PDF (Ideas francesas)

Anuncio
IDEAS FRANCESAS
En la instabilidad política de Colombia han
tenido de seguro mucha parte los antecedentes
históricos y de raza; el brusco tránsito del régimen
colonial al de independencia, pero no poco contingente, puso también el influjo deslumbrador de las
llamadas ideas francesas. Esto último ha podido
observarse desde los albores de la emancipación de
la Madre Patria, y, respecto de esa época, en la
generalidad de Hispanoamérica. En tiempos más
recientes los colombianos hemos tenido, talvez, solos el privilegio de haber sido fascinados, sin lógica
en ocasiones, por las quimeras de algunos publicistas febricitantes de Francia.
(¿A Quién la Culpa?—)2 de junio de 1892.)
IMPRUDENCIAS ADMINISTRATIVAS
No nos alucinamos con programas de progreso
manufacturado —esto es progreso de invernáculo,
artificial— por el estilo, todas las proporciones
guardadas, de aquellas colonizaciones de Law que
tanto alimento dieron a la tremenda Revolución
Francesa, pues las revoluciones viven del error y de
las imprudencias de los gobiernos más que de su
propia savia.
{El Porvenir.—Cartagena, domingo 8 de junio de i8go.)
IMPUESTOS
En el presente estado de las cosas en el mundo
entero, hay un mal supremo que deben de preferencia evitar los parlamentos y los gobiernos, a sa-
128
RAF.ÍÍEL NÚÑF.Z
ber: el de restringir los medios de trabajo exagerando el sistema tributario, pues, como en otra
ocasión dijimos: "La codicia de arriba explica las
tempestades de abajo."
El socialismo, en nuestro concepto, es actualmente "el enemigo principal", por los desastres enormes que puede causar; pero cuando no hay caridad
en las leyes económicas, él puede ser lógico y hasta
justo, pues lógica y justicia se dan con frecuencia
la manó.
"Gobernar es prever", ha dicho alguno.
(Tomado de La Reforma Política en Colombia. Tomo vil.
Papel Moneda.)
IMPUNIDAD
Hay^ en la cárcel pública de esta ciudad sesenta
individuos encerrados o condenados por ¡homicidio y asesinato!. . .
Pero esto no es todo. ¿Cuántos delitos de esta
especie no habrán quedado ocultos? ¿Cuántos absueltos por falta de prueba, o por debilidad del
jurado? El número de reos prófugos es alarmante,
pues pasa de 800, y todos los síntomas anuncian que
las entrañas sociales están gravemente enfermas.
El mal no se limita a nuestro Estado.
He aquí lo que se lee en la página 11 del Anuario Estadístico de la república, correspondiente a
1875:";; .
"Que el delito crece y crece con osadía y que
su multiplicación e impunidad están concluyendo
entre nosotros con todo respeto por la vida del
hombre, son hechos que no pueden revocarse a
duda. La causa del mal no está, como un partido
político podrá deducir la consecuencia, en la abolición de la pena de muerte, sino "en la impunidad
del delito, es decir, en la falta de certeza de las
DICCIONARIO POLÍTICO
129
penas decretadas por la ley"; pero no por esto es
menos cierto que el estado de inseguridad en que
vivimos es una mancha que afea el hermoso cuadro
de nuestras instituciones y de nuestro progreso, y
que es preciso borrar.
La causa del mal es muy compleja. No hay asunto más vasto, ni más erizado de dificultades, ni
más importante al propio tiempo, que este asunto
de los delitos y penas.
Nosotros tenemos aquí un gran elemento favorable, que es la índole naturalmente buena de
nuestras poblaciones. Es ésta una base que hará
mucho menos ardua la tarea de recomposición.
Pero volvamos a la causa.
La inmediata es probablemente la que indica el
Anuario: la esperanza de la impunidad; pero hay
muchas causas remotas, que casi se resuelven en
una sola: la relajación de nuestros resortes morales. En esa relajación han tenido parte las instituciones, o por lo menos la manera de aplicarlas.
Hablé antes de lo que comúnmente se llama la
integridad de los jueces, e hice el elogio de los del
Estado, pero no creo que en muchos concurren
(lo cual es enfermedad general) las condiciones de
firmeza y energía que su delicado ministerio demanda en el grado necesario.
La culpa no es de ellos sino de las instituciones.
El juez debe ser independiente de la política y sus
vicisitudes; y yo aceptaría una reforma que tuviera por objeto el asegurarles esa independencia.
Quiero decir que, en mi concepto, los jueces de
toda categoría deben durar en sus puestos por todo
el tiempo de su buen desempeño, y que se haría
un útil sacrificio señalándoles mejores sueldos. No
hay un país de los que marchan a la vanguardia de
130
RAFAEL NÚÑEZ.
la civilización en que el poder judicial no esté organizado sobre tales principios.
La miseria es también origen de decadencia moral. Esto es de tal modo evidente, que no tengo
para qué demostrarlo. He aquí uno de los motivos
por q u e me he fijado en la necesidad de acometer
la empresa del Dique.
Hay, además, que robustecer el principio de autoridad, de una manera general, porque la energía
de los jueces no sería decisiva sin la cooperación
de los funcionarios del orden ejecutivo. Es precisamente cuando el sufragio popular es el origen de
la autoridad pública que ésta debe ser más fuerte.
En otra sección de este documento he hablado
del buen ejemplo de los gobiernos. Es el caso de
insistir en ello. Si el gobierno ejecuta actos de injusticia, o de violencia, o de mala fe, ¿cómo n o habrá de ejercer con esos actos perniciosos influencia
en las costumbres de sus gobernados? De u n padre
vicioso es raro que no salgan hijos también viciosos. La esclavitud tenía, entre otras cosas, de malo
q u e degradaba al esclavo y al amo al propio tiempo, porque es imposible ser déspota sin sufrir, com o de rechazo, las consecuencias.
(Mensaje
en 1877.)
dirigido a la
Asamblea del
Estado
de Bolívar,
INDEPENDENCIA
Más o menos, tres siglos mediaron entre la colonización y el 20 de julio de 1810. La obra de los
conquistadores castellanos no puede juzgarse con
el criterio de las ideas que prevalecían en cierta
capa social, cuando ocurrieron los hechos precursores de la insurrección del Virreinato contra la
í)iccioNARio POLÍTICO
ISl
dominación de España; del mismo modo que a la
obla de los libertadores tampoco puede fácilmente
aplicarse el criterio de los tiempos actuales. Las
grandes transformaciones de los pueblos no son
sucesos aislados ni casuales, y todos ellos representan u n avance en el sendero, relativamente indefinido, de la civilización. El progreso de ayer es hoy
estancamiento y aun retroceso, y de idéntica manera puede afirmarse que el progreso de hoy, ensayado ayer, habría podido resolverse en desastre.
Cambia la atmósfera moral, como cambia la
atmósfera en q u e respiramos, en virtud de u n a
acción n o sólo lenta, sino perfectamente invisible
a los ojos humanos. Los mismos efectos de tales
cambios no se notan sino cuando adquieren considerable importancia, y sucede, con frecuencia, q u e
de ellos no se dan oportuna cuenta muchos de los
más ilustrados espíritus, y menos aún, naturalmente, aquellas masas de hombres que se hallan colocados en inferior esfera intelectual. La clara percepción del reemplazo necesario de u n orden de cosas
que ha perdido su razón de ser, con otro q u e , como en forma de impalpables olas, acarrea el curso
misterioso del tiempo, es, de ordinario, el privilegio de pocos. Juzgada a mucha distancia es casi
sobrenatural visión de las nuevas épocas q u e se
aproximan, si fuera un común fenómeno; pero si
nos trasladamos a la fecha en que tales épocas apenas comenzaban a bosquejarse con equívocos caracteres, entonces alcanzamos, por comparación, a
comprender la portentosa grandeza moral de los
q u e se hicieron sus reveladores apóstoles, campeones o mártires.
(La Luz.—Bogotá, 21 de julio de 1882.)
132
RAFAEL NÚÑFJ:
INFLACIÓN
En Colombia también ha habido partidarios de
la inflación —hidropesía de papel— como pábulo
de progreso. Afortunadamente el clamor de los especuladores fue prédica en desierto.
(El Porvenir.—Cartagena, 9 de agosto de 1891.)
INFLUENCIA DEL MEDIO
El clima, la topografía y otros factores de esta
especie pueden ostensiblemente, como lo hemos
dicho, no dar explicación completa de los accidentes que componen la historia política de estas repúblicas; pero si se penetra en el fondo de las cosas,
puede en esos factores hallarse alguna luz que sir-;
va de guía a nuestro juicio. Un distinguido pensador contemporáneo, refiriéndose a Grecia, Italia y Holanda, ha escrito algunos libros para demostrar la indisoluble relación del arte con el
medio natural que le sirve de atmósfera y estadio.
Nosotros hemos advertido en el movimiento de las
ideas, en nuestro propio suelo, aun en Venezuela
y el Ecuador, cierta congruencia con la posición
de los diversos grupos respecto del nivel del mar,
y nos inclinamos a reconocer la influencia, parcial,
desde luego, de los factores que hemos mencionado.
Creemos ciertamente muy posible que, a la manera
de las mariposas que se crían en las pertenencias
de las esmeraldas de Muzo, el hombre puede recibir impresiones de los varios elementos en medio
de los cuales se agita y respira. La historia política
de la Confederación Argentina, por ejemplo, no
deja de tener alguna semejanza con sus dilatadas
y agrestes pampas y con su anchuroso y prolongado
río a que afluyen caudalosos tributarios. El clima,
que tanto decide del carácter de la agricultura, de-
DICCIONARIO POLÍTICO
133"
terminó en los Estados Unidos la división política
que produjo la guerra civil, porque las secciones
del sur sostenían a todo trance la esclavitud, juzgándola indispensable para el provechoso cultivo,
en grande escala, del algodón, la caña de azúcar, el
tabaco, etc.
Pero es entendido que la influencia del solo medio será más o menos activa, según la dirección
que tomen otros agentes colaterales o superiores,
dependientes del esfuerzo humano, porque toda
pueblo, cualquiera que sea la latitud en que se
mueva, debe ser intrínsecamente apto para recibir
el bautismo de la civilización.
{El Porvenir.—Cartagena, i i de marzo de 1883.)
INFLUENCIA RELIGIOSA
Entre nosotros el efecto íntimo de una instrucción escolástica, cuyo principio de razonamiento
era el éxito visible, y los instrumentos de investigación únicos, el estrecho pentágono de los sentidos,
corporales, ese efecto íntimo, decimos, ha agravado
a tal extremo el desastre político, que no se concibe
regeneración fundamental sin el concurso activo»
cotidiano, enérgico, de la influencia religiosa. La
Constitución no pasaría de un cuaderno, para valemos de la palabra de Bolívar, si no se ilumina
con resplandores emanados del Sublime Faro.
"La Regeneración que no está en las conciencias
—ha dicho el señor Núñez en telegrama reciente—
es uno de tantos sepulcros blanqueados de que habla el Evangelio a todos los siglos."
(La Nación.—Bogotá, 29 de junio de 1888.)
134
R.\F.'\EL NÚÑEZ
INJUSTICIA SOCIAL
Las reacciones que se cumplen por medio de la
guerra civil son, de ordinario, insuficientes y fosijeras. Los males sociales son siemfKX la viciada
prole de un mórbi<k> e ^ e n d r o , que puede bien
skabeátaame: cxm la palabra injusticia. Del despojo
sistemático de un derecho, o muchos derechos a un
tiempo, esos males resultan por un encadenamiento de circunstancias cuyos eslabones no se perciben
fácilmente. En su primera etapa, el mal afecta a
pocos, cuyos quejidos quedan ahogados en el movimiento general de intereses; pero avanza incansable, del mismo modo que los miasmas productores del cólera morbo, que quedaba, en otra época,
circunscritos en una zona distante de Asia. Las
masas de hombres oprimidos se entienden, al cabo,
y se sublevan contra una situación que se vuelve
insoportable. A esos hombres oprimidos se juntan
los que, por moralidad o temperamento, aborrecen
la injusticia, y la guerra civil estalla tan virtualmente como se rompe la caldera cuando hay exuberante condensación de vapor. Pero la guerra es
una forma de violencia múltiple y ciega, y la misma hoz que destronca y extirpa la maleza, destruye
también la benéfica simiente.
(El Porvenir.—Cartagena, 24 de diciembre de 1882.)
INMIGRACIONES
Creemos en un gran éxodo del exceso de población que no tiene ya cómo alimentarse en el Viejo
Mundo. La población de América, según respetable
autoridad, se halla, respecto de su superficie, en la
proporción de dos habitantes por cada kilómetro
cuadrado; mientras que, en espacio igual, Europa
tiene ochenta y tres habitantes. La plétora es, pues.
DICCIONARIO POLÍTICO
13.5
allá, grande. El éxodo comenzó por Irlanda, que
ha dado a los Estados Unidos más de 5 millones
de inmigrantes adultos; han seguido a Irlanda en
menor escala otros países, especialmente Alemania, desde hace ya algunos años. En las riberas del
río de La Plata se i«i ido también acentuando un
movimiento importante de inmigración, que f»»cede de Italia principalmente. El resto de América,
con excepción de las pocas posesiones europeas
que aún existen, se encuentra entregado a sus propias fuerzas en cuanto al incremento de habitantes;
y es Colombia, en general, uno de los países menos
favorecidos. En México todo está casi preparado
para la pacífica invasión industrial norteamericana, y Panamá se vuelve día por día lugar de cita
de muchos desheredados y escorias de todos los climas. Los gobiernos de Europa ven hasta con secreto agrado la emigración de sus numerosos proletarios, y acaso no está lejos la fecha en que contribuyan a activarla por medios vigorosos directos.
Inglaterra seguirá prefiriendo sus extensas colonias,
especialmente Australia, para futuro asilo de sus
brazos superfinos; y otros gobiernos tratarán, talvez, de imitarla, aunque con inferior suceso, por
encontrarse con menos elementos materiales y menos genio adecuado a la obra de la colonización.
Políticamente hablando, América tiene providencial misión, pues otra cosa no debe pensarse,
atendida su dilatada superficie y sus opulentos recursos naturales; pero, para cumplir esa misión,
reclama el concurso de los brazos e inteligencias
que ya no pueden respirar en Europa. En el término del siglo xix, y principios del xx, le vendrá talvez esa poderosa savia.
Una especie de gran transfusión de elementos
vitales habrá, pues, de verificarse, si los presentí-
136
RAFAEL NÚÑEZ
mientos no fallan, entre las dos vastas porciones del
mundo que de ella, cada cual a su modo, imperiosamente necesitan.
(13 de marzo de 1887.)
INSTITUCIONES IMITADAS
La forma de nuestras instituciones es una ilógica
imitación de la que tienen las de los Estados Unidos. Nuestros políticos atribuyeron a esa forma la
sorprendente prosperidad de los norteamericanos,
que creyeron trasplantar a nuestro suelo con la
sola operación de escribir y dar aparente sanción
a un cierto catálogo de principios o reglas de Derecho Constitucional.
El lector de estas líneas recuerda, talvez, la anécdota del campesino paraguayo con el mercader de
espejuelos. Ensayó uno a uno todos los que éste,
tenía en su tienda y se los fue devolviendo en seguida por inútiles. —¿Sabe usted leer?, le preguntó al fin el mercader ya un poco aburrido. —¡Ahí,
contestó el parroquiano, si yo supiera leer, ¿para
qué vendría a comprar espejuelos?
Nosotros, después de haber adoptado para nuestro uso las instituciones que llamamos "modelo
de perfección republicana", nos cuidamos muy
poco de estudiar su desenvolvimiento histórico en
su propio campo de acción, para hacer comparaciones oportunas y deducir de ellas las necesarias
enmiendas.
(El Porvenir,—Cartagena, 17 de diciembre de 1882.)
INTERVENCIÓN PROVIDENCIAL
A la manera de las ondas del mar, cada hombre
que se agita transmite su propia vibración a todos
sus semejantes, sin que nadie alcance a determinar
el itinerario y el término del progresivo contagio..
DICCIONARIO POLÍTICO
137
La intervención providencial se demuestra con
el solo hecho de q u e los humanos instrumentos se
sienten a veces embarazados con su acción misma;
y sucede también que desconozcan su obra, o se
espanten de las consecuencias de sus persistentes
esfuerzos. Rousseau había predicho la revolución.
"Nos acercamos al estado de crisis —son sus palabras— y al siglo de las revoluciones."
De Voltaire podrían citarse vaticinios idénticos;
pero ninguno áe los dos podía dar contorno a sus
proféticas visiones; y acaso se habrían horrorizad o de los escombros con los cuales iba una posteridad tumultuosa y calenturienta a edificarles un
pedestal de equívoca gloria.
(La Luz.—Bogotá, 12 de noviembre de 1884.)
IRRELIGIOSIDAD
En los jóvenes principalmente, la ausencia de fe
religiosa hace muchos estragos morales. Algunos
de los que se encuentran en ese caso y que hemos
podido tratar de cerca, nos han horripilado, a la
verdad, por su carencia de generosas emociones.
Son como los frutos que prematuramente carcome
el gusano.
{El Porvenir.—Cartagena, 5 de agosto de 1883.)
IRRELIGIOSOS
Entre nosotros y en Francia todo liberal aspira
a ser irreligioso. Débil la autoridad externa y nula
la interna, los frutos de desconcierto, desorden y
r u i n a n o se hacen esperar.
{El Porvenir.—Cartagena, domingo 14 de julio de 1889.)
138
R.\FAEL NÚÑEZ
IRRESPONSABILIDAD
PARLAMENTARIA
La irresponsabilidad parlamentaria, como toda
irresponsabilidad, es apenas un mal necesario. La
ley divina no la reconoce. Ella tiene un límite,
como todo lo cjue en este mundo existe, inclusive
el mundo mismo. Ese límite no es material, sino
moral, y por eso no todos los ojos alcanzan a descubrirlo. La irresponsabilidad no es, en efecto, sino
una confianza depositada en el honor, patriotismo
y cordura del irresponsable. Ella es para el bien
y no para el mal. La irresponsabilidad para el mal
hace de un emperador un Nerón, y de un parlamento una asamblea de terroristas o mashorqueros, o un club de intrigantes. La sanción existe
siempre latente para los abusos; y esa espada de
Damocles, invisible, no tarda en hacerse sentir, de
algún modo, cuando los abusos se vuelven ya insoportables por su repetición e imprudencia.
{El Po)i;er!iV.—Cartagena, 26 de mayo de 1879.)
Descargar