Siglo XVIII LITERATURA

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Siglo XVIII
LITERATURA
1. Introducción.
1.1 Racionalismo y criticismo en Europa.
1.2 Reformas.
1.3 El siglo XVIII en España.
1.4 Las nuevas instituciones.
2. Corrientes literarias del siglo XVIII.
2.1 Posbarroquismo.
2.2 Neoclasicismo.
2.3 Prerromanticismo.
3. Poesía.
3.1 Neoclásica.
3.1.1. Ilustrada.
3.1.2. Fabulistas.
3.1.3. Rococó.
4. Prosa.
4.1. Posbarroquismo.
4.2. Neoclasicismo.
4.3. Prerromanticismo.
5.Teatro.
5.1 La polémica sobre el teatro.
5.2 El teatro neoclásico.
5.3 El teatro popular.
5.4 El teatro prerromántico.
IES M. CARDONA, Departament de llengua i literatura catellana
1r Batxillerat: unidad 9; Literatura del siglo XVIII
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1. Introducción.
1.1. Racionalismo y criticismo en Europa.
La cultura europea se caracteriza en el siglo XVIII (llamado Siglo de las Luces o siglo de la
Ilustración) por los siguientes rasgos:
- Predominio absoluto de la razón humana sobre otras fuentes de conocimiento. La
crítica universal y la experimentación son sus bases (sólo es cierto aquello
empíricamente comprobable).
- Revisión de las ideas y valores sobre los que se había basado hasta entonces la
cultura europea. Se produce una revolución del pensamiento de Occidente, un examen
de los cimientos religiosos y políticos y un intento de renovación.
- Alejamiento, por tanto, de la cultura eclesiástica y teológica, que es sometida a
crítica.
- Ordenación de la vida, mediante el progreso, para la felicidad terrenal de los hombres.
1.2. Reformas.
El siglo XVIII es, pues, un periodo de reformas.
- Reforma política: Se instaura una nueva forma de gobierno → Despotismo ilustrado: los
monarcas ilustrados recogen las ideas renovadoras y las aplican desde arriba en tono
paternalista (“Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”). Es decir, los monarcas trazan
planes para mejorar las condiciones de vida del pueblo pero dejando a éste al margen de las
decisiones políticas.
- Reforma social: Aunque se mantienen los privilegios de la nobleza y el clero, la
burguesía, que apoya las reformas y será cada vez más industrial, iniciará un proceso de
ascenso que culminará con la toma de poder en el s. XIX.
- Reforma cultural: La filosofía y la ciencia serán fundamentales. A ellas se dedican los
ilustrados con el fin de someter toda realidad al dominio de la razón. El afán de saber
de los ilustrados les lleva a recopilar todos los conocimientos en una misma obra: la
Enciclopedia (editada por Diderot y D’Alembert en Francia 1751 y 1782). La educación
del pueblo fue un objetivo prioritario: el hombre sólo puede prosperar mediante una
educación racional que destierre las tradiciones supersticiosas e irracionales. Por eso
el DIDACTISMO es la característica más importante del siglo XVIII y también lo será de
la literatura.
- Reforma religiosa: Los ilustrados creyeron en el predominio absoluto de la razón sobre
la fe. Algunos desarrollaron un fuerte anticlericalismo. Difusión de ideas deístas, según las
cuales existiría una religión natural; de ellas habrían salido todas las demás; por tanto,
podría adorarse a Dios directamente, y no a través de ninguna iglesia.
CONCLUSIÓN: La Ilustración es un movimiento ideológico contra el pasado y la tradición,
que presupone un cambio de mentalidad necesario para la modernización de Europa. Se considera la
educación como baluarte de progreso en toda sociedad libre y feliz: la ignorancia es signo de
esclavitud. Todas estas ideas desembocaron al final de la centuria en el estallido de la Revolución
Francesa (1789) que da paso a una nueva época. La literatura y el arte se convirtieron en el vehículo
de transmisión de las ideas ilustradas: su finalidad es ser útil a la sociedad para mejorarla y
modernizarla.
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1.3. El siglo XVIII en España.
La Ilustración no se impuso con igual fuerza en todos los países europeos. En España, por
ejemplo, los criterios adoptados en el Concilio de Trento (1545-1563) frenaron la renovación ideológica
y, de hecho, la pugna entre ilustrados y conservadores fue larga y dura. Por lo tanto, la Ilustración en
España fue un fenómeno tardío y caracterizado por la moderación.
El siglo XVIII se inaugura en España con un panorama político agitado. El 1 de noviembre de
1700 muere el rey Carlos II sin descendencia, pero antes firma su último testamento a favor de Felipe
d’Anjou, nieto de Luis XIV. Se inicia la guerra de sucesión entre los partidarios de Felipe d’Anjou
(Borbón) y los del Archiduque Carlos de Austria. La guerra llega a su fin con los tratados de Utrecht
(1713) y Rastadt (1714). El vencedor fue Felipe d’Anjou que instaura la dinastía borbónica y reina con el
nombre de Felipe V. Durante su reinado se introducen ideas renovadoras, pero moderadas.
1.4. Las nuevas instituciones.
Como reflejo del espíritu ilustrado se crearon nuevas instituciones cuyo esfuerzo acortó la
distancia que nos separaba de la cultura europea. He aquí las principales:
•
Biblioteca Nacional. Fundada por Felipe V en 1712 con libros de la biblioteca real y otros
comprados con ese destino.
•
Real Academia Española. Constituida en 1713 por un grupo de intelectuales presididos por don
Juan Manuel Martínez Pacheco, marqués de Villena, con el propósito de mantener la pureza del
idioma español, dirigiendo prudentemente su evolución. Entre 1726 y 1739 publicó el Diccionario
de Autoridades. Más tarde dio a luz la Ortografía (1741) y la Gramática (1771).
•
Real Academia de la Historia. Fundada en 1735 para rescatar, conservar y valorar los
documentos y vestigios del pasado español.
•
Sociedades de Amigos del País. Su propósito era, entre otras cosas, fomentar industrias
regionales. Tenían, pues, carácter económico además de cultural y social.
•
Universidades. Honda reforma de las mismas.
2. Corrientes literarias del siglo XVIII.
Durante el siglo XVIII detectamos tres corrientes literarias generales:
2.1. Posbarroquismo.
Durante la primera mitad del siglo se imita todavía a los autores barrocos, pero no se
alcanza la calidad literaria del siglo anterior. Es una etapa de decadencia, en la que se limitan a imitar
mecánicamente sin el ingenio y el espíritu creador del siglo XVII.
2.2. Neoclasicismo.
Es el movimiento estético que corresponde a la Ilustración. Para los neoclásicos, el arte
tiene como misión expresar la correspondencia entre el hombre y el mundo (o denunciarla cuando no
existe, para que se corrija: de ahí el auge que adquirieron la crítica, la sátira y el didactismo)
Mediante la razón , se establecerán las reglas que el artista deberá obedecer y puesto que
hay obras perfectas, reconocidas como tales, será conveniente imitarlas. Así, por ejemplo, las obras de
los clásicos grecolatinos, italianos del Renacimiento y franceses del XVII (de ahí el nombre de
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Neoclasicismo).
De este modo, las reglas y la imitación de la naturaleza y los clásicos dirigen el arte
neoclásico. De él está proscrito el sentimiento. Todo será simple, natural y razonable, y se regirá por la
armonía y el equilibrio.
2.3. Prerromanticismo.
Se produce a finales de la segunda mitad del XVIII . Es un movimiento que reacciona
contra la estética neoclásica. Esta oposición se establece a partir de los siguientes rasgos:
- Afirma el predominio del sentimiento frente a la razón; los escritores expresan su
intimidad, exaltando sus tristezas, sus dolores, sus melancolías.
- Se muestra receloso ante las reglas, aunque muchos prerrománticos las aceptan.
- Frente a la naturaleza “arreglada” y tranquila de los neoclásicos, prefiere espectáculos
chocantes y hasta horrendos (tormentas, escenas nocturnas y sepulcrales, apariciones
fantasmagóricas, etc.)
Este movimiento es el precursor del Romanticismo.
3. Poesía.
3.1. Neoclásica.
3.1.1. Ilustrada.
Es una poesía elevada, solemne, discursiva que quiere ser eco de los ideales de la
Ilustración (muchas veces caen en un subproducto encomiástico y conmemorativo).
Predomina la finalidad didáctica y moralizante. Sus temas más frecuentes son:
virtudes cívicas (tolerancia, solidaridad, etc), el progreso humano, las nuevas
instituciones, temas filosóficos, etc.
Autores: José Cadalso, Ocios de mi juventud; Gaspar Melchor de Jovellanos, Juan
Meléndez Valdés.
3.1.2. Fabulistas.
Poesía plenamente didáctica a través de las fábula: composición breve, generalmente en
verso, en la que los protagonistas son animales o seres inanimados que encarnan actitudes
propias del hombre. La fábula acaba con una moraleja que contiene la enseñanza moral que
se quiere transmitir.
Autores: Tomás de Iriarte, Félix María de Samaniego.
3.1.3. Rococó.
Poesía sencilla, sensual, de tono menor que la ilustrada que enlaza con el clasicismo
renacentista, el mundo de la Arcadia y los poetas bucólicos que encuentran un marco más
apropiado en la anacreóntica para desarrollar sus poemas. Temas: amorosos, pastoriles, etc.
Estilo refinado, elitista, caprichoso. El autor más representativo: Juan Meléndez Valdés.
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4. Prosa.
Durante este siglo disminuye la prosa creativa (novela de ficción) y aumenta la prosa ensayística.
El siglo XVIII es un siglo de cambios: una cultura muere (Barroco) al tiempo que nace otra
(Ilustración). Es una época, por tanto, en la que lo más importante es la difusión de las nuevas ideas.
Esto tendrá una clara consecuencia en el ámbito de la literatura ya que el género en prosa que más se
desarrollará es el ensayo vehículo idóneo para conseguir el objetivo perseguido por los ilustrados:
criticar las viejas ideas e introducir las nuevas.
Por resta razón, la narrativa creativa de ficción (novelas) se consideran un género inútil al
que se dedican muy poco, sólo aceptado si cumplían con el ideal didáctico del siglo.
4.1. Posbarroquismo.
Durante la primera mitad del siglo se siguen imitando los modelos barrocos del siglo
anterior sin demasiada calidad. Sólo destacamos a un autor de esta corriente: Diego de Torres
Villarroel. Se trata de un autor claramente ligado a la cultura anterior que no sólo critica a los
innovadores ilustrados, sino a los malos imitadores del Barroco. Su obra más famosa es Vida,
ascendencia, nacimiento, crianza y aventuras de don Diego de Torres Villarroel en la que explica su vida
de una forma muy graciosa y que recuerda a las novelas picarescas. Su gran modelo es Quevedo.
4.2. Neoclasicismo.
Ya en la primera mitad de siglo se empiezan a detectar brotes de cambio. Algunos autores
intentan romper el hielo e introducen las nuevas ideas ilustradas en una sociedad en la que aún
predomina lo barroco. Son los “innovadores”. Los dos más importantes son: Fray Benito Jerónimo Feijoo
y José Francisco de Isla. Éstos junto a otros son los que ponen las bases para el movimiento que
dominará la 2ª ½ del siglo: Neoclasicismo.
•
Feijoo: (1676-1764) Monje que perteneció a la orden benedictina. Catedrático de la
Universidad de Oviedo que luchó por la modernización de la mentalidad española. La
experiencia, la observación y la crítica eran para él las bases del progreso humano. Sus
obras más conocidas son: Teatro crítico universal (ocho volúmenes. Ensayo) cuyo
objetivo era desterrar errores cometidos en todos los campos del saber. Cartas
eruditas y curiosas (cinco volúmenes. Ensayo) donde expone problemas filosóficos,
científicos y literarios basados en la razón.
•
Francisco José de Isla (Padre Isla): (1703-1781) Jesuita. Su obra más importante es
Historia del famoso predicador Fray Gerundio de Campazas, alias Zotes (novela). El
propósito de la obra es satirizar un tipo de oratoria sagrada propia de un barroco
decadente. El predicador se preocupaba más de su lucimiento personal que del bien de
las almas y buscaba lo primero a través de un estilo muy retórico que dificultaba su
comprensión. También encontramos crítica contra las malas costumbres de los clérigos.
•
José Cadalso: (1741-1782) Además de escritor era militar. Sus obras más importantes
dentro del periodo ilustrado son: Eruditos a la violeta en la que critica la falsa erudición,
el lucimiento de conocimientos adquiridos con poco esfuerzo (sobre todo de las clases
altas). Cartas Marruecas, obra póstuma que sirve para poner de manifiesto los defectos
de la sociedad española y occidental por medio del género epistolar, utilizando a un
ficticio ciudadano marroquí, Gazel, quien describe sus impresiones por España en sus
cartas a Ben Beley y a Nuño Núñez. Cadalso presenta un amplio panorama de la vida
cultural, social y económica del país, justificando el fracaso de España en la ruina
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provocada por las continuas guerras, el carácter perezoso de sus ciudadanos, el atraso
científico, las supersticiones y las malas costumbres. El tono general de la obra es
pesimista.
Gaspar Melchor de Jovellanos: (1744-1811) Es el miembro más ilustre del grupo de
ilustrados españoles que, en la segunda mitad del siglo XVIII, pretendieron que España
recuperara el tiempo perdido desde Felipe II. Intelectualmente fue superior a todos, no
sólo por la profundidad con que trataba los problemas, sino también por la amplitud de
sus conocimientos. Escribió un sinfín de informes sobre cuestiones muy variadas algunos
de los cuales fueron llevados a la práctica. Informe en el expediente de la Ley Agraria,
Plan general de Instrucción Pública, Memoria para el arreglo de la policía de
espectáculos, memoria en defensa de la Junta Central, etc.
•
4.3. Prerromanticismo.
La obra más importante de esta corriente es Noches lúgubres (póstuma) de José Cadalso.
Es una elegía en prosa, de forma dramática (dialogada) relacionada con un episodio sentimental de
Cadalso. En 1771 muere María Ignacia Ibáñez, mujer a la que Cadalso amó profundamente. La
consecuencia del sufrimiento fueron las Noches lúgubres, y, a su vez, las Noches engendraron la
leyenda de un Cadalso al borde de la locura, que intenta desenterrar el cadáver de la amada tal y como
pretende el protagonista de su obra. Como obra del género sepulcral, las Noches ofrecen una típica
escenografía (tinieblas, silencio, tormenta, lamentos carcelarios, etc...) que se expresa con estilo
ampuloso y declamatorio (anuncia el Romanticismo).
5. Teatro.
5.1. La polémica sobre el teatro.
De todos los géneros literarios, el de mayor importancia social era el teatro. Los ilustrados
desearon hacer de él una tribuna para difundir la ideología reformista y su estética con la ayuda del
poder, que no les faltó. Pero tropezaron con la resistencia del público, que llenaba los locales para
aplaudir obras del siglo XVII – Lope, Calderón, Tirso, etc.- tan poco acordes con las reglas. Pero lo peor
era la imitación de poca calidad. Contra todo eso se rebelaron los ilustrados.
Es famosa la polémica que se estableció entre tradicionales y renovadores, a lo largo del
siglo. Los ataques de los ilustrados a través de la prensa, sobre todo en El Pensador, fueron continuos.
Las reformas apuntaban a dos aspectos:
a)
Corregir el desorden y la inverosimilitud de las comedias barrocas restableciendo
los preceptos clásicos (reglas)
b)
Dotar a las obras de una intención didáctica. Esta polémica consiguió la
prohibición de los Autos Sacramentales en 1737.
5.2. El teatro neoclásico.
Sus características principales son:
1)
La separación de géneros para evitar la confusión.
2)
La utilización de la regla de las tres unidades: una sola acción, un solo lugar y un
tiempo de 24 horas.
3)
La verosimilitud como meta del planteamiento del drama.
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4)
Temática útil, problemas de la vida social de los que pudieran sacar un enseñanza.
5)
Estructura configurada en tres actos.
6)
Predominio de la tragedia y la comedia.
Tragedia neoclásica. Se traducen muchas tragedias clásicas y francesas, a la vez que se
escriben otras del mismo estilo.
•
Nicolás Fernández de Moratín, Hormesinda, que trata de un episodio histórico en la época de
Don Pelayo.
Jovellanos, Pelayo, utiliza el mismo tema que la anterior.
Vicente García de la Huerta, Raquel, es una de las más originales. Está ambientada en el
Toledo de Alfonso VIII y cuenta los amores de éste con la judía Raquel.
•
Comedia neoclásica. Fue el género teatral de mayor éxito y el que mejor expresa las ideas
ilustradas.
Leandro Fernández de Moratín, describe a la clase media española y sus problemas: educación
de los jóvenes, las relaciones sociales, los prejuicios de clase, las malas costumbres,
concepciones morales, etc. Resalta el buen juicio, el equilibrio y la mesura: defiende las ideas
ilustradas a través de sus personajes. Títulos: El viejo y la niña, La Comedia nueva o el café, El
Barón, La mojigata. La más importante es El sí de las niñas cuyo tema principal es la mala
educación que recibían las mujeres y la autoridad mal ejercida (padres que obligan a sus hijas a
casarse por conveniencia y sin amor).
5.3. Teatro popular.
Mención aparte requiere un teatro popular que se desarrolla al mismo tiempo que el teatro
neoclásico: los Sainetes, cuyo autor más representativo es Don Ramón de la Cruz. Se trata de piezas
breves que se representaban entre acto y acto de obras más extensas (como los entremeses del Siglo
de Oro). En los sainetes se representa cualquier situación cotidiana, siempre con realismo y como
testimonio de las costumbres sociales de una España popular y castiza.
Los títulos más conocidos son: Plaza Mayor, La casa de Tócame-Roque, Todo el año es
carnaval, Manolo (sátira de la tragedia neoclásica)
5.4. Teatro prerromántico.
A finales de la segunda mitad del siglo XVIII, la cultura y la literatura van adquiriendo
nuevos rumbos. Al teatro español llegan los ecos de una comedia de origen francés llamada lacrimosa
que apunta ya ciertos aspectos prerrománticos en el tono, la temática y el sentimentalismo de los
personajes.
Jovellanos, El delincuente honrado, cuyo argumento se presta a la exaltación de los
sentimientos de los personajes, que sufren y lloran, despertando la vena sensible de los
espectadores. Su fin es asimismo didáctico: criticar la dureza de las leyes que, sin distinción,
castigan a los duelistas con la pena capital, la muerte.
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