DIRECCIÓN GENERAL DE EDUCACIÓN SUPERIOR TECNOLÓGICA INSTITUTO TECNOLÓGICO DE CD. VALLES TEMA: 3.- INVESTIGACIÓN BIBLIOGRÁFICA.- Qué es la tecnología limpia, Qué es un proceso eco-eficiente, Cuáles son las características de un individuo emprendedor. CARRERA Ingeniería industrial NOMBRE DEL CURSO: Desarrollo sustentable MODULO: Unidad 6 TUTOR Tutor Ing. Víctor C. Huerta Castillo Correo: [email protected] http://lamentablementefurioso.jimdo.com/ INTEGRANTES Marco Rivas Arnaud Rodrigo Turrubiates Meza Uzziel Artemio Castro Larraga Eduardo Leiva Zuviri Yahir Antonio Balderas Escobedo Raúl Gutiérrez Márquez Daniel Pecina López 25 de noviembre de 2012 de 2012 CD. Valles, S.L.P. Tecnología limpia Una tecnología limpia es la tecnología que al ser aplicada no produce efectos secundarios o trasformaciones al equilibrio ambiental o a los sistemas naturales (ecosistemas). Las tecnologías limpias tratan de reducir como a evitar la contaminación, modificando el proceso y/o el producto. La incorporación de cambios en los procesos productivos puede generar una serie de beneficios económicos a las empresas tales como la utilización más eficiente de los recursos, reducción de los costos de recolección, transporte, tratamiento y disposición final. Una tecnología de producción limpia (TPL) puede ser identificada de varias maneras: o permite la reducción de emisiones y/o descargas de un contaminante, o la reducción del consumo de energía eléctrica y/o agua, sin provocar incremento de otros contaminantes; o logra un balance medioambiental más limpio, aún cuando la contaminación cambia de un elemento a otro. El uso de una tecnología limpia tiende a reducir al mínimo las emisiones a la atmósfera, suelo y cuerpos de agua. Para abordar la cuestión de la sostenibilidad ecológica de las actividades industriales puede ser útil contemplar la compatibilización ecológica de la actividad industrial como un proceso lineal o secuencial, en el que se avanza a lo largo del tiempo mediante la progresiva introducción de criterios ecológicos en la gestión de los sistemas industriales, bajo la presión de la creciente conciencia ambiental. Este proceso de adaptación comenzó a desarrollarse de manera palpable en los países industrializados a finales de los años sesenta, y tomó carta de naturaleza sobre todo a partir de la Conferencia de Estocolmo de 1972, y de la aceptación por la OCDE, en la misma época, del principio de "el que contamina paga". Desde entonces, todos los países industrializados han venido acumulando una extensa normativa medioambiental para el control de las actividades industriales, y en respuesta a la misma, la tecnología y los métodos de producción industrial han intentado adaptarse a las nuevas restricciones, aunque con decisión y acierto muy variables por parte de las diferentes empresas, ramas industriales y países. Las tecnologías limpias están orientadas tanto a reducir como a evitar la contaminación, modificando el proceso y/o el producto. La incorporación de cambios en los procesos productivos puede generar una serie de beneficios económicos a las empresas tales como la utilización más eficiente de los recursos, reducción de los costos de recolección, transporte, tratamiento y disposición final. Una tecnología de producción limpia (TPL) puede ser identificada de varias maneras: o permite la reducción de emisiones y/o descargas de un contaminante, o la reducción del consumo de energía eléctrica y/o agua, sin provocar incremento de otros contaminantes; o logra un balance medioambiental más limpio, aún cuando la contaminación cambia de un elemento a otro. Esto último supone evaluar la nueva tecnología sobre la base de las normas y estándares fijados por la legislación medioambiental. Procesos eco eficientes Abemos algunos, en número creciente, que pensamos que sí lo es. Sabemos, sin embargo, que no es una meta fácil. Existen una serie de obstáculos, malos hábitos y prácticas destructivas de nuestro entorno natural que debemos superar. Los empresarios, en general, compartimos un horizonte de tiempo de corto plazo que imposibilita la apreciación de nuestros intereses en el largo término. Porque el que una empresa sea rentable durante los próximos tres meses no garantiza que lo sea en treinta años, ni tampoco que siga existiendo. Los gobiernos, por su parte, han heredado prácticas de política económica contradictorias con el cuidado del medio ambiente. Estamos cotidianamente expuestos a señales oficiales que promueven el mal manejo y desperdicio de los recursos naturales, como los subsidios al uso del agua o de la energía. Y los hombres y mujeres latinoamericanos –aunque están adquiriendo mayor conciencia ambiental– carecen todavía de valiosa información y de una "cultura ciudadana", que les permita modificar sus patrones de conducta y de consumo. Desde el punto de vista empresarial, la gran pregunta es: ¿son compatibles la industria limpia y la rentabilidad económica? Creo que, afortunadamente, lo son. En América Latina, aumentan los testimonios de empresarios que hemos logrado fortalecer nuestras compañías, mejorar nuestra posición competitiva y asegurar nuestra permanencia en el futuro a través de procesos eco-eficientes. "Eco" por ecológicos, pero también por económicos. Si el desperdicio y la contaminación indican ineficiencia en el uso de nuestros insumos, lo ideal es el punto de cero contaminaciones. Este sería el indicador de un manejo óptimo, con menores costos económicos y ambientales. Y es clave que el ciclo productivo completo sea eco-eficiente, porque es posible obtener productos limpios de procesos sucios. Urge, por ello, una visión integral. La siguiente pregunta sería: ¿qué desafíos debemos enfrentar para lograr el ecoeficiencia? El primero es un reto mental, es decir, pensar en la eco-eficiencia como medio para mejorar la competitividad de nuestra empresa, a la vez que protegemos el patrimonio natural de nuestros hijos. El segundo es el desafío práctico: para poner en marcha procesos eco-eficientes, requerimos creatividad en la búsqueda de soluciones técnicas, acceso a capitales de riesgo y apoyo de nuestros gobiernos. Y el tercer reto es la inversión en capital humano, la única que garantiza que las soluciones técnicas que aplicamos realmente funcionen. Sin la participación humana calificada, los demás esfuerzos serán estériles. La mayoría de las unidades productivas son de pequeña y mediana industria. El problema, desde luego, no es su tamaño, sino su carencia de recursos financieros y técnicos para garantizar una producción limpia. Y ya que constituyen un número tan grande de pequeños contaminadores, es sumamente difícil calcular y monitorear su impacto ambiental real. En el caso latinoamericano, existe el agravante de que las pequeñas y medianas empresas son las principales generadoras de empleo. No hay que perder de vista esta importante variable social en una ecuación ya de por sí compleja. Es claro, por todo esto, que América Latina tiene todavía mucho por hacer. Pero hay signos positivos: confiamos en la viabilidad de la producción industrial limpia, sobre todo, porque hoy sabemos que sí puede ser rentable, si empresarios y gobiernos trabajan juntos para lograrlo, con el apoyo del resto de la sociedad. Cuales son las características de una persona emprendedora No todas las personas están capacitadas para llevar a cabo un proyecto empresarial; por tanto es necesario reflexionar sobre las posibilidades de cada una, y tener en cuenta que quien quiera llevar a cabo un proyecto empresarial debe contar con las siguientes cualidades: Cualidades personales: Disposición para asumir riesgos y capacidad para afrontarlos. Capacidad de organización. Capacidad de creación o innovación. Poner ilusión y después seguir una línea de constancia en el trabajo. Conocimientos profesionales Formación técnica adecuada. Formación gerencial. Conocimiento del sector y sus características. Experiencia de trabajo, a ser posible en el sector en que piensa competir.