Mantenimiento: MODERNIZAR el carro de escota de mayor Hacer nuevo de lo viejo Hay ocasiones en las que reparar es más sensato que sustituir. Y hay otros casos en los que es mucho más rentable desmontarlo todo e instalar nuevas piezas. La opción a medio camino es más rara, pero es la que escogimos poniendo al día el carro de mayor que vemos en este artículo. E l carro de mayor de este Jeanneau de 1988 es de Lewmar y era de lo mejor que se instalaba en su época en barcos de serie. El raíl tiene un sólido perfil en “H” y su carro lleva unos pequeños rodamientos –cuatro por lado- sobre eje metálico que surcan el paso de los años sin mayor problema. Un manguerazo es suficiente para limpiar la sal o la suciedad que hayan podido acumular- se en los rodamientos. Y navegando, el carro sube y baja sin apenas esfuerzo, incluso sometido a cargas importantes. El habitual punto débil de esta pieza es la rotura del puente superior de acero inoxidable donde se arraiga la polea de la escota (foto 1). Pero de momento tiene buen aspecto y parece aguantar el envite. Lo que ha rendido el alma en el conjunto son las poleas de control, ambas rotas y agarrotadas tras décadas de uso (foto 2). 76 Esfuerzos multiplicados por cuatro Es bueno recordar que las maniobras de mayor de los veleros del siglo pasado, mayormente arraigadas en el extremo de la botavara, suelen tener un funcionamiento más dócil y efectivo que sus equivalentes ubicados sobre la cabina. No hay misterio; es una cuestión de pares y superficies vélicas. Los modernos veleros llevan una mayor con casi el doble de su- 1 2 3 4 perficie que antes. A igualdad de eslora, ya se ha de prever el doble de esfuerzo para manejarla. Por si esto fuera poco, al desterrar los carros de la mayor desde la bañera al techo de la cabina, los arraigos quedan ahora a media botavara. Dividir por dos la fuerza de palanca multiplica -de nuevo- por dos la fuerza necesaria para manejar esta vela. (foto 3) El esfuerzo necesario para manejar la escota de mayor, así como el que soportan todos los carros, poleas y arraigos que intervienen en su maniobra se ha multiplicado por cuatro en unas pocas décadas. Así se entiende que hoy se necesiten unos buenos winches para cazar una vela que antes se manejaba prácticamente a mano con unas poleas de violín con desmultiplicaciones entre 4:1 a 6:1. La máxima efectividad en la maniobra sigue siendo la razón de que todos los veleros de regata y la gran mayoría de los crucero/regata conserven la ubicación del carro de mayor en la bañera. Nuevas poleas para un viejo carro Volviendo a nuestro brico, tanto el carro como su raíl estaban en buen estado. El problema residía en las poleas de los extremos, con unas roldanas macizas de composite y unas placas también sintéticas y rotas en varios puntos y agarrotadas en otros. Lewmar hace años que dejó de fabricar estas poleas (lo mismo que el raíl y su carro), por cuanto era imposible contar con piezas de recambio. (foto 4) Sustituir el carro de mayor al completo se antojaba -de entrada- un sinsentido financiero. Estaríamos hablando de invertir más de 1.200,- € en material para apenas sustituir las dos pequeñas poleas del extremo del raíl. Sin olvidar las horas a emplear para desmontar y montar el carro, lo que implica abrirse paso por los tapizados y techos interiores hasta sus tornillos inferiores. Un sinsentido. Desde el punto de vista funcional, rehacer todo el sistema de escota de mayor tampoco aportaba grandes beneficios. Tanto el raíl como en carro eran perfectamente aprovechables. Era necesario buscar otra solución. 77 Las viejas poleas de control iban atornilladas a un puente independiente, a su vez fijado mediante un bulón al perfil en “H”. Eliminando las poleas quedaba una superficie prácticamente plana sobre este puente. Las mordazas del cabo de control, también solidarias al puente, eran perfectamente aprovechables. El trabajo se resumía pues a encontrar una nueva polea doble que pudiera sustituir las viejas roldanas. No fue tarea fácil. No encontramos poleas tipo violín de instalación plana lo suficientemente pequeñas en ningún catálogo de acastillaje. La solución la vimos en el catálogo de Harken, y precisamente con las poleas superpuestas con rodamientos de bolas que equipan los terminales de raíles de mayor CB32 Big Boat. No eran precisamente unas poleas baratas (118,- € el par), pero se adecuaban perfectamente a nuestros requerimientos y lo hacían a una fracción del coste de sustituir el carro entero de la mayor. Con las nuevas poleas a bordo, nos pusimos manos a la obra. Y este comentario no es gratuito. A la hora de acometer cualquier mejora MODERNIZAR el carro de escota de mayor 5 6 7 8 9 10 a bordo, no es bueno empezar sin disponer de todos los elementos que intervienen en el trabajo. De no hacerse así, un fallo en el plazo de entrega de cualquier pieza dejará el barco inutilizado a media reparación. Esta consideración pierde sentido si el trabajo se hace de forma obligada por rotura de la antigua pieza. Paso a paso El primer y necesario paso es desmontar las viejas poleas. Desmontar accesorios de cubierta en barcos de cierta edad nunca suele ser sencillo. Sorprendentemente, la polea de estribor salió sin apenas rechistar, –eso sí- dándole un buen meneo con el gran 78 destornillador de la caja de herramientas. La de babor fue imposible. No hubo manera ni con el destornillador de impacto. Al final tuvimos que recurrir a la radial. (foto 5) Primero cortamos las cabezas y, tras sacar la polea, los espárragos (foto 6). El trabajo culminó con la radial y su disco de papel de lija para metal eliminando las rebabas de los tornillos en el puente terminal. Los extremos de los tornillos quedarán allí incrustados para siempre (foto 7). Un imprevisto que encontramos en este brico fue no poder sacar los puentes sin desmontar previamente el raíl, algo que precisamente queríamos evitar. Sin poder llevar las piezas al taller, todos los trabajos tuvieron pues que hacerse in situ. Con los puentes libres, el siguiente paso era fijar las poleas. Primero buscamos el lugar más adecuado para el tiro del cabo de control y las mordazas, marcando con el punzón el primer agujero. Tras taladrarlo y filetearlo con M8 instalamos provisionalmente su tornillo (foto 8) y marcamos el segundo taladro (foto 9). En este tipo de instalaciones con tornillos pasantes roscados requiere precisión, nunca se ha de hacer más de un agujero de corrido. Las probabilidades de descuadrar los agujeros son enormes. Haciendo los agujeros de uno en uno se minimiza este riesgo. Con todos agujeros fileteados y las nuevas poleas provisionalmente instaladas a banda y banda, comprobamos con satisfacción que el conjunto del carro funcionaba perfectamente (foto 10). ¿Todo OK?, pues otra vez fuera los tornillos, poleas y mordazas para limpiar los puentes a conciencia y luego pintarlos.. Para ello utilizamos pintura negro mate en spray, de venta en cualquier ferretería (foto 11). Trabajar en la cubierta del barco obligaba a enmascarar con papel el terminal y todos sus alrededores. Para el montaje definitivo de los tornillos pusimos una gota de Duralac en su extremo (foto 12). Este producto aislante evitará que los tornillos de acero inoxidable creen electrolisis con el carro o el puente de aluminio. El Duralac también evita que el agua salada se infiltre en el fileteado “soldando” los tornillos con la cal que contiene. Estas poleas podrán así ser desmontadas siempre que sea necesario. Las nuevas poleas son un bálsamo en el funcionamiento del viejo carro de mayor (foto 13). Parece mentira lo mucho que influyen en la suavidad del conjunto. Con las nuevas poleas con rodamientos de bolas, los esfuerzos para subir o bajar el carro son mínimos. Como guinda en el brico no podían faltar unos nuevos cabos de control, un detalle que cuesta unos pocos euros y que mejora la funcionalidad y el acabado del trabajo efectuado. n por Toni Vernic 11 12 13 79