No es que Goethe fuera un empirista trivial, puesto que también consideraba que los datos de la experiencia requerían del correspondiente tratamiento lógico, ya que sin la “generalización” no podría desarrollarse el conocimiento humano. Pero, como sea, para sí o para no, Kant no dejará de ser un referente y nos exigirá mirarnos al espejo de la Crítica de la Razón pura, si es que queremos sopesar y decir cosas pertinentes alrededor del problema del conocimiento y si queremos hacer ciencia, puesto que ha sido “trascendente” para la ciencia el hecho de que Kant considerara al Intelecto (inteligencia, nous) constituido por los conceptos de entendimiento. En contraposición a toda significación de dichas tesis metafísicas vendría el “empirismo” de John Dewey (1859-1952) a plantear que en el proceso del conocimiento es la Experiencia el punto de partida del conocimiento, incluyendo los factores irracionales e inconscientes (instintualconcientes) que influyen sobre la vida humana, permitiéndole al hombre reaccionar ante su entorno, transformándolo y adaptándose a él. En cuanto a la Experiencia, Dewey afirma que lo propio de la experiencia inmediata es el desequilibrio, la insatisfacción, la inestabilidad, la incertidumbre y el error; que la Experiencia no se reduce, como el “empirismo” había creído, a una conciencia clara y distinta, ni es conformada exclusivamente por el conocimiento, ni es un dato o un conjunto de datos, sino que mucho más que registro pasado es construcción de posibilidades futuras, puesto que el proceso de conocimiento parte de lo real, mas no de lo posible, y es mediante el actuar de la Razón con su función constructiva que se sustituye el pasado real por el futuro posible, resultando esta construcción el factor esencial del conocimiento. La Experiencia es método de investigación que delinea e impone la actitud de reconocer y aceptar integralmente el mundo del hombre, sin cerrar los ojos a las turbaciones y riesgos de error que afectan inevitablemente a la vida humana. Por tanto, la Experiencia debería ser uno de los conceptos fundamentales de la filosofía contemporánea. También vendría el “Círculo de Viena”, bajo la batuta de Mauricio Schlick, a plantear que mientras el “viejo empirismo” se reducía a un análisis de las facultades humanas, el nuevo empirismo es un análisis de las “expresiones” en general, ya que todas las proposiciones, todos los lenguajes y todos los sistemas de símbolos han de expresar 322 alguna cosa que “ha debido existir antes de que nosotros podamos conocerla”; que una forma de Experiencia lo era la Intuición, ya que merced a ésta disfruta y se identifica el espíritu con el objeto, siendo que conocer no significa identificarse con el objeto conocido, ni la intuición es el conocimiento del objeto, sino que la Intuición es mucho menos del mundo de las corazonadas y mucho más de la Experiencia. Lo más procedente sería hablar del desarrollo de la capacidad intuitiva, puesto que si el fin del conocimiento es encontrar nuestro camino entre los objetos y predecir su comportamiento, sólo mediante la “intuición” podría descubrirse tanto su orden como su lugar en la estructura del mundo. Y se reunirían otras tendencias analíticas del “empirismo” (A. J. Ayer, E. Nagel, Ramsey, Feign) a negarle cualquier significación a toda tesis metafísica, preocupándose porque fuesen las proposiciones las que tuvieran una verdadera significación, para lo cual se requeriría de la necesidad de “verificabilidad”. Concepción idealista del Mundo En esta búsqueda de fundamentos por concebir el mundo, viéndolo tal como es y tal como podría ser., ni la base sensorial, ni la racional, por sí solas, son suficientes para un conocimiento que sea comprensión de la esencia de las cosas y conocimiento acerca de las cosas. La realidad objetiva se refleja en la interrelación de lo sensorial y lo racional, requiriendo que el expresarse mediante nociones, conceptos, categorías, juicios y leyes redunde en desarrollo de una teoría que le sirva a su misma transformación. La coherencia y profundidad de lo expresado, conque se da cuenta del reflejo de la realidad, está altamente correlacionada con el grado de desarrollo del pensamiento que, producto de la práctica social, puede ser empírico y teórico. El pensamiento empírico se caracteriza por ser transformación y expresión de la actividad de los sentidos, relacionada con la vida real; por derivarse directamente de la actividad objetalsensorial; por el conocimiento de lo inmediato en la realidad; por considerar cada objeto, cosa, hecho, fenómeno o situación, como entidad autónoma; y por generalizar la experiencia en juicios y representarla en razonamientos. El pensamiento empírico se realiza a través de las categorías de existencia y se manifiesta en las propiedades, relaciones y características internas de lo que es objeto de conocimiento. El Monismo “Ëllo-Yo-criptoYo”,