entrevista imaginaria al insigne maestro luis beltrán prieto figueroa

ENTREVISTA IMAGINARIA AL INSIGNE MAESTRO LUIS BELTRÁN
PRIETO FIGUEROA EN TORNO AL ESTADO DOCENTE, LA FUNCIÓN DEL
DOCENTE EN LA TRANSFORMACIÓN DE LA SOCIEDAD Y LAS
PROPUESTAS DEL HUMANISMO DEMOCRÁTICO
Soto de Vilani, Carmen B.
Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez
[email protected]
A manera de introducción
La entrevista que se presenta, después de una breve reseña, es producto de
reflexiones hechas a partir de la lectura de algunos documentos importantes escritos por
el maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa, entre los cuales figuran “De una educación de
castas a un educación de masas”(1951), “El Estado y la Educación en América Latina”
(1977), “El Humanismo democrático y la educación” (1959), “El maestro como Líder”
(1986) y “La magia de los libros”(1955). Estos documentos pintan con palabras sus
claras posturas con respecto al hecho educativo.
Es justo reconocer que, en principio, esta tarea se hizo para cumplir un
compromiso académico de uno de los cursos de la Maestría en Educación
Robinsoniana, facilitada por la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez a
los miembros de su personal docente; no obstante, la misma me permitió revisitar las
ideas del Maestro Prieto y comprender la vigencia de sus pensamientos varias décadas
después de su duro trajinar por los distintos ámbitos de su fructífera vida, que comenzó
prácticamente estrenándose el siglo XX en el estado Nueva Esparta.
En el ámbito legislativo, Pietro Figueroa alcanzó importantes posiciones por
cuanto fue cofundador de organizaciones políticas, tales como la Organización
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Venezolana (ORVE, 1936), el Partido Democrático Nacional (PDN, 1936), Acción
Democrática (AD, 1941), del cual fue Secretario General y Presidente y, una vez
separado del mismo, funda y preside el Partido Electoral del Pueblo (MEP) desde 1967
hasta su muerte. Formó parte de la Comisión Redactora del Proyecto de Constitución
Nacional de 1936 y de la Carta Magna de 1961.
Además, ejerció el cargo de Senador por el estado Nueva Esparta en el período
1936-1941. Fue Secretario General de la Junta Revolucionaria de Gobierno entre 1945 y
1948. Entre 1959 y 1969 volvió a ejercer el cargo de Senador por el estado Nueva
Esparta. En 1969 fue Presidente del Concejo Municipal del Distrito Federal. También
fue presidente del Congreso de la República desde 1962 hasta 1967. Durante el período
1974-1979 fue Senador por el estado Zulia y presidente de la Comisión de Cultura del
Senado.
En el ámbito literario, se destacó por su prolífera producción escrita, la cual fue
ampliamente difundida en periódicos, revistas y libros. Entre sus escritos se distinguen
artículos compilados en los libros “Las Ideas no se Degüellan”, “Pido la Palabra” y “Mi
hermana Secundina”.
Para nadie es un secreto que, en el ámbito educativo, fue uno de los más
destacados maestros de Venezuela durante varias décadas. El maestro Luis Beltrán
Prieto Figueroa se inició como docente a la edad de 18 en su ciudad natal, labor de la
cual, a pesar de sus múltiples responsabilidades, nunca se separó, pues recorrió todas las
escalas de la educación venezolana. Fue maestro de primaria desde 1920; de secundaria
a partir de 1932 y, a nivel superior, desde 1936. Durante su período de exilio, también
se desempeñó al servicio de la Educación. Fue Jefe de Misión al servicio de la
UNESCO en Costa Rica y Honduras y profesor de la Universidad de la Habana.
Fue Ministro de Educación entre 1947 y 1948. Apoyó un inmenso caudal de
proyectos a favor de la educación, tales como la fundación de la Librería del Magisterio,
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mediante la cual llegaron al país los textos de la escuela nueva; la creación del Consejo
Nacional de Universidades, el Patronato de roperos y comedores escolares, la primera
Escuela de Teatro de Venezuela, en 1947, el Taller Libre de Arte, en 1948, el Instituto
de Profesionalización del Magisterio en 1947, la adscripción de Radio Nacional al
Ministerio de Educación, el incremento de la Subvención por parte del Estado a la
Orquesta Sinfónica de Venezuela, la creación del servicio de cine educativo, los
premios nacionales de Literatura, Artes Plásticas y Música; la coautoría del Primer
Proyecto de Ley de Educación en 1948 y de la Ley de Educación, promulgada en 1980.
El decreto para la edición de las Obras Completas del Libertador, compiladas por
Vicente Lecuna, la creación de la Sociedad de Maestros de Instrucción Primaria y la
Federación Venezolana de Maestros, la creación del Instituto Nacional de Cooperación
Educativa (INCE) y la transformación de la Escuela de Artes y Oficios para Hombres en
Escuela Técnica Industrial.
Dada su trayectoria, ¿quién mejor que este insigne Maestro para abordar el tema
del Estado Docente, la función del docente en la transformación de la sociedad y las
propuestas del llamado Humanismo Democrático?
ENTREVISTA
Entrevistadora: Carmen Beatriz Soto de Vilani
(CBS)
Entrevistado: Maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa (MPF)
1
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Prieto F, L. B. Imagen disponible en: http://www.efemeridesvenezolanas.com/images/lbpf04.jpg [Consulta: junio
26, 2012]
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CBS: Maestro Prieto, gracias por esta oportunidad en el tiempo, por este
privilegio, y quisiera comenzar aclarando el significado de una expresión de
importancia particular en nuestros días, me refiero a esto del Estado Docente en
Venezuela, ya que fue usted uno de los precursores de esta concepción, ¿por qué
entonces un Estado docente?
MPF: Bueno, hija, ya desde 1947, en la Constitución Nacional de Venezuela,
plasmamos el principio del Estado Docente, debido a que era imperativo que el Estado
asumiera como obligación la orientación general de la Educación; y no crea que esto era
algo nuevo, puesto que ya Simón Bolívar, en el Proyecto de la Constitución de
Angostura, creaba un Poder Moral en cuya Cámara de Educación se consagraba una
educación obligatoria, a cargo del Estado y bajo su orientación y control, como
satisfacción de un derecho social.
CBS: Y dígame, maestro, ¿qué está implicado en ese Estado Docente?
MPF: Fundamentalmente, hija, que el Estado está en la obligación de formar la
conciencia de todos los ciudadanos de acuerdo con lo establecido en la Constitución, en
los principios y valores que la sustentan. Creo que la educación que se da a un niño
debe ser para su beneficio personal y también para servir de alguna forma a la
colectividad, por eso la educación debe mirar al porvenir y no solo al presente
transitorio. Es decir, el Estado tiene la tarea de forjar al ciudadano que desea en el futuro
de acuerdo con las características que el mismo Estado ha puesto como modelo. En
pocas palabras, el Estado puede intervenir por derecho propio en la organización de la
educación del país, así como también puede orientar, según su doctrina política, esa
educación. Desde esta perspectiva, la educación es un proceso colectivo e integrador
que permite la igualdad de acceso al conocimiento y la preparación de los ciudadanos
para el trabajo en beneficio individual y colectivo.
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CBS: ¿Y considera usted, maestro, que la implementación de un verdadero Estado
Docente erradicaría la educación elitista?
MPF: Por supuesto que sí, hija, porque una de las premisas del Estado Docente es
garantizar la educación popular, una educación al alcance de todos.
CBS: Entonces, maestro, si la educación se orienta de acuerdo con la doctrina
política del Estado, esto quiere decir que ella, políticamente hablando, no es
neutral…
MPF: Eso es más que evidente, hija, porque el Estado está obligado a formar la
conciencia de los ciudadanos, entonces, a través de la Constitución Nacional, dicta tanto
al Ministerio de Educación como al Gobierno las normas para ello. El Ministerio de
Educación orienta sus procesos de acuerdo a esas normas. Y esa orientación es
democrática, lo cual quiere decir que ya existe una tendencia política dentro del sistema
educativo. Si partimos de aquí, entonces los docentes deben estar animados por el
sentimiento democrático, pero esto no quiere decir que tienen permitidas actividades de
tipo partidista durante sus labores docentes, sino que deben ajustarse a los preceptos de
la Constitución y de los órganos rectores del sistema educativo.
CBS: Y ahora que habla del papel del docente, maestro Prieto, ¿qué motiva su
profunda preocupación por el maestro venezolano?
MPF: Le puedo decir que con frecuencia reflexiono sobre la figura del maestro y su
papel en la transformación de la educación, de la escuela y, en consecuencia, de la
sociedad. Creo, como creía Don Simón Rodríguez, que los cambios en la escuela y en la
educación comienzan en el maestro, por eso me atrevo a asegurar que Venezuela será lo
que sus maestros quieran que sea. Nuestro maestro Simón Rodríguez pensaba que si
queríamos tener República, debíamos comenzar por formar republicanos, y esto no es
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más que la valoración de la labor docente en la construcción de una nueva República, de
una nueva sociedad. Este pensamiento otorga una gran significación a la labor del
maestro, puesto que si queremos una nueva escuela, necesitamos un nuevo maestro, uno
comprometido con la tarea de formar a un nuevo ser humano, a un nuevo republicano.
Es aquí precisamente donde está la esencia del Estado Docente.
CBS: Maestro, en su libro El Maestro como Líder, usted alude al maestro como un
servidor social, ¿cómo podemos entender ese rol?
MPF: Como digo en mi libro, me opongo a los que piensan que el maestro no debe
intervenir como líder en las comunidades, otorgándosele solo la función de la enseñanza
de los niños. Por esta mala concepción, al maestro le ha correspondido, sobre todo en
nuestra América Latina, desempeñarse animado exclusivamente por un sano idealismo
de servicio, el cual lo sumió en distintas tareas que no le correspondían. Esta necesidad
de servicio se fue convirtiendo en exigencias que lo involucraron en la construcción de
escuelas y de muebles, en la organización de huertas experimentales, en la fundación de
periódicos rurales y de teatros populares. Así llegaron a ser también manualistas,
boticarios de los pueblos, y lo más triste es que, por haber sido incomprendidos, muchos
perdieron la vida víctimas de intolerancias e incultura. Actualmente, para el maestro
como servidor social, hay nuevas y crecientes responsabilidades dentro de ese sistema
comunidad-escuela. En mi concepto, el maestro es un dirigente nato y le corresponde
trabajar en torno a las necesidades de las comunidades para lograr su cooperación, para
enseñarlos a integrarse como un todo y a participar juntos en la solución de los
problemas. Es así como su trabajo adquiere mayor prestancia, y su radio de acción
rebasa el recinto escolar, a la vez que se convierte en un auténtico líder y maestro para
la comunidad, para todos.
CBS: ¿Y cuáles son entonces, para usted, don Luis, esas tareas particulares que
hacen del maestro un auténtico líder?
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MPF: La principal es crear conciencia sobre los problemas colectivos, ayudar a la
comunidad a descubrirlos y a encontrarles soluciones, pero ¡cuidado!, su labor es la de
promover la iniciativa y el trabajo colectivo, no la de realizar por sí solo todas las
acciones. El maestro también debe propiciar el trabajo de otros, que al colaborar en la
obra común se van formando para afrontar con valentía sus propios problemas. El
docente debe actuar con la comunidad, con sus líderes, e influir en ellos de alguna
manera. Debe ser un animador, un estimulador de los comportamientos adecuados para
mejorar como individuos y para transformar positivamente las comunidades.
CBS: ¿Y esto es fácil, maestro?
MPF: ¡Claro que no lo es, estimada colega! Para influir sobre otros, el maestro necesita
tener prestigio y autoridad sobre ellos, y tener, además, convencida conciencia de que
no debe eludir ni empequeñecer su labor convirtiéndose en un simple enseñador de
niños, en vez de ser un educador en función social activa. No es fácil ser el dirigente
formal de un grupo y poseer, al mismo tiempo, la suficiente humildad para dejar a un
lado la tentación de hacerse un “sabelotodo”, ya que esto, lejos de sumar voluntades, las
disminuye.
CBS: Muchas de sus ideas, maestro, parten del Humanismo, sin embargo, en
principio, éste aboga por el privilegio clasista, por una educación elitista ¿Por qué
entonces usted y otros de los que estaban en el control del gobierno, entre 1945 y
1948, abogaron por un Humanismo Democrático en nuestra educación?
MPF: Pues mire, el Humanismo en educación significaba desarrollar en el ser humano
virtudes que lo pusieran al servicio de grandes ideales colectivos, y lo concentraran,
además, en acrecentar y defender esos valores que contribuyen a preservar su propia
seguridad. Se trataba, en consecuencia, de un humanismo democrático de masas, que
tomaría en cuenta a todos, y que lejos de ser excluyente, privilegiaría a los excluidos.
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No se trataba del humanismo burgués dirigido a las élites de los mejores, de los más
inteligentes y valiosos, de los ricos y poderosos.
CBS: ¿Y hubo algún factor en particular que lo impulsara a usted, maestro, a
proponer el Humanismo como base filosófica de nuestra educación?
MPF: Pues sí, fíjese, era muy necesario revertir, en principio, las alarmantes cifras de
analfabetismo que había en nuestra población mayor de 15 años, había que lograr que
más de medio millón de niños que no tenía acceso a la escuela, lo tuviera, porque a
pesar de que la educación era gratuita y obligatoria, teóricamente hablando, en la
realidad no podía serlo, puesto que no existían las escuelas requeridas para semejante
población escolar. Por todo ello, el pueblo llano tenía poco acceso a la educación, de la
que sí podían gozar quienes tenían posiciones económicas privilegiadas y proximidad al
poder. Así que elaboramos un Método Nacional de Alfabetización e implementamos
una Campaña intensiva de Alfabetización, y para el año 1946 se decretó la edificación
de 146 escuelas rurales.
- CBS: Y dígame, maestro, ¿no había también motivaciones políticas?
MPF: ¡Sin duda, hija! Aspirábamos a que toda la población se cultivara mediante la
educación, porque entendíamos que era la única vía para preservar la democracia como
régimen de gobierno en Venezuela. La experiencia propia y la de otros pueblos de
América nos decía que la ignorancia era el más firme sostén de las más bárbaras
tiranías.
CBS: ¿Y ese Humanismo Democrático, como principio teórico del proyecto de Ley
de Educación nacional, como puede definirse finalmente, maestro?
MPF: Para el momento en que desarrollábamos ese proyecto, pensábamos que la meta
de un sistema educativo moderno debía ser formar al ser humano en la plenitud de sus
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atributos físicos y morales, ubicado perfectamente en su medio y en su tiempo como
factor positivo del trabajo de la comunidad. Visto así, el Humanismo Democrático
significa entonces la capacitación moral del ciudadano para la práctica de las
instituciones libres, lo que indica que el Estado tenía la obligación de velar porque en
los niños y jóvenes venezolanos se desarrollaran los sentimientos de libertad,
responsabilidad y solidaridad, que son indispensables para el ejercicio de los derechos y
el cumplimiento de los deberes propios del régimen democrático. De tal manera, pues,
que el sentido humanista aquí es totalmente distinto.
CBS: ¿Y existe, maestro, relación entre ese Humanismo Democrático y la llamada
Educación Popular?
MPF: ¡Por supuesto, hija! No olvide que el Humanismo Democrático suponía una seria
capacitación para el trabajo, pues el contexto histórico de aquel momento imponía que
el humanismo concibiera la educación desde una postura más amplia, que pasara de ser
un proceso de formación del ser humano, por medio de las disciplinas clásicas y
estudios cientificistas de orden positivista, para llegar a la comprensión y dominio de la
técnica y lograr así el desarrollo cabal de la personalidad humana, siendo este último el
propósito de la educación pública. Para nosotros, el Humanismo Democrático contiene
la idea del dominio de las técnicas requeridas por la época para un trabajo productor y la
formación integral para la vida. No sería posible hablar de una cultura para las masas sin
pensar en una forma de actividad técnica que ponga al hombre a tono con su época, cosa
que difiere del humanismo clásico, el cual enfatiza el cultivo excesivo de la capacidad
intelectual sin vinculación con los medios indispensables para transformar la realidad y
ponerla al servicio del ser humano. Estoy firmemente convencido, estimada colega, de
que el Estado tiene la obligación de proporcionar programas de educación popular por
ser ésta un derecho del pueblo. No podemos seguir bajo los designios de la colonia,
cuyos modelos de educación son elitistas, todos los estratos sociales tienen las mismas
oportunidades y los mismos derechos y no me cansaré de defender esos derechos.
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CBS: Muchísimas gracias por su tiempo y por sus valiosas reflexiones, maestro.
MPF: Muchas gracias a usted, hija, por su preocupación y por permitirme seguir
reflexionando y aconsejando sobre lo que sigue siendo tan fundamental para nuestra
amada patria.
Para cerrar, recapitulemos algunas de las ideas de este insigne pensador de la
Educación, las cuales tienen hoy más vigencia que nunca. En la Venezuela actual
resurge el debate del Estado Docente que, según el maestro Prieto Figueroa, es la
condición ideal para que los procesos educativos tengan sentido de equidad, sean
inclusivos, propicien la interculturalidad, el trabajo liberador, la integralidad, la
valoración de las capacidades individuales y la validación de los saberes populares.
Con respecto al docente, la trayectoria y las palabras de este pensador
demuestran que tenía en alta estima su labor para el desarrollo de la sociedad, y que el
maestro es un agente esencial para la resolución de problemas en las comunidades, a
partir de su rol como líder dentro de éstas.
En cuanto a las ideas filosóficas que subyacen en sus propuestas educativas,
entendemos que interpreta el Humanismo Democrático como una vía para reivindicar el
derecho que tiene todo ciudadano a recibir una educación integral, que lo capacite como
mejor persona, que le dé conocimientos, virtudes, habilidades y destrezas para sentirse
útil y para hacer su aporte a la sociedad. Esta concepción constituye un soporte para una
educación contextualizada que dignifica tanto a hombres como a mujeres, que valora la
historia y las características particulares de la nación y de los individuos.
Y es un hecho que al recordar y valorar las ideas del Maestro Prieto,
reivindicamos asimismo el pensamiento del maestro Don Simón Rodríguez.
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REFERENCIAS
Prieto F, L,B. (2009). Documento en Línea disponible en:
http://www://efemeridesvenezolanas.com/html/beltran/htm. [Consulta:
septiembre 18, 2009]
Prieto F., L.B (1986). El maestro como Líder. Caracas: Imprenta Nacional.
Prieto F., L.B (1977). El Estado y la Educación en América Latina. Caracas: Monte
Ávila Editores.
Prieto F., L.B (1959). El Humanismo Democrático y la Educación. Caracas: Imprenta
Las Novedades.
Prieto F., LB. (1955). La magia de los libros. Tegucigalpa: Ministerio de Educación de
la República de Honduras.
Prieto F., L.B (1951). De una educación de castas a un educación de masas. La
Habana: Editorial Lex.
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