores inversiones de carácter social y el ejercicio
efectivo de los derechos esenciales que debe garantizar el Estado sean un factor de conflictividad
importante frente a la industria petrolera, a la que se le exige que sus inversiones sociales
vayan dirigidas a mejorar las condiciones de los pobladores que se encuentran más allá de las
zonas de influencia.
SOCIAL
Las comunidades indígenas de Arauca se agrupan en la Asociación de Cabildos y Autoridades
Tradicionales Indígenas del Departamento de Arauca (Ascatidar). Las tres comunidades, U´wa,
Betoy y Sikuani, fueron incluidas por la Corte Constitucional en el Auto 004 de 2009 como tres
de las 35 comunidades en riesgo de desaparición en el país.
19
CONFLICIVIDAD
DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
20
DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
De manera particular, se identifican serias necesidades de inversión dirigidas a las comunidades
indígenas, que además tienen una condición especial de protección otorgada por la Corte
Constitucional en temas como cobertura en salud, educación, proyectos de vivienda, entre otros.
Mayoritariamente, los municipios del departamento definen su vocación en torno a la producción
agrícola (cacao, plátano, yuca, entre otros) y pecuaria (bovino, caballar, bufalino, porcino y
aviar), y en menor medida, al sector servicios (Gobernación de Arauca, s. f.). En este sentido,
tanto la población como las autoridades locales demandan inversiones dirigidas a potenciar los
proyectos productivos y generar las condiciones de infraestructura vial y de almacenamiento
que les permitan ser competitivos a nivel nacional.
Respecto al tema anterior, hay inconformidades relacionadas con las disposiciones de la Ley de
Regalías para el acceso y distribución de estos recursos. Las autoridades departamentales de
Arauca se han expresado en medios nacionales para manifestar su preocupación por el impacto
que tendrá en los proyectos de inversión que se esperaba desarrollar en el departamento con
estos recursos, que tuvieron una reducción superior al 60% (El Tiempo, 2012).
Otro tema relacionado con los conflictos por demandas institucionales y de gestión estatal que
tiene mucha importancia en el departamento es el de Derechos Humanos. Las condiciones de
conflicto armado han hecho que este elemento se convierta en el principal tema de reivindicación
de organizaciones sociales como las Organizaciones Sociales del Centro Oriente. El 12 de febrero
de 2013 se dio inicio a un paro cívico departamental argumentando incumplimientos reiterados
del Gobierno Nacional en las peticiones hechas desde 2012 en temas como la explotación
petrolera y la deuda ambiental, social y humanitaria con el departamento. Para conjurar la
crisis, el Gobierno Nacional expidió el decreto ministerial 0285 de 2013, en el que que creó la
Comisión Intersectorial para la Promoción, Respeto y Garantía de los Derechos Humanos y del
Derecho Internacional Humanitario para el Departamento de Arauca, y se instalaron mesas de
diálogo permanente en temas como asuntos indígenas, Derechos Humanos, productividad,
servicios sociales, ambiental y territorial, bienes y servicios.
Conflictos por demandas de reproducción cultural: la presencia de grupos indígenas en la
zona donde se desarrollan las actividades de exploración y producción de hidrocarburos hace que
el tema de consulta previa sea un factor latente de conflicto. Para el caso de la comunidad U´wa,
son conocidas sus posturas acerca de la no extracción de recursos naturales en sus territorios.
Un ejemplo es lo ocurrido en 2005, cuando rechazaron la consulta previa necesaria para que
Ecopetrol iniciara actividades exploratorias en los campos Sirirí y Catleya (Semana, 2007).
Además, se presentan situaciones de conflicto relacionadas con los impactos ambientales que
produce la actividad de hidrocarburos en el departamento. Sin embargo, de manera similar
a la situación que se presenta en el Putumayo, parte de estos impactos son causados por los
ataques de los grupos guerrilleros que ocasionan derrames contaminando los suelos y las
fuentes hídricas del departamento. También se reivindican temas como la efectiva vigilancia por
parte de las autoridades ambientales del cumplimiento de los compromisos de las empresas
sobre la materia, y el desconocimiento de la población sobre las responsabilidades a cargo de
las compañías, lo que dificulta procesos de control social y veeduría ciudadana.
La operación de hidrocarburos es una actividad relativamente reciente en el departamento del
Caquetá. Sin embargo, ha adquirido especial importancia por el potencial en cuanto a reservas
probables existentes en la región de la Amazonía, que, según algunos estudios preliminares,
podrían llegar a duplicar las reservas actuales del país, con cerca de 2.340 millones de barriles
(Portafolio, 2014a).
No obstante el interés del Gobierno Nacional por aumentar la actividad exploratoria en la zona,
se ha encontrado dificultades relacionadas tanto con las condiciones de orden público del
departamento —donde tradicionalmente se ha concentrado gran parte de los enfrentamientos
y combates entre las FARC y las Fuerzas Militares, en el marco del conflicto armado— como
con la manifestación expresa de algunos líderes y organizaciones sociales de rechazo a las
actividades petroleras en el departamento, que aducen una incompatibilidad con el modelo
de economía verde que se quiere para el Caquetá como territorio con vocación amazónica, y
los impactos ambientales negativos que generaría la actividad petrolera en los ecosistemas y
fuentes hídricas.
Así, la conflictividad social alrededor del sector hidrocarburífero tiene que ver principalmente
con demandas de reproducción cultural relacionadas con temas de carácter ambiental,
a partir del cual se presenta un rechazo a las actividades de exploración de la industria en
el departamento. En zonas como San Vicente del Caguán se han presentado conflictos por
demandas de reproducción social asociadas a los temas de empleo y contratación de bienes y
servicios locales, que tuvieron su punto más álgido ante el cierre del campo Capella, operado
por Emerald Energy, que paró su producción durante el primer trimestre del año.
Mapa 2. Caquetá
San Vicente
del Caguan
Puerto Rico
FLORENCIA
Puerto Rico
El Paujíl
San José
del Fragua
Morelia
Montañita
belén de los Andaquines
Albanía
Milán
Cartagena del Chairá
Valparaiso
Curillo
Solano
CAQUETÁ
Fuente: Instituto Geográfico Agustín Codazzi.
SOCIAL
1.3. Caquetá
21
CONFLICIVIDAD
DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
22
DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
Tabla 5. Información general Caquetá
Está ubicado en la región de Amazonía, representa el 7,8% del territorio nacional. Se
compone de dieciséis municipios, ubicados en las zonas de cordillera, piedemonte y
llanura amazónica, que corresponde a más del 80% del territorio del departamento.
Caquetá
La actividad petrolera es relativamente reciente en el departamento. Durante 2006 se
iniciaron las actividades exploratorias en cercanías al municipio de San Vicente del
Caguán, por la empresa Emerald Energy, y se comenzó la producción de crudo en 2009.
Es una zona geográfica donde potencialmente se ubican importantes reservas de
hidrocarburos aún por explorar. Las empresas que hoy hacen presencia en el
departamento con actividades exploratorias son: Emerald Energy, Meta Petrolum Corp.,
Canacol Energy Colombia, Grupo C&C Energía Barbados Sucursal Colombia, Hupecol
Operating, Ecopetrol, Pacific Stratus Energy, y el Consorcio Optima Range.
Tiene una producción promedio de 1.928 barriles por día (ACP, 2015); sin embargo, a la
fecha la producción se encuentra suspendida en el departamento.
Fuente: elaboración propia.
Variables de entorno
Conflicto armado: Caquetá es uno de los departamentos epicentro del conflicto armado en
el país. Las FARC incursionaron en esta zona del país a mediados de la década de los sesenta
del siglo XX configurando el Bloque Sur, uno de los más importantes para la organización,
desde donde comenzaron su fortalecimiento militar y financiero, a través de las actividades del
narcotráfico principalmente. Por su posición geográfica, se convirtió en un “territorio estratégico
como corredor militar, desde donde las FARC asedian áreas más integradas y como zona de
aprovisionamiento y descanso cuando el Estado toma la iniciativa militar” (PNUD, 2014a, p. 4).
Fue sede de las fallidas negociaciones entre el gobierno de Andrés Pastrana y las FARC,
desarrolladas entre 1998 y 2002 en jurisdicción del municipio de San Vicente del Caguán. Por su
importancia estratégica y militar para las FARC, en el Caquetá se han concentrado los planes de
recuperación territorial puestos en marcha desde el gobierno de Pastrana con el Plan Colombia,
hasta los actuales planes Espada de Guerra II de la fuerza pública y el plan de Consolidación
Territorial, iniciado en el gobierno de Álvaro Uribe.
El Bloque Sur de las FARC, que opera en Caquetá y Putumayo, es la segunda estructura más
fuerte de esta organización, luego del Bloque Oriental, por el rol que ha tenido en la financiación
del grupo guerrillero. Los frentes con presencia y actividad en el departamento son el 2, 3, 14,
15, 49 y 63, y las columnas móviles Teófilo Forero y Bloque Sur (Universidad Nacional, 2012).
Al igual que en otras zonas del país con fuerte presencia de cultivos ilícitos, en Caquetá se han
presentado disputas entre grupos ilegales por el control territorial y del negocio del narcotráfico.
Sin embargo, la incursión de grupos paramilitares fue menos marcada que en lugares como
el Putumayo, debido al histórico control que han tenido las FARC en el departamento. En
municipios como Morelia, Valparaíso, San José del Fragua, Albania, Curillo, Solita y Belén de los
Andaquíes hubo presencia del Bloque Sur de los Andaquíes, del Bloque Central Bolívar, desde
finales de la década de los noventa hasta 2006, cuando se desmovilizaron (FIP, USAID y OIM,
2014). En la actualidad hay presencia de bandas criminales como los Rastrojos, en zonas donde
anteriormente había control de los grupos de autodefensas.
Grupos étnicos y minorías: de acuerdo con cifras del DANE, la población indígena representa
cerca del 2% de la población total del departamento. Según información de la oficina territorial
del Incoder en el Caquetá, existen 45 resguardos indígenas constituidos en el departamento,
Como ocurre en otras zonas del país, este grupo poblacional ha sufrido de manera especial los
efectos del conflicto armado, pues geográficamente se ubican en zonas de alta confrontación
armada y estratégicas para el cultivo de coca, como las zonas ribereñas de los ríos Caquetá y Peneya.
Evidencia de esto es lo establecido en el auto 004 de 2009 de la Corte Constitucional, que
determinó la puesta en marcha de planes de salvaguarda para 34 etnias de todo el país. En este
pronunciamiento, la Corte resaltó la situación de la etnia Koreguaje —conformada por quince
comunidades asentadas en jurisdicción de los municipios de Milán y Solano—, en cuanto a
riesgo de desaparición, desplazamiento, disminución progresiva de la población por conflicto
armado, amenazas reiteradas a líderes y autoridades tradicionales, entre otros.
Cultivos ilícitos y narcotráfico: los departamentos de Caquetá, Cauca, Putumayo, y la región
del Catatumbo, en Norte de Santander, concentran el 73% de los cultivos de coca del país y se
constituyen en el principal reto para enfrentar el problema de producción de cocaína, tanto por
la densidad de los cultivos de coca que existen como por las condiciones de vulnerabilidad de
las comunidades de la zona (UNODC, 2015).
Los cultivos ilícitos asociados al narcotráfico aparecen en el Caquetá en la década de los
setenta del siglo XX, con la configuración de un núcleo de siembra en Remolinos del Caguán.
Durante esta década, los departamentos de Caquetá y Putumayo se consolidaron como una
región estratégica tanto para el cultivo de coca como para su transformación, distribución
y comercialización (Ministerio de Justicia y UNODC, 2013). En la década de los ochenta, el
departamento fue epicentro de uno de los hechos más evidentes de la magnitud del negocio del
narcotráfico del país: la destrucción, por parte de las Fuerzas Especiales de la Policía Nacional,
del complejo cocalero “Tranquilandia”.
Como en la mayoría de las zonas del país, el narcotráfico ha estado estrechamente ligado
al conflicto armado. En el caso del Caquetá, desde la llegada de las FARC y la conformación
del Bloque Sur, en la década de los setenta, los cultivos de coca han sido una de sus fuentes
principales de financiación, en un comienzo, a través de la intermediación entre productores
y comercializadores (cobro del gramaje), hasta incursionar en otros eslabones del negocio
(Ministerio de Justicia y UNODC, 2013).
De acuerdo con el Monitoreo de Cultivos de Coca 2014 de la Oficina de las Naciones Unidas
contra la Droga y el Delito (UNODC, 2015), los cultivos de coca en el departamento presentaron
durante la primera década de este siglo una disminución en número de hectáreas sembradas.
Sin embargo, a partir de 2010 se viene presentando una tendencia de crecimiento sostenida.
Para 2014 se registró un aumento en 2.220 hectáreas sembradas, correspondientes a un 51%
más con respecto a lo registrado en 2013; esto a pesar de las operaciones de aspersión y las
actividades de erradicación manual, que fueron duplicadas.
Descripción de la conflictividad alrededor del sector hidrocarburos
Conflictos por demandas de reproducción social: aunque no son el primer factor de
conflictividad asociado a la industria en el departamento, puesto que la actividad hidrocarburífera
es relativamente reciente, se han presentado algunas demandas relacionadas con expectativas
SOCIAL
pertenecientes a las etnias Andoke, Coreguaje, Coyaima, Embera, Embera Katío, Inga, Makaguaje,
Nasa, Uitoto, Pijao, entre otras.
23
CONFLICIVIDAD
DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
24
DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
de contratación de mano de obra local y de bienes y servicios de empresas locales, en especial en
el municipio de San Vicente del Cagúan, donde hasta hace unos meses había producción activa.
El cierre del campo Capella, operado por Emerald Energy, durante el primer trimestre del año
afectó la contratación no solo de personal local, sino de servicios como el de transporte de
crudo, que se contrataba a través de empresas locales de la región.
Conflictos por demandas institucionales y de gestión estatal: si bien los conflictos asociados
a este tipo de demandas no son aún el principal factor de conflicto, se presentan algunos casos
relacionados principalmente con solicitudes de mejora de las vías terrestres que la industria
utiliza para el desarrollo de sus actividades. Tal es el caso de San Vicente del Cagúan, donde
las comunidades reclaman la adecuación de las vías del perímetro urbano; mientras que en
Valparaíso se solicita el mejoramiento de la vía que conduce a Florencia, que se ha visto afectada
por el transporte del material de playa utilizado para la adecuación de las vías en las zonas de
Morelia y la vereda Curvinata, donde desarrolla actividades Emerald Energy.
Conflictos por demandas de reproducción cultural: en el departamento del Caquetá la
conflictividad relacionada con el sector hidrocarburífero tiene que ver antes que todo con una
resistencia a que se desarrollen operaciones de hidrocarburos en el territorio, que se encuentran
primordialmente en fase de exploración de yacimientos. Los detractores argumentan los
impactos negativos que tendría esta actividad en los ecosistemas de un territorio en gran parte
amazónico, evidenciados en los proyectos que ya se han puesto en marcha en el departamento.
El hecho más evidente de estas tensiones inició el 4 de mayo del presente año en el municipio
de Valparaíso, donde comunidades de veredas aledañas, organizados en lo que denominaron
la “Comisión por la Vida del Agua”, bloquearon el paso a la empresa Emerald Energy, para evitar
el desarrollo de un pozo estratigráfico, en el marco de las actividades exploratorias que se
realizan en el bloque El Nogal, otorgado desde 2012. El argumento para evitar el ingreso de la
maquinaria y el personal de la empresa fue la poca claridad que había respecto a los efectos de
la exploración y explotación de hidrocarburos en el ecosistema de la zona y las especies nativas
que allí se encuentran.
En busca de una solución al bloqueo, el Gobierno Nacional, bajo el liderazgo del Ministerio del
Interior, sostuvo reuniones con los líderes comunitarios y las autoridades del departamento y
del municipio, y otros actores estratégicos como Corpoamazonía, la Universidad de la Amazonía
y la Vicaría del Sur, perteneciente a la Diócesis de Florencia, y con una incidencia importante
en las comunidades. A pesar de las gestiones a nivel territorial, luego de más de cincuenta días
de bloqueo, y sin una solución concertada, el 25 de junio se ordenó el ingreso del Esmad para
controlar la situación de orden público (Ministerio del Interior, 2015).
En el trasfondo de estos hechos se encuentran argumentos relacionados con la necesidad
de que la actividad hidrocarburífera en el departamento tenga en cuenta las características
especiales del territorio como región amazónica y sensible ambientalmente. Evidencia de
esto es el proyecto de ordenanza, denominado “Caquetá Verde”, presentado a la Asamblea
Departamental en octubre directamente por su presidente, donde se busca declarar al Caquetá
“departamento verde, protector de la región bioamazónica”. En este proyecto se desarrolla
un capítulo particular para las actividades mineras y de hidrocarburos, donde se establece la
creación de una oficina departamental de asuntos ambientales, con facultades de seguimiento
a las actividades minero-energéticas, a través de mecanismos como informes semestrales
por parte de las empresas, para determinar impactos y mitigaciones. Así mismo, se establece,
entre otros, el deber de las empresas operadoras de registrar filiales en Caquetá a través de la
Cámara de Comercio.
Casanare es en la actualidad uno de los departamentos del país con mayor actividad
hidrocarburífera. El descubrimiento, en la década de los ochenta del siglo XX, de los dos
yacimientos más grandes del país en los campos de Cupiagua y Cusiana, y el aumento en general
de la exploración y explotación de hidrocarburos, implicaron un cambio drástico y vertiginoso
hacia nuevas actividades económicas fuera de las que tradicionalmente se habían desarrollado
en el departamento, relacionadas con la ganadería y, en menor medida, la producción agrícola.
Esta transformación produjo consecuencias en términos demográficos relacionadas con un
crecimiento poco controlado de los municipios productores, así como una fuerte migración
de población foránea que se asentó en estos municipios buscando oportunidades de trabajo
alrededor de la industria petrolera, demandando cubrimiento de los servicios esenciales,
alterando el orden social y desencadenando un aumento en los conflictos por la posesión de la
tierra, entre otros.
Un factor adicional que dificulta aún más la actividad de la industria petrolera es la dinámica
que ha tenido el conflicto armado en este departamento, donde se ha presentado una alta y
violenta confrontación entre distintos grupos como las FARC, los paramilitares y, recientemente,
las bandas emergentes, que buscan controlar el territorio y aprovecharse de las condiciones
económicas favorables de la región, provenientes de la explotación petrolera y los grandes
proyectos agroindustriales como el cultivo de palma africana.
La conflictividad social que hoy se presenta en el departamento alrededor de la industria de
hidrocarburos se relaciona con demandas de reproducción social asociadas a los temas de
empleo, contratación de bienes y servicios con proveedores locales, y la titulación de tierras.
Las demandas de reproducción institucional y de gestión estatal se relacionan principalmente
con: 1. Demandas por mayor inversión social dirigida a contribuir a la prestación efectiva de los
servicios esenciales a cargo del Estado y fortalecer las apuestas por dinamizar sectores distintos
a la actividad petrolera, 2. Pavimentación y mantenimiento de las vías que utiliza la industria y
que requieren los municipios para dinamizar otras actividades productivas, y 3. La modificación
del esquema de participación de recursos de regalías a los municipios productores.
Por último, la conflictividad por demandas de reproducción cultural se enfoca en los temas
relacionados con los impactos ambientales de la operación de hidrocarburos y, recientemente,
en discusiones acerca del uso de los recursos naturales, donde se ha llegado a utilizar mecanismos
como la consulta popular para intentar limitar la actividad exploratoria en municipios como
Tauramena y Monterrey.
SOCIAL
1.4. Casanare
25
CONFLICIVIDAD
DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
26
DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
Mapa 3. Casanare
La Salina
Hato Corozal
Sácama
Paz de Ariporo
Támara
Pore
Nunchía
CASANARE
Trinidad
YOPAL
Recetor
Chámeza
San Luis de Palenque
Aguazul
Tauramena
Monterrey
Sabana Larga
Mani
Villanueva
Fuente: Instituto Geográfico Agustín Codazzi.
Tabla 6. Información general Casanare
Está ubicado en la región de los Llanos Orientales, representa el 3,98% del territorio
nacional. Se compone de diecinueve municipios, divididos en dos regiones: la zona del
piedemonte y la zona plana. Su capital es Yopal.
Casanare
Con actividad petrolera desde la década de los sesenta del siglo XX, es uno de los
departamentos con mayor tradición de explotación petrolera en el país. Cuenta con los
dos yacimientos más grandes descubiertos en el país, ubicados en los campos Cupiagua
y Cusiana. Más de cuarenta empresas hacen presencia en el departamento, entre las que
están Geopark Colombia PN S. A. Sucursal Colombia, Pacific Rubiales Energy, Equion
Energía Limited, Emerald Energy PLC Sucursal Colombia, Parex Resources Colombia Ltd.,
Petrobras Colombia Limited, Ecopetrol S. A. Petrominerales Colombia Limited, Perenco
Colombia Limited, entre otros.
Es el segundo productor de crudo del país, con una producción departamental de
181.955 barriles por día (ACP, 2015).
Fuente: elaboración propia.
Variables de entorno
Conflicto armado: Casanare es uno de los departamentos con dinámicas de conflicto más
complejas, por la presencia de diferentes fuerzas irregulares que tradicionalmente se han
enfrentado por el control territorial. Los grupos guerrilleros se asentaron en la zona del
piedemonte llanero en los años setenta. A finales de la década de los ochenta, las FARC
consolidaron su presencia a través de los frentes 28, 38 y 56, siendo este último el más
importante. En cuanto al ELN, su consolidación en la región se dio a través de los frentes Los
Libertadores, José David Suárez y Domingo Laín, a partir de la expansión de esta guerrilla desde
Arauca (MOE, 2007).
El accionar de los grupos paramilitares se ha producido principalmente en la zona plana del
departamento, con dinámicas particulares en cuanto a la multiplicidad de organizaciones y
las disputas que se han presentado entre las mismas. Los primeros grupos surgen entre las
Luego de la desmovilización de las AUC surgieron bandas emergentes que buscan controlar
el territorio y amedrentar a la población a través de extorsiones. Las de mayor presencia en
Casanare son ERPAC, Rastrojos (derivadas de las ACC) y Urabeños (Universidad Nacional, 2012).
Tierras: la titulación de tierras es uno de los problemas de mayor relevancia y duración en el
departamento. Por años, la población ha generado dinámicas alrededor de la tenencia de
la tierra, incluidos los terrenos baldíos propiedad de la nación, sin procesos de formalización
de títulos de propiedad. Por ejemplo, de acuerdo con la ley 160/94 a una persona se le puede
titular máximo 860 ha. No obstante, en el Casanare hay personas asentadas en predios de hasta
10.000 ha (Ministerio del Interior, 2015a). Frente a esta situación, el Gobierno Nacional identificó
la necesidad de concentrar mayores esfuerzos en la formalización de tierras y tiene como meta
lograr la formalización de dos millones de predios en todo el país a través del Incoder.
La informalidad en la tenencia ha sido también la causante del robo y despojo de tierras por
parte de grupos guerrilleros y paramilitares, que para los departamentos de Meta y Casanare
superaron las 340.000 hectáreas. Actualmente hay 5.283 solicitudes de titulación de tierras en
el departamento (Ministerio del Interior, 2015a). De hecho, sólo durante el primer trimestre de
2015 se recibieron 526 solicitudes de restitución de tierra por parte de campesinos despojados
de sus predios en medio del conflicto (Semana, 2015).
Sequía: durante 2013 varios municipios de Casanare, como Paz de Ariporo, sufrieron un verano
particularmente fuerte y prolongado, que ocasionó la muerte de cerca de 20.000 animales por
deshidratación. Esta situación generó polémica a nivel nacional por las posibles causas de este
cambio climatológico. Uno de los argumentos que se expusieron como origen de la crisis fue la
afectación que tiene la actividad petrolera en el departamento. El tema escaló al punto de que
fue citado un debate de control político, donde se expusieron argumentos como que la sísmica
generaba cambios en el ciclo del agua, debido a las grietas que produce en la tierra (La Silla
Vacía, 2014).
La Contraloría General de la República inició una investigación para determinar la responsabilidad
en el desastre ambiental presentado en Paz de Ariporo, que arrojó como resultado, que “la
crisis presentada en el Casanare no obedece exclusivamente al calentamiento global, sino que
se dio, en gran proporción, como respuesta a la serie de actividades antrópicas no planificadas
(principalmente arroz secano, ganadería, construcción de vías y actividades de sísmica y
perforación), las cuales generaron impactos acumulativos y sinérgicos que rompieron el
equilibrio ecosistémico que presentaba la región” (Contraloría General de la República, 2014).
Gobernabilidad: en los últimos diez años, Casanare ha tenido trece gobernadores, incluidos los
designados en reemplazo, lo que ha tenido efectos importantes en cuanto a gobernabilidad y
desarrollo de políticas y programas de largo plazo. Los casos más recientes son los del anterior
mandatario, Nelson Mariño, destituido e inhabilitado por la Procuraduría General de la Nación
por irregularidades en la contratación de suministros para los restaurantes escolares. Por su
parte, Raúl Flórez fue suspendido tres veces y destituido por contratar sin los requisitos legales;
mientras que Miguel Ángel Pérez fue condenado por la Corte Suprema de Justicia por recibir
dineros de grupos paramilitares para financiar su campaña (El Tiempo, 2013).
SOCIAL
décadas de los setenta y ochenta, independientes de los movimientos que surgieron en el
Meta. Los más destacados son las Autodefensas Campesinas del Casanare (ACC), lideradas por
Martín Llanos, que posteriormente se incorporaron a las AUC. No obstante, en 2003 surge una
fuerte disputa entre estos dos grupos, específicamente entre el Bloque Centauros de las AUC y
las ACC (MOE, 2007).
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CONFLICIVIDAD
DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
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DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
Una situación similar atraviesa la capital del departamento, donde la Procuraduría destituyó
en primera instancia al alcalde William Celemín y lo inhabilitó para ejercer cargos públicos por
trece años, debido a los retrasos presentados para garantizar la prestación efectiva del servicio
público de agua potable, que generaron riesgos graves en la salud de la población de Yopal.
Además de esta sanción, está en curso otra investigación disciplinaria por irregularidades en la
contratación del municipio (El Tiempo, 2014a).
Descripción de la conflictividad alrededor del sector hidrocarburos
Conflictos por demandas de reproducción social: en Casanare, los conflictos por demandas
de reproducción social tienen que ver principalmente con tres temas. En primer lugar, se
encuentran los asuntos relacionados con el empleo y las solicitudes particulares de mayor
contratación de mano de obra local, tanto para realizar labores calificadas como no calificadas.
En municipios como Maní y Aguazul se reclama además que existan oportunidades de formación
que permitan a la población acceder a mejores puestos de trabajo o certificar las competencias
con que ya cuentan.
En cuanto a los problemas relacionados con los esquemas que se vienen presentando por
la forma en que se suplen las ofertas de empleo del sector hidrocarburos, algunas voces del
territorio reconocen los avances del Gobierno Nacional en la implementación del Servicio
Público de Empleo (SPE), así como las disposiciones para manejar la intermediación laboral,
en cabeza sobre todo de las Juntas de Acción Comunal (JAC), lo que ha generado en algunos
casos cobros irregulares a los pobladores para acceder a los empleos que ofrece la industria
petrolera. Sin embargo, algunos segmentos de la población perciben este modelo como un
elemento restrictivo que les restará autonomía, tal como sucedió con el nuevo esquema de
asignación de recursos de regalías.
Si bien hay conocimiento acerca del proceso que inició Comfacasanare para constituirse como
Agencia Pública de Empleo con cobertura departamental, pobladores de zonas como Paz de
Ariporo afirman no tener la información suficiente sobre los avances del proceso y expresan
dudas acerca de la capacidad que tendrá Comfacasanare para responder de manera efectiva
en todos los municipios (PNUD Paz de Ariporo, 2014).
De acuerdo con el Defensor del Pueblo del departamento, el manejo que han tenido las JAC ha
desbordado los límites económicos y generado problemas de diversa índole, llegando a relacionarse
con la desaparición y muerte de personas que fueron presidentes de la Asociación de Juntas de
Acción Comunal (Asojuntas) en el corregimiento de El Morro (El Diario del Llano, 2014).
En segundo lugar, se presentan conflictos alrededor de los procesos de titulación de terrenos
baldíos, en especial en aquellas zonas donde se genera la operación de hidrocarburos, como
es el caso de los municipios de Aguazul, Trinidad, Tauramena, Maní, Yopal, Orocué, San Luis de
Palenque y Paz de Ariporo. El principal problema radica en la prohibición legal que establece el
artículo 67 de la Ley 160 de 1994 respecto de la titulación de tierras en un radio de 2,5 kilómetros
alrededor de las zonas donde se adelantan procesos de explotación de recursos naturales no
renovables. Esta condición ha dificultado los procesos de titulación de tierras en estos municipios,
en la medida en que los terrenos baldíos susceptibles de ser adjudicados se contraponen con
las zonas donde hay actividad de exploración y de explotación de hidrocarburos. A lo anterior
se suman las limitaciones en cuanto a capacidad operativa y de recursos humanos que tiene el
Incoder, como entidad encargada de tramitar de manera rápida estos procesos. Es importante
mencionar que anteriormente la prohibición legal era de 5 kilómetros. No obstante, mediante
la Ley 1724 de 2014 se modificó la distancia permitida a los 2,5 kilómetros, con lo que se espera
una posible reducción en los conflictos que se originan por este tema.
Un caso relevante en el departamento es el de los transportadores, quienes, agrupados en
la Mesa Departamental de Transportadores, firmaron el 13 de mayo de 2014 un acuerdo de
entendimiento con algunas de las empresas de hidrocarburos que operan en la actualidad.
Lo anterior, con el objetivo de dar participación a las empresas locales en la contratación
de los servicios que demanda la industria, y que están en capacidad de suplir, de acuerdo
a los requerimientos técnicos, operativos y financieros establecidos. Los transportadores se
comprometieron a no generar vías de hecho que afecten la operación de hidrocarburos y a
mantener canales de diálogo para solucionar las posibles diferencias que surjan.
Conflictos por demandas institucionales y de gestión estatal: en el departamento del
Casanare, este tipo de conflictos se relacionan principalmente con los temas de aspiraciones
sociales y garantía de derechos; mantenimiento y pavimentación de las vías usadas para la
operación de la industria de hidrocarburos; y solicitudes para que se genere un nuevo esquema
de distribución de los recursos de regalías a los municipios productores.
En la totalidad de los municipios que hoy tienen actividad de hidrocarburos, tanto la población
como las autoridades locales demandan mayores inversiones sociales por parte de las
empresas del sector. Por ejemplo, en el marco de la socialización de la inversión social de
la operadora Petrolera Monterrico, a finales de junio de 2015, la comunidad manifestó su
inconformidad respecto de la inversión social voluntaria para obras civiles, de cerca de 35.000
millones de pesos. El argumento fue la insuficiencia de estos recursos para hacer frente a los
futuros problemas salariales por la caída de los precios del petróleo (Ministerio del Interior,
2015). Saliendo de este caso concreto, las inversiones que se solicitan abarcan, por un lado,
temas relacionados con la prestación de los servicios esenciales a cargo del Estado, tales
como el mejoramiento de la infraestructura educativa y los programas de formación técnica
y profesional, mayor cobertura en salud a la población, abastecimiento de agua potable y
construcción de acueductos y alcantarillados, etcétera; y por el otro, con proyectos dirigidos a
retomar la vocaciones productivas del territorio, de manera que haya menos dependencia de
la actividad petrolera y se potencien actividades como los cultivos de piña en Tauramena, y el
turismo en municipios como Orocué, entre otros.
Un aspecto que reiteran muchas de las comunidades de estos municipios es que no hay
información suficiente sobre las inversiones que hoy realizan las empresas, lo que, a su modo
de ver, dificulta los procesos de transparencia y rendición de cuentas. Solicitan, por ejemplo,
que exista más claridad sobre las inversiones que hacen las empresas, en cumplimiento del 1%
que deben destinar a los Programas en Beneficio de las Comunidades (PBC).
SOCIAL
En tercer y último lugar se encuentran los conflictos relacionados con la contratación de los
bienes y servicios de diversa índole que se requieren para la operación del sector, y que están
en la capacidad de asumir los proveedores locales. Este tema es especialmente relevante
en un contexto de bajos precios del petróleo, en el que las operadoras están reduciendo la
contratación como consecuencia de una disminución en la producción. Esta problemática
ha causado durante 2015 varias alertas tempranas frente a posibles bloqueos, como la que
ocurrió en Paz de Ariporo, debido a la cancelación del contrato de tres camionetas (Ministerio
del Interior, 2015). Otro factor a tener en cuenta son las solicitudes, como las que se presentan
en municipios como Monterrey, en donde se demanda el mejoramiento en las condiciones de
los contratos que hoy existen con las empresas locales, pues en muchos casos las empresas
llegan a los territorios con convenios marco, donde las oportunidades de los proveedores
locales se encuentran limitadas por requisitos de calidad y certificación, capacidad financiera,
cumplimiento de normas técnicas, entre otros, sin que existan además las condiciones para
que las empresas puedan fortalecerse y superar sus debilidades.
29
CONFLICIVIDAD
DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
30
DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
En cuanto a los conflictos surgidos por solicitudes de mantenimiento y pavimentación de
las vías, estos no solo se circunscriben a las vías utilizadas por la industria de hidrocarburos
para el transporte de crudo y maquinaria, sino que incluyen además las que los pobladores y
autoridades locales consideran necesarias para que otras actividades productivas y económicas
puedan tener mayor relevancia. De acuerdo con información de la Gobernación, de las vías
primarias a cargo de la Nación, solo el 65% se encuentran pavimentadas; mientras que en las
vías secundarias y terciarias, a cargo del departamento, el déficit es aún mayor (Gobernación
de Casanare, 2014).
Sobre este tema, la Gobernación firmó el 13 de septiembre de 2013 un acuerdo de entendimiento
con el Comité de la Industria Petrolera del Casanare (CINPAC) de la ACP, en el que las empresas
que hacen parte del CINPAC manifiestan su interés de contribuir a los temas de inversión que
la Gobernación ha definido como prioritarios y de mayor impacto, entre los que se encuentran:
infraestructura vial, proyectos para el sector productivo e inversión social en el marco de
los PBC. Esta iniciativa es un trabajo articulado con la Gobernación del departamento y las
operadoras del sector hidrocarburos. Sin embargo, algunos líderes comunitarios manifiestan
cuestionamientos, por cuanto consideran que es un escenario sin vinculación y participación
de la sociedad civil, donde además no es posible llegar a resultados concretos y verificables.
Por último, y al igual que en otras zonas del país, existe un inconformismo creciente con el
nuevo esquema de asignación de recursos de regalías para los municipios y departamentos
productores de hidrocarburos, como es el caso de Casanare. En especial, las autoridades
locales manifiestan inquietudes respecto a la capacidad en la que se encuentran sus equipos
para presentar proyectos a los Órganos Colegiados de Administración y Decisión (OCAD), por
lo que sugieren que se realicen modificaciones que permitan a estos municipios acceder más
fácilmente a estos recursos.
Conflictos por demandas de reproducción cultural: estos conflictos tienen que ver, en
primer lugar, con las inquietudes que expresa la población respecto al cumplimiento de
los compromisos en materia ambiental, establecidos en las licencias. Por una parte, hay
preocupaciones relacionadas con los impactos que tiene la industria en las fuentes hídricas,
la productividad del suelo, la contaminación por material particulado, etcétera. Por otra parte,
hay inquietud respecto de la ausencia de información sobre el cumplimiento por parte de
las empresas de sus compromisos ambientales, como es el caso del 1% de compensación
ambiental, así como la supervisión de dichos compromisos que deben realizar autoridades
como la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA).
En segundo lugar, están los conflictos que han comenzado a presentarse en relación con el
uso de los recursos naturales en su territorio. Teniendo como antecedente la consulta popular
realizada en Piedras (Tolima) para temas de minería, Tauramena, Recetor, Chámeza, Aguazul
y Monterrey decidieron utilizar este mecanismo legal de participación ciudadana para limitar
la actividad de hidrocarburos en sus territorios. Específicamente, persiste la oposición de la
comunidad a la realización de las actividades exploratorias por parte de Ecopetrol en el bloque
que le fue adjudicado en 2008 por la ANH, conocido como Odisea.
En la caso de Tauramena, la consulta, promovida por líderes comunitarios, fue realizada en
diciembre de 2013 con una votación mayoritaria en favor de limitar la actividad de hidrocarburos
en varias veredas, bajo el argumento de que allí se encuentra la zona de recarga hídrica del
municipio (El Espectador, 2013a). En Monterrey, la solicitud para realizar la consulta popular fue
remitida por el mismo alcalde al Tribunal Administrativo de Casanare. La Registraduría Nacional
del Estado Civil estableció como fecha para la votación el 27 de abril de 2014; sin embargo,
su ejecución fue suspendida en atención a una medida cautelar decretada por el Consejo de
Más allá de los casos particulares de cada una de estas consultas, el trasfondo de la situación
es establecer, por un lado, si el resultado del ejercicio de estos mecanismos de participación
ciudadana es vinculante para el desarrollo de los proyectos en materia minero-energética, que
en principio no son de competencia de los municipios. O si, por el otro, las autoridades locales,
en ejercicio de su facultad de regular lo relacionado con el uso de suelo en sus municipios,
pueden limitar también la actividad de hidrocarburos, que, si bien hace referencia al uso de los
recursos del subsuelo que pertenecen a la nación, se verá afectada con las disposiciones que
se definan sobre el lugar.
1.5. Córdoba-Sucre
Los departamentos de Córdoba y Sucre, como región, tienen una importancia estratégica para
el sector hidrocarburos relacionada con la producción de gas; el transporte de crudo a través
del oleoducto Bicentenario, que cuenta con un terminal en Coveñas, con una capacidad de
almacenamiento de 1.280 kbls5; y las actividades de exploración en zonas off-shore y territorio
continental en municipios como Planeta Rica, Montería, Cereté, Ciénega de Oro, San Carlos,
Chinú, Tuchín, San Andrés de Sotavento, Sahagún, Sincelejo, San Carlos, San Pelayo, Canalete,
Tierralta y Sampués. Este último se caracteriza por su marcada resistencia al ingreso a su
territorio de empresas del sector hidrocarburífero.
La conflictividad social relacionada con el sector hidrocarburos se concentra principalmente
en los municipios de San Pedro, Ovejas y Coveñas, en el departamento de Sucre; y en el
municipio de San Antero, en Córdoba, donde se concentra la actividad hidrocarburífera. En
estos municipios se presentan conflictos por demandas de reproducción social asociados a
los temas de empleo y la contratación de bienes y servicios. También se presentan algunos
conflictos asociados con demandas de reproducción cultural en temas de consulta previa y los
impactos ambientales relacionados con las operaciones de la industria. Para el caso específico
del municipio de Coveñas, un tema importante es la delimitación de la Zona Exclusiva de
Pesca Artesanal (ZEPA). Finalmente, las demandas institucionales y de gestión estatal están
relacionadas con las exigencias de mayor inversión social por parte de las empresas que operan
en la zona.
5
Kbls significa miles de barriles.
SOCIAL
Estado, en el marco del proceso de la tutela interpuesta por Ecopetrol que solicitaba amparo al
derecho fundamental del debido proceso.
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CONFLICIVIDAD
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DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
Mapa 4. Córdoba - Sucre
San Onofre
Ovejas
Tolú
Coloso
SINCELEJO
San Antero
Sampuéz
Moñitos
El Roble
Lorica
Los Córdobas
Buenavista
Sincé
SUCRE
San Benito Abad
San Pelayo
Sucre
Sahagún
Monteria
CÓRDOBA
Valencia
San Marcos
Planeta
Rica
Ayapel
Majagual
Guaranda
Tierraita
Monte
Líbano
Puerto
Libertador
Fuente: elaboración propia con base en los mapas del Instituto Geográfico Agustín Codazzi.
Tabla 7. Información general Córdoba-Sucre
El departamento de Córdoba se compone de treinta municipios, agrupados en la región
costera (cinco municipios), centro (dieciséis municipios) y sur (nueve municipios). Su
capital es Montería. En cuanto al departamento de Sucre, está organizado
político-administrativamente en veintiséis municipios, siendo Sincelejo su capital. Se
divide en cinco subregiones naturales: La Mojana, Montes de María, Morrosquillo,
Sabanas y San Jorge.
Córdoba- Sucre
En la actualidad hay importantes áreas de exploración tanto en la zona continental como
mar afuera. Las empresas que hacen presencia en la región son Ecopetrol, Gran Tierra y
Perenco (en consorcio), Hocol S. A., Clean Energy Resources S. A. y Pacific Stratus Energy
Colombia Corp. (ANH, 2015). Adicionalmente, la empresa Ocensa S. A. tiene actividades
de transporte de crudo en la región.
La producción de crudo es relativamente baja; sin embargo, la producción promedio de
gas es de 77 millones de pies cúblicos promedio día calendario, ubicándose entre las
cinco principales zonas de explotación de este tipo de hidrocarburo.
Fuente: elaboración propia.
Variables de entorno
Conflicto armado: puede decirse que en la región conformada por los departamentos de
Córdoba y Sucre, el conflicto armado se ha desarrollado en tres fases. Primera, la aparición y
acción de la guerrilla; segunda, la aparición de los grupos paramilitares y su establecimiento
cuasi hegemónico en la zona; y tercera, el surgimiento de los grupos posdesmovilización
paramilitar, usualmente conocidos como bandas criminales (bacrim).
El paramilitarismo hace su aparición en la zona a mediados de los años ochenta, con los
grupos comandados por los hermanos Castaño Gil. Al igual que el EPL, sus acciones se inician
en Antioquia, en las mismas regiones donde esta guerrilla empezó a actuar. Estos grupos
ampliaron su acción a Córdoba, y durante las décadas de los ochenta y los noventa, con
un accionar caracterizado por asesinatos masivos de pobladores rurales, consolidaron un
dominio casi hegemónico del departamento, que se materializó en la cooptación de su clase
política. A continuación, sucedió el mismo fenómeno en el departamento de Sucre. El EPL fue
prácticamente exterminado en la zona, y la clase política de Sucre fue también cooptada en
gran parte por el paramilitarismo.
En la zona de Montes de María, las FARC mantuvieron una fuerte presencia hasta finales de
la década de los años dos mil, cuando fueron reducidas por una ofensiva militar. Durante la
administración de Álvaro Uribe, los grupos paramilitares negociaron su desmovilización con
el gobierno. Tras la culminación de dicho proceso, la zona ha padecido la aparición de grupos
posdesmovilización, conformados en buena parte por exmilitantes de los grupos paramilitares,
dedicados primordialmente a actividades criminales como el narcotráfico, la extorsión y la
minería ilegal.
Grupos étnicos y minorías: las etnias presentes en el departamento de Córdoba son los
Embera Katío y Zenúes. Los Embera Katío se ubican geográficamente entre los ríos Sinú,
Esmeralda y Verde. Según cifras del DANE, cerca del 13% de la población de esta etnia habita
en el departamento, ubicada en los resguardos Karagabi Alto Sinú y Quebrada Cañaveral Alto
San Jorge (SNIC, 2015).
Por su parte, la población Zenú se ubica principalmente (60%) en el departamento de Córdoba,
en el resguardo San Andrés de Sotavento. En Sucre hay algunos asentamientos de esta
población, en especial en los municipios de Sincelejo, Sampués, Toluviejo, Palmito y San Marcos
(Ministerio del Interior, s. f.).
Ambos grupos indígenas fueron declarados en riesgo de extinción y bajo planes de salvaguarda
por la Corte Constitucional, en el Auto 004 de 2009.
Cultivos ilícitos y narcotráfico: de acuerdo con la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga
y el Delito (UNODC, por su sigla en inglés), en el departamento de Córdoba, que hasta 2013 tenía
una tendencia constante de reducción de cultivos de coca asociados al narcotráfico, se vienen
manifestando aumentos significativos desde 2014, cuando se presentó un incremento cercano
al 28%, al pasar de 439 hectáreas sembradas en 2013 a 560 hectáreas en 2014 (UNODC, 2015).
Si bien comparativamente el departamento de Córdoba no se ubica dentro de los grandes
productores de coca, en la zona del golfo de Morrosquillo, que abarca territorios de este
departamento y de Antioquia, se registraron para 2013 más de 1.800 hectáreas sembradas.
Además, esta zona ha adquirido un valor estratégico como corredor para la comercialización
hacia Centroamérica y la transformación de los cultivos de coca. Esto ha ocasionado que se
SOCIAL
A finales de los años sesenta del siglo XX apareció en Córdoba el grupo guerrillero conocido como
Ejército Popular de Liberación (EPL), de orientación maoísta. Las acciones del EPL se iniciaron
en Antioquia, en las regiones del Bajo Cauca, Nordeste y Urabá, todas ellas limítrofes con el
departamento de Córdoba. El EPL se expandió a Córdoba y Sucre durante los años setenta y
principios de los ochenta, principalmente mediante el secuestro de ganaderos, quienes ejercían
la principal actividad económica de la región. Al norte del departamento de Sucre también
llegaron las FARC, en años posteriores, donde consolidaron un importante epicentro de acción
en la región de Montes de María.
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CONFLICIVIDAD
DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
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DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
presenten enfrentamientos entre distintos grupos ilegales, y en años más recientes, entre
bandas criminales como los Rastrojos y los Urabeños, quienes luchan por el control del negocio
del narcotráfico y del territorio para el desarrollo de sus actividades, lo que ha ocasionado,
entre otros efectos, un aumento de los índices de criminalidad del departamento.
En cuanto al departamento de Sucre, teniendo en cuenta los datos y reportes disponibles, es
posible afirmar que no tiene una participación significativa en el cultivo y las demás cadenas del
narcotráfico (Ministerio de Justicia, 2013).
Descripción de la conflictividad alrededor del sector hidrocarburos
Conflictos por demandas de reproducción social: se han identificado demandas de
reproducción social asociadas, en primer lugar, con los temas de empleo. Las comunidades
demandan a las empresas mayor contratación de mano de obra local, tanto calificada como
no calificada, y se reconocen los problemas asociados a la intermediación de las Juntas de
Acción Comunal en el proceso de contratación de personal requerido en cada una de las
fases de operación. Así mismo, tanto las autoridades municipales como las comunidades
de los municipios de Coveñas, San Pedro y San Antero afirman no conocer los esquemas de
contratación definidos por las empresas ni la motivación en la definición de algunos de los
perfiles laborales. En el caso puntual del municipio de Coveñas, se contrata a través de enlaces
laborales (personas naturales) que hacen las veces de receptores de la oferta de la industria y
suministran las hojas de vida a las empresas para suplir los perfiles requeridos.
En relación con la implementación de la regulación en materia de empleo que promueve el
Gobierno Nacional a través del Servicio Público de Empleo, comunidades de Coveñas demandan
que, paralelamente a las actividades de socialización del modelo y demás fases previstas, se
generen mesas de trabajo donde sea posible definir aspectos relacionados con los mecanismos
de contratación, perfiles, rotación de personal, entre otros.
La segunda temática que genera conflictos asociados a demandas de reproducción social
tiene que ver con solicitudes de mejoramiento de los esquemas de contratación de bienes y
servicios locales. Para el caso de Coveñas, un factor reciente de tensión entre las comunidades
y Ecopetrol tiene que ver con este punto, que llegó a la suscripción de un acuerdo en febrero
de 2015, con compromisos reiterados por los proveedores locales, las comunidades y las Juntas
de Acción Comunal.
En general, los proveedores locales tienen expectativas de lograr aumentar la contratación con las
empresas de hidrocarburos, para lo cual consideran esencial conocer en más detalle la información
relacionada con los montos de contratación de las empresas y mecanismos de promoción de
proveeduría local. Algunas de las propuestas tienen que ver con la generación de escenarios y
mecanismos de rendición de cuentas, donde las empresas brinden información públicamente
sobre esta y otras temáticas de interés para las comunidades y las autoridades locales.
Conflictos por demandas institucionales y de gestión estatal: este tipo de demandas se
concentran principalmente en temáticas de inversión social y garantía de derechos, así como
en la pavimentación y reparación de las vías que usa la industria para su operación. Sobre las
demandas relacionadas con la pavimentación y el mantenimiento de vías, las comunidades
solicitan el mejoramiento de vías, como la que comunica a San Antero con Coveñas, y de
Coveñas hacia el sector de Mamey, que se han visto afectadas por el tránsito de vehículos
pesados usados para las operaciones de la industria.
Conflictos por demandas de reproducción cultural: en este tipo de conflictos se encuentran
principalmente las demandas asociadas a prevenir, reducir o mitigar los impactos ambientales
causados por las actividades de la industria. Hay especial preocupación por los efectos de los
derrames de crudo en la zona marítima de la región en cercanías al terminal de Coveñas del
Oleoducto Bicentenario, en atención a que las actividades económicas predominantes tienen
que ver con la pesca y el turismo.
Las comunidades y autoridades manifiestan especial interés en conocer en más detalle los
planes de manejo y mitigación de riesgos ambientales, pues consideran que la información
socializada no es suficiente para comprender los compromisos adquiridos por las empresas y
el seguimiento que realizan las autoridades competentes, como la ANLA. Tal es el caso del plan
de reforestación del bloque Creciente, en jurisdicción del municipio de San Pedro, donde las
comunidades expresan no tener información sobre su estado y avance. Relacionado con esto,
se ha solicitado apoyo a empresas como Ecopetrol para la creación de veedurías ambientales
que faciliten el control social sobre la materia.
Otro caso importante en el tema ambiental es la preocupación de la comunidad de pescadores
y grupos étnicos frente a la delimitación y el establecimiento de la Zona Exclusiva de Pesca
Artesanal (ZEPA), que es la zona más rica en peces, y, por lo tanto, aporta grandes beneficios
socioeconómicos a los pescadores. Sin embargo, esta coincide con el área donde se realiza el
embarque de crudo a través de los distintos buques. Lo anterior ha causado alta conflictividad
entre la industria, la autoridad marítima y ambiental, por un lado, y las comunidades de
pescadores y los grupos étnicos, por el otro.
Por último, se presentan algunas demandas relacionadas con el estado de los procesos de
consulta previa asociados a proyectos como Olecar, que consistía en la construcción de un
oleoducto que conectara Puerto Bahía con el terminal de Coveñas, y que vincula comunidades
como el Resguardo Reparo Torrente. Esta comunidad ha expresado su inquietud por la eventual
cancelación de este proyecto y por el consiguiente incumplimiento de los compromisos
inicialmente convenidos con la empresa Pacific Stratus Energy. Esta misma comunidad ha
reiterado su intención de que las empresas apoyen o hagan posible la adquisición de predios
colectivos que faciliten el desarrollo económico y social de estas comunidades.
1.6. Huila-Tolima
Como región, los departamentos de Huila y Tolima producen más de 50.000 barriles diarios.
Individualmente, el Tolima tiene una producción promedio de 21.915 barriles diarios, ubicada
principalmente en los municipios de Melgar, Purificación, El Espinal, Piedras y Ortega. Por su
parte, el departamento del Huila produce en promedio cerca de 32.386 barriles diarios en
municipios como Aipe, Baraya, Garzón, Gigante, Neiva, Palermo y Yaguará, entre otros.
SOCIAL
En cuanto a los temas de inversión social y garantía de derechos, es reiterada por comunidades
y autoridades locales la necesidad de contar con mayor información acerca de las inversiones
sociales, tanto voluntarias como obligatorias, que realizan las empresas. Así mismo, las alcaldías
locales manifiestan la necesidad de articular estas inversiones con los planes de desarrollo
municipal y los proyectos que se vienen impulsando desde sus despachos. Por su parte, las
comunidades manifiestan su interés en que las inversiones sociales no se concentren solo
en las áreas de influencia directa y que tengan como énfasis el fortalecimiento de los perfiles
productivos y vocacionales de la región, como las actividades de pesca.
35
CONFLICIVIDAD
DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
36
DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
Aun cuando en la región hay importantes zonas de actividad petrolera, la conflictividad en torno
a ellas ha sido baja. Al igual que en otros departamentos, los factores de conflictividad tienen
que ver con 1. Demandas de reproducción social asociadas a mayores oportunidades de empleo
y mayor contratación de bienes y servicios con empresas locales; 2. Demadas por reproducción
cultural ligadas a temáticas ambientales, relacionadas específicamente con los recursos
hídricos; y 3. Demandas institucionales y de gestión estatal relacionadas con mayor inversión
social por parte de las empresas. Para el caso de Huila, la conflictividad en el departamento
ha estado dirigida en especial hacia proyectos relacionados con el sector eléctrico, como las
hidroeléctricas de Betania y El Quimbo. Lo anterior abre la posibilidad de que la dinámica
de conflictividad tenga el potencial de traducirse con el mismo nivel de escalonamiento a los
proyectos de hidrocarburos.
Mapa 5. Huila - Tolima
Mariquita
Herveo
Villahermosa
Líbano
Murillo
TOLIMA
Cajamarca
Anzoátegui
IBAGUÉ
Melgar
Espinal
Roncesvalles
Guamo
San Antonio
Chaparral
Rioblanco
Villa Rica
Natagaima
Dolores
Ataco
Alpujarra
Colombia
Aipe
Planadas
Baraya
NEIVA
Palermo
Campoalegre
Nátaga
La Plata
Agrado
HUILA
La Argentina
San Agustín
Pitalito
Palestina
Fuente: elaboración propia con base en los mapas del Instituto Geográfico Agustín Codazzi.
Tabla 8. Información general Huila-Tolima
El departamento del Huila se extiende a lo largo de 19. 890 km2 y representa el 1,8% del
territorio nacional. Está dividido en 37 municipios, incluida su capital, Neiva.
El departamento del Tolima está situado en el centro del país y ocupa un área de 23.992
km2, equivalente al 2,1% de la superficie total del país. Está dividido en 47 municipios, y
su capital es Ibagué.
Huila-Tolima
Tienen presencia en los dos departamentos empresas como Ecopetrol, Alange Energy,
Canacol, Emerald Energy, Flamingo Oil S. A., Hocol, Pacific Stratus, Petrobras, Telpico,
entre otras.
Son el séptimo y noveno productor de crudo del país, respectivamente, con una
producción conjunta de 52.607 barriles por día (ACP, 2015).
Fuente: elaboración propia.
Conflicto armado: la región, históricamente conocida como el Tolima Grande, comprende
los departamentos de Huila y Tolima. En esta región, los antecedentes de conflictividad
contemporánea tienen inicio con la violencia política de las décadas de los cuarenta y los cincuenta
del siglo XX. Dicha confrontación, librada de manera irregular entre liberales y conservadores,
tuvo particular intensidad en ambos departamentos, pero sobre todo en la zona de la cordillera
Central del actual departamento del Tolima, tanto en su zona norte (municipios de Fresno,
Herveo, Murillo) como en su zona sur (Planadas, Chaparral, Rioblanco). Esta violencia produjo
dos efectos que cabe mencionar para entender los fenómenos posteriores de conflictividad:
primero, el desplazamiento de numerosos campesinos hacia otras zonas de Colombia como el
Caquetá; y segundo, la formación de guerrillas liberales y posteriormente comunistas.
A principios de los años cincuenta aparece en la zona el joven Pedro Antonio Marín,
posteriormente conocido con los alias de Manuel Marulanda Vélez o “Tirofijo”, quien formó
una guerrilla tras escapar de ataques en los que pereció toda su familia, en el departamento
del Quindío. En los años sesenta, Marulanda asume el liderazgo de una coalición de guerrillas
que se habían formado por efecto de la violencia política. En 1964, tras una polémica nacional
en la que se caracterizó a algunas zonas del sur del Tolima como “repúblicas independientes”,
el presidente Guillermo León Valencia lanzó un ataque militar contra las guerrillas ubicadas allí.
Estas lograron resistir el ataque dispersándose hacia las áreas vecinas y conformando el grupo
actualmente conocido como FARC.
Durante los primeros años de su existencia, los guerrilleros de las FARC se movilizaron mediante
las llamadas “columnas de marcha” hacia varias zonas del país, entre ellas la cordillera Oriental,
en los departamentos de Huila, Tolima y Cundinamarca. También establecieron presencia en la
zona montañosa donde limitan el Huila y el Cauca, en la franja habitada por los indígenas Nasa.
En la región donde se originaron, es decir, en el sur del Tolima, en la cordillera Central, las
FARC han ejercido una importante presencia que continúa hasta el día de hoy, y que solo fue
perturbada por la ofensiva del gobierno contra alias “Alfonso Cano”, quien fue comandante
máximo de esa organización entre 2008 y 2011, y que tenía base en la región. En los municipios
de Planadas, Ataco, Rioblanco, Chaparral, Ortega y San Antonio, las FARC continúan ejerciendo
una significativa presencia, sobre todo en la zona de alta montaña. Lo mismo sucede en
municipios del suroriente como Alpujarra y Dolores, que se convirtieron, para la guerrilla y el
narcotráfico, en el corredor de los Llanos hacia el Pacífico.
En la zona norte del departamento del Tolima, esta guerrilla hizo presencia en la década de
los noventa, amenazando la movilidad por la carretera conocida como “La Línea” y la vía hacia
el norte del país (Manizales, Honda y la Ruta del Sol), en donde se establecieron toques de
queda a los vehículos. En la zona también actuó el ELN, con la unidad llamada “Bolcheviques
del Líbano”. La región central del departamento ha sufrido menor intensidad en esta materia,
mientras que en la zona oriental hay también importante presencia histórica de las FARC.
En el departamento del Huila se registró presencia de las FARC desde su nacimiento, en los años
sesenta. Vale la pena recordar, como ya se mencionó, que esta guerrilla nació en el Tolima, en
el cañon de Las Hermosas (Chaparral, San Antonio y Rioblanco). Sin embargo, fue hasta los años
noventa cuando el grupo se expandió con fuerza en la zona, particularmente en la cordillera
Oriental, en los municipios de Algeciras y Rivera. Aun cuando en otras áreas del departamento
operaban otras unidades de las FARC, fue en la región oriental donde la llamada “Columna Teófilo
Forero” efectuó algunas de las incursiones más famosas de las historia reciente del conflicto, como
el secuestro masivo de civiles en un edificio residencial de la capital, Neiva, y el secuestro en 2002 de
SOCIAL
Variables del entorno
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CONFLICIVIDAD
DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
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DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
un avión civil donde viajaba el senador Jorge Eduardo Géchem, quien fue secuestrado en el mismo
hecho, lo cual produjo la ruptura de los diálogos entre las FARC y el gobierno de Andrés Pastrana.
Actualmente, las FARC siguen operando en regiones montañosas de las dos cordilleras, aun
cuando el alcance de sus acciones ha sido menguado por las operaciones militares.
Grupos étnicos y minorías: según el censo de 2005 (DANE), los departamento de Huila y Tolima
cuentan con una población indígena de 66.322 personas, pertenecientes a 198 comunidades
de los pueblos Nasa, Pijao y Guambiano, quienes han compartido históricamente los mismos
territorios (ACNUR, 2011). Es importante mencionar que de estas tres etnias, los Nasa y Pijao
son considerados por la Corte Constitucional (2009) como pueblos en riesgo de extinción física
y/o cultural.
Los Nasa tienen presencia en los departamentos de Huila, Tolima, Putumayo, Meta, Caquetá
y Cauca. En el caso de Huila y Tolima, se encuentran en los resguardos de La Gaitana, La
Gabriela, Bache, La Reforma y Gaitania; y en las comunidades de Las Mercedes y Rioblanco
(ACNUR, 2011). Vale la pena destacar que este pueblo ha mantenido luchas históricas por
su territorio y ha sido víctima de desplazamiento, violaciones a los derechos humanos y al
Derecho Internacional Humanitario, como consecuencia del conflicto armado, en especial en
el departamento del Cauca. Así, han sufrido desapariciones forzadas, masacres, asesinatos
selectivos y amenazas. Por todo lo anterior, además de la protección de la Corte Constitucional,
la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha proferido varias medidas cautelares
encaminadas a garantizar su protección (ACNUR, 2011).
En lo que respecta a los Pijao, estos se han establecido principalmente en el departamento del
Tolima, en 64 resguardos indígenas, en los municipios de Coyaima, Natagaima, Ortega, Rioblanco
y San Antonio (ACNUR, 2011). Al igual que los Nasa, han sido víctimas del desplazamiento
interno, pues huyen de los enfrentamientos en el sur del Tolima, y son también beneficiarios
de medidas cautelares de la CIDH.
Por último, los Guambiano tienen presencia en Cauca y Huila. En este último departamento se
encuentran principalmente en los municipios de La Plata, La Argentina, San Agustín y Pitalito.
Entre 2003 y 2008, 1.817 indígenas Guambianos huyeron de sus territorios ancestrales. El 6%
vivía en La Plata (ACNUR, 2011). Durante los últimos años, los miembros de esta comunidad
han sido muy activos en los procesos de implementación de la consulta previa de proyectos
(incluido el sector minero-energético) que afecten sus territorios y sus visiones del desarrollo
(ACNUR, 2011).
Descripción de la conflictividad alrededor del sector hidrocarburos
Conflictos por demandas de reproducción social: al igual que en la mayoría de las zonas con
actividad hidrocarburífera, en la región de Huila-Tolima se presentan conflictos asociados a
demandas de reproducción social relacionadas con temas de empleo y contratación de bienes
y servicios con proveedores locales.
En los temas de empleo, las solicitudes por mayor contratación de mano de obra local tanto calificada
como no calificada se exacerbaron durante el primer semestre de 2015, debido a posibles despidos
y terminación de contratos de empresas del sector ante la caída en los precios del petróleo. Algunos
pobladores de la región han manifestado su preocupación ante posibles despidos masivos; también
se han presentado tensiones entre algunas empresas como Hocol y algunos líderes comunitarios
de los municipios de Tesalia y Paicol, por terminaciones de contratos y la implementación de lo que
han denominado “planes de optimización” (Ministerio del Interior, 2015).
También se presentan conflictos asociados a reclamos por mejores mecanismos y mayor
contratación de bienes y servicios con proveedores locales en materia de transporte,
alimentación, etcétera. Y recién se han presentado reclamaciones asociadas a tierras, más
específicamente, al ejercicio de servidumbres en inmediaciones del municipio de Paicol, en el
bloque La Cañada que opera Hocol, y sobre el que se tramita un proceso judicial (Ministerio del
Interior, 2015).
Conflictos por demandas institucionales y de gestión estatal: las demandas sobre esta
materia se concentran, por un lado, en mayores inversiones sociales en los territorios donde
se desarrollan las operaciones del sector, que beneficien a comunidades que se encuentran
más allá de las zonas de influencia directa de los proyectos. No obstante, se reconoce que en
la región existen avances importantes de articulación de las inversiones sociales de la empresa
con los proyectos que impulsan las alcaldías, en el marco de los planes de desarrollo, como es
el caso de la asociación Boquerón, en Melgar, donde opera Perenco; y en Neiva, con Ecopetrol,
lo que han permitido potenciar los impactos positivos de estas inversiones.
Por otro lado, las comunidades solicitan inversiones de las compañías para el mejoramiento y
pavimentación de las vías usadas para la operación de los proyectos y que se han visto afectadas
por el paso de vehículos de carga pesada.
Conflictos por demandas de reproducción cultural: este tipo de conflictos, más específicamente
los relacionados con los efectos ambientales de las actividades de hidrocarburos, son los que
desde hace un tiempo vienen generando mayor eco y pueden tener un mayor impacto en el
desarrollo de los proyectos en la región. Si bien el proyecto de la represa de El Quimbo es de
carácter energético, son conocidos tanto la convulsión que generó en las comunidades como
el nivel de escalamiento al que llegó, convirtiéndose en uno de los mayores ejemplos de la
conflictividad asociada al desarrollo de grandes proyectos de infraestructura en el país (La Silla
Vacía, 2011).
Si bien alrededor de los proyectos de hidrocarburos no se ha llegado a tal nivel de conflicto, sí
se han presentado algunos casos donde comunidades y organizaciones como el Grupo Cívico
de Aipe han manifestado públicamente su posición acerca de la incompatibilidad de este tipo
de proyectos con la conservación de los ecosistemas y la biodiversidad de la región. Evidencia
de esto fue la marcha organizada en la ciudad de Neiva en abril de 2014, donde las autoridades
departamentales y municipales se unieron para rechazar posibles actividades exploratorias en
inmediaciones del río Las Ceibas, que comprende un ecosistema estratégico para el suministro
de agua a la capital del Huila (Diario del Huila, 2014). Otros ejemplos son: 1. La preocupación
que existe en San Antonio por el efecto que puede tener la actividad de la industria en los
recursos hídricos y en la ampliación del desierto de La Tatacoa hacia este municipio; y 2. La
oposición de la comunidad del municipio de Piedras al inicio de actividades de exploración de
Telpico en el bloque VSM-03, debido a que la comunidad considera que se podrían generar
daños ambientales (Ministerio del Interior, 2015b).
Así mismo, recientemente se conocieron hechos relacionados con el impedimento de la
entrada de maquinaria y personal para el inicio en la zona de actividades de exploración de
Emerald Energy. El bloqueo fue realizado por parte de algunas comunidades del cerro Páramo
SOCIAL
Así mismo, en el municipio de Aipe ha habido tensiones que han escalado a situaciones de bloqueo
motivadas por exigencias de comunidades de zonas como la vereda San Antonio, que buscan ser
consideradas zona de influencia directa del campo Dina, operado en la actualidad por Ecopetrol,
con el objetivo de ser cobijados por las políticas de la empresa en materia de contratación de
mano de obra, en aplicación del decreto 2089 de 2014 (Ministerio del Interior, 2015).
39
CONFLICIVIDAD
DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
40
DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
de Miraflores, ubicado en los departamentos de Huila y Caquetá (Ministerio del Interior, 2015).
Según los manifestantes, los cinco pozos petroleros se encuentran próximos a dieciocho
nacederos acuíferos que proveen agua a los acueductos de las veredas y los municipios
cercanos al páramo (Diario del Huila, 2014a).
1.7. La Guajira
A la fecha, la operación de hidrocarburos en el territorio se da principalmente en la modalidad
offshore, aunque en los últimos años se vienen adelantando actividades exploratorias en la
zona continental del departamento. Esta condición ha incidido en que la conflictividad social
alrededor de la actividad petrolera no sea muy alta, a diferencia de lo que ocurre con la actividad
minera, donde se presenta una alta conflictividad con Cerrejón desde que inició su operación,
hace ya más de tres décadas.
La conflictividad que presenta el sector minero en La Guajira tiene algunas diferencias en relación
con el tipo de conflictividad que ocurre en el sector hidrocarburos en otras zonas del país,
puesto que no está tan ligada a demandas de contratación de bienes y servicios o de inversión
social, sino con peticiones más relacionadas con las condiciones propias de la operación de la
actividad a cielo abierto y sus impactos en cuanto a reasentamientos de viviendas, desvío de
ríos o quebradas, presencia de material particulado, reclamos de tipo laboral, entre otros. No
obstante, las variables de entorno que presenta el departamento pueden conducir a que, ante
un aumento de la operación de hidrocarburos, se presenten situaciones de conflictividad social
similares a las que hoy enfrenta la minería.
Estas variables de entorno hacen referencia, por un lado, a las condiciones socioeconómicas
que presenta el departamento, relacionadas con altos niveles de pobreza, desnutrición y
mortalidad infantil, altos índices de necesidades básicas insatisfechas, precarias condiciones
de acceso a agua potable; acentuadas, además, por factores meteorológicos, etcétera. Y por
el otro, se destaca el crecimiento poblacional ocasionado por la migración de víctimas del
conflicto armado y la conformación poblacional, principalmente de origen indígena, lo que
determina una forma específica y particular de relación con su territorio y de entendimiento de
los procesos de desarrollo económico, social e institucional.
Mapa 6. La Guajira
Manaure
RIOHACHA
Uribia
Maicao
LA GUAJIRA
Albania
Hatonuevo
Barracas
Distracción
Fonseca
San Juan del Cesar
El
Molino
Villanueva
Urumita
La Jagua del Pilar
Fuente: Instituto Geográfico Agustín Codazzi.
Está ubicado en la región Caribe del país; representa el 1,8% del territorio nacional. Es
zona de frontera con Venezuela. Se compone de quince municipios, agrupados en tres
regiones (Alta, Media y Baja Guajira). Su capital es Riohacha.
La Guajira
La operación de hidrocarburos es principalmente de gas en modalidad offshore. En la
actualidad, Chevron, en asociación con Ecopetrol, es quien produce a través de las
plataformas gasíferas Chuchupa y Ballenas. Las principales empresas con presencia en
la región son Petrobras, Ecopetrol, Turkish, Repsol, Chevron, OGX Petroleum, Hocol,
Colpan Oil & Gas, y Pacific Stratus Energy.
Es el principal productor de gas del país (70%). En 2013, la producción media de gas fue
509,69 millones de pies cúbicos por día calendario (MPCD) (ACP, 2015).
Fuente: elaboración propia.
Variables de entorno
Conflicto armado: la aparición de grupos armados ilegales en La Guajira se presentó de manera
acentuada durante las décadas de los ochenta y noventa del siglo XX. Las FARC ingresaron al
departamento en 1993, cuando se constituye el Bloque Caribe o Martín Caballero; con el interés
de controlar un corredor estratégico de movilidad alrededor de toda la península de La Guajira.
El Frente 59 logró consolidar una acción permanente en la Baja y Media Guajira. El ELN también
ingresó al territorio, con mayor incidencia en la zona de la Baja Guajira y la Sierra Nevada de
Santa Marta.
Los grupos paramilitares incursionaron en la misma época con las Autodefensas Campesinas del
Magdalena y La Guajira (ACMG), con una importante presencia en la zona de la Sierra Nevada.
Posteriormente, a finales de la década de los noventa, en ejecución del proyecto expansionista
de las AUC, y bajo las directrices de alias “Jorge 40”, tomó control de la Media y Alta Guajira.
Al igual que en otras zonas del país, luego del proceso de desmovilización de las AUC se
conformaron bandas criminales como los Urabeños, los Rastrojos y las Bacrim de la Alta Guajira
(BAG), esta última resultado de la fragmentación de las ACMG en el Frente de Contrainsurgencia
Wayúu y el Frente Resistencia Tayrona (Fundación Ideas para la Paz, 2011).
Cultivos ilícitos y narcotráfico: en la década de los setenta comienza el tráfico de marihuana
por esta zona del país, en lo que se conoció como la “bonanza marimbera”, y que se identifica
como el inicio del narcotráfico en Colombia. Por su condición de frontera, ofrece condiciones
favorables para el narcotráfico y el contrabando, lo que ha incidido en que haya una disputa de
grupos ilegales por el control de estos corredores a lo largo del tiempo, que simultáneamente
son utilizados para el movimiento ilegal de licores, cigarrillos y otras mercancías (Fundación Paz
y Reconciliación, 2014a).
Contrabando: para La Guajira, el contrabando y el tráfico de bienes ilícitos se convirtieron en un
elemento dinamizador y connatural de la actividad económica regional, lo que ha conducido a una
aceptación de la ilegalidad en un sector significativo de la población. Esta actividad se entrelaza
con el accionar de los grupos armados ilegales, cuyas disputas e intereses han estado enmarcados
en el interés de controlar los corredores y puertos de entrada de diversas mercancías.
SOCIAL
Tabla 9. Información general La Guajira
41
CONFLICIVIDAD
DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
42
DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
Un caso de especial referencia es el que ocurre con el contrabando de gasolina, ya que desde
el año 2000 se han presentado disputas entre grupos, como el Frente de Contrainsurgencia
Wayúu, y las familias de ascendencia Wayúu por el control de esta actividad, llegando a
movilizar grupos significativos de la población para que presionen al Gobierno Nacional, a fin
de que levante las penalizaciones por venta de gasolina de contrabando, e incidiendo en la
conformación de cooperativas que manejen el negocio de manera monopólica.
Grupos étnicos y minorías: es uno de los departamentos con mayor diversidad étnica,
agrupando el 30% de la población indígena del país. Representan el 42% del total de la población
del departamento, siendo los Wayúu el grupo étnico más grande, seguido de los Kogui, Iwa,
Arzarios, Sanka o Malayos, Ika, Arhuacos o Bintukua (PNUD, 2012).
Pobreza: de acuerdo con la medición de pobreza monetaria y desigualdad publicada por el
DANE, en 2013 el 55,8% de la población se encontraba en condiciones de pobreza, y 25,7% en
condiciones de pobreza extrema. En cuanto a Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), el DANE
estimó que se encuentra por encima del 65% (el promedio nacional se ubica en 27,7%), siendo
los municipios que superan el promedio departamental Uribia, Manaure, Maicao, La Jagua del
Pilar y Dibulla (PNUD, 2012).
Desnutrición infantil: la situación de desnutrición que enfrenta el departamento, especialmente de
desnutrición infantil, se encuentra ligada a la situación de pobreza. La última Encuesta Nacional de
la Situación Nutricional en Colombia (ENSIN), aplicada por el ICBF para 2010, muestra como crítica la
situación nutricional de los menores de 5 años en La Guajira, con cifras más altas que las del promedio
nacional, donde además se evidencia que durante el período 2005-2010 solo se logró disminuir la
desnutrición en 1,03%. Las cifras más recientes reportadas por la Defensoría del Pueblo dan cuenta
de cerca de 37.000 niños en estado de desnutrición, siendo Manaure y Uribia los municipios donde
se concentra más del 70%. Esta situación tiene una estrecha relación con el agua que se utiliza en la
zona para consumo humano, y con la disponibilidad, el acceso y aprovechamiento biológico de los
alimentos.
Acceso al agua: las condiciones de acceso y calidad del agua apta para consumo humano son
tal vez uno de los problemas más apremiantes que sufre La Guajira hoy por hoy. Es una región
que por su condición desértica ha tenido tradicionalmente mayores desafíos para mejorar el
acceso y la calidad de sus fuentes hídricas, donde fenómenos recientes como largos períodos
de sequías, la necesidad de cavar pozos cada vez más profundos para llegar a encontrar agua
dulce y la falta de mantenimiento de pozos ya existentes han acentuado la problemática.
Descripción de la conflictividad alrededor del sector hidrocarburos
Conflictos por demandas de reproducción social: las demandas de mayor vinculación de mano
de obra es la principal reclamación de este tipo. En la actualidad no se dirige exclusivamente
al sector hidrocarburos, sino que abarca otras actividades económicas relacionadas, como
ocurre en el municipio de Dibulla, donde las solicitudes se dirigen hacia Puerto Brisa. Dibulla
es un municipio con tradición agrícola y pesquera y potencial turístico, donde tanto las
autoridades locales como la población tienen grandes expectativas por lo que puede implicar
la operación del puerto en cuanto a oportunidades laborales, dinamización y encadenamientos
de otros sectores económicos a su operación. No obstante, la población también manifiesta
preocupación por la posibilidad de que se produzca una migración significativa de personas de
otras zonas del país dificultando aún más el acceso a los empleos que podrán generarse (PNUD
Dibulla, 2014).
Conflictos por demandas institucionales y de gestión estatal: la precariedad de las
condiciones socioeconómicas que presenta hoy este departamento incrementa las posibilidades
de que se generen conflictos relacionados con las demandas institucionales y de gestión estatal.
En municipios como Uribia, donde, de acuerdo con cifras de la Defensoría del Pueblo (2014),
de 350 pozos existentes a julio de 2014, solo uno se encontraba en funcionamiento, es
entendible que la población reclame mayores inversiones y una prestación efectiva de los
servicios esenciales que debe garantizar el Estado, de manera que se brinde una solución a las
condiciones de acceso y potabilidad del agua, como una alternativa que contribuya a mejorar la
situación de desnutrición infantil que hoy se presenta.
Conflictos por demandas de reproducción cultural: La Guajira agrupa el 30% de la población
indígena del país, lo que implica que la consulta previa sea un factor de potencial conflictividad
frente al aumento de la actividad de hidrocarburos. En la Media y Alta Guajira, donde se asienta
la mayoría de comunidades Wayúu, hoy existen doce clanes reconocidos, representados por
cerca de tres mil autoridades ubicadas en las rancherías, que no necesariamente están ligadas
unas con otras, y donde no existe un cabildo que las agrupe. Además, dentro de algunas
comunidades han comenzado a surgir choques entre las autoridades tradicionales y los nuevos
liderazgos (Fundación Paz y Reconciliación, 2014a).
El segundo tema que se relaciona con los conflictos por demanda de reproducción cultural tiene que
ver con asuntos ambientales, específicamente, con las inquietudes por parte de la población acerca
de los efectos que tiene la sísmica en la actividad pesquera, que es una de las principales fuentes de
subsistencia en el departamento. No obstante, a partir de las visitas realizadas a las comunidades de
Uribia, Manaure, Dibulla y Riohacha se pudo verificar que existe desinformación sobre los efectos
reales de la exploración de hidrocarburos mediante sísmica en la zona marítima de La Guajira.
Otro tema que puede llegar a configurarse como un factor de conflictividad es el entendimiento
que tienen las comunidades indígenas sobre su entorno y su territorio, y lo que esto implica en
el proceso de relación entre la industria de hidrocarburos y dichas comunidades.
1.8. Magdalena Medio
La región del Magdalena Medio comprende las zonas ubicadas en el valle del río Magdalena,
aproximadamente desde los municipios de Puerto Boyacá (Boyacá) y Puerto Triunfo (Antioquia),
en el sur, hasta el municipio de Regidor (Bolívar), por el norte. Se trata de una región cuyas
diferentes zonas mantienen entre sí unos niveles intensos de actividad social y económica, lo
cual se facilita por la topografía de valle y el tránsito a través del río Magdalena. Pese a lo anterior,
el territorio del Magdalena Medio no es una unidad político-administrativa, sino que hay cinco
departamentos que ejercen jurisdicción sobre la región: Antioquia, Santander, Bolívar, César y
Boyacá. Hay quienes afirman que debería existir el departamento del Magdalena Medio, que
tuviera como capital a Barrancabermeja, por cuanto la conformación socioeconómica y cultural
de sus municipios presenta más similitudes que las que comparten con los demás municipios
de los departamentos de los que hoy hacen parte.
SOCIAL
A las reclamaciones de mayor vinculación laboral se suman solicitudes relacionadas con
mayores oportunidades de formación que permitan a la población acceder a mejores empleos
a través de formación técnica o la certificación de los oficios que ya conocen.
43
CONFLICIVIDAD
DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
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DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
La conflictividad alrededor de la industria de hidrocarburos se concentra principalmente en
conflictos por demandas de reproducción social relacionados con los temas de empleo, y
más específicamente, con los esquemas de intermediación laboral, donde diversos actores
mantienen esquemas que en ocasiones pueden cruzar fácilmente la línea de la legalidad.
Como en la mayoría de las zonas de actividad hidrocarburífera, son constantes los conflictos
por demandas institucionales y de gestión estatal, atribuidos a mayores inversiones sociales
y mejoramiento de las condiciones de vida y ejercicio de los derechos fundamentales de los
habitantes. En menor medida se presentan expresiones de conflicto relacionadas con demandas
de reproducción cultural, principalmente por asuntos medioambientales.
Mapa 7. Magdalena Medio
Rio Viejo
Tiquisio
Gamarra
Arenal
Morales
Santa Rosa
del Sur
Aguachica
San Martín
Simití
San Alberto
MAGDALENA
MEDIO
San Pablo
RIonegro
Cantagallo
Sabana de torres
Puerto Wilches
Barrancabermeja
Yondó
San Vicente
de Chucurrí
Puerto Parra
El Carmen
Puerto Berrio
Cimitarra
Simacota
Landázuri
Puerto nare
El Peñón
Bolivar
Fuente: Instituto Geográfico Agustín Codazzi.
Tabla 10. Información general Magdalena Medio
Lo conforman cerca de treinta municipios ubicados en el valle del río Magdalena,
pertenecientes a los departamentos de Bolívar, Cesar, Santander, Antioquia y Boyacá.
La ciudad principal de la región es Barrancabermeja.
Fue escenario de las primeras actividades petroleras en Colombia, en 1905, con la
Concesión De Mares, con campos que aún están en explotación.
Magdalena Medio
Más de cuarenta empresas actualmente hacen presencia en la región, entre las que
se encuentran Ecopetrol S. A., Exxon Mobil, Occidental de Colombia, Petróleos del
Norte, Petrosantander, Parex, Hocol, Mansarovar Energy Colombia, Emerald
Energy, entre otras.
Barrancabermeja es hoy sede de la refinería con mayor capacidad (300.000 barriles
por día). Como región, produce cerca de 139.379 barriles por día (ACP, 2015).
Fuente: elaboración propia.
Tradición de actividad petrolera: junto con la región del Catatumbo, en Norte de Santander, la
zona del Magdalena Medio fue escenario de las primeras actividades petroleras en Colombia. En
1905 se otorgó la llamada “Concesión De Mares”, con la cual inició la actividad de hidrocarburos
en los alrededores de Barrancabermeja, con campos que aún están en explotación. Desde
entonces, el petróleo ha sido un elemento central de la economía del Magdalena Medio.
Barrancabermeja también fue escenario de las primeras luchas obreras y sindicales alrededor
del petróleo. La ubicación de la refinería de Ecopetrol en dicha ciudad la convirtió en una especie
de capital petrolera de Colombia (Mejía, 2014).
Conflicto armado: aun cuando la situación actual es de mayor calma, la región del Magdalena
Medio fue durante los años ochenta y noventa del siglo XX uno de los escenarios más intensos
del conflicto armado colombiano. La incursión de los grupos guerrilleros se produjo en la década
del setenta con grupos como el EPL; las FARC, con los frentes 9, 13 y 47; y el ELN, a través de los
frentes Camilo Torres, José Solano Sepúlveda y la Regional Diego Cristóbal Uribe, entre otros.
En los años ochenta aparecieron las primeras organizaciones paramilitares en el Magdalena
Medio. Principalmente en Puerto Boyacá y sus alrededores se consolidaron las Autodefensas
Campesinas del Magdalena Medio (ACMM), comandadas por Ramón Isaza y promovidas por
narcotraficantes como Gonzalo Rodríguez Gacha, llegando a tener siete frentes y más de
novecientos combatientes en el momento de su desmovilización, en 2006 (Verdad Abierta, s. f.).
Hasta finales de los noventa siguió una sangrienta lucha por el dominio de la región entre
la guerrilla y los grupos paramilitares. Los escenarios más dramáticos fueron la ciudad de
Barrancabermeja y la zona del sur de Bolívar. Actualmente hay presencia de las FARC en la zona
de Yondó (Antioquia) y en áreas del sur de Bolívar, donde también tiene presencia el ELN, en
municipios como Santa Rosa, San Pablo y Cantagallo. En zonas del departamento de Santander,
en la región de los ríos Carare y Opón, hay presencia parcial de las FARC (Mejía, 2014).
En la zona también operan en la actualidad bandas criminales como los Urabeños, los Rastrojos
y los Botalones, herederas de los grupos paramilitares en casi toda la región, pero en especial
en sectores de Antioquia, la ciudad de Barrancabermeja y sus alrededores, y el sur de Bolívar.
Estos grupos se dedican a negocios como la extorsión, la intermediación laboral con la industria
petrolera, y la minería ilegal (Vanguardia Liberal, 2013).
Descripción de la conflictividad alrededor del sector hidrocarburos
Conflictos por demandas de reproducción social: los conflictos relacionados con estas
demandas son principalmente por temas de empleo y contratación de bienes y servicios, y de
manera más específica, por los esquemas de intermediación existentes en ambos sectores.
Esta situación se presenta en la mayoría, por no decir la totalidad, de los municipios de la región
que tienen operación petrolera.
En el caso de Barrancabermeja, antes de que el Gobierno Nacional expidiera el decreto 722 de
2013 —donde se reglamenta el Servicio Público de Empleo—, ya tenía una experiencia a través
de una plataforma de vinculación laboral que maneja el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA),
que fue liderada por la Alcaldía municipal con el apoyo de Ecopetrol, el Comité de Gremios, la
Universidad Cooperativa de Colombia y otros actores relevantes.
SOCIAL
Variables de entorno
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CONFLICIVIDAD
DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
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DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
Esta plataforma permitió organizar el proceso de postulación y selección del personal que
demandaban Ecopetrol y sus contratistas, dándoles transparencia a los procesos y garantizando
el cumplimiento de las normas y los acuerdos que rigen la contratación laboral en el municipio.
Si bien esta experiencia puede calificarse como exitosa, no ha sido fácil la implementación del
nuevo esquema de contratación laboral en zonas del municipio como el corregimiento El Centro.
En esta zona hay 31 Juntas de Acción Comunal (una por cada vereda), que, bajo el liderazgo
del entonces presidente de la Asociación de Juntas de Acción Comunal (Asojuntas), mantuvo
el control de la intermediación tanto para la vinculación laboral como para la contratación de
bienes y servicios con proveedores locales. Vale la pena destacar que recientemente, el 4 de
septiembre de 2015, la Dijín capturó al expresidente de Asojuntas de El Centro y aspirante al
Concejo de Barrancabermeja, Juan Francisco López Bautista, por su presunta pertenencia a
una organización que se dedicaba a extorsionar “a contratistas y trabajadores de Ecopetrol,
además de coordinar y planear bloqueos como amenazas a la estatal petrolera” (Vanguardia
Liberal, 2015a). Recientemente, en junio de 2015 se presentó un bloqueo al equipo Petrowork
112, en el campo La Cira-Infantas, pues los manifestantes solicitaban la contratación del 100%
de la mano de obra calificada y dos cargadores. El bloqueo duró ocho días y, de acuerdo con
Ecopetrol, afectó once pozos, generando pérdidas operacionales de 7.890 barriles de petróleo,
equivalentes a 1.279.240 dólares. A pesar del levantamiento de las vías de hecho, tan solo dos
meses después se presentó otro bloqueo por las mismas causas (Ministerio del Interior, 2015).
En cuanto al municipio de San Martín (Cesar), el alcalde constituyó el Comité de Desarrollo
Económico de la Política Pública de Empleo, como una bolsa de empleo municipal a través
de la cual tiene gran influencia sobre los cupos laborales por asignar. Además, la comunidad
manifiesta que existe injerencia de empresas de transporte del municipio en la asignación
de contratos para este sector. Este esquema ha conducido a que la interlocución se haga
directamente con la Alcaldía, sin que haya mayor presencia de los líderes comunitarios, con
lo que aumentan los inconformismos y las situaciones de crisis y bloqueos. Por ejemplo, en
junio de 2015 se presentó un bloqueo a Ecopetrol en este municipio (bloque Tiquirisma) para
presionar la contratación de más mano de obra calificada procedente de la zona (Ministerio
del Interior, 2015). En Puerto Nare también se presentaba un esquema de intermediación a
través de la Alcaldía municipal, que decidió centralizar estos procedimientos, que antes eran
realizados principalmente por la Asociación de Desempleados de Puerto Nare (Asodenare). No
obstante, recientemente se dio la llegada del Servicio Público de Empleo al municipio, como una
de las soluciones al problema de la intermediación laboral con la industria hidrocarburífera.
En el caso de Yondó, las Juntas de Acción Comunal del casco urbano de las áreas de influencia y
organizaciones como la Fundación Independiente para el Fomento de la Paz (Infopaz), la Asociación
de Desempleados de Yondó (Asodeyon), la Asociación de Desempleados Independientes y la
Federación de Asociaciones de Desempleados y Bienes y Servicios (Fenabis) han logrado generar
un esquema donde todas intervienen en la asignación de puestos laborales, y se creó la Mesa de
Concertación Laboral de Yondó como el escenario para el establecimiento de acuerdos colectivos
y la canalización de las ofertas, de manera relativamente ordenada y consensuada.
Lo mismo sucede en el municipio de Puerto Wilches. En este —y a través de la Asociación de
Federaciones para el Empleo en Puerto Wilches (AFESAWIL), que funciona como una bolsa de
empleo—, Asojuntas, las zonas de influencia directa de la actividad petrolera y asociaciones del
municipio participan equitativamente en los cupos laborales y la contratación de bienes y servicios.
Los municipios de Sabana de Torres y Cantagallo tienen algunas similitudes en relación con
la intermediación laboral, tales como la ausencia de estructuras organizadas que ordenen
la asignación de cupos laborales, limitada participación de las Juntas de Acción Comunal de
Es importante mencionar que las comunidad de los municipios de Puerto Boyacá y San Martín
manifiestan que, en el marco de estos esquemas de intermediación, se crean situaciones que
van desde el cobro de dinero para acceder a empleos hasta casos de acoso sexual a mujeres
del municipio, a cambio de obtener empleo6, hechos que no son denunciados por temor a las
represalias que puedan generar en su contra.
Conflictos por demandas institucionales y de gestión estatal: al igual que en otras zonas
de operación petrolera en el país, son constantes las demandas por mayor inversión social
por parte de las empresas, que contribuya a mejorar las condiciones de vida de los habitantes
y permita el pleno ejercicio de derechos esenciales como la salud, educación, vivienda digna,
entre otros.
En general, en todos los municipios las solicitudes de inversión social están dirigidas, por un
lado, a que se amplíe la población que se beneficia de las inversiones que realizan las empresas
de hidrocarburos, abarcando zonas que se encuentran más allá de las áreas de influencia
directa, y por el otro, a que se fortalezcan proyectos que permitan al municipio aprovechar sus
vocaciones productivas —y, así, no depender tanto de los trabajos que ofrece la industria—,
como es el caso de la pesca, la ganadería y la agricultura. También se reivindican temas como
la potabilidad del agua que se utiliza para el consumo humano, mayor cobertura en educación
en niveles básicos y técnicos, mejores servicios de salud, entre otros.
También hay reclamaciones relacionadas con el mantenimiento y pavimentación de vías
utilizadas tanto por la industria petrolera como por las demás actividades económicas que se
realizan en la región. Un caso concreto es la situación de conflicitivdad que se presentó en San
Martín, debido al paso de maquinaria pesada y carrotanques por la calle 17 del casco urbano de
este municipio, y el consecuente deterioro de esta vía (Ministerio del Interior, 2015).
Conflictos por demandas de reproducción cultural: estos conflictos se circunscriben
principalmente a los asuntos ambientales y, de manera específica, a los impactos que se están
generando, según la población, en los ecosistemas de la región, la productividad de los suelos
y las fuentes hídricas de abastecimiento, debido a la realización de algunas actividades propias
de la operación como la sísmica. Las comunidades también expresan inquietudes relacionadas
con la labor de inspección y control que deben realizar las autoridades ambientales tanto a nivel
nacional como territorial, y la ausencia de información sobre los compromisos ambientales que
tienen las empresas en el marco de las licencias que les son otorgadas.
Un caso específico sobre la materia es el de la ciénaga Palagua, en Puerto Boyacá. De acuerdo
con la información suministrada por la comunidad, el daño ambiental en la zona data de 1956,
cuando la compañía Texas Petroleum decidió sembrar buchón para limpiar el cuerpo de agua
luego de un derrame, lo que ocasionó una reducción de la presencia de oxígeno en la fuente
hídrica, con efectos que se presentan aún hoy. En 2008, por ejemplo, se encontraron cerca de
50.000 peces flotando sobre el agua, que al parecer murieron por asfixia (El Tiempo, 2008).
6
Estas afirmaciones fueron realizadas en desarrollo de la socialización de la Estrategia Territorial de Hidrocarburos en los
municipios de San Martín (25 de julio) y Puerto Boyacá (26 y 27 de agosto).
SOCIAL
las zonas urbanas, una débil presencia de las administraciones municipales, y asociaciones y
gremios con gran poder que hacen exigencias excesivas y que terminan por intervenir en la
vinculación laboral y la contratación de bienes y servicios con proveedores locales. Por este
motivo, durante el presente año ya se han producido alertas tempranas en el campo Provincia,
debido a las pugnas entre veredas del área de influencia directa y gremios de Sabana de Torres,
quienes buscan el control de la intermediación laboral (Ministerio del Interior, 2015).
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CONFLICIVIDAD
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DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
Así mismo, la comunidad manifiesta que los peces que se obtienen de la ciénaga contienen
restos de mercurio y cromo, hecho que, aseguran, fue corroborado por estudios realizados
por las autoridades ambientales. Líderes del sector han elevado denuncias a Corpoboyacá y
al Concejo municipal, con el propósito de que las empresas que hoy tienen actividad en la
zona (Ecopetrol y Mansarovar) se responsabilicen por el daño ambiental que, a su modo de
ver, se ha ocasionado. Afirman que recientemente fueron instaladas tres mesas de trabajo
para analizar la problemática y dar respuesta a esta, y que, en el marco de este acuerdo, fue
realizado un estudio por la Universidad Nacional, donde se estableció que las causas del hecho
eran atribuibles a la actividad ganadera. Esta conclusión generó un fuerte rechazo por parte
de la comunidad, que además considera que las autoridades no han impuesto las sanciones
debidas por la contaminación de la ciénaga y que las empresas no tienen voluntad real para
mitigar los impactos que ocasiona la industria.
1.9. Meta
El departamento del Meta se convirtió en un corto período en el principal productor de
hidrocarburos del país, luego de que la producción de campos como Cusiana y Caño Limón
descendiera, y el precio internacional del petróleo favoreciera la extracción de crudos pesados
como los que se encuentran en este departamento. Actividades tradicionales como la ganadería
y el cultivo de arroz han pasado a lugares secundarios, lo que ha significado cambios muy
rápidos en los patrones económicos, sociales y de infraestructura, aumento de precios de
bienes de consumo e inmuebles, expectativas de empleo, entre otros.
Esto también aumentó la probabilidad de conflictividad social alrededor de la operación de
hidrocarburos. Los conflictos por demandas de reproducción social que hoy se presentan se
relacionan con los temas de vinculación de mano de obra local y los esquemas de intermediación
laboral que se configuraron a partir de la dinámica de la relación de las empresas con algunas
organizaciones y las Juntas de Acción Comunal de las zonas de influencia directa de los proyectos,
así como en las solicitudes para mayor contratación de bienes y servicios con proveedores locales.
En cuanto a los conflictos por demandas institucionales y de gestión estatal, se presentan casos
relacionados, por un lado, con demandas de inversión social que contribuyan a mejorar las
condiciones de vida de los pobladores que se encuentran más allá de las áreas de influencia
directa de la operación; y por el otro, con el inconformismo que, desde las autoridades locales,
se expresa al nuevo esquema de regalías que se implementó desde 2012.
Por último, los conflictos por demandas de reproducción cultural se asocian a temas puntuales de
titulación de terrenos baldíos que llevan varios años sin ser solucionados, y a las reclamaciones
de carácter ambiental por los impactos que genera la actividad petrolera en los ecosistemas y
las fuentes hídricas del departamento.
Barranca
de Upía
San Juanito
El Calvario
Restrepo
Cabuyaro
Cumaral
VILLAVICENCIO
Puerto Gaitán
Puerto López
Acacias
Guamal
Cubarral
Guamal
Castilla la Nueva
El Dorado
Lejanías
San Martín
El Castillo
San Carlos de Guaroa
Granada
Fuente de Oro
Mesetas
Uribe
San Juan
de Arama
META
Puerto Lleras
Vistahermosa
Puerto Rico
Mapiripan
Puerto Concordia
La Macarena
Fuente: Instituto Geográfico Agustín Codazzi.
Tabla 11. Información general Meta
Está ubicado en la región de los Llanos Orientales del país; representa el 7,5% del
territorio nacional. Se compone de veintisiete municipios. Su capital es Villavicencio.
La actividad petrolera en la zona comienza a finales de la década de los setenta. En 1998
fue descubierto el yacimiento del Campo Rubiales, que hoy es el campo con mayor
producción del país.
Meta
Actualmente operan en el departamento más de treinta empresas, entre las que se
encuentran Ecopetrol, Parex, Perenco, New Granada Energy, Hocol,
Petrominerales, Petrobras, Emerald Energy, Meta Petroleum, Pacific Rubiales, Vetra
Exploración y Producción, Mansarovar, entre otras.
Es el primer productor a nivel nacional, con 511.946 barriles por día (ACP, 2015).
Fuente: elaboración propia.
Variables de entorno
Conflicto armado: el departamento del Meta, en particular las zonas del piedemonte y del
sur, ha sido uno de los principales escenarios del conflicto armado colombiano, especialmente
en lo referente al enfrentamiento entre las FARC y las Fuerzas Armadas del Estado. La zona
montañosa del piedemonte fue, desde los años setenta, asiento de la comandancia principal
de las FARC y centro de operaciones del llamado Bloque Oriental, el más poderoso de dicha
organización. Dentro de los planes estratégicos de esta organización, la ocupación de esta
zona era crucial para preparar, lograr y respaldar un eventual asalto a la capital del país, ya
que geográficamente se conecta con ella por el páramo de Sumapaz, por la vía al Llano, y las
regiones de Chingaza y El Guavio. Durante el proceso de paz bajo la presidencia de Andrés
Pastrana, los municipios de Mesetas, Vistahermosa, La Macarena y Uribe hicieron parte de la
SOCIAL
Mapa 8. Meta
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CONFLICIVIDAD
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DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
zona desmilitarizada, lo que aumentó la presencia de las FARC en la región. La ofensiva militar
lanzada desde 2002 con el Plan Colombia, y posteriormente con el Plan Patriota, ha tenido
como principal objetivo golpear las estructuras de mando del grupo guerrillero, con especial
fuerza en los mencionados municipios (Mejía, 2014).
En la década de los noventa hicieron presencia grupos paramilitares, entre los que se destacan
las Autodefensas Campesinas de Meta y Vichada (ACMV), que tuvieron una importante influencia
en los municipios de Puerto Gaitán y Puerto López. Su desmovilización se produjo en 2005, en
la vereda de San Miguel, en Puerto Gaitán (Verdad Abierta, 2009).
Como resultado de estas recientes dinámicas, la situación de conflicto armado en el
departamento ha variado según factores geográficos y de control territorial. Hoy, las FARC
conservan una presencia relevante en los municipios de La Macarena, Vistahermosa, Mesetas
y Puerto Rico. En el municipio de Uribe su presencia es casi hegemónica, a través de los frentes
26, 27, 40 y 43. En dichas zonas tienen también un considerable arraigo social, originado tras la
convivencia de la guerrilla con varias generaciones de pobladores.
En los municipios de Puerto Gaitán, Mapiripán, Puerto López y San Martín hay presencia muy
fuerte de estructuras criminales herederas de los grupos paramilitares. En las zonas rurales
su presencia es importante, y se dedican principalmente a negocios de extorsión y a participar
en algunos eslabones de la cadena de narcotráfico, sin que por ello la zona sea un centro
importante de cultivo, procesamiento o exportación de coca y cocaína. Estas bandas se han
agrupado en dos facciones, llamadas Bloque Meta y Bloque Vichada, las cuales se disputan el
control territorial en los mencionados municipios. Algunos de estos grupos se presentan en
la región como “autodefensas gaitanistas” y distribuyen panfletos políticos, al parecer con la
intención de acceder a una negociación política con el Estado (Mejía, 2014).
En la zona del piedemonte y la cordillera, en municipios como Granada, Villavicencio, San
Juanito y Restrepo, existen reductos de operación de las FARC, aun cuando su presencia allí
ha sido duramente golpeada por operaciones militares contra el Frente 53. Por último, en la
llamada región del Ariari, en municipios como El Castillo, San Juan de Arama, Lejanías y Fuente
de Oro, el Frente 43 de las FARC ha renovado su presencia, luego de haber sido expulsadas de
allí en los años noventa por grupos paramilitares (Mejía, 2014).
Grupos étnicos y minorías: los indígenas representan un 1,3 % de la población del Meta,
de acuerdo con las cifras del Censo 2005 del DANE. Su presencia es más visible en el sur del
departamento, en la zona de la serranía de La Macarena y cerca del río Guaviare, límite sur del
departamento. En la zona de llanura, la mayoría de comunidades pertenecen al pueblo Guahibo
(Sikuani), y se ubican mayoritariamente en Puerto Gaitán y Mapiripán. En la zona de la cordillera,
en límites con Huila, hay presencia de algunas comunidades Nasa, Pijao y Embera (ACNUR, 2011).
Narcotráfico y cultivos ilícitos: para 2014, el departamento del Meta tenía 5.042 hectáreas de
cultivos ilícitos, lo cual representa una significativa reducción, si se compara con las 11.063 que
tenía en 2006 (UNODC, 2015). Las bandas criminales que operan en el departamento realizan
algunas actividades intermedias de la cadena de narcotráfico, sin que la actividad en la región
sea tan intensa como en algunos de sus departamentos vecinos, como Guaviare y Vichada.
Descripción de la conflictividad alrededor del sector hidrocarburos
Conflictos por demandas de reproducción social: en esta categoría se enmarcan los conflictos
relacionados con los temas de empleo, contratación de bienes y servicios con proveedores
Una de las mayores crisis presentadas sobre la materia ocurrió en 2011 en Puerto Gaitán, donde
se llegó a interrumpir la producción, ante la protesta de cerca de 5.000 trabajadores indirectos
de Pacific Rubiales, que comenzaron sus reclamaciones por temas de carácter laboral, pero
luego fueron incorporando nuevas inquietudes relacionadas con la inversión social que se
venía realizando, lo que culminó con la instalación de ocho mesas de concertación para avanzar
en distintas temáticas (CERAC, 2012).
Sin embargo, el tema de mayor relevancia que tiene que ver con el empleo es la intermediación
laboral que vienen realizando algunas organizaciones y Juntas de Acción Comunal, dinámica
que ha dejado entrever las dificultades que se deberán enfrentar para la implementación del
Servicio Público de Empleo que viene impulsando el Gobierno Nacional.
Por ejemplo, en el municipio de Acacías, la Corporación del Área de Influencia Directa del
Municipio de Acacías (CJAID) —creada por doce líderes de las veredas La Unión, Loma de Tigre,
La Cecilita, El Centro, Patio Bonito, San Nicolás, El Triunfo, Montebello, La Esmeralda, San Isidro
y Santa Rosa— es la organización que tradicionalmente ha realizado la intermediación para la
gestión de la mano de obra y la contratación de servicios de carga y transporte a través de las
empresas de bienes y servicios que pertenecen al área de influencia directa.
En febrero de 2014 se presentó un bloqueo promovido por la CJAID contra Ecopetrol por
incumplimiento de los compromisos ambientales de la empresa, pero que tenía como trasfondo
la oposición a la decisión de Ecopetrol de establecer como canal para la recepción de hojas de vida
a la Alcaldía de Acacías, luego de que la CJAID, presuntamente, obstaculizara en varias ocasiones
la socialización de distintas operaciones relacionadas con la actividad de hidrocarburos.
Luego de diecinueve días, se logró conjurar la crisis con una negociación promovida por el
Ministerio del Trabajo, y con la participación de la Gobernación del Meta, donde se acordó
que se instalarían tres mesas de diálogo para abordar los temas laborales, ambientales y de
inversión social. Personal de Ecopetrol afirma que la mesa ambiental se ha reunido un par de
veces bajo el liderazgo de Cormacarena. La mesa laboral, más que un escenario para debatir
los temas, consistió en la firma de acuerdos dirigidos al compromiso de acompañar a la CJAID
y a la Alcaldía del municipio para que iniciaran los trámites legales, con el fin de constituirse
en Agencias Públicas de Empleo, con la asesoría del Ministerio del Interior, al igual que la
Alcaldía del municipio. Al día de hoy, la CJAID continúa en proceso de constitución, mientras
que la Alcaldía ya surtió el proceso. En cuanto a la mesa de inversión social, los funcionarios
manifiestan que ya existen temas concretos sobre los que se puede avanzar; sin embargo, aún
se presentan dificultades para la realización de socializaciones en las zonas de operación que
tiene Ecopetrol en el área del municipio.
Conflictos por demandas institucionales y de gestión estatal: este tipo de conflictos se
relacionan con la solicitud de mayor inversión social por parte de las empresas que operan
en el departamento, de manera que sus aportes contribuyan a mejorar la prestación de los
servicios esenciales para el desarrollo económico y social de la población, tales como mayor
infraestructura en salud y educación, mejoramiento de las condiciones sanitarias y de
alcantarillado, reparación y construcción de vías, etcétera.
SOCIAL
locales, y los asuntos de titulación de baldíos en zonas particulares del departamento. En relación
con los temas de empleo, como sucede en las demás zonas con actividad hidrocarburífera,
persisten demandas por parte de la población para que haya una mayor contratación de mano
de obra local para desempeñar labores tanto calificadas como no calificadas. Sumado a lo
anterior, se rechaza la vinculación de personal foráneo para realizar actividades que podrían
ser ejecutadas por los pobladores del departamento.
51
CONFLICIVIDAD
DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
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DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
Al igual que en la mayoría de las zonas de producción petrolera del país, se presenta una alta
migración de población que llega en busca de oportunidades laborales alrededor de la actividad
de hidrocarburos, lo que implica mayor cantidad de población que debe ser cubierta por el
sistema de salud y los programas de vivienda y de educación, sin que las autoridades locales
estén en la capacidad de responder a esta situación de manera efectiva.
También se presentan inconformidades en torno al mantenimiento y pavimentación de vías,
actividades que, para las autoridades y los pobladores, deben ser realizadas por las empresas.
Esto, debido a que es en el marco del transporte de crudo que se generan afectaciones por el
paso de carros pesados en las vías que interconectan al departamento.
Por último, se encuentra el tema de las regalías y el descontento acerca del nuevo esquema
propuesto por el Gobierno Nacional para su repartición entre zonas productoras y no
productoras. El gobernador del departamento, Alan Jara, ha sido uno los mandatarios que más
enfáticamente se ha pronunciado sobre los impactos que está teniendo la implementación
de la nueva Ley de Regalías en el desarrollo de planes de inversión de su departamento, pues
Meta pasó de obtener recursos por este concepto cercanos a los 1,3 billones de pesos a 300 mil
millones, dejando de recibir cerca de 4 billones de pesos de 2010 a 2014 (El Espectador, 2013b).
Sobre el particular, la senadora Maritza Martínez (oriunda del departamento) viene impulsando
en el Congreso de la República un proyecto de acto legislativo que busca modificar el Sistema
General de Regalías. El proyecto ya fue aprobado en la Comisión Primera del Senado de la
República en el primero de los ocho debates que deberá surtir, e incluye disposiciones que
“devolverían la autonomía a las entidades territoriales productoras para el manejo de las regalías,
aboliendo el OCAD como órgano rector para la disposición de sus recursos, y continuando con
un estricto y riguroso control por parte de las autoridades judiciales, disciplinarias y fiscales
para preservar la transparencia en el manejo de estos recursos” (Congreso Visible, 2014).
Conflictos por demandas de reproducción cultural: estos conflictos tienen que ver con
los impactos ambientales que, según la población, se están ocasionando por la actividad
de hidrocarburos en su territorio; con procesos de titulación de tierras, específicamente de
terrenos baldíos; y con las demandas de mayor inversión social en las zonas rurales de los
municipios con actividades de exploración y explotación petrolera. Respecto al primer tema,
organizaciones ambientales de los municipios de Acacías, Guamal y Castilla La Nueva han
comenzado a ganarse espacios en la opinión pública a través de campañas como “Agua o
Petróleo”, y haciendo denuncias en los medios de comunicación a nivel nacional y local sobre
hechos como la supuesta contaminación por parte de Ecopetrol de los ríos Acacías, Orotoy y
Guayuriba, y la afectación del ecosistema del piedemonte y sus repercusiones en las fuentes de
agua que abastecen el departamento.
Un caso puntual es el de Ecopetrol y la plataforma exploratoria Lorito 1, ubicada en el municipio
de Guamal, donde la Corte Constitucional, mediante sentencia T-652 de 2013, resolvió una
tutela interpuesta por una de las habitantes de la vereda Humadea, amparando los derechos
de la demandante y ordenando la suspensión de las actividades tendientes a la construcción y
operación de Lorito 1. La Corte consideró que en el proceso de licenciamiento ambiental no se
analizaron las posibles afectaciones a la bocatoma del acueducto de la vereda Humadea, que
provee agua a 350 habitantes de la zona.
Además, la Corte ordenó a la ANLA que en los tres meses siguientes a la notificación del fallo,
“realice la valoración técnica necesaria para determinar si la ubicación de la plataforma Lorito 1
cumple con los límites, los requisitos y las exigencias previstos en la licencia ambiental contenida
en las resoluciones 331 y 466, ambas de 2012, respecto de las zonas de recarga hídrica del río
Humadea” (Corte Constitucional, 2013).
Finalmente, las comunidades han resaltado en diversos escenarios la importancia de que la
inversión social se realice en las zonas rurales, y no únicamente en las cabeceras municipales.
Este es el caso concreto de las comunidades de las veredas Puerto Triunfo, La Cristalina, Plantas
y Puerte Arimena, donde los líderes comunitarios han solicitado a las autoridades nacionales,
departamentales y locales que la inversión social vaya más allá de la zona urbana de Puerto
Gaitán (Ministerio del Interior , 2015c).
1.10. Norte de Santander
La actividad petrolera en Norte de Santander se inició en 1905 con la llamada “Concesión Barco”,
que convierte a este departamento, y en particular a la región del Catatumbo, en pioneros,
junto con Barrancabermeja, de la actividad petrolera en Colombia. En la actualidad, la actividad
petrolera continúa en la misma zona, y a ella se ha añadido el paso por el departamento del
oleoducto Caño Limón-Coveñas, que va desde Arauca hasta el mar Caribe.
La región del Catatumbo es una de las más conflictivas del país, y donde recientemente han
emergido protestas sociales de alto impacto para el país. Las reivindicaciones sociales de grupos
de la zona han implicado afectaciones a la operación de la industria petrolera que existe hoy en
el departamento, en especial por el bloqueo de las vías utilizadas para el transporte de crudo
y maquinarias.
Tradicionalmente, ha sido un departamento con presencia de grupos armados ilegales que se
han disputado el control del territorio, de los cultivos ilícitos y de las rutas de comunicación con
Venezuela. Los ataques al oleoducto Caño Limón-Coveñas son reiterados, y provocados sobre
todo por la guerrilla, como parte de su accionar en la zona. Estas dinámicas del conflicto han
incidido en la actividad petrolera, en especial porque los temas que comúnmente se presentan,
relacionados con empleo, contratación de bienes y servicios, entre otros, tienen expresiones
menos conocidas.
SOCIAL
El segundo tema se relaciona con reclamaciones de las comunidades para que se realicen
procesos de titulación de terrenos baldíos de propiedad de la nación. En los municipios de
Mapiripán, Puerto Gaitán y San Martín, esta situación ha afectado la operación del bloque CPE6,
adjudicado a Pacific Rubiales; en tanto, las familias ubicadas en la zona llevan años reclamando la
titulación de estas tierras, sin que a la fecha este proceso haya terminado por parte del Incoder.
Sobre el mismo tema, en junio de 2013, la Contraloría General de la República manifestó haber
encontrado anomalías en los procesos de titulación de baldíos que venía realizando el Incoder
en varios departamentos, incluido el Meta, relacionados con inconsistencias en la información,
infracciones de las normas sobre el procedimiento a seguir y falta de seguimiento a la titulación
de tierras (El Colombiano, 2013).
53
CONFLICIVIDAD
DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
54
DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
Mapa 9. Norte de Santander
Tibú
El Tarra
El Carmen
Convención
Teorama
San Calixto
NTE. DE
SANTANDER
Hacari
puerto Santander
La Playa
Ocaña
Ábrego
Bucarasica
Sardinata
Lourdes
Villa Caro
Gramalote
El Zulia
CUCÚTA
San Cayetano
Santiago
Salazar
La Esperanza
Arboledas
Cucutilla
Los Patios
Durania
Cáchira
Villa del
Rosario
Chinácota
Bochalema
Ragonvalia
Herrán
Pamplonita
Pamplona
Toledo
Mutiscua
Labateca
Silos
Chitagá
Fuente: Instituto Geográfico Agustín Codazzi.
Tabla 12. Información general Norte de Santander
Está ubicado en la región nororiental del país; representa el 1,9% del territorio nacional.
Es zona de frontera con Venezuela. Se compone de cuarenta municipios, agrupados en
seis subregiones (centro, norte, occidental, oriental, suroriental y suroccidental). Su
capital es Cúcuta.
Norte de
Santander
Fue la primera zona del país con actividad de hidrocarburos, con la Concesión Barco, en
la región del Catatumbo, zona que aún está en actividad.
Once compañías tienen presencia en el departamento: Ecopetrol, Wellogging, Turkish
Petroleum, Lewis Energy, Pacific Stratus, Loh Energy, Exxon Mobile, Amerisur,
Petrolífera Petroleum Colombia, Range Resources y Trayectoria Oil & Gas.
Es el duodécimo productor a nivel nacional, con 3.442 barriles por día (ACP, 2015).
Fuente: elaboración propia.
Variables de entorno
Conflicto armado: la región del Catatumbo, que comprende los municipios de Tibú, Convención,
El Tarra, Teorama, Sardinata, San Cayetano y El Carmen, es una de las más afectadas por el
conflicto armado en el país, lo que se explica en parte por la confluencia de fenómenos de
narcotráfico y presencia de grupos ilegales como guerrillas, paramilitares y, recientemente,
bandas criminales.
Los paramilitares incursionaron en el departamento a finales de la década de los noventa del
siglo XX a través del Bloque Catatumbo, comandado por los hermanos Castaño, y compuesto
por los frentes Fronteras y Gamarra. Su accionar estuvo dirigido en un comienzo a arrebatarle
el dominio de la zona a las FARC, y progresivamente se convirtió en uno de los bloques más
importantes de las AUC (Misión de Observación Electoral, 2008).
Luego de su desmovilización surgieron bandas criminales como los Rastrojos y los Urabeños,
que manejan negocios de narcotráfico. Mención particular merece la banda liderada por alias
“Megateo”, cuya estructura solía ser un frente de la desaparecida guerrilla EPL. Megateo,
comandante de ese frente, conservó sus hombres y su armamento tras la desaparición definitiva
del EPL, y gradualmente fue convirtiéndose en una especie de jefe regional del narcotráfico,
y uno de los narcotraficantes más buscados tanto por las autoridades colombianas como
estadounidenses, hasta que fue dado de baja por el Ejército nacional el 1 de octubre de 2015
(Vanguardia Liberal, 2015).
Protestas campesinas: el 11 de junio de 2013 estallaron fuertes protestas en la región del
Catatumbo, con bloqueos de vías y manifestaciones en los puntos más importantes de la
región. Las protestas fueron protagonizadas por asociaciones de campesinos de la región, que
se oponen a la erradicación de cultivos ilícitos, y que piden la constitución de una Zona de
Reserva Campesina. Algunas personas, incluidos miembros del Gobierno Nacional, acusaron a
las FARC de promover y dirigir las protestas. Aun cuando los bloqueos se levantaron casi dos
meses después de iniciarse, en la región existen aún condiciones para el surgimiento de nuevas
expresiones de protesta. Esto pudo evidenciarse en la declaratoria “de hecho” de una Zona de
Reserva Campesina en el Catatumbo, el 21 de septiembre de 2014 (Mejía, 2014).
Narcotráfico y cultivos ilícitos: el Catatumbo es una de las regiones más activas del país en la
producción de cultivos de coca. De acuerdo con UNODC (2015), entre 2013 y 2014 los cultivos
de coca aumentaron en Norte Santander en un 9%. Esto responde, entre otros factores, a las
siguientes condiciones: ser zona de frontera, la dificultad de control territorial y la ofensiva
militar y policial en otras zonas del país, que ha conducido a que los cultivos ilícitos se trasladen
hacia esta región.
Grupos étnicos y minorías: los indígenas constituyen un 0,6% de la población total del
departamento, y la mayoría de ellos pertenece a la etnia Motilón-Barí, aunque también existen
asentamientos del pueblo U´wa en el sur del departamento (ACNUR, 2011). Los Motilón-Barí
mantienen una marcada relación conflictiva con la industria de hidrocarburos, situación que
se remonta al establecimiento de la Concesión Barco, cuando fueron desplazados de manera
violenta de sus territorios. Por otro lado, se reconoce un 1,8 % de afrocolombianos en Norte
de Santander.
SOCIAL
El Catatumbo es un importante escenario de acción para las guerrillas. Las FARC operan
mediante el Frente 33 y las columnas móviles Arturo Ruiz, Resistencia Barí y Resistencia
Catatumbo. El ELN opera a través de los frentes Camilo Torres y Luis Enrique León. Las acciones
armadas vienen en aumento desde 2011, tras la creación de la Fuerza de Tarea Vulcano del
Ejército, y probablemente como consecuencia del fortalecimiento de estructuras de las FARC
destinadas a proteger a su jefe máximo, alias “Timochenko”. La actividad guerrillera se beneficia
de la cercanía de la frontera con Venezuela, y el aprovechamiento de ésta con fines logísticos y
tácticos (Fundación Ideas para la Paz, 2013).
55
CONFLICIVIDAD
DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
56
DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
Descripción de la conflictividad alrededor del sector hidrocarburos
Conflictos por demandas de reproducción social: en Norte de Santander se relacionan
principalmente con los temas de empleo, contratación de bienes y servicios y tierras. Este
último tiene una particularidad especial, pues hace referencia a la conformación de una Zona
de Reserva Campesina, y no a procesos de restitución y titulación de tierras, como en otros
departamentos con actividad de hidrocarburos.
En el caso de los temas de empleo, las reivindicaciones van dirigidas a aumentar la contratación
de mano de obra local y mejorar los esquemas de intermediación laboral que hoy se utilizan
para suplir las plazas de trabajo que ofrece la industria a través de sus contratistas. En cuanto
a los temas de contratación de bienes y servicios, las solicitudes de las comunidades se
encaminan hacia una mayor vinculación de empresas locales, de manera que se incentive su
fortalecimiento como unidad empresarial.
Por último, está el tema de la solicitud para el establecimiento de una Zona de Reserva Campesina
en la región del Catatumbo, que ha liderado por más de dos años la Asociación Campesina del
Catatumbo (Ascamcat), con el apoyo de la Asociación Nacional de Zonas de Reserva Campesina
(Anzorc). A pesar de estos esfuerzos, en febrero de 2015 la Corte Constitucional suspendió su
establecimiento, con el objetivo de “proteger los derechos fundamentales al territorio, consulta
previa, debido proceso y diversidad cultural del pueblo indígena Motilón Barí, asentado en esa
región desde hace un siglo” (Semana, 2015a). Vale la pena destacar que la parte del territorio
donde Ascamcat espera que se constituya la zona de reserva, que depende del fallo de la Corte
Constitucional, comprende una de las zonas más productivas del departamento, con reservas
importantes de minerales y recursos naturales, además de ser zona de frontera con Venezuela.
Allí se adelantan hoy en día actividades tanto de exploración como de explotación (Ecopetrol)
de hidrocarburos. Si bien legalmente la declaratoria de una Zona de Reserva Campesina no
impide la actividad de hidrocarburos en la zona, en atención a lo que establece la Ley 160
de 1994, su constitución puede generar conflictos con las comunidades sobre algunas de las
operaciones que debe realizar la industria.
Conflictos por demandas institucionales y de gestión estatal: las solicitudes de mayor
inversión social, al igual que en otras zonas, se dirigen a las empresas de hidrocarburos para que
aporten en el mejoramiento de las condiciones básicas de la población y el fortalecimiento de otras
actividades productivas del territorio que permitan transitar a economías menos dependientes
del sector petrolero. No obstante, la situación que se presenta en la región del Catatumbo —y que
tuvo su máxima expresión de crisis en las manifestaciones de 2013— ha hecho que el Gobierno
Nacional tome medidas directas que permitan prevenir nuevos levantamientos.
En esta dirección, se estableció el Programa Regional de Inversión para el Catatumbo (PRIC)
como marco para la atención y el mejoramiento de las condiciones sociales de los pobladores
de estas zonas, para complementar el Documento CONPES 3739 de 2013. En el PRIC se incluyen
temas como la orientación de un plan de titulación de terrenos baldíos a la población más
pobre de la región, la financiación de proyectos productivos rurales, la promoción de alianzas
productivas, empleos temporales, construcción de vías terciarias, entre otros.
Las reclamaciones por pavimentación y mantenimiento de las vías que utiliza la industria de
hidrocarburos son otro de los requerimientos coyunturales, especialmente en el municipio de
Toledo. Cabe destacar que estas demandas no surgen por la afectación de las vías en sí misma,
sino por las dificultades que esto implica para la salida de los productos agrícolas cultivados
en la región. Se hace especial referencia a la situación de las vías La Soberanía, Toledo-
Conflictos por demandas de reproducción cultural: la presencia de comunidades indígenas
en el departamento hace que los temas de consulta previa adquieran relevancia y tengan
expresiones conflictivas, en algunos casos. El antecedente más importante sobre la materia es
el establecido por la Corte Constitucional en la sentencia T-880 de 2006, donde se pronunció a
favor de proteger los derechos colectivos del pueblo Motilón-Barí en la cuenca del Catatumbo,
suspendiendo las actividades exploratorias que venía realizando Ecopetrol sobre esta zona, al
considerar que no se cumplió el requisito de consulta previa por parte Ministerio del Interior.
Actualmente, en la zona del corregimiento de Samore, en el municipio de Toledo, la comunidad
U´wa ha manifestado su oposición al proyecto Magallanes, pues el área de exploración se
ubicaría en su territorio ancestral. La comunidad manifiesta su rechazo porque en la licencia
ambiental expedida por la ANLA se afirma que no existen comunidades indígenas en la zona7.
Por último, se relacionan con conflictos por demandas de reproducción cultural los temas de
medio ambiente, que para el caso de Norte de Santander consisten en las inconformidades de
la población por los impactos ambientales que produce la actividad de hidrocarburos en cuanto
a la contaminación de fuentes hídricas, deslizamientos de tierra, afectaciones por los derrames
de crudo, entre otros. Además, hay solicitudes dirigidas a que las comunidades en general
tengan más información acerca de los compromisos de las empresas en temas ambientales, que
establecen sus planes de manejo ambiental y los resultados del monitoreo que deben llevar a cabo
las autoridades ambientales respecto a estas responsabilidades. Es importante reconocer que
muchas de las afectaciones ambientales se producen por causas ajenas a las empresas. Esto es
particularmente evidente en los derrames de crudo que se generan como consecuencia de los
ataques a la infraestructura petrolera. Como se mencionó, en lo que va corrido del año se han
presentado más de treinta atentados al oleoducto Caño Limón-Coveñas. Dos de ellos, consecutivos,
en los municipios de Teorama y Tibú, produjeron la contaminación de los ríos Catatumbo y Tibú,
afectando el acceso al agua de más de 16.000 personas, así como una de las principales fuentes del
sustento de los pobladores de la región: la pesca (Ministerio del Interior, 2015).
1.11. Putumayo
La conflictividad social que se presenta en el departamento del Putumayo alrededor de la
industria de hidrocarburos abarca tanto conflictos por demanda de reproducción social, de
reproducción cultural, como por demanda institucional y de gestión estatal. Los relacionados
con demandas de reproducción social se concentran principalmente en demandas de mayor
contratación laboral de mano de obra, tanto calificada como no calificada procedente de
personas del territorio, y solicitudes de incorporación de esquemas de contratación de
bienes y servicios primordialmente con empresas de la zona. Los conflictos por demandas
institucionales y de gestión estatal se circunscriben principalmente a los temas de
mantenimiento y pavimentación de las vías utilizadas para el transporte de crudo y de
maquinaria para la operación de la industria; así como aspiraciones sociales relacionadas
con mayor inversión social en temas de infraestructura de salud, educación, agua potable,
entre otros. Por último, los conflictos por demandas de reproducción cultural se concentran
7
Para más información, ver: http://www.anla.gov.co/documentos/9504_res_0803_240912.PDF
SOCIAL
Chinácota-Monoga, Ima-Santa Isabel y Toledo-San Bernardo, así como el puente en límites
entre Sabanalarga y Román.
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CONFLICIVIDAD
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DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
en los temas ambientales relacionados con los impactos de la operación de la industria en las
fuentes hídricas, la productividad de la tierra para la siembra de productos agrícola, entre otros.
Esta conflictividad presenta además unos factores estructurales que tienen que ver con temas
como la auto-identificación de la población de su territorio como amazónico; la presencia e
influencia en varias zonas del departamento por parte de las FARC; la implementación de
programas de erradicación de cultivos de coca mediante aspersión aérea; y la sensación de
abandono de la población por parte del Estado colombiano en su nivel central, en lo que influye
el incumplimiento reiterado de los compromisos adquiridos en distintas situaciones de crisis
que datan desde el año 1996 durante lo que se conoce como las marchas cocaleras.
Mapa 10. Putumayo
Colón
Santiago
Sibundoy MOCOA
San Francisco
Villagarzón
Puerto Guzmán
Orito
Puerto Caicedo
Puerto Asís
Vallle de Guamuez
San Miguel
PUTUMAYO
Puerto Leguizamo
Fuente: Instituto Geográfico Agustín Codazzi.
Tabla 13. Información general Putumayo
Está ubicado en la región amazónica del país; representa el 2,2% del territorio nacional.
Es zona de frontera con Perú y Ecuador. Se compone de trece municipios, agrupados en
tres regiones (Alto, Medio y Bajo Putumayo). Su capital es Mocoa.
Putumayo
La actividad petrolera en la zona se presenta desde 1963, con la Texas Petroleum Company,
que operó por concesión hasta 1976, cuando entregó la infraestructura a Ecopetrol.
Actualmente operan en el departamento catorce empresas: Gran Tierra Energy,
Amerisur Exploración Colombia, Ecopetrol, Vetra Group, Emerald Energy, Pacific Stratus,
Gulfsands Petroleum, Meta Petroleum, Petro Caribean Resources, Petróleos del Norte,
Petróleos Sudamericanos, Petrominerales, Petro Nova Colombia y Platino Energy.
Es el quinto productor a nivel nacional, con 48.254 barriles por día (ACP, 2015).
Fuente: elaboración propia.
Conflicto armado: por su condición de departamento frontera y circunstancias geográficas, el
Putumayo ha mantenido una constante presencia de grupos armados ilegales. A comienzos de
la década de los ochenta del siglo XX incursionaron el M-19, el EPL y las FARC, siendo este último
grupo el que ha logrado mayor arraigo y presencia en el territorio hasta la fecha, principalmente
en el área rural, a través de los frentes 48 y 32. Comenzada la década de los noventa hicieron
presencia grupos paramilitares, a través del Bloque Sur de las AUC, motivados sobre todo por
la estructura del narcotráfico. En los últimos años, luego de la desmovilización de las AUC, han
surgido bandas criminales en la zona, como las de los Rastrojos y Águilas Negras, que buscan el
control territorial y de los cultivos de coca (Fundación Paz & Reconciliación, 2014b).
El Putumayo es el departamento del país que presenta mayor número de atentados contra la
infraestructura hidrocarburífera, ejecutados en especial por las FARC. De acuerdo con cifras de
la ACP, de los 86 atentados a la infraestructura petrolera que se produjeron del 1 de enero al
10 de agosto de 2015, 37 de ellos (43%) sucedieron en este departamento. Específicamente, se
vieron afectados varios pozos y los oleoductos como Churuyaco-Orito (OCHO), Mansoyá-Orito
(OMO) y San Miguel-Orito (OSO) (ACP, 2015). Cabe destacar, además, que 2015 ha sido un año
particularmente nefasto para el medio ambiente, como consecuencia de los derrames forzados
de crudo: el 8 de junio, las FARC obligaron a diecinueve tractomulas que transitaban en el
corredor Puerto Vega-Teteyé, a la altura de la vereda La Cabaña, a derramar cerca de 200.000
galones de crudo (Inteligencia Petrolera, 2015). Como consecuencia de este hecho se vieron
afectadas más de doscientas familias, nueve humedales, tres tanques piscícolas, nacimientos
de agua y tres kilómetros de vías (Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, s. f.).
Cultivos ilícitos y narcotráfico: la presencia de cultivos de coca en el departamento data de la
década de los setenta, que comenzó en el municipio de Puerto Asís. Coincide con un período de
alto desempleo y desocupación de la población, lo que determinó un cambio trascendental en la
estructura económica, en atención a los altos márgenes de ganancia que dejaba su producción
frente a los cultivos tradicionales de la región (Fundación Paz & Reconciliación, 2014b).
Según cifras del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (SIMCI) de la Oficina de
las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito (UNODC, por su sigla en inglés), en Putumayo
los cultivos de coca pasaron de 7.667 hectáreas en diciembre de 2013 a 13.609 en diciembre
de 2014 (UNODC, 2015). Es importante anotar que desde 1996 se comenzó la erradicación de
cultivos por aspersión aérea, lo que condujo en su época a las marchas de campesinos cocaleros
que se oponían a la medida, y su máximo auge fue en 2010, con la implementación del Plan
Colombia. Hoy por hoy se mantiene una fuerte oposición a este método de erradicación de
cultivos por la mayoría de la población del departamento, oposición que en algunos casos se
expresa mediante vías de hecho y bloqueos a la industria de hidrocarburos.
Por esta condición, también es una de las zonas donde se comenzó la implementación, como
piloto nacional, de programas de sustitución de cultivos y desarrollo alternativo, principalmente
a través del componente no militar del Plan Colombia, con recursos de cooperación internacional.
Para algunos analistas, el margen de éxito de estos programas ha sido limitado, debido, entre
otros motivos, a la falta de continuidad, la capacidad de respuesta del Estado colombiano y las
precarias condiciones de infraestructura vial para sacar los productos agrícolas, entre otros
(Fundación Paz & Reconciliación, 2014b).
Grupos étnicos y minorías: en el Putumayo se encuentran ubicados catorce grupos étnicos
reconocidos por el Ministerio del Interior (Cofán, Kamentsá, Siona, Awá, Korebaju, EmberaKatío y Chami, Murui, Inga, Nasa, Uitoto, Pasto, Kichwas, Yanaconas y Borá), que viven sobre
SOCIAL
Variables de entorno
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DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
todo en la zona rural del departamento. Solo un 30% habita en las cabeceras municipales. De
acuerdo con las cifras del censo oficial del DANE 2005, estos grupos corresponden al 18,8%
de la población total del departamento, de la cual el 8% vive en condición de desplazamiento.
Un número importante de estos grupos se ubica en zonas de influencia petrolera, como es el
caso del pueblo Nasa, en Puerto Asís; los Pasto, Inga y Awá, en Villagarzón, lo que conduce a
que sea necesario desarrollar procesos de consulta previa en estas zonas, en el marco de las
operaciones de la industria de hidrocarburos.
Descripción de la conflictividad alrededor del sector hidrocarburos
Conflictos por demandas de reproducción social: en el Putumayo se presentan principalmente
dos tipos de conflictos por demandas de reproducción social. El primero tiene que ver con
los temas de empleo, y en especial con la contratación de mano de obra local, bien sea para
trabajos calificados o no calificados. En este contexto, un factor generador de situaciones
de conflictividad es la intermediación de algunas organizaciones de empleados, sindicatos y
Juntas de Acción Comunal, a través de las cuales las empresas deben contratar parte de su
personal para evitar bloqueos y quejas reiteradas. Así, los ciudadanos deben adaptarse a las
reglas que impone cada organización para su postulación a los puestos disponibles. Es por esto
que el Gobierno Nacional ha decidido tomar medidas para regular esta situación y generar
condiciones de transparencia para la contratación laboral en este campo.
Un ejemplo de la conflictividad que se presenta por estos temas es la situación del municipio de
Villagarzón, donde el Sindicato de Trabajadores Petroleros del Putumayo (Sintrapetroputumayo)
ha sido tradicionalmente la organización a través de la cual las empresas del sector hidrocarburos
con presencia en el municipio en su zona rural han suplido la mano de obra para los trabajos
que se requieren en ciertas áreas. Sin embargo, éste ha manifestado su descontento ante la
iniciativa de la Alcaldía municipal8 de liderar estos procesos mediante convocatorias públicas,
con el acompañamiento de la personería municipal, Sintrapetroputumayo y organizaciones del
municipio, como Asodevila y Asodvip. Uno de los principales argumentos es que los perfiles
que se publican tienen requisitos de experiencia que no están en capacidad de cumplir los
pobladores de la zona, lo cual afecta derechos que, desde su óptica, están ligados con el hecho
de que los recursos naturales se encuentran en su territorio, y, por tanto, son las comunidades
de esta zona las que deben beneficiarse de esta actividad económica (PNUD Villagarzón, 2014).
El segundo de los conflictos por demandas de reproducción social se relaciona con la
contratación de bienes y servicios con proveedores de la región. De manera reiterada se
presentan situaciones en las que, por distintas vías, agrupaciones de proveedores de diferentes
bienes y servicios exigen mayor participación de las empresas locales en la prestación de los
servicios petroleros que ellas consideran que están en la capacidad de suplir. Este escenario
llega al punto de situaciones como la que se presenta con las empresas de transportadores,
agrupadas en Azontransamazonía, que se oponen a la construcción de un oleoducto binacional
con Ecuador, proyecto de interés nacional para el crecimiento del sector en el país.
Conflictos por demandas institucionales y de gestión estatal: consisten principalmente
en conflictos relacionados con la inversión social y los temas de infraestructura vial. En ambos
casos se encuentra una particularidad, y es que se extienden más allá de las zonas de operación
petrolera. Es decir, que hay expresiones de este tipo de conflictos en municipios como Mocoa,
8 Esta iniciativa, hasta la fecha, no se enmarca en la constitución de la Alcaldía de Villagarzón como oficina pública de empleo, de
acuerdo con las disposiciones legales y reglamentarias del Ministerio del Trabajo.
Los conflictos por aspiraciones sociales, y de manera más específica por mayor inversión social
en el departamento, y en especial en las zonas rurales donde se ejecuta la operación petrolera,
son el punto común de descontento de las comunidades, que manifiestan que los beneficios
de la actividad hidrocarburífera no se han traducido en mejoras efectivas de las condiciones
de vida de la población, que en muchas zonas no cuentan con el abastecimiento de servicios
públicos esenciales. Si bien las empresas del sector, en cumplimiento de la ley y los contratos
suscritos para su operación, deben realizar inversiones de carácter social que beneficien a las
comunidades, muchas de las peticiones se circunscriben al ámbito de responsabilidad del Estado
colombiano como Estado Social de Derecho, lo que genera una tergiversación en las demandas y
la capacidad de respuesta de las empresas ante las peticiones que realiza la comunidad.
En cuanto a los conflictos relacionados con la infraestructura vial, y más específicamente con
el mantenimiento y pavimentación de las vías utilizadas por la industria para el transporte de
crudo y maquinaria para la operación de hidrocarburos, se incluyen además peticiones de
mejoramiento de vías que no son utilizadas por la industria, y que en principio deberían ser
gestionadas por el gobierno local o nacional, según la categorización correspondiente, como en
los casos del paso Puerto Umbría-Puerto Caicedo, la construcción de una vía circunvalar para
Mocoa, la pavimentación del corredor Puerto Vega-Teteyé y de la vía La Palanca-Santa Rosa.
Por último, si bien el tema de las regalías y el nuevo esquema legal para la distribución de estos
recursos no han llegado a una situación de crisis, es reiterada la expresión de inconformismo
tanto de las autoridades locales como de las comunidades. Lo anterior, dado que perciben
que se está limitando el aprovechamiento económico de los territorios donde se produce
la explotación de los recursos naturales, al establecer condiciones y procedimientos que
requieren una capacidad técnica con la que no cuentan las autoridades locales (como en el
caso del personal suficiente para la formulación de proyectos y su trámite respectivo ante las
instancias de los niveles territorial y nacional).
Conflictos por demandas de reproducción cultural: los conflictos de este tipo tienen que
ver con los temas ambientales. Si bien la presencia de grupos indígenas en el departamento es
importante, esta no constituye un elemento de conflictividad marcada, aunque se presentan
algunas peticiones puntuales de grupos que solicitan el reconocimiento ante el Ministerio del
Interior, como en el caso de las comunidades afrodescendientes de Puerto Umbría (PNUD
Villagarzón, 2014). Un ejemplo concreto ocurrió en el corregimiento de Puerto Limón, en Mocoa,
donde líderes afrodescendientes no permitieron la socialización del proyecto de Gran Tierra
Energy en el campo Moqueta (productor de 6.800 barriles diarios) hasta que no se establecieran
las compensaciones por la violación a la consulta previa para su explotación (Ministerio del
Interior, 2015).
Los conflictos relacionados con los temas ambientales tienen que ver con las reclamaciones
de la comunidad sobre los impactos que produce la industria de hidrocarburos en las fuentes
hídricas, la calidad de los suelos para el cultivo, el deterioro de las condiciones de la zona
amazónica del departamento, entre otros. Estas reclamaciones han llegado al punto de que
comunidades como la Mesa Regional de Organizaciones Sociales, con influencia principalmente
en el municipio de Puerto Asís, en la zona del corredor Puerto Vega-Teteyé, reclamen que se
9
Para más información, consultar las actas de los compromisos pactados entre el Gobierno Nacional y el Comité Cívico por la
Dignidad de Mocoa.
SOCIAL
donde movimientos sociales como el Comité Cívico por la Dignidad de Mocoa hacen exigencias
para que las empresas del sector cofinancien proyectos relacionados con inversión social en
salud, educación, fortalecimiento de las organizaciones comunitarias, entre otros, bajo la premisa
de que es su deber contribuir a los temas de desarrollo más allá de las zonas de influencia9.
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DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
retire la licencia ambiental otorgada al Consorcio Colombia Energy y Vetra para la operación en
la zona, y no se le permita la ampliación de la misma en nuevos puntos dentro de los bloques
ya asignados.
Otro actor relevante ha sido la Asociación El Salado de los Loros, que ha mantenido una férrea
defensa del Bloque San Juan, ubicado entre Puerto Guzmán y Villagarzón, reivindicando su
riqueza e importancia ambiental y rechazando cualquier actividad exploratoria en la zona.
A estos hechos se suma la alta contaminación que ocasionan algunos ataques que realizan
las FARC a la infraestructura petrolera, en especial cuando exigen el vertimiento de crudo a
fuentes hídricas, y luego se presentan intimidaciones que no permiten realizar los planes de
contingencia que deben llevar a cabo en estas situaciones las empresas de hidrocarburos, en
cumplimiento de la reglamentación vigente (decreto 321 de 1991). Esto termina convirtiéndose
en un tema más de reclamación de las comunidades frente a las operadoras, quienes, por ser
un daño causado por terceros, no están obligadas a indemnizar o reparar a los afectados.
CONCLUSIONES
Como se evidenció en el desarrollo de cada uno de los capítulos territoriales, los temas que se
identifican como factores de conflictividad en lo relacionado con los conflictos por demandas de
reproducción social tienen que ver con el empleo, particularmente con las solicitudes de mayor
contratación de mano de obra local y los esquemas de intermediación laboral; la contratación
de bienes y servicios que están en capacidad de proveer empresas locales; y en menor medida,
aunque no menos importante, con los procesos de titulación y restitución de tierras.
En cuanto a los conflictos por demandas institucionales y de gestión estatal, los temas que
más se presentan tienen que ver, en primer lugar, con requerimientos a las empresas para
que realicen mayor inversión social, y que la misma esté dirigida a contribuir al mejoramiento
de las condiciones de vida de la población y el pleno ejercicio de los derechos esenciales que
debe garantizar el Estado a todos los ciudadanos. En segundo lugar, con reclamaciones por la
afectación de las vías utilizadas para la operación de la industria petrolera, donde se solicita que
se realicen los aportes necesarios para su mantenimiento y/o pavimentación, de manera que
no se vean afectadas otras actividades que se desarrollan en los territorios, como el cultivo y
comercialización de productos agrícolas. Y por último, con las solicitudes, principalmente de las
autoridades locales de los niveles municipal y departamental, para que se reconsidere el actual
esquema de otorgamiento de recursos provenientes de regalías a las zonas productoras, en
atención a que la nueva reglamentación redujo considerablemente los ingresos directos por
dicho concepto y generó condiciones para el acceso a los recursos que requieren una capacidad
técnica y de personal que las administraciones locales no siempre tienen disponible.
Finalmente, en relación con los conflictos por demandas de reproducción cultural, se
incluyen, en primer orden, temas de consulta previa, desde dos perspectivas: 1. La solicitud
de reconocimiento de algunas comunidades y, por ende, de realización de consultas para
adelantar actividades hidrocarburíferas en sus zonas de asentamiento, y 2. Las dificultades para
la realización de este proceso con comunidades ya reconocidas pero que rechazan la operación
de hidrocarburos en sus territorios. En segundo lugar, se encuentran las expresiones de
inconformidad por los impactos que ocasiona la actividad de hidrocarburos en las condiciones
ambientales de su entorno. Son reiteradas las afirmaciones desde las comunidades acerca
de la contaminación que se produce en las fuentes hídricas; las consecuencias de la sísmica
en la estabilidad de los suelos y el desvío de cauces de aguas subterráneas; los efectos de
la explotación de hidrocarburos en las condiciones químicas de los suelos utilizados para la
SOCIAL
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actividad agrícola; las alteraciones de los ecosistemas de las zonas donde se realiza la actividad
hidrocarburífera, etcétera. Por otra parte, también se expresan inquietudes relacionadas con la
falta de información suficiente acerca de los compromisos de tipo ambiental de las empresas
de hidrocarburos y el seguimiento que deben realizar las autoridades ambientales al respecto.
A partir de esta descripción es posible inferir conclusiones, en dos sentidos: primero, respecto
a las tendencias de la conflictividad social a partir del análisis realizado, y segundo, en relación
con los factores tanto estructurales como sistémicos que de cierta manera motivan o alimentan
las expresiones particulares de la conflictividad social en el sector hidrocarburos.
En relación con el primer grupo de conclusiones acerca de las tendencias de la conflictividad,
se identificaron las siguientes: en primer lugar, las regiones de frontera, como Putumayo,
Arauca y Norte de Santander, presentan una conflictividad social que se acentúa aún más por
las dinámicas propias de su posición geográfica, que además está marcada por los matices
propios del comportamiento de estas zonas, donde convergen cultivos ilícitos, rutas para el
contrabando y narcotráfico, y presencia de grupos armados que buscan consolidarse como
fuerzas dominantes en el territorio.
Si bien el departamento de La Guajira también es zona de frontera y tiene una alta actividad
de contrabando, es importante anotar que tradicionalmente la actividad que ha generado
conflictividad social es la extracción de carbón por parte de Cerrejón, lo que no implica que
estas expresiones no puedan trasladarse al sector hidrocarburos ante un escenario de mayor
operación en la zona continental del departamento.
En segundo lugar, se evidencia que en las zonas del país con mayor intensidad del conflicto
armado, como es el caso de Arauca y Norte de Santander, si bien la conflictividad alrededor
de la actividad de hidrocarburos no desaparece, sus manifestaciones están muy relacionadas
con la dinámica del conflicto armado y las posturas de los grupos involucrados en contra de
la actividad petrolera, lo que implica que los hechos críticos se relacionen, en su mayoría, con
ataques terroristas contra la infraestructura del sector.
En tercer lugar, se identifica como una tendencia de la conflictividad social en torno al sector
hidrocarburos el hecho de que la mayoría de las reclamaciones se mezclan con solicitudes
de mayor inversión social por parte de las empresas. Así la motivación real sea por temas de
tipo laboral, de contratación de bienes y servicios, impactos medioambientales de la industria,
etcétera, las situaciones de crisis son percibidas como una oportunidad para demandar mayores
inversiones sociales para sus territorios.
Por último, un factor común en la conflictividad social es que, si bien se refiere a una serie
de temáticas que en su contenido y descripción son similares, sus causas y motivaciones no
pueden ser homogenizadas en el análisis, pues responden a particularidades de la unidad
territorial determinadas por factores históricos, geográficos y socioculturales preestablecidos
que, al final, inciden en el nivel de expresión de los conflictos.
Es importante destacar que un panorama de bajos precios del petróleo, con niveles incluso
inferiores a los 40 dólares, como se presentaron a mediados de agosto de 2015, es propicio
para el recrudecimiento de los conflictos sociales en torno al sector: una caída de los precios
puede traducirse, como de hecho está sucediendo, en una menor contratación de mano de
obra y bienes y servicios, o incluso, en la no renovación o terminación de los contratos vigentes.
Además, en épocas de bonanza se crearon expectativas que hoy difícilmente se pueden cumplir.
Otro factor generador de conflictividad que puede dispararse por los bajos precios del petróleo
es la demanda de mayor inversión social. Anteriormente, con un barril por encima de los 100
Pasando al segundo grupo de conclusiones, es preciso aclarar a qué se hace referencia cuando
se habla de factores estructurales y sistémicos de la conflictividad social en las zonas productoras
de hidrocarburos. Los primeros hacen referencia a las condiciones necesarias para el desarrollo
humano, mientras que los segundos se relacionan con la estructura institucional, tanto de
las entidades de carácter público encargadas de regular, articular o formular políticas para la
gestión del sector como de los marcos normativos de nivel constitucional, legal y reglamentario
que permiten la operación de la actividad petrolera en el país.
En primer orden, respecto a los factores estructurales, se parte del hecho de que las actividades
de extracción de recursos naturales, en general, para ser realizadas sin mayores alteraciones,
demandan unas condiciones institucionales, económicas y sociales que el Estado colombiano
no necesariamente está en la capacidad de garantizar en su totalidad en los territorios donde
hay exploración o explotación de estos recursos.
Desde el punto de vista institucional a nivel local, las zonas donde se ha concentrado
principalmente la actividad petrolera pertenecen en su mayoría a municipios de categoría 6,
con debilidades en cuanto a capacidades para la gestión pública, disponibilidad de recursos y
respuesta a las necesidades de la población, en el marco de sus competencias. Allí convergen,
además, dinámicas migratorias significativas, disparadas, entre otros motivos, por las
oportunidades que ofrece el sector, aumentando la población que demanda servicios de salud,
educación, vivienda, etcétera.
A nivel nacional, las dificultades para que la oferta de los programas sociales diseñados
desde el nivel central se articulen de manera efectiva en el nivel local —y para que exista una
presencia real del Estado en todos los territorios del país— generan condiciones para que
las reclamaciones que, en principio, debieran ser dirigidas al Estado sean trasladadas a las
empresas de hidrocarburos, en ocasiones de manera violenta y afectando su operación y, por
tanto, la obtención de los resultados planteados en el marco de los contratos suscritos.
Desde la perspectiva económica, se trata de zonas que tradicionalmente se han dedicado
al cultivo de productos primarios y actividades pecuarias, y que, cuando llega la actividad
hidrocarburífera, no cuentan con las fortalezas suficientes para que estos sectores logren
mantenerse vigentes, lo cual genera, en algunos casos, situaciones como la reducción casi
total de la actividad productiva y vocacional habitual; una alta dependencia económica de la
operación petrolera y una concentración importante de mano de obra que luego no quiere
continuar empleándose en los sectores acostumbrados, por las expectativas de las condiciones
salariales que ofrece la industria.
Por último, desde el punto de vista social, son zonas en las que, aun antes de que hubiera
presencia del sector, convergen factores tales como niveles considerables de necesidades
básicas insatisfechas; bajos indicadores de desarrollo humano, en ocasiones inferiores al
promedio nacional; altos niveles de pobreza y desempleo; cobertura en salud limitada, entre
otros. Estas zonas enfrentan, además, nuevos desafíos propios del ingreso de la actividad
petrolera al territorio, como el aumento en los precios de los bienes de consumo y habitación,
la migración de población flotante de otras regiones, que inevitablemente altera el orden social
y las dinámicas de las relaciones, por mencionar algunos.
Finalmente, en relación con los factores sistémicos que dan origen y explican la conflictividad
social en el sector hidrocarburos, se identificaron las siguientes deficiencias: por un lado,
SOCIAL
dólares, las empresas podían acceder a las demandas de las comunidades en materia de
inversión social, con tal de no ver afectadas sus operaciones. En el contexto actual, esto ya
no es tan fácil. Todo parece indicar, entonces, que estamos ante un escenario propicio para
el aumento de la conflictividad social en torno al sector, lo que quiere decir que, hoy más que
nunca, es fundamental la articulación entre empresas, comunidades y autoridades locales para
crear visiones conjuntas de desarrollo y resolver las diferencias a través del diálogo democrático.
65
CONFLICIVIDAD
DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
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DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
persiste la falta de información y ausencia de canales efectivos y legítimos que permitan a
las comunidades y a las autoridades locales mismas aterrizar las expectativas que genera la
actividad de la industria en sus territorios. En muchas ocasiones, las comunidades se enteran
de que habrá actividad petrolera en su territorio cuando ya se ha otorgado un bloque para la
exploración, lo cual da inicio a relaciones tensas y muchas veces conflictivas con las empresas.
Si bien las empresas deben estar dispuestas a dar la información necesaria para que la
comunidad esté tranquila con la actividad, como sucede en las socializaciones, las instituciones
del Estado deberían tener un papel más protagónico en estos procesos, de manera que la
fuente de información provenga del mismo Estado, dotándola de mayor legitimidad frente a
los ciudadanos.
Así mismo, al presentarse tensiones desde el ingreso al territorio de las empresas de
hidrocarburos —que además muchas veces entran sin el acompañamiento suficiente por parte
de las entidades del Estado—, se configuran relaciones entre las empresas, las comunidades y,
en ocasiones, las autoridades locales basadas en la presión, donde las empresas terminan por
ceder a las solicitudes, a veces exageradas, de los actores locales, con el fin de lograr que su
actividad operativa no se vea afectada.
Por otro lado, se identifican debilidades relacionadas con la capacidad de las autoridades
ambientales del orden nacional para el seguimiento y la verificación del cumplimiento de los
compromisos ambientales que tienen las empresas, de acuerdo con las licencias otorgadas.
El fortalecimiento respecto a personal, disponibilidad de recursos, capacidad de respuesta,
entre otros, permitirá un control efectivo que dé respuesta a muchas de las inquietudes que
la comunidad expresa acerca de los posibles impactos ocasionados por la operación de la
industria. En este mismo sentido, la información se convierte en un factor esencial para el
control social y la veeduría ciudadana sobre la materia, pues al día de hoy las comunidades,
en su mayoría, afirman desconocer información, como en el caso de los Planes de Manejo
Ambiental de las empresas.
Otro factor identificado tiene que ver con la relación entre las empresas del sector hidrocarburos
y sus empresas contratistas. Si bien el esquema de descentralización de los bienes y servicios
a través de operadores especializados en actividades técnicas y particulares de la operación
petrolera resulta productivo y eficiente en cuanto a costos y tiempos, la imposibilidad de
realizar un control pleno sobre dichos operadores, en especial en lo que atañe a las relaciones
con las comunidades, es fuente de un gran número de conflictos en los territorios. Un mayor
acompañamiento de las empresas en las relaciones sociales de sus contratistas podría tener
efectos positivos y significativos en la reducción de tensiones derivadas de los conflictos.
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DIAGNÓSTICO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
La Estrategia Territorial para la Gestión Equitativa y Sostenible del Sector Hidrocarburos es una
iniciativa del Gobierno Nacional que surge en 2014, con el liderazgo de la Agencia Nacional de
Hidrocarburos, el acompañamiento del Ministerio de Minas y Energía y el Ministerio del Interior;
y que cuenta con el apoyo de Ecopetrol y la asistencia técnica del Programa de Naciones Unidas
para el Desarrollo (PNUD).
Se trata de un mecanismo integral de promoción del desarrollo territorial y la construcción
de paz en regiones donde opera la industria de hidrocarburos, a través del fortalecimiento
y la articulación de la institucionalidad pública, la sociedad civil y la industria, mediante
la institucionalización del diálogo, la solución alternativa de conflictos y la consolidación de
escenarios participativos de planificación para el desarrollo humano.
La Estrategia está fundada en métodos claros y probados con herramientas documentadas y
replicables, enmarcadas en cuatro programas:
• Avanza, que convoca espacios para el diálogo democrático entre gobierno, comunidades y
empresas con el fin de alcanzar acuerdos sobre las necesidades del territorio y sus soluciones.
• Lidera, que acompaña a la industria en su relación con el territorio y prepara y fortalece las
capacidades de todos los participantes del diálogo para que puedan concertar propuestas
en igualdad de condiciones.
• Convive, que previene conflictos y proporciona mecanismos alternativos para la gestión de
las diferencias creando relaciones sociales más fluidas.
• Acciones Demostrativas, inversiones sociales focalizadas que pretenden generar confianza a través
de la promoción de la inversión social en iniciativas prioritarias para los actores del territorio.
Lo anterior se implementa en 10 regiones del país: Arauca, Caquetá, Casanare, Córdoba-Sucre,
Huila, Tolima, La Guajira, Magdalena Medio, Meta, Norte de Santander y Putumayo.
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